tag:blogger.com,1999:blog-23329247654335016612024-03-24T13:48:32.100-07:00Historias de BoliviaBlog dedicado a la compilación, revalorización y difusión de la historia y cultura de Bolivia. Sitio cultural sin fines de lucro.Unknownnoreply@blogger.comBlogger3386125tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-69036040546124135702023-12-01T18:34:00.000-08:002023-12-01T18:34:57.018-08:00ATAQUE INESPERADO A GABRIEL RENÉ MORENO<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM0KzSHNEP7tj-y1flTTLQjPcNkd9akSyiqt2O57sTMAIJ-k1wQxRT1V2M9YdOwtDassE9WFRt8734C84ogI98vHkmrlx2LP_pocretfIY4aaKXLFHUnjpTPC2dsANmGuA86dfaS8g5OsyfDSrCfjdsXvZvSVBp5M3NMdkklgJDFmrRJpFMBdu19MnW1M/s624/FB_IMG_1595679313667.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="624" data-original-width="552" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhM0KzSHNEP7tj-y1flTTLQjPcNkd9akSyiqt2O57sTMAIJ-k1wQxRT1V2M9YdOwtDassE9WFRt8734C84ogI98vHkmrlx2LP_pocretfIY4aaKXLFHUnjpTPC2dsANmGuA86dfaS8g5OsyfDSrCfjdsXvZvSVBp5M3NMdkklgJDFmrRJpFMBdu19MnW1M/s16000/FB_IMG_1595679313667.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Publicado en El Deber de Santa Cruz de la Sierra - Bolivia, el
viernes 06, agosto de 2004.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Gabriel René Moreno nació en Santa Cruz de la Sierra el año
1834. Abandonó el solar nativo en busca de mejores horizontes y se graduó de
abogado en Chile. Retornó fugazmente a la patria, pero pronto se marchó a
tierras extranjeras y lejanas<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">El mes de diciembre de 1933 fue presentado en la Cámara de
Diputados un proyecto de ley declarando feriado el 6 de febrero de 1934,
homenaje al centenario del nacimiento de quien fue ilustre polígrafo boliviano,
don Gabriel René Moreno. Otro proyecto disponía la reedición de las
páginas escogidas del eminente escritor.</div><div style="text-align: justify;">Después de muchos años en los que la maledicencia se había ensañado con Moreno,
la justicia llega para el solitario calumniado. Ese año, le tributaban
sincero y espontáneo homenaje a las nuevas generaciones que, ausentes de
apasionamientos y rencores, veían sólo la figura respetable del intelectual y
del patriota.</div><div style="text-align: justify;">Gabriel René Moreno nació en Santa Cruz de la Sierra el año 1834. Abandonó el
solar nativo en busca de mejores horizontes y se graduó de abogado en
Chile. Retornó fugazmente a la patria, pero pronto se marchó a tierras
extranjeras y lejanas. En todas partes, “sus manos nerviosas deshojaron
viejos infolios y sus ojos ávidos descifraron desteñidas
caligrafías”. Solitario y huraño, plantó en Santiago de Chile su tienda de
peregrino melancólico y orgulloso, para dedicarse apasionadamente a la tarea de
desentrañar nuestro pasado, en la intrincada madeja del tiempo penumbroso y
borrascoso, la completa dilucidación de los sucesos históricos.</div><div style="text-align: justify;">René Moreno fue un escritor castizo, profundo y elegante, “sabio y torvo” que
diría Max Grillo. Su pluma, al mismo tiempo pincel de artista y bisturí de
cirujano, pintaba con igual maestría la belleza de un paisaje bello y sobrio, o
incidía en la lacra corrosiva para extirparla con la severidad y la autoridad
de su juicio inapelable.</div><div style="text-align: justify;">Cruceño de estirpe andaluza, aristócrata de la inteligencia y del espíritu,
René Moreno reunía pureza de raza y de líneas, excluyentes de toda
bastardía. Si en el espíritu y en la sangre no confluían las taras del
ancestro, no pudo ser el traidor, anatema que le persiguió, resentida de no
poder mellar la extraordinaria personalidad de tan alto exponente de la cultura
americana. Víctimas de contradictorias y furiosas explosiones de los
mezquinos, fueron perseguidos con el mote vil, quien no pensó sino en su Patria
“a la que consagró todas las energías de su espíritu”.</div><div style="text-align: justify;">Confiado en la tranquilidad de su conciencia, armado con el escudo de su
dignidad orgullosa y desafiante, René Moreno esperó obediente al consejo de su
amigo Salinas Vega, “la hora de la calma, de la justicia y de la luz”.</div><div style="text-align: justify;">Seguro de su talento y su linaje, de su espíritu sin mezcla atacó al “doctor
altoperuano”, el leguleyo que encuentra todo campo estrecho para sus bribonadas. Y
combatió también al cholo, prototipo de la doblez y la simulación.</div><div style="text-align: justify;">Esta rudeza en la expurgación de las taras sociales del medio boliviano le
concitó el odio de los fracasados. La Justicia, fuerza grandiosa y
formidable, ha reivindicado al gran calumniado. A tantos años de su
muerte, un sentimiento uniforme de respeto rodea al intelectual puro y patriota
que “reposa –según Vásquez Machicado– al otro lado de la gran Serenidad, donde
no llega ni el aplauso interesado de los mediocres ni el insulto procaz de los
malvados”.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">LA “SANGRÍA”</div><div style="text-align: justify;">DE LA DISCORDIA</div><div style="text-align: justify;">Imbuido de estos sentimientos el Congreso de 1933, desea colmar de máximos
homenajes a esa gloria literatura de Bolivia, en el primer centenario de su
nacimiento, acalladas las pasiones y la luz de la verdad y de la justicia
brillaba esplendoroso. Un diputado oriental, Crisanto Valverde, pide que
se considere el proyecto que asigna la suma de diez mil bolivianos para editar
las obras escogidas de Moreno.</div><div style="text-align: justify;">Preside la Cámara de Diputados otro literato eminente, Franz Tamayo, quien para
sorpresa general, asegura que en momentos de crisis, esa erogación “constituye
una verdadera sangría al Erario”.</div><div style="text-align: justify;">Nadie esperaba reproche semejante, menos los diputados orientales que se
encolerizan por esta irreverencia del Presidente hacia el consagrado hombre de
letras, para el que suponen estar vedada toda crítica y la intención de una
ofensa. La frase restalla como un latigazo en la Asamblea, sembrando
alguna confusión entre los proyectistas, desconcertados breves momentos, pero
vigoroso en la defensa después.</div><div style="text-align: justify;">Uno de ellos muestra extrañeza porque un literato de los prestigios del
Presidente de la Cámara, sea el primero en alzarse contra Moreno y su
obra; que, en ningún caso, la impresión de esas obras escogidas puede
constituir “una sangría”.</div><div style="text-align: justify;">Tamayo sacude desdeñoso su melena, signo inequívoco de que no se dejará
amedrentar por el movimiento morenista. Descende de la testera
presidencial para terciar en el debate y ante la estupefacción de los de aquí y
los de allá, dice impugnando el proyecto:</div><div style="text-align: justify;">“Ya que es propicia la ocasión y se me obliga a ello, yo denuncio a Moreno como
a un difamador de Bolivia. Todo nuestro desprestigio actual lo debemos a
Moreno, que es el autor de la clásica frase del “doctor altoperuano” y del
“cholo altoperuano”. Y esa fama infame que arrastra el boliviano en el
extranjero, se la debemos exclusivamente a Moreno”.</div><div style="text-align: justify;">Luego aprovecha la oportunidad para fustigar a otro historiador boliviano
(Alcides Arguedas) acostumbrado a decir las cosas con rawza “imitador sin la
formidable dialéctica de él (Moreno), pero sí más tonto y más vil, cuyo nombre
no quiero decir”.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">BRIOSA DEFENSA</div><div style="text-align: justify;">DE LOS “MORENISTAS”</div><div style="text-align: justify;">La temperatura sube de punto. Blasfemia parecen las palabras de Tamayo,
literato, contra Moreno, escritor. Los diputados, unos más que otros, se
empeñan en rebatirlo, trayendo ejemplos de Hugo, Zola, Sarmiento, Montalvo, de
Isaac Tamayo, de los propios diputados, alguno de los cuales llamaron a los
bolivianos “castrados”; del mismo Presidente Tamayo que refiriéndose “a
los hombres públicos, de la élite del país”, dijo que “eran unos callahuayas de
la política, callahuayas de las finanzas, callahuayas de la ciencia”. “Por
ello no se le puede llamar difamador. Entonces, tampoco es un crimen la
crítica de Moreno. Ojalá hubiera escrito con mayor severidad”, concluye el
diputado por Vallegrande, Rubén Terrazas, uno de los más entusiastas defensores
de Moreno.</div><div style="text-align: justify;">Ríos Bridoux enjuicia en vehemente y enjundioso discurso, la obra valiente y
depuradora de Moreno. Luego se refiere a la tortuosa trayectoria del cholo
y su nefasta influencia en los destinos nacionales, arrancando de este fenómeno
étnico y social, la conclusión de que al cholo se deben las mayores desventuras
de la Patria.</div><div style="text-align: justify;">Pero el que con más asume emoción la defensa del célebre autor de los Últimos
Días coloniales del Alto Perú, es el novel diputado Crisanto Valverde, autor
del proyecto duramente combatido por el Presidente titular de la Cámara.</div><div style="text-align: justify;">“A mi juicio –dice entre otros conceptos– esta es una de las actuaciones más
infelices del señor Tamayo en su larga y ponderada carrera de hombre
público; y como hombre de letras, su actitud es más infeliz
todavía. Es un error el suyo, así como de otros que tratan de ensombrecer
una reputación como la de Moreno. Yo creo que la desgraciada actuación del
señor Tamayo ha sido impremeditada, porque lo contrario querría decir que sólo
debemos aplaudir a los caudillejos de la política criolla, servir de sus
eternos inciensadores y rechazar a los que nos muestran nuestros propios defectos”.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">INSISTENCIA</div><div style="text-align: justify;">DEL IMPUGNADOR</div><div style="text-align: justify;">Cualquier diputado se habría amedrentado ante esta tromba oratoria que se
descarga por todos lados y, si no confesar su error, hubiera optado cuando
menos por el silencio o la retirada. Pero las condiciones de dialéctico
formidables que distinguen al autor de La Prometheida, unidas a su enorme
autoridad, le llevan a ratificar sus conceptos, mostrando los ejemplos puestos
de Hugo y Montalvo, como fustigadores de las tiranías funestas y no de los
pueblos franceses y ecuatorianos. , “sin lanzarse como fieras desconocidas
sobre su pueblo”.</div><div style="text-align: justify;">“Y el pueblo, señores diputados – continúa – deben merecer todas nuestras
consideraciones, todo el respeto a que le hace acreedor su espíritu de
abnegación y sacrificio. Sin embargo el pueblo ha sido calumniado y
Bolivia quedó también calumniada”, “Concretando el caso de Gabriel René Moreno,
¿sabía prever que el pueblo boliviano daría grandes ejemplos de virtud,
grandeza y valor? Ese pueblo que ha vilipendiado con tanta furia, ha dado
al mundo los sublimes espectáculos de Campo de la Alianza y Campo
Jordán. Y actualmente ese pueblo casi vencido, abrumado por la miseria,
sangrante y extenuado, se mantiene sereno y tranquilo escuchando los dictados
de su conciencia y acudiendo al llamado de la Patria, y como ha dado hasta
ahora, sigue dando más sangre y más dinero, más dinero y más sangre”.</div><div style="text-align: justify;">La invocación patética sacude las fibras sentimentales de los concurrentes a
las tribunas. Esos hombres que matan sus ocios en la barra del Congreso,
están siempre prestos a desgañitarse aplaudiendo cuando se halagan su vanidad
pueril. Y por eso aplauden ahora entusiasmados al Presidente de los
Diputados, habilísimo, conocedor de la psicología de las masas.</div><div style="text-align: justify;">La discusión concluye a las 18 horas del día 5 de enero de 1934 y el proyecto
se aprueba por abrumadora mayoría: 32 votos a favor, 4 en contra.</div><div style="text-align: justify;">El nuevo homenaje a Moreno es reconocimiento al hombre de pensamiento y de
espíritu. A quien, en ejemplar renunciamiento a las frutas terrenas, vivió
encerrado entre las paredes de su biblioteca, en permanente contacto con viejos
papeles y voluminosos infolios, tallando su prosa maravillosa con el buril de
su talento y su ingenio. Su obra es un monumento de verdades dolorosas, de
cuyo fondo emergen para las nuevas generaciones provechosas
enseñanzas. Los estudiosos buscan ansiosamente sus libros como fuentes de
consulta para marcar episodios de nuestra dramática historia nacional.</div><div style="text-align: justify;">El veredicto histórico le consagra definitivamente. “Las tachas que han
acumulado contra Moreno por su intervención en la guerra del Pacífico – decía
el periodista Walter Dalence – pese a los pigmeos negroides y mestizos que
hozaban sus plantas, han quedado para siempre desvanecidas”. “Sólo queda
inconmovible el monumento de su obra bolivianista y el ejemplo luminoso de su
vida y de su espíritu.</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Moises Alcazar.</i></b><o:p></o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-28810147966738781102023-12-01T18:26:00.000-08:002023-12-01T18:26:16.976-08:00DEL TIEMPO HEROICO. MAXIMILIANO PAREDES<p style="text-align: center;"></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwl0mCVHTMe6i0Fm6bSV2OBm4mnu96wWGb_CPtVulyGbrzovaZY87CgRJIJI7ijRmaKLnEnNT_JrW17LcC4y_MUNK8BlkllINgR4xrp6FNQPdNkB2h2Nxf-mJ_pdc3Ryh3F0IPiMOru8o-JzBo9u5Kxgena74zkXCs2DpkE0K4xFieLzUmu1dFLBPupr8/s650/44229686_10156892315540337_1059414938381975552_n.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="419" data-original-width="650" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhwl0mCVHTMe6i0Fm6bSV2OBm4mnu96wWGb_CPtVulyGbrzovaZY87CgRJIJI7ijRmaKLnEnNT_JrW17LcC4y_MUNK8BlkllINgR4xrp6FNQPdNkB2h2Nxf-mJ_pdc3Ryh3F0IPiMOru8o-JzBo9u5Kxgena74zkXCs2DpkE0K4xFieLzUmu1dFLBPupr8/s16000/44229686_10156892315540337_1059414938381975552_n.jpg" /></a></div><br /> <p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Publicado en El Deber de Santa Cruz de la Sierra - Bolivia, el
viernes 06, agosto de 2004.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Tomado Del libro Patrimonio Histórico y Cultural de Cobija
Pág. 92-93 Editorial “Franz Tamayo” 2004.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Maximiliano Paredes era un combatiente del Batallón
“Independencia” que a la sazón se encontraba en “Riosinho” desde el 6 de
diciembre del 1900, esperando el inminente ataque de los acreanos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El día 12 del mismo mes al amanecer, encontrándose a Maximiliano Paredes como
centinela de avanzada del puesto No. 4 y justo cuando el Corneta Maestro del
Batallón tocaba el primer toque de diana, sintió movimientos en la
selva. Al no haber obtenido respuesta al alto dado y comprobado que el
enemigo avanzaba cautelosamente, con la clara intención de sorprender a los
defensores de Riosinho, comenzó a disparar su arma mientras daba estentóreos
gritos vivando a Bolivia, acción heroica que le costó la vida pero que Logró
alertar y poner en movimiento a la Segunda Compañía al mando del capitán Manuel
Arteaga que reforzó inmediatamente el sector junto con las otras unidades.</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Después de dos horas de combate, los insurgentes abandonan el campo, dejando
una quincena de muertos. Habían los acreanos disparados más de 20.000
proyectiles sobre los defensores de Riosinho, lo que nos da una idea de lo
feroz de la arremetida.</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En el glorioso combate de Riosinho perdió la vida el Tte. Ernesto Crespo y
los soldados Maximiliano Paredes, Rosendo Chávez, Francisco Mordelón y el Dr.
Justiniano Cladera. Maximiliano Paredes había caído acribillado a balazos
cuando dio la alerta, evitando el movimiento envolvente planeado por los
acreanos, actitud valiente que mereció el reconocimiento a través de la Orden
General que, textualmente, dice: “Cuartel General de Riosinho.-Diciembre 13 de
1.900 .- El Ministro de Guerra en Comisión y Comandante en Jefe de las Fuerzas
Pacificadoras del Acre, Coronel Ismael Montes.- Teniendo en cuenta el heroico
comportamiento del soldado Maximiliano Paredes que murió valientemente en el
hecho de armas de ayer, defendiendo su puesto de Centinela de Avanzada, dispone:
El nombre del soldado Maximiliano Paredes subsistirá en la lista de compañía y
cuando sea llamado contestará el Sargento de Semana, “muerto heroicamente en
Riosinho el 12 de diciembre de 1900”.- Comuníquese, Montes.- Comunicada, el
Jefe del Estado Mayor M. Aguirre”.</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El nombre del centinela Maximiliano Paredes simboliza hasta hoy el valor y la
valentía del soldado boliviano. La plaza que lleva su nombre, así como el
busto que la adorna y recuerda su memoria así lo confirman. El busto fue
obra del Batallón Riosinho 6 de Ingenieros.</div><o:p></o:p><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-57786086362567018152023-11-27T16:55:00.000-08:002023-12-01T13:42:24.888-08:00SAN MATÍAS, SANTA CRUZ SEGÚN PERCY FAWCETT (Parte II)<p style="text-align: center;"> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeUeL8uIGng1RvcDCvoSjpp3yEkGhSE7ITX7UsVY2qKgtaSqjXrWruNN5xgCiT-d5s-_Bl9N6M1LTnLmts7grIMsxmDLLPsb6bPYBHs6U_D-S2E7p3OiNWN4VMRFybhkT-FLSdaHGfbsvMzMAoM8NcwfUvM_BeG-4lE4jviodDxt8Vvs4Usjdv5fhZa8Q/s1317/iglesia%20de%20san%20matias%20santa%20cruz%20bolivia.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="1021" data-original-width="1317" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjeUeL8uIGng1RvcDCvoSjpp3yEkGhSE7ITX7UsVY2qKgtaSqjXrWruNN5xgCiT-d5s-_Bl9N6M1LTnLmts7grIMsxmDLLPsb6bPYBHs6U_D-S2E7p3OiNWN4VMRFybhkT-FLSdaHGfbsvMzMAoM8NcwfUvM_BeG-4lE4jviodDxt8Vvs4Usjdv5fhZa8Q/s16000/iglesia%20de%20san%20matias%20santa%20cruz%20bolivia.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Iglesia de San Matías, Santa Cruz - Bolivia</td></tr></tbody></table><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Primera parte: <a href="http://historias-bolivia.blogspot.com/2023/11/percival-h-fawcett-relata-su-viaje-de.html" target="_blank"><span style="color: #38761d;">PERCIVAL H. FAWCETT, RELATA SU VIAJE DE PARAGUAY A PUERTOSUAREZ. (parte I)</span></a></i></b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><b><br /></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A comienzos de julio habíamos terminado con el trabajo que
se podía efectuar en las proximidades de Corumbá, y sólo faltaba rectificar la
frontera norte del río Guaporé. Una comisión, en 1873, había tomado
erróneamente como fuente del río Verde a una corriente totalmente distinta. La
frontera acordada seguía el curso del río Verde, pero —aquí estaba el pero
nadie había ascendido este río, y su curso, según se mostraba en los mapas, era
puro trabajo adivinatorio. Se había propuesto cambiar este límite por otro que
resultaba per- judicial a Bolivia, y siendo como yo era esencialmente un
explorador —atraído por cualquier clase de peligro—, decidí esclarecer las molestas
dudas sobre el curso del río. ¡Decisión fatal! Si hubiese sabido lo que iba a
ocurrirme, probablemente el Verde estaría inexplorado aún.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— ¿Qué le parece? —Dije a Fisher—. ¿Está listo para partir?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Oh, iré. Resulta extraño en esta clase de trabajos sentar
un precedente tan peligroso, (no es cierto? Seguramente los contratos no
estipulan estas empresas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Si no se ejecuta, la frontera será siempre en este sitio un
motivo de disputa. Estoy de acuerdo en que, según los términos del contrato, no
hay obligación de explorar el río; pero tengo el natural deseo de completar mi
trabajo lo mejor que se pueda, y también cuenta la satisfacción personal de ser
el primero en penetrar en un sitio donde los otros no se han atrevido a
hacerlo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se hicieron los preparativos necesarios. Se nos unió un
residente escocés del lado boliviano, llamado Urquhart, y con Seis peones
partimos río arriba, en la lancha de la comisión. Los brasileños estaban
encantados. Si se trazaba definitiva- mente el curso del río, se abolirían las
dificultades y aun quizás acaloradas discusiones sobre una nueva línea
fronteriza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A ciento ochenta millas río arriba estaba el rancho ganadero
de Descalvados, donde arrendamos carretas para que llevaran nuestras
provisiones por tierra, hasta la aldea boliviana de San Matías, en la que
esperábamos obtener animales para continuar el viaje. La travesía no tuvo
contingencias, a excepción de la alarma producida por una pantera negra, en un
sitio llamado Bahía de Piedra. El temor a esta bestia había despoblado la
región a varias millas a la redonda, pues su ferocidad y su enorme fuerza la
hacían más temida aún que el jaguar. Incluso el valor de su piel — veinte veces
superior al del jaguar— no lograba tentar a los cazadores locales.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La compra de animales se facilitó grandemente, porque el
prefecto de Santa Cruz, siguiendo instrucciones de la presidencia, ordenó a las
autoridades de San Matías que ayudaran a la comisión en todo sentido. El
corregidor era un hombre capaz y enérgico, secundado por un teniente y doce
soldados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Pero qué sitio era San Matías! La población. en su mayor
parte india, subsistía con alcohol y ganado robado en las tierras de
Descalvados, y entre ellos y los gauchos de Descalvados existía, por esta
razón, un perenne estado de guerra. Un belga loco, empleado en Descalvados,
acostumbraba matar a tiros a los indios desde su galería, por darse el gusto de
mirar sus contorsiones. El administrador belga según decían— maltrataba tanto a
los indios, que éstos huyeron hacia Bolivia. Ciertamente, había mucho
derramamiento de sangre, y todos aquí se vanagloriaban de haber dado muerte a
alguien. Una celebridad local se distinguió por asesinar con un hacha a dos
hombres dormidos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todos los habitantes masculinos llevaban un revólver al
cinto y un cuchillo escondido en alguna parte de su persona; pero se portaron
amables y hospitalarios con nosotros, aunque generalmente estaban borrachos.
Aparte de su población de bandidos, la principal característica, de San Matías
eran las cavernas de piedra caliza de Cerro Boturema. Se han contado toda clase
de historias increíbles relacionadas con ellas, la mayoría contintes
fantasmales, pues la supersti<span style="mso-special-character: footnote;"><!--[if !supportFootnotes]--><span face=""Calibri",sans-serif" style="font-size: 11pt; line-height: 107%; mso-ansi-language: ES-MX; mso-ascii-theme-font: minor-latin; mso-bidi-font-family: "Times New Roman"; mso-bidi-language: AR-SA; mso-bidi-theme-font: minor-bidi; mso-fareast-font-family: Calibri; mso-fareast-language: EN-US; mso-fareast-theme-font: minor-latin; mso-font-kerning: 0pt; mso-hansi-theme-font: minor-latin; mso-ligatures: none;">[1]</span><!--[endif]--></span>ción
es más marcada en las regiones donde no se respeta la vida humana. Había
algunas lagunas de agua insípida dentro de las cavernas, que a veces estaban
llenas de peces, y otras no se encontraba ninguno, aunque no existía una salida
visible.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La plaza llena de malezas de la aldea estaba cubierta de
botellas viejas, latas vacías y plátanos podridos. Indios displicentes, llenos
de abatimiento, estaban en cuclillas a la sombra de una iglesia de adobe, cuya
torre inclinada estaba separada cerca de diez yardas del resto del edificio.
Blancos bolivianos, que aparentemente no tenían nada que hacer, descansaban en
sillas decrépitas, colocadas mitad adentro y mitad afuera de sus casas, bajo la
sombra de los umbrales. Del “cuartel” —una cabaña donde se alojaban los doce
soldados— llegaban toques de corneta sin significado alguno, como para mantener
un simulacro de eficiencia militar, que no engañaba a nadie. Por lo que pude
observar, no se ejecutaba aquí ninguna clase de trabajo. El lugar era tan
deprimente que me sentí dispuesto a perdonar el enorme consumo de alcohol.
Nuestro deseo más vehemente era abandonar este sitio lo más pronto posible.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los alrededores parecían abrasados, con excepción de las
pampas de pasto, donde se podía obtener un excelente pastoreo. La inseguridad
de la vida y la costumbre local de robarse el ganado impedían su desarrollo.
Más lejos, hacia el norte y noroeste, estaba la Serra do Aguapé, donde, según
la tradición, se había establecido una colonia de esclavos negros fugitivos,
conocidos con el nombre de Quilombo. Posiblemente aún existe, pues nadie se
aventura por las colinas para encontrarla. Había dos pequeñas estancias,
Asunción y San José, cerca de la frontera boliviana, y en la primera existía
una colina bastante elevada, desde la que podían verse los abruptos precipicios
del “Mundo Perdido”, las colinas de Ricardo Franco, al frente de la vieja
ciudad -Matto Grosso, a setenta millas de distancia. Eran comunes el venado y
el avestruz, y los pantanos estaban llenos de patos. Un día o dos más hacia el
norte podían verse los rastros de indios salvajes. En la época del imperio,
toda esta región formaba un solo gran rancho ganadero, perteneciente al barón
Bastos, pero estaba abandonada hacía ya mucho tiempo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegamos a Casal Vasco, en un tiempo residencia del barón,
después de cruzar el río Barbados, una extensión de agua de setenta yardas de
ancho, que afortunadamente se encontraba ahora en su nivel más bajo y apenas
tenía seis pies de profundidad. Por sus ruinas se podía juzgar fácilmente la
magnificencia que tuvo antes este lugar; una fortaleza feudal, en la que se
veían las armazones de varias casas grandes, de cuyos techos estropeados salían
miles de murciélagos a la hora del crepúsculo. Era horripilante, amedrentador,
ver a esos maléficos seres destacarse contra un cielo dorado, antes de
dispersarse en la obscuridad. Algunos de los enormes murciélagos o zorros
voladores eran tan grandes que semejaban pterodáctilos. Media docena de
familias negras vivían en cabañas cercanas, en constante terror de los
salvajes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En Casal Vasco acampamos solamente una noche y después
continuamos en una liviana marcha diaria, de veintidós millas por los campos,
hasta Puerto Bastos. Era la primavera en el hemisferio sur, y, exceptuando el
verde perenne de las palmeras, las zonas e islas de bosques diseminadas en los
planos eran una masa de hermoso color. Nunca había visto tal magnificencia de
flores, tal belleza en los vividos amarillos, rojos y púrpuras. Mariposas
brillantes, más vistosas que cualquiera flor, aumentaban esta maravilla. Ningún
pintor podría haberles hecho justicia. ¡Ninguna imaginación sería capaz de
inventar una visión igual a la realidad!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las carretas y los animales regresaron a San Matías desde
Puerto Bastos, y en una pequeña montería bajamos por el río Barbados, hasta
Villa Bella de Matto Grosso. Esta ciudad, abandonada hace ya tiempo, ahora sólo
un conjunto de casas e iglesias antiguas pero firmes, queda en la ribera este
del Guaporé, y apenas se recuerda hoy día que fué una vez capital del Matto
Grosso. Algunos negros habitaban casas semi en ruinas, en las calles
silenciosas, manteniéndose aparentemente con casi nada. Durante el día trabajaban
en pequeñas y pobres plantaciones de caña y mandioca; por la noche se
atrincheraban en sus moradas, por temor de los indios que merodeaban por las
calles. En las vecindades se habían explotado ricos yacimientos de oro, que
ahora estaban agotados. Una enfermedad horrible, conocida como corup'qao, había
arrasado la ciudad, haciendo tantas víctimas, que los sobrevivientes huyeron
poseídos del terror. En una de las iglesias ruinosas existía una maravillosa
colección de plata antigua, guardada en dos enormes cofres de madera:
candelabros, modelos de carabelas y galeones, cajas, figurillas y chucherías de
toda clase.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay algo inefablemente triste en una ciudad fantasma. La
imaginación se representa la vida cotidiana de esa gente desaparecida, sus
penas y alegrías, sus aspiraciones y pasatiempos. Cuando los seres humanos
abandonan su residencia, dejan inevitablemente en pos de sí algunos jirones de
su propia personalidad, y una ciudad desierta tiene una melancolía tan
poderosa, que impresiona incluso al menos sensitivo de los visitantes. Antiguas
ciudades en ruinas han perdido mucho de esto, y no impresionan de la misma
manera. Son los lugares abandonados en un pasado reciente los que oprimen más
el corazón. La Ciudad de Matto Grosso es un ejemplo notable. Me recordó Cobija,
en un tiempo próspero puerto marino boliviano, entre Tocopilla y Antofagasta,
situado en la región que ahora forma el norte de Chile. La salida de Bolivia al
mar fué perdida en la guerra de 1879, y la activa ciudad de Cobija está
completamente muerta, devastada por terribles terremotos y despedazada por las
mareas. La misma melancolía se cierne sobre las ciudades fantasmas
californianas de los días de la Bonanza, emoción expresada a la perfección por
Debussy en su estudio para piano “La Cathédrale Engloutie”.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-78049187070654467662023-11-26T12:01:00.000-08:002023-11-26T12:01:52.809-08:001901, DE RIBERALTA AL ACRE (DIARIO DE VIAJE) parte V<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVaQM4zM_LMDWzFLZEA4Y-VknQfC4qwgV-QHKmG2SgeA9XL4SMnM1h8IbcPQLklmhKUlCVw3vP3oOGSytggg-aCQchu7Gp747z_qJ1uCdS7PRDdmHAMC6DFJilH1_PElky5woaxpEdhyphenhyphenW69aLeUt5GIb4yo397PPlmm9oZrrcmvmbEMMihfY9cHKDAjnw/s738/cachuea%20ez%C2%B4peranza%20.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="613" data-original-width="738" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgVaQM4zM_LMDWzFLZEA4Y-VknQfC4qwgV-QHKmG2SgeA9XL4SMnM1h8IbcPQLklmhKUlCVw3vP3oOGSytggg-aCQchu7Gp747z_qJ1uCdS7PRDdmHAMC6DFJilH1_PElky5woaxpEdhyphenhyphenW69aLeUt5GIb4yo397PPlmm9oZrrcmvmbEMMihfY9cHKDAjnw/s16000/cachuea%20ez%C2%B4peranza%20.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 31.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Incorporados los dispersos en la mañana de este día,
permanece la tropa acampada a las orillas del Rhin, lavando y secando su ropa.
De paso, se práctica una prolija inspección de armas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Rhin es otro curiche profundo, de agua clara, y tiene un
hermoso puente de más de 100 metros, de astillas de palmera. Se considera
también como afluente del Abuná.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Algunos oficiales y soldados piden permiso a su Jefe para
adelantarse y llegan estos al “Arroyo del Tigre”, donde forman su campamento.
Es aquí donde por primera vez contemplamos la esbelta y elevadísima palmera
llamada Azahí, cuyo tallo puede abarcarse con la mano; y llama la atención,
porque el tronco se forma de una red de raíces y filamentos colocados en orden
simétrico y que le dan exactamente la forma de una torre de Eiffel.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Septiembre 1.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A horas 5 a.m. el Batallón que, el día anterior acampó en el
Rhin, se pone en marcha y llega a horas 7 a. m. al Arroyo del Tigre. Los que se
habían adelantado y pernoctaron en dicho Arroyo, no pierden el tiempo; y,
después de una marcha, fatigosa por el sol abrasador, llegan los primeros à
Santa Rosa, a orillas del suspirado Abuná, donde hay galpones espaciosos y
chozas de siringueros, de la casa Suáres Hnos., que ha trasladado a este punto
su personal y hasta el escritorio de Palestina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La tropa, a cuya cabeza vienen sus Jefes, llega a horas 12
m. y acampa a la sombra de la arboleda.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La distancia recorrida, es como sigue: de Palestina al Pez,
6 leguas; al 2° Crucero (Mercier) 4 leguas; al Rhin 4 leguas; al Abuná 5; total
19 leguas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El camino, bastante espacioso, mide tres y cuatro metros y
ha sido abierto por la casa Suárez.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La vegetación es asombrosa por su elevación y corpulencia.
Los árboles son tan gigantescos que para ver la copa de ellos, es menester
echarse muy atrás. Sobresale entre todos el Zamahuma, cuya altura media puede
calcularse de 35 á 38 metros. Cerca de la base, se bifurca el tronco en varios
compartimientos, á especie de grandes estribaciones, en cuyos huecos pueden
albergarse cómodamente veinte personas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En general la flora de estas regiones es la misma que la del
Oriente boliviano, pero mucho más desarrollada. En cambio, la fauna parece
agotada, por los siringueros, que son implacables cazadores, como que en sus
largas excursiones por los bosques, buscando siringales solo se mantienen de la
caza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No hemos visto en el trayecto un solo cuadrúpedo ni aún
reptiles; y de aves, solo escuchamos el canto del siringuerito.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Septiembre 2.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde temprano empieza la tropa a cruzar el Abuná á la
margen izquierda, en una pequeña canoa, donde solo caben seis personas;
operación que termina después de medio día; y entonces desfila por un sendero
estrecho y tortuoso que serpentea por la cima de un barranco, erizado por
arriba de malezas y espinos que desgarran la ropa, y por abajo de troncos
caídos y raíces, que retardan la marcha. Este trayecto, siguiendo siempre a
corta distancia del río hasta llegar a una pequeña barraca llamada Bella Vista,
es de dos leguas, abajo de Santa Rosa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la imposibilidad absoluta de atravesar a lomo de bestia
este trayecto, se decide el Teniente Coronel Canseco a bajar por agua en la
canoa y casi naufraga; porque la corriente se halla obstruida por enormes
árboles caídos, cuyas ramas alcanzan a la otra margen que no dan paso ni por
encima ni por debajo. Y, un naufragio en este río es inevitablemente fatal aún
para los mejores nadadores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Abuná es de un cauce profundo y estrecho, sus barrancas
son elevadas y cubiertas de altas malezas y árboles de ramas inclinadas sobre
la corriente, à especie de cipreses de Cementerio. El aspecto es tétrico é
infunde una invencible tristeza, una melancolía inexplicable.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Así debió ser aquel río de la mitología griega, el
Aqueronte, que Carón cruzaba en una débil barca llevando los muertos a los
Infiernos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y como si las aguas del Abuná estuviesen prohibidas para los
mortales, nadie puede bañarse sino con mil precauciones, porque las orillas
están repletas de un cardumen de rayas, peces de forma circular en cuyo centro
o cabeza tienen una zaeta a guisa de puñal con la que producen terribles
heridas en los pies. Además, hay millares de caimanes que viven en acecho de su
presa; las voraces palometas y las anguilas eléctricas o ignotus que descargan
en las aguas su potencia eléctrica y matan así al incauto nadador.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Poco antes que nosotros llegásemos al Abuná, habían pasado
por allí un religioso y un joven argentino de los que formaron parte de la
expedición del Dr. Muñoz y regresaban del Acre. No encontrando en el puerto a
quien pedir la canoa para cruzar el río, se lanzaron a nado y cuando el
religioso alcanzó a la orilla opuesta, ya no pareció su compañero: se había
ahogado silenciosamente, sin producir el menor ruido, paralizado en medio río
por la descarga eléctrica de las anguílas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como se sabe, el Abuná desemboca en la cachuela Ararás, una
de las rompientes del Madera, que son el infierno de los navegantes de aquel
río, sembrado de mil suplicios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Todavía, las márgenes del Abuná, desde la desembocadura del
río Negro, están habitadas por los feroces salvajes Caripunas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Dicen que más abajo, cerca del Madera, hay playas extensas y
pintorescas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los bosques del Abuná son ricos en siringales, en todo su
curso y mayormente en las cabeceras, que se forman de los ríos Chipamanu y
Boimanu los cuales reunidos forman el Caramanu, que más abajo toma el nombre de
Abuná (1)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estos bosques, están cortados en diversas direcciones por
picadas o sendas de trabajadores, para ir de un centro a otro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los centros no son otra cosa que chozas o cabañas de
trabajadores, situadas en los centros de los bosques donde se encuentran por
grupos o aisladamente los árboles de sifhonía elástica para su inmediata
explotación.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los picadores se levantan a las cuatro de la mañana, durante
las dos épocas de “fábrico” al año y con una pequeña hacha o (machadiño en
portuguez) hacen una ligera incisión en la corteza del árbol, del cual sale una
corriente de sabia o leche como la llaman por el color, que se va depositando
en la “tichela”, o taza de lata que penetra fácilmente en la corteza, para
recibir el codiciado líquido. Al mismo tiempo se hacen otras incisiones en
distintos sitios del mismo árbol; y así sucesivamente avanza el picador por el
bosque hasta las nueve de la mañana en que, emprende el regreso recogiendo la
leche y vaciándola en los baldes para en seguida proceder a la coagulación en
un “buyon” al calor de fuego lento, producido con las cáscaras de almendras o
cualquier palo resinoso. La humaza que se produce de la boca del “buyón”, sirve
para condensar la leche alrededor de un palo que el siringuero hace girar,
hasta agotarse el líquido, vaciándolo poco a poco a modo de hacer velas y
concluir su bolacha. Al día siguiente aumenta el tamaño de ésta y en los
subsiguientes, hasta que resulta una bolacha de tres a cuatro arrobas. Cuando
ya tiene muchas, manda el patrón à recogerlas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esta operación de los picadores, solo requiere trabajo hasta
medio día. El resto del tiempo, lo emplea en dormir si es perezoso o en
cultivar su pequeño chacarismo, de donde se provee de maíz, plátanos, yucas,
etc.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se ha observado que las mujeres son mejores picadoras que
los hombres, pues por la suavidad con que pican el árbol, no lo hieren
demasiado ni estragan por tanto los siringales y tampoco se huyen, como suelen
hacerlo ellos con frecuencia, cuando están muy adeudados con el patrón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con esta ligera digresión sugerida por la naturaleza de la
industria que se desarrolla en estas regiones de la Patria boliviana, volvamos
a nuestro asunto principal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A la hora de lista se advierte la falta de un Sargento que
probablemente se ha extraviado siguiendo cualquiera de las numerosas picadas
laterales. A eso de las diez de la noche se oye un tiro lejano de rifle y
pensando que puede ser él, se le contesta del campamento con otros; y como
también contestan del bosque, no cabe duda entonces que es el Sargento. Se le
llama con la corneta, con interrogación de guerrilla y sigue dando tiros, pero
no se aproxima. Llegase a descubrir que, a corta distancia hay algunos centros,
de dunde indudablemente los fregueses se entretienen en hacer fuego.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(Continuara…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">----------------------------<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Referencias: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1 -No es por demás indicar la etimología de estos ríos, en
lengua Araona:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Chipamanu cuyo verdadero nombre indígena es tri-pamanu,
significa: mánu, -rio, -tripa, -es una pequeña fruta, negra, de palmera,
semejante a la uva, de la cual hacen chicha los indígenas y que es abundante en
aquel rio. De consiguiente su origen es: río de las frutas de palmera.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Boimanu, corrupción de Murimanu: manu-río; -múri, mojado; o
río mojado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Taguamanu; tahua, —dos; manu, rio o dos ríos, aludiendo á
este y al Manuripi.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Manuripi; mann, río; ripi chico o sea río chico.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Manutata; manu río; tata grande, respetable, -superior a los
demás ríos o sea Madre de Dios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">N. del A.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Tomado del libro: “La revolución del Acre” de José Manuel
Aponte R.<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Foto-postal: trasporte de las bolachas de goma. Rio Beni, Bolivia.</b></i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="589" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid0vfRQkicEJ266DnqvRcBhze3jJUc5DrBihcwhhPBpdzEeKG2JgUvwrHKEVhgig6mhl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-88352797055678568392023-11-26T09:12:00.000-08:002023-11-26T09:12:25.806-08:00LOS “BARONES DE LA GOMA”, CARLOS FITZCARRALD Y ANTONIO VACA DIEZ<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuXSfu4zcx4p9cdCKN5wTHMRpNaf6b7c1z7VQReLin6liLNH-LMvXtnF7WoONhz_wa6yXv47q_sW4kPNT9HO4yWwvT_kePImzR8WIWmQgjG-f-ACFlwW5XE_Pb6w8ORoLP9SssoDdHFUJnuOMNHlM2oblC3SR7PH4OQ1kkz3IARzQ7cdefKgncScBx2hI/s489/fitzcarrald%20y%20vaca%20diez%20.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="295" data-original-width="489" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhuXSfu4zcx4p9cdCKN5wTHMRpNaf6b7c1z7VQReLin6liLNH-LMvXtnF7WoONhz_wa6yXv47q_sW4kPNT9HO4yWwvT_kePImzR8WIWmQgjG-f-ACFlwW5XE_Pb6w8ORoLP9SssoDdHFUJnuOMNHlM2oblC3SR7PH4OQ1kkz3IARzQ7cdefKgncScBx2hI/s16000/fitzcarrald%20y%20vaca%20diez%20.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Estos dos artículos de fueron publicados originalmente en el
periódico Opinión de Cochabamba, el 10 de abril y el 25 de septiembre de 2016,
bajo los títulos: “Iquitos, en busca de Fitzcarraldo” y “Fitzcarrald y Vaca
Diez”.</i></b></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i><br /></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La autora narra su paso por la ciudad amazónica peruana que
fue inmortalizada por el cine en la película dirigida por Werner Herzog y
protagonizada por Klaus Kinski.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">Recorrer el Amazonas es el sueño de todo viajero, de todo
caminante, de todo aventurero, aunque a veces hay que esperar cinco décadas
para cumplirlo y ver desde los propios ojos los relatos fantásticos de las
enormes víboras, de las mujeres sin pezones, de las aguas intranquilas.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Las primeras ilustraciones inolvidables de mi niñez son aquellos grabados de
“Tesoros de la Juventud” en los cuales las lianas entreveraban hojas de
inmensos mangos y almendros y la maleza desbordante tapaba la luz del sol.
Detrás, vigilaba una hembra desnuda de pupilas embrujadas, como en la pintura
naif de Henri Rousseau.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Y la siringa, tan nombrada en los libros de historia, en el verso de Pedro
Shimose, polka que cantaba Luis Rico, o versión de Los Castañeros de Riberalta,
tal como la recuerdo:</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Siringuero, coge tu cuchilla y tu tichel, échate a la espalda tu morral.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Junto con la aurora corre y vuela que las aves ya cantaron, amanece en el
gomal.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Siringuero, sangra tu existencia en la madera, llora el árbol tu desolación.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Corre, corre que allá en la tapera, el hambre te espera con la desesperación</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En la goma ha muerto tu alegría, en bolachas negras tú te vas, florece mi
cantar en tu agonía y has encadenado el día por orden del capataz…</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En tu piel la rosa se marchita, vuelas con el humo y el temor.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Quítale al gomal lo que te quita, grita como a ti te gritan, quienes siembran
el dolor.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Parecía historia de otro mundo. Fue en los gomales cerca del Madre de Dios
donde por primera vez, hace ya muchísimos años, escuché retazos de la biografía
de un “alemán”, Fitzcarraldo y la novia paralítica que había abandonado en
plena floresta para que muera ahogada en sus propios alaridos. Aquel campesino
de ojos claros, al que el patrón le había cortado el dedo meñique de la mano
derecha, me aseguró que el aventurero murió en territorio boliviano, ya
enloquecido.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">A los tres años de esa primera excursión vi el film de Werner Herzog
Fitzcarraldo (1982), y la figura sublime y despiadada de su personaje encarnado
en Klaus Kinski quedó para siempre entrampada en mi memoria y en la promesa de
recorrer su trayecto buscando a la bella Claudia y a Enrico Caruso. Datos que
confirmé en otros textos, desde la novelística de Mario Vargas Llosa, la
historia de la ópera, los recuerdos de Guillermo Aponte Burela y folletos en
portugués.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cada que pasaba por la capital y veía en el panel de vuelos la salida de algún
avión a Iquitos renovaba la promesa de conocer el departamento de Loreto.
Iquitos, Cachuela Esperanza, Manaus, escenarios de lujos y miserias, donde lo
social se entrampa con la ficción, más atractiva que las estadísticas del
horror y la muerte de miles de siringueros.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Con Fitzcarraldo por el Amazonas</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Iquitos es una preciosa ciudad al norte de Lima, la selva poco transitada de un
país que fue fundamentalmente costero y andino y aún ahora son pocos los
peruanos que la visitan, un siglo después de su apogeo.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La población es tranquila y amable, más mestiza que originaria y con fuerte
presencia serrana en el comercio y la gastronomía. Asombra ver en las veredas a
los indígenas, obligados a abandonar su hábitat y convertidos en mendigos
alcoholizados o prostituidos por un sistema que los engulle sin compasión.
Aunque ahí radican la mayoría de las diversas etnias de tierras bajas, los
originarios tienden a desaparecer y los indicadores socioeconómicos son muy
inferiores al resto del país.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El centro mantiene casas solariegas, con balconcillos a la calle, patios y
zaguanes de madera, altas paredes y complejas celosías para defender a los
pobladores de la implacable canícula y del polvo esparcido.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En muchos locales se exhiben afiches con el rostro crispado de
Fitzcarraldo/Klinski, pero solo uno asegura que ahí moró el verdadero
aventurero, un irlandés, Brian Sweneey Fitzgerald, quien castellanizó y
facilitó su nombre al simple y famoso apodo, “Fitzcarraldo”. Hay quienes
señalan que en realidad era un peruano normal, de origen irlandés y más bien su
nombre común, Carlos, se convirtió en portada de su fantástica aventura.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Atraído como tantos por la riqueza del caucho a fines del siglo XIX, al final
fue ganado por la selva, como si fuese el personaje de La Vorágine, de José
Eustaquio Rivera; de hecho, Leticia y los escenarios que usa el colombiano
están cruzando el río, infestado de crónicas rojas y amores violentos.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Cuenta la leyenda su obsesión por la música, por Caruso que llegó hasta Manaus,
para tratar de verlo y traerlo a sus propios dominios. Para construir un teatro
con la acústica de Milán necesitaba mucho dinero. Inventó el famoso traslado
del barco de 30 toneladas a través de los pantanos y manglares, en 1894, desde
la cuenca del Ucayali hacia el encuentro con los ríos Beni y Madre de Dios, y
al encontrar esa salida se convirtió de extravagante despreciado en un rico
empresario.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La aventura contada en el film de forma auténtica y sin efectos especiales, a
costa de enfermedades tropicales, peleas inacabables y muchísimos marcos
alemanes, representa la mejor obra de Herzog y en una de las películas
mundiales imperdibles. La música, como no podía ser de otra manera, completó la
monumental cinta, premiada en todas partes, con extractos del Popol Vuh y la
propia voz del más grande tenor del siglo.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Herzog estuvo hace poco en Bolivia y visitó el salar de Uyuni; a nadie se le
ocurrió llevarlo al otro extremo, donde el calor aún derrite la siringa en las
tijelas; o quizá él nunca más quiera escuchar sobre los gomales endemoniados.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Actualmente, el vapor está refaccionado y es posible visitar los aposentos con
el catre solitario, el comedor, las fotos terribles de caucheros y de sus
trabajadores esclavizados, abanicos para las mujeres llegadas de Nápoles,
cartas para esperar la tarde, bares en la popa, y una foto en altamar del que
sería Isaías Fermín Fitzcarrald. Se dice que murió ahogado en 1897.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">El momento emocionante es cuando su sirena aguda anuncia que sube el ancla y
comienza el recorrido por el Amazonas, primero tranquilo, casi delgado, más
tarde amplio como el mar, azulado y gris. En el frontis se proyecta la película
y Fitzcarraldo se convierte en el capitán, con sus gestos y con sus gritos. Al
sonido de las olas se suma el alto parlante y Enrico Caruso, con Verdi y
Puccini, enciende emocionado el rojo de la tarde tropical en un momento único,
de aquellos que uno sabe que jamás podrá volver a vivir.</div><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Periodista e historiadora- lcajiasmca@gmail.com<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Parte II<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde la Butaca<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">Mis lectores amazónicos hallaron un vacío en mi anterior
artículo sobre la legendaria figura de (Carlos Fermín) Fitzcarrald porque no
incluía datos sobre su relación fatal con Antonio Vaca Diez, cuya biografía es
tan vibrante como la de aquel, con quien fundó la compañía más grande de la
goma. Aunque existen diversos textos sobre el beniano, es la investigación de
Arnaldo Lijerón la más completa y es base de este resumen, completado con otros
documentos (1).</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Mi reciente travesía por la ruta de la goma y el recorrido inevitable del río
Santa Ana hasta la boca del Mamoré me volvieron a situar en el escenario
fantástico de los pioneros que entre el fin del siglo XIX y los años 20 del
siglo pasado intentaron consolidar la nación incorporando al norte de cerrada
floresta y repleto de riqueza. Cien años después, aún el país se mira en un
espejo fragmentado en el cual la montaña cubre la selva, aunque Bolivia es más
amazónica que andina en términos territoriales.</div><div style="text-align: justify;"> </div>
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<!--[endif]--><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Antonio Vaca Diez<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">Antonio Vaca Diez (Trinidad, 1849 – Uyacali, 1897) vivió
apenas un puñado de años, aprovechados día a día hasta convertirse en un genio
geopolítico, el primer médico beniano; el visionario que quiso desarrollar el
antiguo Moxos con capitales europeos; el político que enfrentó a los tiranos de
la época.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Los sucesos históricos en el departamento creado en 1842 no suelen estar en el
anclaje de la memoria colectiva boliviana, ni la grandeza de la civilización
mojeña precolombina; el Moxos colonial, más allá de las misiones jesuíticas; el
rol de los indígenas en las epopeyas libertarias o el significado de la
explotación de la quina (que significó la segunda colonización) y de la goma
(que compitió con el estaño). La mayoría de las imágenes de ese territorio en
el Siglo XIX pertenecen a exploradores europeos y es página desconocida los
sucesos de La Guayochería o Guerra Santa.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Fueron pocos los andinos que exploraron la zona: unos con la intención de
consolidar la presencia del Estado; otros con misiones científicas o militares;
varios para participar en el apogeo de la nueva exploración de los recursos
naturales. La familia Vaca Diez llegó desde Santa Cruz.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Antonio vivió en Trinidad y estudió en Sucre. Fue un destacado alumno y un
médico brillante, en la práctica y con aportes teóricos publicados en textos
científicos o transmitidos en conferencias. Como suele suceder con las
personalidades notables, se dio tiempo para generar espacios de cultura, como
las tertulias literarias. Fue narrador de breves estampas y poeta romántico.
Asimismo, se interesó por la política. Sin militancia, fue un rebelde contra
Mariano Melgarejo y uno de los héroes de la revuelta del 15 de enero de 1871,
al igual que se opuso a otros tiranos. Lijerón asegura que Vaca Diez fue ante
todo un constitucionalista y un demócrata.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En medio de todas esas actividades, el joven médico no olvidaba las necesidades
de su tierra natal y comenzó a imaginar soluciones como la atracción de grandes
migraciones. En el caso boliviano era un espacio que se consideraba “vacío”,
habitado por “chunchos”, por “salvajes”; casi la tercera parte del territorio
boliviano, desde la provincia Caupolicán, el Territorio de Colonias (Pando) y
todo Beni, hasta el Chimoré. Había comprendido que “La Paz no es toda la
nación” y la urgencia de incorporar lo amazónico al desarrollo boliviano.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En 1875 se casó con Lastenia Franco y así nació una de las dinastías más
amplias e influyentes del país. Por esos mismos años fundó periódicos de corta
duración, pero de impacto en la sociedad que buscaba salidas al atraso
nacional. Son muchos los nombres de semanarios donde él escribió y que
merecerán un estudio aparte.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">En cada tarea, Antonio Vaca Diez unió su visión ciudadana, particularmente
beniana; su afán científico como médico; su amor por la libertad como
periodista y activista político; como empresario, su afán de progreso con
propuestas ambiciosas para aprovechar los ríos amazónicos y sus riquezas. En
sus viajes tomó apuntes de historiador, de etnógrafo y de antropólogo. Así
encontramos datos sobre los nativos.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Vaca Diez tenía poco aprecio por los habitantes de las tierras altas; en
cambio, aseguraba: “De un mojeño se puede formar un músico, un diplomático, un
orador”. Destacaba la capacidad musical de ese pueblo, mantenido analfabeto
para evitar su rebelión.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Se convirtió en explorador de la Amazonía y en próspero industrial para
desarrollar el comercio internacional en la zona, en paralelo a otros emporios
como el de Nicolás Suárez. Fue esta actividad la que lo consagró como hombre
público notable y que, paradójicamente, precipitó su temprana muerte.</div>
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<!--[endif]--><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">La alianza con Fermín Fitzcarrald </div>
<!--[if !supportLineBreakNewLine]--><div style="text-align: justify;"><br /></div>
<!--[endif]--><o:p></o:p><p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">Vaca Diez partió a Europa en 1896 en busca de capitales y
constituyó la The Orthon Rubber Cia Limited en Londres, después de visitar
París y Berlín, junto con nuevos socios, algunos de los cuales lo acompañarán
en su retorno y en su máxima empresa de conquistar el territorio gomero para el
desarrollo industrial y el “progreso”.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Según sus biógrafos, no lo guiaba tanto la búsqueda de gloria y riqueza
personal como el afán de consolidar una patria aún desarticulada. Trajo 500
inmigrantes de más de 10 nacionalidades, que luego se dispersaron; 900
toneladas de mercaderías y tres vaporcitos para cruzar los ríos amazónicos.
Desde un principio enfrentó muchas dificultades, entre ellas las fiebres
palúdicas y la presión de otros empresarios. El Gobierno boliviano no se
interesó en apoyarlo.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Tomó la ruta de Iquitos y los detalles de la aventura son relatados por otros
oficiales, entre ellos el alemán Albert Perl y en documentos originales que
permiten una aproximación a la insólita travesía. Perl y otra correspondencia
detallan cómo era Iquitos en la época, cosmopolita y a la vez pueblerina y
caótica, y las ambiciones contradictorias entre los empresarios gomeros.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Vaca Diez estaba decidido a viajar de Iquitos por el Ucayali y Urubamba arriba
y por el Madre de Dios y el Beni abajo por el río Orthon, donde tenía sus
gomales, aunque la ruta era peligrosa. También Nicolás Suárez estableció una
firma comercial bajo la razón social de Suárez y Fitzcarrald. Carlos Fermín,
con solo 35 años, ya era una leyenda entre aventureros e indígenas y un rico
empresario. Él era propietario de una próspera barraca a orillas del Mishagua,
que desemboca en el Urubamba.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">No eran buenos los auspicios cuando la expedición inició su travesía, primero
en el “Laura” y luego en el “Adolfito”, en el invierno de 1897, cuando los ríos
son poco caudalosos. El 8 de julio, en dos canoas, apareció su flamante socio,
Fitzcarrald, con su gente para proveer de pilotos a la misión.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Perl asegura que al atardecer anclaron al “Adolfito” y durante horas escucharon
en el gramófono las piezas favoritas de Vaca Diez, quien aparece como el gran
amante de la música clásica, además de lector voraz, aun en medio de la tupida
selva. Era la víspera de la gran tragedia.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">Ese 9 de julio navegaron tranquilos por la mañana. A las tres de la tarde
divisaron una peligrosa cachuela, pero todo parecía bajo control hasta que el
timón no giraba y pocos segundos después el vapor fue cogido por la corriente
desbordada. El río feroz los empujó de un lado a otro y las aguas inundaron el
cuarto de máquinas. Aunque Vaca Diez tenía un salvavidas a mano, aterrado se
olvidó de usarlo y junto con Fitzcarrald saltó por la ventana mientras el
“Adolfito” se hundía, aún envuelto en la melodía de la ópera “Marta, Marta”.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">La cachuela se tragó a los dos empresarios y las diversas versiones sobre los
restos son parte del mito. Los sobrevivientes contaron los detalles de la
tragedia. La tumba de Fitzcarrald está “lejos del lugar del siniestro, en medio
del misterio de la jungla y en un lugar olvidado por la civilización”. Vaca
Diez quedó como un héroe.</div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"> </div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;">(1) Con base en Lijerón, Arnaldo, Antonio Vaca-Diez, genio industrial y
geopolítico boliviano; Perl, Albert. Durch de Urwälder Südamerikas; Feichtner
Josef Maria Entre siringueiros y baroes da borracha (1897-1915).</div><div style="text-align: justify;"> </div>
<div style="text-align: justify;"><br /></div><div style="text-align: justify;"><i>Historiadora y periodista - lcajiasmca@gmail.com</i></div><o:p></o:p><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-24185979551044969782023-11-25T16:44:00.000-08:002023-11-25T16:44:44.788-08:00LAS TROPAS BOLIVIANAS SIGUEN SU CAMINO RUMBO AL ACRE (Parte IV)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr33U8WBcM5PrangZ6gtHNH6vp9sa9x6pbmRI_awBfOd8plEqCmPe9FU3SkZQUgIGj1sMHynNvi4Zq5P8AfWN6M9ZXersTyFJVMjhcdLlMi_2sJbzbZ74PzyDBfL4YwKnzgABbldm6gFMhShJCpf5h6kAG4wt7GSYmrvXoqATpxP5VPPDLkpHxInEYYJI/s1000/Bah%C3%ADa,%20Bolivia,%201907.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="624" data-original-width="1000" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEhr33U8WBcM5PrangZ6gtHNH6vp9sa9x6pbmRI_awBfOd8plEqCmPe9FU3SkZQUgIGj1sMHynNvi4Zq5P8AfWN6M9ZXersTyFJVMjhcdLlMi_2sJbzbZ74PzyDBfL4YwKnzgABbldm6gFMhShJCpf5h6kAG4wt7GSYmrvXoqATpxP5VPPDLkpHxInEYYJI/s16000/Bah%C3%ADa,%20Bolivia,%201907.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 22.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ha sido imposible seguir temprano la marcha, porque había
necesidad de proveer de leña las Lanchas, cortándola del bosque cercano. Pero,
a horas nueve de la mañana continuamos la navegación, para llegar a eso de las
cuatro de la tarde al Lago, donde hay una barraca nueva a distancia. El lago es
bastante extenso y abundante en pesca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se observa que las palizadas del río, impiden casi
totalmente la navegación y constituyen un peligro continuo; lamentamos todos la
incuria de nuestros Gobiernos y el abandono en que deja estas regiones; cuando
nada sería más sencillo que enviar un técnico que haga la limpieza de estos
ríos, en la bajante de las aguas.</p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 23.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A horas seis y media estamos en marcha. La Esperanza toma
siempre la delantera, porque es una Lancha ingobernable y hay que vigilarla,
por si algo le sucede.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Serían las nueve de la mañana, cuando nos vemos detenidos
por las palizadas del río. Bajan a tierra los Comandantes para estudiar el modo
de pasar y mandan mozos a medio río, en los batelones, para cortar algunos
palos. Terminada esta operación, se hace pasar primero a La Esperanza, que
cruza rozando por entre un centenar de troncos, que parecen plantados a mano y
casi va a estrellarse a la barranca opuesta. En seguida pasa gallardamente La
Illimani, describiendo un semicírculo. Muchos pasajeros hemos preferido bajar a
la playa para contemplar mejor las maniobras, pero ha sido un instante de
ansiedad. Los cornetas tocan diana en señal de regocijo, por haber salvado del
peligro; y continuamos viaje. Un poco antes de las doce del día, avistamos la
barraca Maguncia; más tarde la de Monte-Cristo y a horas dos y media de la
tarde pasamos por la de Estacones, para llegar a horas cinco al arroyo y
acampar en un sitio, cuyo nombre nadie supo.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 24.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esto de cortar leña y de buena calidad y acarrearla a las
Lanchas es una operación que retarda demasiado el viaje; pues solo a horas una
de la tarde podemos movernos A horas cuatro, se nos presentan peores obstáculos
que los de ayer. Ya no son palos sino islas enteras las que se oponen
formalmente a la navegación. Los Comandantes bajan de nuevo a tierra para
reconocer el paso. Calculadas las distancias, se hace pasar cuidadosamente a La
Esperanza y luego a la Illimanı. Algo más arriba hacemos nuestro campamento
para pasar la noche en una bonita playa.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 25.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A las seis y media de la mañana sale la Illimani siguiéndole
a corta distancia la otra lancha; más a eso de las ocho se demoran para que la
tripulación baje a tierra a cortar leña. En momentos de seguir la marcha, se
oye de la parte de arriba otra lancha que baja apitando. Luego se reconoce ser
la “Sernamby”, que conduce dos oficiales y diez soldados del Batallón
Independencia que habían quedado enfermos y ahora van todavía convalecientes.
Al enterarse de esto, nuestros soldados, prorrumpen en atronadores vivas a los
vencedores de Riosinho. Y aquellos valientes, que extenuados por las
enfermedades vuelven a sus hogares, contestan con vivas a Bolivia y al Batallón
3°. Luego pasamos a bordo de la “Sernamby” para saludar a los compatriotas y
tomar datos del camino al Acre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al separarnos y regresar en un bote a la Illimani vuelven
los soldados a vitorearse; y seguimos la marcha. A horas 2 p. m. pasamos por
Victoria y á horas 3 p.m. por la barraca San Roque.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No obstante, de la proverbial tortuosidad del Orton, en esta
parte se presenta muy recto en larga extensión, a manera de una calle ó
avenida.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A horas 5 p.m. llegamos a Palestina, barraca perteneciente a
la casa “Suarez Hnos." y desde donde divisamos el camino al Acre, en la
margen opuesta.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay en Palestina una gran casa, con bastantes
compartimientos, comodidades y dependencias, formando éstas una bonita
plazuela, en uno de cuyos costados hay una capilla.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Existe un camino en extensión de doce leguas, para ir al río
Madre de Dios que sale a Genechiquía; y otro más arriba del mismo Madre de
Dios, a la barraca Conquista.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como en Palestina, ha concluido el viaje por agua, hay que
prepararse ahora para hacer el camino por tierra al Acre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde luego y contra todas nuestras previsiones, no
encontramos movilidad y apenas se cuenta con una mula para el rer. Jefe y tres
más, para llevar la munición. Quedamos estupefactos; pero hay que resignarse a
viajar a pie, quien sabe cuántos días, como ya lo hicieron en idénticas
circunstancias el Vice Presidente de la República Sr. Lucio P. Velasco, el
ministro de la Guerra, Sr. Ismael Montes y el delegado del Gobierno Sr. Andres
S. Muñoz, según nos informan todos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Palestina tiene que ser en adelante el centro obligado para
las operaciones militares sobre el Acre; porque, contando con los recursos y
víveres que proporciona Riberalta ya sea por el Orton ó por el Madre de Dios,
se puede expedicionar por esta parte a Capatará; y subiendo por el mismo Orton,
cruzar de Gironda á Amelia o bien remontando hasta el Tahuamanu, operar de
Porvenir sobre Bahía en el Alto Acre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Subiendo siempre el Orton, hasta encontrar la confluencia
del Tahuamanu con el Manuripi que es desde donde el río ya se denomina Orton,
para abajo, existe otra posición importante, la de Puerto Rico, asentada en un
ribazo, soldados que acuden a calentarse y secar sus ropas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El itinerario marcado señalaba para hoy la “pascana del
Pez”; pero apenas hemos podido llegar a la mitad de la jornada, es decir al
Crucero del camino de Mercedes.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 29.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los expedicionarios, que vienen en dispersión, se reúnen
paulatinamente en el Crucero pasa continuar á horas 9 a.m. la marcha, y van
llegando al “Pez”, desde medio día. Todos ellos revelan profundo cansancio y
malestar; y todavía hay muchos dispersos que vienen atrás.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“La pascana” consta de tres pequeños galpones, que están
deshabitados.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 30.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al salir el sol la tropa está en marcha. A horas 11 a.m. nos
detenemos en el “Curichón”, para almorzar y esperar a los rezagados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El “Curichón” es un vasto y profundo ciénago, cuyas aguas
corren al río Abuná.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuenta con un sólido puente de 80 metros, construido de
astillas de palmera. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Levantamos el campo á horas 12 m; y á horas 3 p. m. llegamos
al segundo Crucero 6 Campamento Mercier, donde hay un galponcito para los
viajeros. Estas pequeñas comodidades del trayecto son obra del Delegado Señor
Muñoz.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Después de un corto descanso, sigue la tropa su viaje.
Muchos rezagados van llegando extenuados y con los primeros síntomas de fiebre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al anochecer pasan de 50 los dispersos, que se han reunido
en este punto, y no obstante de que algunos ya no pueden caminar, los pone en
marcha el 3er jefe a la luz vacilante de un farol, pues la obscuridad es
completa por la espesura del bosque, y la senda esta cruzada de troncos y
raíces. Cerca de media noche, los que van a la vanguardia de este grupo
empiezan a detenerse en el camino, donde fabrican sus camas con hojas. El 3er
jefe quiere obligarlos a pasar adelante hasta dar alcance al grueso de la tropa,
pero al fin él mismo también se queda.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El teniente coronel Canseco, había llegado a horas una de la
mañana con medio batallón a la pascana del “Rhin”.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(Continuara…)<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Tomado del libro: “La revolución del Acre” de José Manuel
Aponte Rivero.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Foto: Bahía, Bolivia, 1907. (Foto de la Royal Geographical
Society a través de Getty Images / P. H. Fawcett)</i></b><o:p></o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="563" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid0WZ6VKkyuT9SoxcB689Q82kdBfhJvcWa5aCev51PJEKmE317CjjjWM2r57zXEoLTRl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-8105261573735259072023-11-24T16:26:00.000-08:002023-11-25T16:37:44.622-08:00DE RIBERALTA AL ACRE (parte III)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivHZ0nP-52_K3QbZttzl3eiAAwzKvYAJKPoSpH-nHiM7lS3QAp7aQv7fMuxDi60UDJgU54QT38kBkodz_ZzcSVOA9lRJvvrEOyiqNt-3VIfrW6zjjWyT-6HTPFCefk2FJiruyQBg8gKDAv7ZolFk2jfHuUXKHUXybPqY5DTRwhkXXoNZLe449D8JIYaWc/s1395/exportacion%20de%20goma%20beni.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="1114" data-original-width="1395" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEivHZ0nP-52_K3QbZttzl3eiAAwzKvYAJKPoSpH-nHiM7lS3QAp7aQv7fMuxDi60UDJgU54QT38kBkodz_ZzcSVOA9lRJvvrEOyiqNt-3VIfrW6zjjWyT-6HTPFCefk2FJiruyQBg8gKDAv7ZolFk2jfHuUXKHUXybPqY5DTRwhkXXoNZLe449D8JIYaWc/s16000/exportacion%20de%20goma%20beni.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 16. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A horas 6 y 30 a. m. todos estamos a bordo y seguimos viaje.
A las 7 y 35 a.m. llegamos a la desembocadura del Orton, erizada de palos en
todas direcciones que la hacen peligrosa y retardan la navegación. Un poco más
arriba, navegando ya en el rio Orton, se detiene la Illimani para remachar los
clavos de los purones. A horas 11 a. m. hacemos un corto descanso en “La
Granja”; y luego seguimos navegando hasta horas 5 p. m. en que hacemos alto
cerca de un barranco, a donde suben muchos soldados a dormir y gozar del aire
fresco. A media noche, se produce en el campamento de arriba un barullo inusitado
y se oyen tiros de rifles.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Averiguada la causa, en vista de que los soldados bajaban
despavoridos a las Lanchas, resulta ser que uno de ellos asegura que el tigre
anda paseándose por entre las toldetas. Sería una anta o una zorra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 17.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A horas 6 y 25 m. a. m. estamos en marcha. A eso de las 8.
a. m. nos detenemos, por que La Esperanza, encalla repentinamente sobre un palo
atravesado en la corriente y otro palo ha perforado uno de los purones, que se
está anegando. -Con gran trabajo se consigue sacarla de allí, á remolque hasta
dejarla fuera de peligro. Se tapan las aberturas y á horas 1.p m. continúa el
viaje, lentamente, pues las palizadas, á guisa de enormes dientes de un peine
obstaculizan la marcha. No transcurren dos horas, cuando La Esperanza, que se
había quedado atrás, da señales de alarma. Le está entrando agua por dos
boquetes y hay peligro de un naufragio. Nos detenemos para auxiliarla y
remediar el mal. Hacemos noche encostando ambas Lanchas à un extensa playa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 18.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos demoramos el día entero. “La Esperanza” necesita una
formal reparación, y sólo sacándola a la orilla. Para ello, se precisa el mayor
número de brazos posible. Todos los soldados se desnudan y entran al agua, para
arrastrar la Lancha con cuerdas, lo que al fin se consigue a viva fuerza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa tarde casi perecen ahogados en el Orton, el comandante
de La Esperanza, y un oficial del Batallón, que quisieron atravesar el río a
nado. Hubo que mandar a socorrerlos y el oficial fue arrestado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por la noche, el campamento, tendido a lo largo de las
playas, ofrece un aspecto pintoresco. Centenares de hogueras esparcidas en
todas direcciones; las toldetas de los soldados flotando lánguidamente; la luz
de la luna rielando sobre las tranquilas aguas del Orton, forman un cuadro
encantador. Los soldados se visitan mutuamente y con el buen humor que jamás
les abandona, dan a sus diversos grupos los nombres de los barrios de La Paz,
más frecuentados por ellos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A la hora de costumbre los cornetas tocan silencio; y luego
parece que hasta la naturaleza quédase profundamente dormida.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 19<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Antes de que salga el sol estamos en marcha. A horas 8. a.m.
pasamos por la barraca Angostura perteneciente al Sr. Ramón Roca, donde las
Lanchas se detienen para proveerse de leña. Seguimos navegando sin
inconveniente alguno; pero a eso de las cinco de la tarde se produce en La
Illimani, un incidente cómico-trágico que hace reír a unos y desesperarse a
otros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Uno de los batelones que lleva a remolque la Illimanı, se
desprende repentinamente y lo arrastra la corriente. Cuando los descuidados
juanes, advierten, ya están lejos y empiezan a llamar gritos a sus Jefes.
Algunos pretenden arrojarse al agua, pero no se resuelven, otros hacen por
remar con unos palitos y nada consiguen.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La confusión de ellos es indescriptible; y son más de 50 los
que van en el batelón. Para darles alcance y proporcionarles remos, baja otro
batelón en pos de ellos y al fin consiguen ganar a la orilla opuesta, donde
acampamos todos, en otra playa más extensa y hermosa que la anterior, llamada
Playón.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En tiempo seco las playas del Orton son poéticas y de una
incomparable belleza, sobre todo en las noches de luna y además, proporcionan
el sustento a los navegantes, porque es la época en que las tortugas salen del
bosque y depositan sus huevos a centenares en un hueco que abren en la arena y
tapan en seguida cuidadosamente. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los conocedores dan fácilmente con esos nidos y se proveen
en abundancia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto, 20.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Muy temprano, antes de las cinco de la mañana, la banda
militar toca diana.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En aquellas majestuosas soledades, marchando a regiones
todavía más remotas, el toque de cornetas al rayar el alba, produce en nosotros
gratas sensaciones de amor a la Patria y un agolpamiento de recuerdos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Vuelven todos a ocupar sus puestos, y la Illimani se pone en
marcha, sola, porque La Esperanza se ha adelantado mucho desde ayer. A medio
día pasamos por la barraquita Villa-Nueva y a las dos de la tarde por la de
Humaythá. A eso de las cinco, llevando La Illimani una marcha rápida sufre
inopinadamente un choque que nos hace trepidar à todos. Acaba de sufrir un
golpe y se ha encaramado en un enorme palo, cuyo tronco se divisa en la orilla.
Se hace maniobrar a la Lancha, se procura arrancarla con cuerdas amarradas a
los árboles de la barranca; pero imposible, parece clavada. Al fin moviéndola
de costado se consigue sacarla; y como entretanto, ha cerrado la noche,
cruzamos a la otra banda del río, donde hay otra playa para acampar en ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Agosto 21. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como de costumbre, al rayar el día continuamos la
navegación, sin el menor contratiempo. A las nueve de la mañana conseguimos dar
alcance á La Esperanza y siguen juntas ambas Lanchas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>(Continuara…)<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Tomado de: “La revolución del Acre” de José Manuel Aponte
Rivero.</i></b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Foto-postal: Rio Madera exportación de goma boliviana.</i></b></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-72274668915287597032023-11-22T16:20:00.000-08:002023-12-01T13:43:32.395-08:00PERCIVAL H. FAWCETT, RELATA SU VIAJE DE PARAGUAY A PUERTO SUAREZ. (parte I)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjvtaZJnv1fpIv5YE0xnSV7St959QCPAmZ_5RVpXnz8LEWD62HIVWub3niBZcu3aZ_0deW1Nwb4o_Xbv23h8BTACGdWBX2841KY3uRGV7XFGPmh9qrEON5Qp-HqJPq6ywgJQu7V4k4rlmMM3zUCV-hB7Rpzl1qrBU5tyAScsTlkhQJP_CncjJE2xL2XtY/s474/bahia%20de%20Caseres%20primer%20muelle%20de%20puerto%20suarez.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="216" data-original-width="474" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgjvtaZJnv1fpIv5YE0xnSV7St959QCPAmZ_5RVpXnz8LEWD62HIVWub3niBZcu3aZ_0deW1Nwb4o_Xbv23h8BTACGdWBX2841KY3uRGV7XFGPmh9qrEON5Qp-HqJPq6ywgJQu7V4k4rlmMM3zUCV-hB7Rpzl1qrBU5tyAScsTlkhQJP_CncjJE2xL2XtY/s16000/bahia%20de%20Caseres%20primer%20muelle%20de%20puerto%20suarez.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el capítulo X “Infierno Emponzoñado” de libro exploración
Fawcett, su autor nos relata su regreso a América vía Buenos Aires, Argentina,
su llegada a Paraguay y su ingreso a la frontera con el Brasil hasta llegar a
Bolivia. En este post solamente transcribimos la narración que tenga que ver
con Bolivia. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la frontera brasileño-paraguaya crece una planta conocida
con el nombre guaraní de Caah-he-he. Tiene cerca de 18 pulgadas de alto, con
pequeñas hojas aromáticas, que son mucho más dulces que el azúcar común, y que
valdría la pena investigar. Hay también otra pequeña planta llamada lbyea- hjuk
ych, de hojas saladas. Se puede imaginar el servicio que prestan éstas a los
moradores de esa región.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un rasgo curioso del río Paraguay son las columnas de
mosquitos perfectamente contorneadas. Una masa densa y remolineante de
insectos, entre treinta y sesenta pies de altura, se levanta sobre cada ribera.
A la caída del sol se desbandan estas columnas y durante una hora hacen
desgraciada la vida de todos los que están en su vecindad. A esta hora los
mosquitos se tornan insoportables; en el interior del país es lo mismo, pero
durante la noche, aun cuando uno no se encuentra libre de sus atenciones, sus ataques
son más moderados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Islas de colinas emergiendo de los pantanos nos indica- ron
la proximidad de Corumbá, el puerto brasileño del río, que era nuestro punto de
destino. Durante seis meses en el año la región entera es un inmenso lago,
exceptuando los escasos lugares donde las riberas estén a una yarda o dos más
altas que el nivel del agua. Mil quinientas millas más arriba del estuario del
Plata, la superficie del río en la estación húmeda está a menos de
cuatrocientos pies sobre el nivel del mar. ¡Esto dará una idea de lo plano que
es este país!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La comisión brasileña de límites nos recibió a bordo con
gran ceremonia. Estaba con ellos el comandante de la guarnición, y se sirvió
champaña en el salón del barco. La ciudad tenía cerca de mil doscientos
soldados y un pequeño arsenal naval. Algunos oficiales de marina asistieron a
la fiesta, todos gentes sumamente agradable; en realidad, la flor y nata del
Brasil. La ciudad misma era atractiva; había buenos hoteles, tiendas y calles
pavimentadas. Una característica del lugar era su intensa vida social. Lamentamos
muy pronto nuestra carencia de ropas presentables, porque con nuestro equipo de
trabajo, que era todo lo que teníamos, nos sentimos totalmente fuera de lugar.
La culpa la tuvo nuestro secretario boliviano, pues con celo patriótico nos
había descrito la ciudad como un retrógrado poblado fronterizo. Yo esperaba
algo así como Rurrenabaque o Riberalta, pero, en cambio, me encontraba con una
ciudad tan bien desarrollada y con gente correctamente vestida. El terreno bajo
y pantanoso en que está situado Corumbá es un paraíso para los reptiles. Son
comunes las anacondas. Las grandes por fortuna, escasas llegaban hasta cazar
ganado y aún, durante la noche, posesionarse de hombres en las canoas. La
longitud habitual de estas serpientes era de quince a treinta pies, pero las
realmente grandes doblan esta longitud y aún la superan. Sus horripilantes
aullidos podían oírse por la noche, que es la hora en que acostumbran
alimentarse. Los brasileños sostienen que aquí, incluso las serpientes
venenosas, imitan el canto de los pájaros y el grito de pequeños animales para
atraer a su presa. La gente del distrito, por lo general, lleva consigo un
pequeño saquito de bicloruro de mercurio, en la creencia que mantiene a
distancia a los reptiles, y cada aldea tiene una provisión de suero de
serpiente e inyecciones listas para ser usadas instantáneamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De nuevo oí hablar de los indios blancos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Conozco un hombre acá, que se encontró con uno — me dijo el
cónsul británica. Son muy salvajes y tienen la reputación de que salen sólo de
noche. Por esta razón les dan el nombre de “murciélagos”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Dónde viven? pregunté.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Oh, en alguna parte más arriba de la región de los
Martirios, minas de oro perdidas al norte o al noroeste de Diamantino. Nadie
sabe exactamente dónde habitan. Matto Grosso es casi totalmente desconocido
aún. Las extensiones montañosas del norte todavía están inexploradas, aunque
sólo Dios sabe cuántas expediciones se han perdi‹1o allí. Es un país malo de
veras. Preste atención a mis palabras: nunca podrá ser explorado a pie, por
grande y bien equipada que sea la expedición. Posiblemente, en cien años más, los
aeroplanos podrán hacerlo, ¿quién puede predecirlo?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sus palabras tuvieron tal significado para mí, que jamás las
olvidé.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No es necesario describir una agrimensura de frontera. Una
es semejante a la otra, y lo que las hace interesantes son los sucesos
ocasionales, no la rutina tediosa del trabajo mismo. Mi predecesor no era
experto, y cuando la comisión lo contrató el año anterior, fue incapaz de
llevar a calvo la labor, pese a su gran charla sobre lo que había efectuado en
África. Los brasileños eran compañeros agradables, pero no estaban ansiosos de
facilitar la tarea; en realidad, miraban con marcado disgusto toda clase de actividad.
Yo debía completar mi trabajo y me propuse hacerlo evitando toda demora.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Bolivia tenía una línea de costa y un faro de navegación en
el límite fronterizo del lago Cáceres. Ni los soldados ni los peones querían
acampar cerca de este monumento, por temor a un fantasma que los molestaba
todas las noches, vagabundeando cerca del campamento y sembrando la alarma.
Fuimos incapaces de encontrar una explicación para estas apariciones, pero la
evidencia resultaba en verdad abrumadora.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Puerto Suárez, la aldea boliviana más cercana, con su
población siempre ebria, era un conjunto miserable de cabañas de techo de
palmera, a siete millas de Corumbá, en el extremo occidental del lago Cáceres.
Durante seis meses del año estaba aislada a consecuencia de las inundaciones y
debía su existencia al tráfico de contrabando nocturno con la ciudad. Los
bolivianos se resentían por las comparaciones entre su pobreza y la riqueza de
Corumbá, rehusando reconocer las diferencias que había entre ambos lugares.
Puerto Suárez estaba infestado de serpientes; las más malignas eran la
cascabela y la surucucu. No puedo afirmar con certeza que estas variedades
venenosas emitan cualquier clase de sonido, pues nunca los oí; pero todos
aseguraban que así lo hacían, imitando con más o menos éxito los llamados de
los pájaros para atraerlos, como ya he dicho anteriormente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La cascabela se encuentra en grupos, generalmente, de media
docena de serpientes. Su mordedura es mortal y la muerte se produce con
hemorragias por nariz, oídos y ojos. La surucucu también es muy peligrosa, y se
ha dicho que atrapa hombres. Una sola mordedura ocasiona una muerte rápida,
pero el bicho no se contenta con esto, y continúa mordiendo hasta que expulsa
todo su veneno.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p><p class="MsoNormal"><b><i>Primera parte: <a href="http://historias-bolivia.blogspot.com/2023/11/san-matias-santa-cruz-segun-percy.html" target="_blank"><span style="color: #38761d;">SAN MATÍAS, SANTACRUZ SEGÚN PERCY FAWCETT (Parte II)</span></a></i></b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><b><br /></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Foto: Puerto Suarez, Bahía de Caceres. (imagen referencial)</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="486" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid021GmURcZR77XbuVHkDVwbPYU9zr3s3pURh5tugfdTZATgb568NkiSLD2zjcqEyfgNl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-54476401321979964092023-11-20T16:15:00.000-08:002023-11-25T16:19:57.004-08:00DE RIBERALTA AL ACRE - DIARIO DE VIAJE EN 1901 (parte II)<p></p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimVJJZqwnMbD-PFZYpIxo0VncpZbjpOl8CrrJU670M4Gz5fZcbumObmsjF5vYKBchn1UZJWrgWXAjgAtgovHOKfhddRV-9LYceMX8KUKicQWSmQrlbZ1-SEop-ZfKLLd60V3hSgB8bd3YOMI1IjJHh-Cg_w63kC8y7zg-q47L2dIKxIGjrfIVCLGoccDk/s745/Casa%20de%20la%20compa%C3%B1%C3%ADa%20The%20Orton%20Rubber%20Co.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="477" data-original-width="745" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEimVJJZqwnMbD-PFZYpIxo0VncpZbjpOl8CrrJU670M4Gz5fZcbumObmsjF5vYKBchn1UZJWrgWXAjgAtgovHOKfhddRV-9LYceMX8KUKicQWSmQrlbZ1-SEop-ZfKLLd60V3hSgB8bd3YOMI1IjJHh-Cg_w63kC8y7zg-q47L2dIKxIGjrfIVCLGoccDk/s16000/Casa%20de%20la%20compa%C3%B1%C3%ADa%20The%20Orton%20Rubber%20Co.jpg" /></a></div><br /><p class="MsoNormal" style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Agosto, 15.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Tras de una corta
permanencia de cinco días en Riberalta, continúa el Batallón 3° su largo y
penoso viaje desde La Paz, En cincuenta y seis días de marcha casi forzada, ha
efectuado una travesía de más de doscientas leguas, hasta Riberalta, cruzando
por entre las más altas y frígidas cumbres de los Andes, y descendiendo por los
desfiladeros los abismos, para tocar en el puerto de Altamarani (Provincia de
Caupolicán) sobre el río Beni, de donde ha proseguido su marcha á bordo de las
lanchas á vapor Esperanza y Luis Ernesto, que subieron antes, llevando el
glorioso batallón Independencia, vencedor en Riosinho.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Para continuar la
marcha de Riberalta á Palestina, la Delegación y el primer jefe del cuerpo, han
contratado las Lanchas Esperanza ya dicha é Illimani.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">A horas 3 p. m.
empieza el desfile del cuerpo en dos mitades al Puerto, para ocupar ambas
lanchas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La ribera está
cubierta de inmenso gentío que de temprano ha concurrido allí á estacionarse
para. contemplar y despedir a los amigos y defensores de la Patria que van á
defender sus fronteras- Se dan los últimos abrazos, se renuevan los encargos y
todos, los que quedan se sienten conmovidos; ¡oh -cuantos no volverán a verse!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Oyense los pitos.
anunciando la partida; se recogen las anclas: las lanchas se balancean y
estremecen y arrojan bocanadas de humo; y describiendo un círculo se ponen en
marcha río abajo-Los soldados se despiden con hurras a Bolivia y el pueblo
contesta con vivas al Batallón. -Los cornetas tocan diana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La Esperanza toma
la delantera, siguiéndole a corta distancia la Illimani(*) en la que van el
teniente coronel Canseco, el 2° jefe del Cuerpo, el Auditor de Guerra y
distinguidos oficiales, con más dos compañías del Batallón.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La muchedumbre que
inmóvil expectaba de lo alto del ribazo, al perderse las Lanchas en el primer
recudo del rio, agita nuevamente sus pañuelos como postrer adiós y se dispersa
lentamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En los primeros
momentos, reina a bordo una especie de sobrecogimiento la idea de un viaje tan
lejano, a regiones desconocidas y malsanas, infunde un secreto pavor. -¡Al
Acre! repiten algunos maquinalmente como si aún dudasen.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">A las dos horas de
navegación, avistamos el barracón y caserío de la Compañia The Orton; y poco
después , saltamos à tierra, para posesionarnos por aquella noche de esa
magnífica mansión, recorrer las silenciosas calles del poblado, examinarlo é
inquirirlo todo con la curiosidad de los touristas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El edificio
principal se compone de la planta baja y un piso. Parece aquello la morada de
un magnate; pero todo está solitario y sombrío. Espaciosos salones, amplios
corredores; paredes pintada sal mosaico; alguno que otro mueble viejo perdido
en los rincones; todo parece haber sido aquello así como Castillo feudal de la
Edad Media, cuyos señores han muerto y se ha extinguido la raza. Los mochuelos
han fabricado sus nidos. en los alares del techo; y por donde quiera que
divague el viajero, siente una opresión de invencible tristeza, una enorme
pesadumbre al contemplar esas hermosas ruinas; allí donde un día no lejano fue
incesante el ruido de un establecimiento floreciente; donde se trataban y
concertaban grandes negocios que refluían a los ríos Beni, Madre de Dios y
Orton; donde los banquetes se sucedían casi a diario y se prolongaban las
orgías; donde las risas triunfales resonaban en las bóvedas de los extensos
comedores y lujosos salones; reflejando la dicha en los semblantes y anunciando
la creciente prosperidad de aquella casa.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">----------------<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Involuntariamente,
viene a la memoria el recuerdo del malogrado doctor Antonio Vaca Diez, motor de
ese complicado mecanismo y pensamiento de aquella empresa Vaca Diez era, con
certeza, todo un carácter; y su muerte acaecida en 1896 en las aguas del Ucayali,
soñando con nuevas y colosales exploraciones y empresas industriales, fue como
el presagio de la ruina general en todo el Beni.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Riberalta que
tantos años fue el emporio del comercio en aquellas regiones y el centro
obligado de grandes transacciones, empezó a decaer rápidamente Hoy todo yace
inmóvil Los grandes empresarios y explotadores de la goma elástica y del
caucho, han sucumbido en su tarea uno a uno, ya por el abuso del crédito, ya
por los malos negocios ó finalmente por los consecutivos naufragios en las
Cachuelas del Madera; naufragios que, ¡quien lo creyera! llegaron a constituir
negocio aparte y lucrativo, haciendo naufragar los batelones con la carga, en
sitios escogidos de antemano, para enseguida salvar la misma carga ó al menos
las bolachas de goma y quedarse con ella, como cosa propia, adquirida
legítimamente en los naufragios, como botín de guerra -Y después, todo se
allanaba judicialmente, con declaraciones de los tripulantes, para justificar
que el naufragio fue un caso fortuito.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En resumen, el
único que salía perdiendo era el cargador, que con dos ó tres naufragios al
año, quedaba totalmente arruinado. -Los fleteros salían triunfantes y quedaban
siendo dueños de la carga recogida del rio. No había sanción legal contra este
nuevo modo de quedarse con lo ajeno.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Estas y otras
múltiples causas, han determinado la ruina de casi todos los industriales del
Beni.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">* La Esperanza y la
Illimani pequeñas embarcaciones.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"><br /></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"><i><b>Foto-Postal: Casa
de la compañía The Orton Rubber Co.</b></i></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"><br /></span></p><p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="494" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02Lfjx8Xix5Y6vnHSrsjvyhKWyDXwgTzBDHb1Bz75LQHmzEb9Lgcgdnts5Vg6wp7QMl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-76731042628959488002023-11-19T12:33:00.000-08:002023-11-25T16:13:50.044-08:00LA REVOLUCIÓN DEL ACRE DE JOSE MANUEL APONTE (Parte I)<p style="text-align: center;"> <table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_pISN7QKkgCamCnt4QHwco-nWUHnNGB_6O7668wYwpoUASiO2a6TZG1tOyPNBrm0Bn13j0FinJmXhWaUHgSAfi0j71eoilyiXSH19lmWfM6WcQI0Ic6kvvqa9Cy3twdcSOm6jSrZisbJJiwRXIxWIa5Bq7QaHhECKsZKXpJoxqL4dY5mWK70TMNkGpPw/s884/benni.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="552" data-original-width="884" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEh_pISN7QKkgCamCnt4QHwco-nWUHnNGB_6O7668wYwpoUASiO2a6TZG1tOyPNBrm0Bn13j0FinJmXhWaUHgSAfi0j71eoilyiXSH19lmWfM6WcQI0Ic6kvvqa9Cy3twdcSOm6jSrZisbJJiwRXIxWIa5Bq7QaHhECKsZKXpJoxqL4dY5mWK70TMNkGpPw/s16000/benni.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">(Imagen de referencia: Foto-postal coloreada, indios del Beni. )</td></tr></tbody></table><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A mis amigos y compañeros en la campaña del Acre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Por vosotros se ha escrito este libro. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Marchásteis á lejanas regiones con el rifle al brazo á
resguardar las fronteras septentrionales de la República, sustentar la
soberanía boliviana é implantar el imperio de sus sábias leyes defendiéndolas
con vuestras armas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Teníais fé en el porvenir, valor en el corazón y energía en
el espíritu para emprender tan magna obra. No fueron parte á quebrantar tan
nobles propósitos ni el abandono de vuestros hogares, ni las distancias al
término de la jornada, ni la insalubridad de aquellos climas ni el temor de
rendir la vida entre las pavorosas selvas acreanas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Vuestra disciplina y silenciosa abnegación para soportar
resignadamente los mayores infortunios; vuestra heróica resistencia contra el
enemigo en el campo de combate y contra todas las adversidades que pusieron á
prueba el patriotismo, quizá no tienen ejemplos en los anales de nuestra
historia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Os cupo llenar el papel más difícil en aquel drama que
encontrásteis principiado; y lo desempeñásteis con serenidad y entereza,
durante la contienda.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La muerte habia reducido implacablemente vuestras filas y
los sobrevivientes llevaban todavía en el rostro la señal del quebrantamiento
de sus fuerzas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Quedásteis reducidos á un puñado de valientes para afrontar
luego vuestros pechos á los proyectiles enemigos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ni una queja exhalaron vuestros labios ni el desaliento se
apoderó jamás de vuestros corazones. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay tambien heroismo en el soldado que lucha
desesperadamente contra lo imposible y cae postrado en la pelea.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Sea vuestra mayor recompensa la conciencia del deber
cumplido sin vacilaciones ni desfallecimientos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-spacerun: yes;"> </span>Y cuando en la tarde
de la vida, volváis la vista al doloroso pasado para evocar la memoria de
sucesos que el curso del tiempo vá borrando, encontraréis en estas páginas el
recuerdo indeleble, vivo y palpitante, de aquellos acontecimientos para
trasmitirlos cual una leyenda heroica á vuestros hijos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entonces, como las sombras de las montañas que crecen y se
dilatan á la caída de la tarde, vuestra memoria crecerá en la justa admiración
de las generaciones venideras. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El Autor<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><o:p> </o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">LA REVOLUCION DEL ACRE. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">DATOS PARA LA HISTORIA<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">I<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Antes que el transcurso del tiempo cubra con el velo del
olvido los extraordinarios acontecimientos que ultimamente se han producido en
el Acre, es oportuno dejar constancia de aquellos sucesos á fin de que Bolivia
conozca el comportamiento abnegado y heroico de sus hijos en esos remotos
confines de la República.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Laluz aun no se ha hecho por completo, y es preciso que ella
brote en toda su intensidad, para que la Patria, por uno de esos errores que no
son extraños en tratándose de sucesos y de comarcas lejanas, no incurra en
tremendas injusticias para con sus servidores, matando así el estímulo para
mayores y gloriosas proezas, de las generaciones que vienen siguiendo el camino
de la vida.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La región del Acre todavía es desconocida para nosotros y
permanece en vuelta entre las sombras de lo pavoroso y del misterio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Rios profundos y caudalosos cuyas cabeceras son
desconocidas; bosques jigantescos que se extienden sin fin por todas partes;
los descendientes de la raza portuguesa mezclados y confundidos con la sangre
aborigena y la africana, con su odio implacable á la raza, española; las
costumbres de aquellos moradores, totalmente diversas de las nuestras; hacen de
esa región una comarca que difiere en lo absoluto de nuestro modo de ser
nacional.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Jamás contemplaron de buen grado los brasileños la ocupación
que hizo Bolivia de aquel territorio, que lo consideran exclusivamente suyo por
sus exploraciones y conquistas; por sus sacrificios individuales y pecuniarios;
y por su incesante comercio con los mercados del Amazonas; y no quieren
consentir en que están ocupando territorio boliviano ni saber nada de los
Tratados preexistente- Hay en esto, refinada malicia, sugerida mas o menos
solapadamente, desde las elevadas regiones oficiales del Estado de Amazonas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las insurrecciones que estallaron á raiz de la primera
Delegación que constituyó el Gobierno de Bolivia en el Acre, encabezadas por
Gálvez y posteriormente por Pedro Braga, fueron solo ensayos, reprimidos
victoriosamente por nuestras armas.-Los ódios de raza quedaron refrenados, para
surgir después en una insurrección general, con acopio de toda clase de
elementos bélicos y con soldados, disciplinados y adiestrados de muchos meses,
avista de todo el mundo, allá en la ciudad de Manaos, asiento inmediato y
principal de esa fragua infernal.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es á esta tercera revolución, en la que por grado ó por
fuerza han tomado parte hasta nuestros antiguos amigos del Acre y los
indiferentes, á la que nos ha cabido la suerte de presenciar desde sus
comienzos; y agruparnos, un puñado de bolivianos, al rededor de nuestra
bandera, como soldados defensores de la integridad de la Patria para luchar por
ella y por sus sacrosantas leyes, hasta perder toda esperanza y caer abrumados
por la desgracia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">II<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Asuntos de carácter particular, determinaron me á efectuar
un viage á principio del año 1,901 ,por el caudaloso río Mamoré visitar sus
antes florecientes pueblos, contemplar esas inmensas pampas de Mojos, perdidas
sin término en el horizonte y cruzar en frágiles batelones, las temibles
cachuelas, de aquel rio, que constituyen el terror y la pesadilla de los
viageros y comerciantes que á diario navegan por entre ese eterno hervidero de
olas y de piedras.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Remontando después desde Villa Bella, el imponente rio Beni
para contemplar de paso las cataratas de la Cachuela Esperanza, llegaba el 1º .
de Julio de aquel año á Riberalta, aquella población del Beni, asentada en un
elevado ribazo de la márgen derecha y dominando el curso del rio y la
desembocadura del anchuroso Madre de Dios acaso no haya en Bolivia otra
población que tenga como Riberalta una posición tan pintorezca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En circunstancias de que un horroroso incendio acababa de
reducir á cenizas varias casas y del temor de que se hallaban poseídos los
habitantes de Riberalta, llegaba el 10 de Agosto el Batallón 3° de línea
destinado à servir de guarnición en el Acre. Constaba de 250 plazas, al comando
del Teniente Coronel Sr. Manuel Canseco.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Invitado por él y por el Delegado Nacional en el Madre de
Dios, Dr. Rcdolfo Arauz, para pasar al Acre, accedí á ello, toda vez que se
trataba de servir á la Patria, nó en medio de las comodidades y del confort de
nuestros hogares, sino allá en lejanas regiones, donde se lucha contra la
naturaleza y donde las fiebres palúdicas y el beri-beri, suelen concluir con
las mejores intenciones. Era preciso llevar a esas comarcas las palpitaciones
del pueblo boliviano; familiarizarnos con los brasileños del Acre, atraernos
sus simpatías, para que desapareciera esa nube de recelos y desconfianzas; é
implantar en fin, nuestra soberanía moral y material.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En consecuencia, el Delegado Nacional envióme el despacho de
Auditor de Guerra; y el 15 de Agosto partiamos para el Acre:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">III<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fué con este motivo que escribí el Diario de Viaje de
Riberalta al Acre, sin ánimo de darlo jamás á la publicidad, pero que,
circunstancias posteriores así lo han exigido. Simple cronista de los sucesos
que se han desarrollado en el Noroeste, dejo á la penetración del lector las
apreciaciones que le sugiera su entendimiento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La narración de aquel viaje cuyo desenlace estabamos por
entonces lejos de sospechar y que constituye una verdadera Odisea para los
expedicionarios, no la considero demás por que da una idea de los lugares,
generalmente des conocidos, por donde se hizo la travesía y por que, importa
mucho para el cabal conocimiento, seguir con la vista á ese valiente cuerpo de línea,
que andando el tiempo habia de desempeñar un papel importante, diezmadas ya sus
filas y aniquiladas sus energías conjuntamente con el bizarro y también
diezmado Batallón Cochabamba á órdenes del Teniente Coronel Sr. José Quintín
Ruiz; é incorporados á estos, los ciudadanos civiles que nos organizamos en
Escuadrón 6 de Agosto y nos aprestamos á la defensa, sin que haya habido entre
estos uno solo que hubiese vicilado en el cumplimiento del deber, pues por el
contrario, fueron muchcs los convalecientes que hallándose á distancia en
distintas barracas, á donde habiendo ido en busca de mejor clima, se
trasladaron inmediamente al Puerto á incorporarse á nuestras filas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">----------------<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La naturaleza del presente trabajo, exige su división en
tres partes: <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">I De Riberalta al Acre. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">2 Un año después. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">3 La revolución.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p><p class="MsoNormal">(Continuará...)</p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-82932820225048073152023-11-19T07:14:00.000-08:002023-11-19T07:14:37.481-08:00LA IDENTIDAD CHARQUEÑA DE BOLIVIA Y EL ORIGEN DEL TÉRMINO “ALTO PERÚ”<div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM5pJQGh-mRpIlhgZHfE10E4jshyphenhyphen52kvTmljx2e__4-9lwTe6Wf_Vl5vyQNc3wA9QxmAKaZAtBtHZs9Jf2xf-oPHXLfN_FJD3nTvOlpfkEtP5jtGsgQGMgGSOYJzIMi7AQ2jEl8P8IhuX0gXOkuO21QK9XRXj4codHopfWr-_1Gm3ANUilZNH_sUlwnmU/s1027/audiencia%20de%20Charcas.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="787" data-original-width="1027" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjM5pJQGh-mRpIlhgZHfE10E4jshyphenhyphen52kvTmljx2e__4-9lwTe6Wf_Vl5vyQNc3wA9QxmAKaZAtBtHZs9Jf2xf-oPHXLfN_FJD3nTvOlpfkEtP5jtGsgQGMgGSOYJzIMi7AQ2jEl8P8IhuX0gXOkuO21QK9XRXj4codHopfWr-_1Gm3ANUilZNH_sUlwnmU/s16000/audiencia%20de%20Charcas.jpg" /></a></div><br /><p style="text-align: center;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Por: Esther Aillón Soria.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">El actual territorio de Bolivia corresponde en gran medida a
la antigua delimitación de la Audiencia de Charcas (1559), cuyo nombre proviene
de la denominación prehispánica de la Confederación Qaraqara-Charka. Para
Tristan Platt y otros autores, la denominación Charka tiene significados
ambiguos, por lo que se debe distinguir la “provincia de Charcas” (como región
situada al sur del Collao, conformada por siete naciones), la jurisdicción del
señorío de los Charcas (un sentido más limitado), y el “conjunto de todos los
territorios colocados bajo la jurisdicción de la Audiencia española de La
Plata”.1 Ello coincide, en gran parte, con lo propuesto por Barnadas, para
quien el uso histórico de la denominación Charcas designa al menos cuatro
sentidos: (1) la Villa y el Obispado de La Plata, (2) la etnia y su hábitat,
(3) la Audiencia y su distrito y, (4) el futuro territorio boliviano.2<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La nación Yampara, uno de los señoríos de la Confederación
Charka, era dueña de los parajes en los cuales se asentaron los primeros
españoles en Sucre, la actual capital de Bolivia (la colonial La Plata),
asiento de la Audiencia de Charcas. Aunque convivían dentro de una
multiplicidad étnica, los habitantes prehispánicos del lugar eran: “... los
Yampara [que] aparecen como los ocupantes originarios de la región…”3 La
Audiencia recibió el nombre de Charcas tomando el nombre de la Confederación,
aunque por el lugar de su fundación pudo haberse llamado Audiencia Yampara pues
éste era el grupo originario en el espacio de la ciudad de La Plata (hoy,
Sucre) incluso antes de la llegada de los Incas.4 Ello habría reflejado además
la temprana alianza de los kurakas (caciques) Yampara con los españoles quienes
les cedieron tierras en Wayapajcha (El Guereo) y en Q’unchupata (Plaza de
armas), a cambio de cuyo obsequio, los Yampara poseyeron solares en la Plaza
Mayor de La Plata. Se adoptó, empero, la denominación de la Confederación de
los Charkas para nombrar el extenso territorio de la Audiencia de Charcas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">La demarcación de los límites de la Audiencia en el siglo
XVI no estuvo exenta de conflictos.5 En términos de articulación geográfica la
Audiencia de Charcas tuvo un doble eje: por un lado, la ciudad de La Plata como
sede de la Audiencia y, por otro, Potosí, como centro minero y polo económico.
Este eje Potosino-Platense atrajo a las demás regiones del territorio de manera
algo dispar pero le dio una cierta autonomía a la Audiencia de Charcas respecto
del virreinato del Perú. No obstante, según Barnadas, fue una región colonial
que no logró articular una identidad completamente autónoma como fueron los
casos, por ejemplo, de Chile y Quito.6 Predominó en ella su pertenencia al
Perú, entendiendo a éste no tanto a “Lima” como el dinámico eje articulado por
la economía minera de Potosí. Ello se refleja en el hecho de que el gentilicio
“charqueño” casi no se utilizó durante la época colonial. Es decir hubo una
región Charcas pero no una identificación colectiva alrededor de ella.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Quizá por eso, durante la Colonia se generó la denominación
(paralela) de Alto Perú, que tuvo un uso predominante desde fines del siglo
XVIII hasta los años fundacionales de la república, en 1825. Cuando se creó el
virreinato del Río de La Plata (1776), se agregó la Audiencia de Charcas a ese
territorio y se intensificó el uso de esta denominación, utilizada
principalmente por los rioplatenses para referirse a los habitantes del Alto
Perú como “arribeños”, lo que daba a entender que una parte del espacio peruano
ya había pasado a la nueva pertenencia político-administrativa. No obstante,
debe observarse que la fijación de lo altoperuano, no hace sino
institucionalizar expresiones que vienen desde el siglo XVI como “las
provincias de arriba”, “tierra de arriba”, “provincias de la sierra” o “país de
arriba”.7<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Referencias:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">1 Tristan Platt, Thérèse Bouysse-Cassagne, Olivia Harris con
el aliento de Thierry Saignes, QaraqaraCharka. Mallku, Inka y Rey en la
provincia de Charcas (siglos XV-XVIII). Historia antropológica de una
confederación aymara. La Paz: IFEA/Plural/University of St Andrews/University
of London/Inter American Foundation/Fundación Cultural del Banco Central de
Bolivia, 2006, pp. 42-46. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">2 Josep María Barnadas, “Charcas, historia de su
denominación” en, Josep María Barnadas (director), Diccionario Histórico de
Bolivia, Sucre, Grupo de Estudios Históricos, 2002, p. 508.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">3 Habitaban en torno a unas 12 leguas de La Plata, siendo
sus pueblos más conocidos Yotala, Alkantari, Jatun Yampara, Iskana, Qila-Qila
y, hacia Potosí, Mataka y Bartola (Tambo Quemado). Ana María Presta,
“Chuquisaca, etnias de” en, Josep María Barnadas, Ob. cit., pp. 530-31. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">4 Teresa Gisbert, Urbanismo, tipología y asentamientos
indígenas en Chuquisac,. La Paz, UMSAInstituto de Estudios Bolivianos, 1982, p.
21. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">5 Josep María Barnadas, Charcas. Orígenes históricos de una
sociedad colonial, La Paz: CIPCA, 1973, p. 465. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">6 Josep María Barnadas, Es muy sencillo: llámenle Charcas.
Sobre el problema de los antecedentes coloniales de Bolivia y de su histórica
denominación, La Paz, Juventud, 1989.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">7 Josep María Barnadas, “Es muy sencillo…”, p. 62.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>(Mapa referencial)</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="641" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid0UyaF43PxmDJyrXiDK9tQs4612NVDcrm31Rx9TuBS2urYyZ8bfv7SaYa4xzXddwX7l&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-4700931877025133152023-11-17T01:38:00.000-08:002023-11-17T01:38:11.861-08:00PERCY FAWCETT, DE RURRENABAQUE A LA PAZ (Parte XVIII)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9vK3JfJTbzwYs0lCi_OrwCO7JzLZAJdYFB2IdM3uD_yZqeiI8aB5auoSphpoIDlYw9LXrvlizMbNtmJoenHaL1HSk2X5hYWkyAbVd_gOsOf_TXYy1zUJejELT0D98wVuTaNystI95Am0iwnw3y398luj39Tk-r6wMvsM6kXURtfVpY_9527mvHvhtbPk/s941/cuartel%20de%20rurrenabaque%20.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="683" data-original-width="941" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEg9vK3JfJTbzwYs0lCi_OrwCO7JzLZAJdYFB2IdM3uD_yZqeiI8aB5auoSphpoIDlYw9LXrvlizMbNtmJoenHaL1HSk2X5hYWkyAbVd_gOsOf_TXYy1zUJejELT0D98wVuTaNystI95Am0iwnw3y398luj39Tk-r6wMvsM6kXURtfVpY_9527mvHvhtbPk/s16000/cuartel%20de%20rurrenabaque%20.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero llegó el día en que todo terminó, para ser sólo un
horrendo recuerdo. El 24 de septiembre llegamos a Rurrenabaque, donde mis
amigos gringos me recibieron con calurosa bienvenida, y el hotel pareció
suministrar las comodidades de una ciudad grande.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—De manera que ha estado entre los salvajes —rugió don
Pacífico, el administrador—. También yo los conozco. En mis buenos tiempos maté
no menos de ciento treinta salvajes, yo solo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Era un hombre inmensamente gordo, cuyas pequeñas piernas
apenas podían soportar su enorme peso; resultaba ridícula la idea de suponerlo
matando a alguien.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Harvey, el pistolero, era un verdadero asesino, aunque no
parlanchín. Solamente después de muchos brindis se ponía algo más comunicativo
y entonces valía la pena oírlo. Este hombre silencioso, de barba roja, no era
fanfarrón, ni tampoco demostraba, sin tener causas muy justificadas, las
verdaderas proezas que era capaz de ejecutar. Como genuino bandido del Oeste,
en otros tiempos, su vida dependió íntegramente de la rapidez en apuntar y de
la seguridad de dar en el blanco. Igual a todos los que vivieron antes de la
época de los revólveres de doble acción, él “abanicaba” su Smith & Wesson.
Esto significa que, en lugar de amartillar el arma y apretar el gatillo para
cada disparo, él dejaba el gatillo hacia atrás y accionaba el percutor, a
velocidad increíble, con la palma de su otra mano. Se escabulló de la policía
de Texas, donde su cabeza estaba a precio, escapando al sur de la frontera,
abriéndose camino a México en un torbellino de pólvora; pasó el istmo y
continuó a Sudamérica. Conocía todos los campos mineros de la costa occidental
y sus hechos podrían llenar un libro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En una ocasión, después de asaltar a una gran compañía
minera en una república vecina, Harvey fue perseguido por un regimiento de
soldados. Los condujo hasta un sitio favorable; t se dió vuelta repentinamente
y les mandó poner “manos arriba” antes que ningún rifle alcanzara a apuntarlo.
Cogió sus armas y las arrojó al río; después dispersó a los soldados con
algunos puntapiés bien propinados. Otra vez fue arrinconado por veinte
soldados. Mató a uno, le disparó a otro que dejó ver su cabeza por encima de un
arbusto y los restantes, arrojando sus armas, huyeron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el último país en que estuvo se daban 1.000 libras por su
captura, vivo o muerto. En Bolivia no había ley de extradición, por lo que aquí
estaba a salvo. En su camino a la frontera, llegó a una barricada que obstruía
la senda con seis soldados tras ella, con los rifles prontos. Un oficial le
Ordenó que se rindiera, pero su respuesta fue una explosión de balas. Cuando
cayó el oficial, Harvey saltó la barricada, haciendo actuar su arma. Abatió a
otro soldado y el resto, muy pronto, levantó las manos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Me sentí avergonzado —me confesó— cuando los palpé y
descubrí que no tenían ni una simple cápsula en sus rifles. ¡Sus cartucheras
estaban llenas de papel!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegaron algunos callapos desde Mapiri, que fueron
transformados en balsas para el regreso. Sin pérdida de tiempo, me procuré una
de ellas. La alegre población de Rurrenabaque me dió el acostumbrado adiós
bullicioso, y mi tripulación, compuesta de tres hombres, empujó la balsa con
bastante velocidad; No sólo les prometí una libra a cada uno si se hacía un
viaje rápido, sino que también les regalé sardinas, azúcar e ilimitada cantidad
de alcohol. Se ganaron su recompensa, impeliendo rápidamente la balsa y remolcándola
a través de los rápidos, metidos en el agua hasta la cintura, labor que
compartí con ellos. Llegamos a Guanay en el tiempo record de cuatro días y
medio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mi anfitrión, el señor Salamón, tenía un profundo sentido de
la importancia de su posición como corregidor de Guanay, y tenía la costumbre
de ofrecer licor con cualquier pretexto. Era un gesto de amistad, pero ¿cómo
podía saber que me disgustaba tanto la bebida? Era lenguaraz y hospitalario; él
y su encantadora esposa hicieron por mí cuanto pudieron.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Como buen sibarita, el señor Salamón hacía caso omiso del
elevado precio de los patos, ya que todos los días había uno en la mesa. Días
antes de ser muertas, alimentaban a las infortunadas aves con comida empapada
en alcohol, y cuando ya estaban totalmente borrachas, se les daba licor puro,
lo que precipitaba su muerte "gloriosa", como la llamaba mi
anfitrión. El aseguraba que este procedimiento mejoraba el sabor de la carne.
No podía estar de acuerdo con él, pero se debía tal vez a que mi apetito
disminuyó por el recuerdo obsesionante de la chalona del coronel y de los
huevos de tortuga.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aquí en la desembocadura del río Tipuani todos parecían
estar en buena situación; reinaba una atmósfera de prosperidad que me
impresionó tanto más después de mi larga permanencia en la remota frontera. El
oro era abundante. Cada vez que se desbordaba el Tipuani, lo que sucedía a
menudo, traía oro que depositaba sobre la orilla arenosa del Guanay, donde
todos salían a buscarlo. Nadie, sin embargo, se hacía rico. El río estaba y aún
está lleno de oro, pero inundaciones repentinas impedían que el lecho rocoso quedara
expuesto el tiempo necesario para llegar hasta el metal. Hasta la mina de Santo
Domingo en el norte, en el río Inambari, y aún más allá, toda la región está
llena de oro, pero resulta tarea difícil explotarlo. Supe de cuatro hombres que
sacaban oro de una rica corriente más allá de Santo Domingo. Al principio
mantuvieron estrecha guardia debida a la presencia de los indios, pero como
pasó el tiempo y nada ocurría, descuidaron la vigilancia. Comenzó el ataque una
mañana temprano; tres fueron muertos y el cuarto escapó gravemente herido,
teniendo que abandonar todo el oro tan duramente ganado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Había nuevas interesantes de Challana. El ex capitán
Velarde, el jefe, se había escapado a La Paz después de aceptar un ofrecimiento
de 5.000 libras de un sindicato, por el distrito de Challana. Cuando la
población supo de esta transacción, pidió la sangre del traidor que los había
vendido, pero entonces ya estaba fuera de alcance. Todos lo conocían en Guanay.
Durante seis años había sido gobernador, acumulando una saneada fortuna en el
ejercicio de sus funciones.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La llegada de una recua de muías desde Sorata me dio
esperanzas de una pronta partida. Se esfumaron, cuando el coronel llegó de
Rurrenabaque, porque temí que requisara oficialmente los animales. Le-hice
presente al arriero que sus mulas corrían este peligro y que no obtendría
recompensa. Mejor sería que me las alquilara y yo le pagaría la mitad por
adelantado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—No digamos nada, señor, pero salgamos antes que nadie
descubra que pretendemos dejar el pueblo. Todo estará listo mañana al amanecer.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Eran pequeños animales y yo pesaba casi doscientas libras,
pero es sorprendente lo que soportan estas mulas. Estaba totalmente fuera de
entrenamiento, a causa de mi prolongado cautiverio en el batelón, y me costó
varios días volverme a poner en forma. Después de dos jornadas de ascenso por
la montaña en senderos aterradores hasta terribles alturas, y de descensos en
caminos cortados a pique, llegamos a San José en la senda del Mapiri. Aquí me
quedé con el señor Peñaloza, hijo de un inglés, que había cambiado su nombre.
El mismo parecía español y no hablaba inglés, pero su hijo tenía ojos azules y
cabello rubio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las historias de atrocidades persistían aún más allá de San
José. Se contaba una de un alemán que trabajaba algunos años atrás en un puesto
cauchero cerca del Mapiri. Era un asesino en grande. Mataba a cualquier
colector de caucho que consideraba inútil, dándole a su víctima el privilegio
de beber lo que quisiese antes de ser ejecutado. Con pródigas promesas como
cebo, atrajo a trescientos peones del distrito peruano de Arequipa; los
alimentaba todas las mañanas con una sopa aguada y una taza de café y los enviaba
a la selva a sacar caucho. No conocían este trabajo y se enfermaron casi todos;
sin embargo, no los soltó; mató a los más enfermos, cerca de cuarenta o
cincuenta. Los otros lograron escapar; algunos, a la selva; otros, a Apolo,
desde donde regresaron posteriormente al Perú. Este alemán fue acusado por sus
atrocidades, pero no recibió castigo. Se rodeaba de una guardia de mozos
especialmente elegidos y amasó una fortuna con el trabajo de sus obreros medio
muertos de hambre. Me alegra contar que fué muerto, al parecer, por un indio
vengativo, quien, esperando la ocasión, le disparó cuando se aflojó la
vigilancia del cuerpo de guardia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la cúspide del apogeo del caucho y del oro en Mapiri, se
instaló con un negocio un banquero aficionado. Inspiró general confianza,
siendo altamente respetado por su influencia civilizadora, que era como un rayo
de respetabilidad brillando en la lobreguez del caos. Huyó con veinte mil
bolivianos (1.600 libras), y jamás se le volvió a ver.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Cuán civilizados parecen estos lugares al regresar de la
selva! El pan verdadero sabe a néctar de dioses; los alimentos bien cocinados,
servidos en platos y comidos con cuchillo y tenedor, eran un sueño glorioso que
se transformaba en realidad. El viaje entre la montaña y el Altiplano, que
quince meses atrás me pareció tan duro, resultaba ahora una excursión
agradable. Es cierto que sentía intensamente el frío de las alturas, pero no
más que el surazo de las selvas que helaba los huesos. Sorata, con sus casas
verdaderas, era una gran ciudad, y La Paz resultaba casi aterradora con sus
comodidades y lujos. El 17 de octubre, un rufián barbudo, de tez casi negra,
quemada por el ardiente sol de los trópicos y el relumbre de las nieves, bajó a
trote lento por las empinadas calles de la capital, sobre una muía vivaracha
que se espantaba y hacía cabriolas a la vista de los carruajes y tranvías. Los
transeúntes se detenían para mirarme, a pesar de lo acostumbrados que estaban a
ver hombres de los despoblados. Una afeitada, una buena comida, un sueño
profundo entre verdaderas sábanas, y al día siguiente ropas civilizadas, me
transformaron otra vez de salvaje en hombre blanco.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Entregué al presidente, general Montes, los mapas e
informes, y fui invitado a trazar la delimitación de la frontera con Brasil, en
el río Paraguay. La perspectiva de exploraciones más distantes resultaba
atrayente —pues esto me llevaría a regiones desconocidas—, pero dependía de una
autorización de Londres el que continuara mis servicios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Si las autoridades británicas están de acuerdo —dije—, para
mí sería un placer. Tengo un saldo de 800 libras, mi general —agregué—. ¿Debo
devolverlas al Tesoro?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Por favor, no haga tal cosa —replicó—. Sería inconveniente
devolver dinero ahora. Le ruego que acepte la mitad y deje la otra para la
comisión del Paraguay.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Había olvidado las preocupaciones de dinero al comienzo de
la expedición al Beni, y el gobierno expresaba su satisfacción por el rápido
término de la labor. Los ministros y otros funcionarios responsables de La Paz
me trataban con la mayor cortesía. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando necesitaba dinero, el gobierno me daba una nota para
la tesorería; ésta me extendía un cheque y el banco me lo pagaba, todo en una
hora. Hice lo posible para corresponder a su atento proceder, evitando todas
las dificultades fronterizas en cuanto estuve en mi nueva designación. Cuando
pienso en los meses que había que insistir ante una oficina de pago inglesa
para cobrar unos pocos chelines, o por un miserable viático de viaje, me
acuerdo de Bolivia. A mis compatriotas les gusta referirse a Latinoamérica como
“el país del mañana”, pero con las demoras de los funcionarios públicos en las
oficinas del gobierno británico, la frase favorita para este caso debería ser
“la próxima semana”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Descripción de la foto: Cuartel de Rurrenabaque.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="601" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02DPy2X1G8eC5U7ZbzE3Jv5wwsj3ti1KxDBDWU7S8QQtw97j1ofXj5ekvT7bFWY53Ql&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-59685212053252203042023-11-15T01:18:00.000-08:002023-11-17T01:27:06.704-08:00P. FAWCETT Y SU VIAJE DE REGRESO; RIBERALTA A RURRENABAQUE (parte XVII)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU-00fdXwXLoxQEUoHnLoMJYxev__gSzqfFQHHlrzx3b5uIwiZDKr7Ff_nchCSB12dMGXtnD4VJU-VRJScwvukJ-NEW07PFdwlxsQshY7JFVC-vilJEBPlaTFDmt0CiXXttLc0SPygBPNtN1pBwt65oxB0O28lq7HuNVP-mVLqkRDU9rTsDI12_AULNmo/s799/territorio%20de%20colonias%20foto%20fauceett%201907.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="609" data-original-width="799" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiU-00fdXwXLoxQEUoHnLoMJYxev__gSzqfFQHHlrzx3b5uIwiZDKr7Ff_nchCSB12dMGXtnD4VJU-VRJScwvukJ-NEW07PFdwlxsQshY7JFVC-vilJEBPlaTFDmt0CiXXttLc0SPygBPNtN1pBwt65oxB0O28lq7HuNVP-mVLqkRDU9rTsDI12_AULNmo/s16000/territorio%20de%20colonias%20foto%20fauceett%201907.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la barraca Concepción pude procurarme más alimentos con
la esposa del administrador y —rareza en estas regiones— obtuve conservas
inglesas. Resultaban extraordinarias, porque los fabricantes británicos
rehusaban colocarles etiquetas en español, y, consecuentemente, nadie compraba
sus productos, pues no sabían qué contenían.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al tercer día de nuestra salida de Concepción nos cogió un
viento surazo, que retardó nuestro avance. La atmósfera se puso terriblemente
fría y el río fué golpeado por el viento, formándose menudos remolinos,
semejantes a los que forman las turbonadas del océano. La vida de la selva
parecía decaída y nos oprimía un sentimiento de triste desolación. Al llegar a
Santo Domingo brillaba el sol, y nuestro ánimo se levantó cuando el
administrador, el señor Arautz, cargó el batelón con plátanos, naranjas y otros
alimentos frescos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Lamento que tenga a bordo al coronel —me dijo, sin
preocuparse de que el objeto de su conversación también estaba escuchando—.
Conozco a ese tal por cual, y no envidio su suerte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Muy pronto el batelón nos causó ansiedad, porque sus maderos
estaban podridos. Los temores de la tripulación resultaron fundados cuando al
decimosexto día un obstáculo sumergido rompió el fondo, golpeando a la mujer,
que casi se ahogó con un bocado de moscas. Nos hubiésemos podido hundir, pero
de algún modo el obstáculo fue cortado con un hacha; se clavó un trozo de tabla
sobre el agujero y se designaron dos vaciadores para mantener a raya el agua
que entraba. Hora y media después otro tronco de árbol más grande que el
anterior atravesó el parche, demostrando que si los rayos no caen nunca dos
veces en el mismo sitio, los obstáculos sí. Otra vez fue cortado a hacha, y se
colocó en el hoyo toda la ropa disponible que tenía la tripulación. Se ordenó a
un hombre que se sentara encima, hasta que, gracias exclusivamente a la buena
suerte, pudimos llegar a la pequeña barraca de Los Ángeles. Como nadie parecía
capaz de arreglar el daño, busqué un tablón, levantamos el batelón para
mantenerlo seco y elevado, fijé tablas en su interior y exterior, remachándolas
con largos clavos de hierro y calafateando las junturas con estopa. Este parche
nos sirvió para el resto del viaje, pero hubo muchas alarmas por los roces y
rechinamientos del fondo, que aterrorizaban al coronel. Me quedó muy agradecido
por los arreglos, tan agradecido, que al día siguiente escamoteó una pierna de
pavo silvestre de la olla de la tripulación, y, después de roer el mejor trozo
de carne, me ofreció el resto con una reverencia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando llegamos a Cavinas, en la desembocadura del Madidi,
yo estaba desesperadamente ansioso por escapar de mis dos compañeros de cabina,
pues me enfermaban sus hábitos sucios y sus desagradables personas. La
ineficiente tripulación y el negligente capitán hacían el viaje tan
intolerable, que traté de conseguirme muías con los sacerdotes de la misión
para llegar por tierra a Rurrenabaque. ¡Ay! Todas sus bestias estaban ocupadas
en otra parte. No había nada que hacer, sino continuar en el batelón, que ahora
estaba peor que nunca, porque el cuero crudo que cubría el suelo de la cabina
se había podrido completamente y el sol abrasador lo hacía exhalar un olor tan
fuerte, que eclipsaba aún al del coronel.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La estación seca estaba en su apogeo y el río bajó tanto,
que los bosques de troncos sumergidos hacían que el avance fuera
extraordinariamente difícil. En una de las barracas por las que pasamos, le
dieron al coronel un mono regalón. El bicho compartió su bacinica y agregó algo
a la suciedad de la cabina, pues ni por nada quiso dejarlo afuera. Descubrí en
seguida que mi tetera era usada por el coronel y el aduanero, no para hervir
agua, sino para beber por su pico. Esto me enfureció; si hubiesen solicitado mi
permiso, no lo habría negado —pese a las pústulas del coronel—; pero ni
siquiera tuvieron la cortesía de pedirme autorización.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con el buen tiempo volvieron las nubes de mariguis. Una
ventaja del viento surazo era librarnos temporalmente de la plaga de insectos;
pero éstos, al regresar, recuperaban el tiempo perdido y casi nos volvían
locos, a excepción de la dama pasajera, que encontraba que era un aditamento
bien venido a su dieta. Todo empeoró. Durante una violenta tormenta, el mono
cayó por la borda, mientras su amo se lamentaba desesperadamente. Antes que el
animalito pudiese ser salvado, ya estábamos una milla más abajo, golpeando
tronco tras tronco en forma despiadada. Justo cuando estaba pasando la
tempestad, se escuchó un ruido como de descarga de artillería y un rayo cayó en
el río a cien yardas de nosotros, con un maravilloso despliegue de fuegos
rojos, amarillos y azules. La tripulación casi murió de susto y se les tuvo que
dar alcohol para que se recuperaran y pudiéramos seguir navegando.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ninguna tripulación trabaja sin alcohol. Los impulsa como la
gasolina al automóvil, y cuando se termina la provisión, dejan de trabajar y
rehúsan moverse. Nuestro “combustible” estaba guardado en la cabina en una lata
de cuatro galones; el olor de mi tetera me sugirió que el coronel estaba
sirviéndose de él. Encontré que sólo teníamos lo suficiente para terminar el
viaje, siempre que el recorrido diario mejorara del paso de tortuga a una
velocidad normal. Se lo dije al capitán y sugerí que hiciera trabajar más a sus
hombres. Inmediatamente echó la culpa al piloto por el atraso.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Es una mentira —replicó éste—. Si usted no estuviese
siempre borracho, podría atender mejor su trabajo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El resultado de esto debió ser una pelea pero no llegaron a
los golpes. En cambio, tuvieron una salvaje batalla de denuestos, en que el
insulto más amargo era el epíteto ―indio‖, y finalizó cuando uno le dijo al
otro: “¡Anda, pégame!”, respondiendo el contrincante: “¡No, atrévete tú!” La
tripulación parecía dispuesta a tomar parte en la riña; el batelón se deslizaba
río abajo sin control, de manera que la discusión tuvo que ser silenciada por
autoridad superior. Poco después nos pasó un batelón de Riberalta, como si
nosotros estuviésemos parados, y las burlescas observaciones del piloto casi
iniciaron de nuevo la camorra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El próximo contratiempo fue el quedar lisiado uno de los
tripulantes. Al saltar a la playa para recoger huevos de tortuga, pisó
una-raya, que hirió gravemente su pie. Quizás previnieron las complicaciones al
hacer explotar pólvora sobre la herida —una cura drástica—; pero hasta el
término del viaje la víctima gimió en el suelo de la embarcación. Otro hombre
perdió dos de sus dedos, a causa de las pirañas, mientras se lavaba las manos
en el río después de desollar un mono.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los huevos de tortuga abundaban tanto, que el fondo del
batelón estaba repleto de ellos para venderlos en Rurrenabaque; pero mucho
antes de que llegásemos, pies descuidados los transformaron en una masa, y un
olor más se agregó al hedor general. Para añadir otro todavía, el coronel trajo
a bordo un poco de chalona o carnero seco. Su dueño lo apreciaba mucho, aun
cuando estaba en avanzado estado de descomposición y lleno de gusanos. Por
último, se me hizo la cabina insoportable y colgué afuera mi hamaca, a pesar de
los mosquitos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A bordo se desarrollaron fiebre e influenza, dejando fuera
de cuenta a nueve tripulantes. Escasos de tripulación, seguimos hasta Santa
Teresa, cuatro días más abajo de Rurrenabaque, esperando allí hasta que se
recuperasen los hombres. ¡Qué gran placer fue estar en tierra, para escapar de
la pestilencia de esa embarcación, respirando otra vez aire puro en la barraca
de mi anfitrión!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El me dió más detalles de la expedición suizo-germana contra
los guarayos en el Madidi, corroborando la historia de las atrocidades que ya
me habían relatado. Una niña se escapó hasta la orilla del río y allí fue
herida por una bala. Se arrodilló para lavarse la cara y cabeza, y en esa
posición fue degollada despiadadamente. Con la valentía que da la
desesperación, uno de los guarayos atacó a la expedición con arco y flechas,
pero muy pronto lo mataron. Conocí más tarde a estos indios, y la forma abominable
en que fueron tratados por estos brutos cobardes me llenó de ardiente
indignación, como les ocurrió a todo boliviano y extranjero decente del país.
Siento decir que los autores de este ultraje jamás fueron castigados.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nada me induciría a repetir este viaje de cuarenta y cinco
días. A mí me pareció interminable. El “mal de ojo” de Riberalta no podía ser
aventado ni con la distancia. Casi podía escuchar las palabras de despedida del
delegado, vagamente inquietantes: “Lamento que usted nos deje, mayor. Su
trabajo ha sido muy valioso para Riberalta. ¡Lástima que usted no sea un
prisionero permanente!” . . .<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">(Continuara…)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Descripción de la foto: “Salvajes”, imagen tomada alrededor
de 1913-14, Bolivia, 1913. (Percy Harrison Fawcett. / Foto de la Royal
Geographical Society //Getty Images)</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="550" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02L7jjkKumzUtdmQzo2pjuRdaduNCyE9DojUjFvQo5MHpuZWWatXTAmEAPuRMa93cGl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-29215712667663818432023-11-11T03:43:00.005-08:002023-11-11T03:43:42.576-08:00FAWCETT RELATA LAS FIESTAS PATRIAS EN RIBERALTA (Parte XVI)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixff231Ir3WhGRVcq2OglJwc__HhMVRG0_Ec-OuCphIC6LaoZr7g0AMyVeHO3L9BhNrre-dn4MCPjCZ2IQ8bZwaZk0vF0XmqegaTV9xB54jss8m8eAQ5-LABSCF06J7TkG-qBEx751s4lTu4qeKdxxv4KoaGmhjRvHWps5jOyWemJ7eHldHXQ6traCAoI/s803/Plaz%20ade%20riberalta%201928.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="445" data-original-width="803" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEixff231Ir3WhGRVcq2OglJwc__HhMVRG0_Ec-OuCphIC6LaoZr7g0AMyVeHO3L9BhNrre-dn4MCPjCZ2IQ8bZwaZk0vF0XmqegaTV9xB54jss8m8eAQ5-LABSCF06J7TkG-qBEx751s4lTu4qeKdxxv4KoaGmhjRvHWps5jOyWemJ7eHldHXQ6traCAoI/s16000/Plaz%20ade%20riberalta%201928.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En este período las estrellas deben haber ejercido
influencia nefasta en las relaciones internacionales, pues una o dos noches más
tarde tuvo lugar una batalla en regla. Bumpus, un inglés, atendía en su casa a
un peruano, celebrando con cerveza, la más cara de todas las bebidas locales,
el 28 de julio, aniversario de la independencia del Perú. Había varios
invitados, entre ellos un joven oficial boliviano llamado Zamudio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En lo mejor de la parranda, un escribiente de la delegación
pidió que lo dejasen entrar, y como era un mentecato inútil, prontamente se le
dijo que no. Cosa sorprendente, rehusó irse, y se puso tan belicoso que comenzó
una pelea en la que fue derribado. Sus gritos atrajeron a un mayor, a un
capitán y a cerca de treinta soldados del vecino salón de refrescos de Willis,
los que se echaron sobre Bumpus y sobre el peruano, que defendió a su
anfitrión. El mayor ordenó a sus soldados que cogiesen a Bumpus, quien reaccionó
inmediatamente pegándole en la nariz al mayor. Llegó la policía, vio que la
refriega aumentaba y se puso a contemplar la lucha con interés. Botellas,
sillas, suciedades de todas clases volaron por el aire. Los juramentos y los
gritos atrajeron más espectadores, que comenzaron a cruzar apuestas. Ni Bumpus
ni nadie sabía boxear, por lo que casi toda la pelea consistió en dar palmadas,
retorcer brazos y especialmente propinar puntapiés. El desorden terminó
solamente cuando apareció un rollizo coronel que arrestó al mayor y al capitán.
Supe que al día siguiente un sargento y siete hombres recibieron doscientos
latigazos, lo que me pareció una gran injusticia, pues ellos sólo habían
obedecido órdenes superiores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El notable aumento de consumo de licores era tal vez
preparándose para celebrar el 4 de agosto, fiesta nacional boliviana. Cinco
días de borrachera ininterrumpida finalizaban con exhibiciones deportivas
militares en la plaza, donde se juntaban todos los ciudadanos, equipados con
botellas, vasos y hasta con latas de querosene llenas de licor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La exhibición no era muy entretenida, excepto un juego
llamado rompecabezas. Difícil de ejecutar, aun para hombres sobrios, resultaba
de una comicidad increíble cuando los competidores estaban semi-ebrios con
kachasa. El rompecabezas consistía en una caja de sección triangular, de dos
yardas de largo, que rotaba libremente alrededor de una barra de hierro
colocada sobre dos postes a una distancia de cerca de siete pies uno del otro.
En lo alto de uno de estos postes había un pequeño asiento; en el otro, una
pequeña bandera. El juego consistía en coger la bandera cruzando sobre la tapa
de la caja. A menos que se mantuviese un equilibrio perfecto, la caja se daba
vueltas y el competidor caía al suelo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En estos días, desesperado por la tardanza en salir de
Riberalta, hice presión sobre el delegado, o gobernador, hablándole de
“representaciones oficiales” y cosas por el estilo. Esto lo asustó tanto, que
se obtuvo un batelón, que se puso a mi disposición, así como a la de un
empleado de la aduana y del rollizo coronel, ya que todos íbamos a La Paz. Dan
debió haber viajado conmigo; pero estaba en la cárcel a pedido de Willis —¡de
él!—, por deudas de bebidas alcohólicas. Los ingleses fueron a despedirme y también
la guarnición al coronel, de manera que dejamos la costa en medio de la
humareda azul de sus descargas. Podíamos aún escuchar sus gritos de despedida
cuando ya no alcanzábamos a percibirlos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El coronel no era en absoluto el compañero ideal de viaje.
Mestizo de indio, su parte española parece que se había confinado
exclusivamente al nombre. Su único equipaje consistía en una bacinica(1) vieja
y en una maleta usada, de imitación cuero. Se nos olvidó esta última en la
playa y sólo descubrimos su pérdida cuando ya estábamos en una barraca a
veinticinco millas río arriba, y allí tuvimos que esperar mientras una canoa
iba a buscarla. Después, el coronel se instaló en la “cabina” de popa y allí se
quedó por el resto del viaje: ¡cuarenta y cinco días ¡<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El aduanero era un buen compañero; pero ni él ni el coronel
habían llevado alimentos, y, naturalmente, contaban con mis provisiones, que
consistían en avena machacada, unos sacos de pan duro y latas de sardinas. La
avena machacada no les interesaba, pero lo demás sólo alcanzó para diez días,
después de los cuales anduvieron dando vueltas alrededor de las ollas de la
tripulación, sin mucho éxito. No vi lavarse al coronel durante todo el viaje, y
empleaba la bacinica, fuera de otros usos, para guardar alimentos. Era
insolente, desagradable, enfermizo, y como muy pronto todo su cuerpo se llenó
de pústulas, su presencia en el refugio, que estábamos obligados a compartir
con él, se nos hizo repugnante. Se quejaba de que se le había obligado a
embarcarse con excesiva prisa; protestaba por la falta de variedad de mis
provisiones, y tanto él como el aduanero expectoraban constantemente fuera y
dentro de la embarcación. En el barco viajaba una mujer mestiza, que se
divertía cazando moscas y mariguis, que después se comía, costumbre propia de
indios, sean civilizados o salvajes. No quisiera volver a repetir ese viaje.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Al segundo día nos encontramos con un batelón que iba a
Riberalta. Su dueño, un alemán llamado Hesse, reconoció inmediatamente entre
nuestra tripulación a sus propios peones, requisados por la delegación. Se puso
furioso y nos acusó de haberlos robado; pero no podía hacer nada contra
nosotros y nuestro piloto se rió de él extraordinariamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">--------<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Referencias:<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>1) Posesion omnipresente. Esto y el reloj despertador son
los compañeros inseparables del mestizo.<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Foto: Plaza de Armas y Catedral de Riberalta 1928 (Créditos:
Riberalta el edén de la Amazonia)<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal"><o:p><i><b> </b></i></o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="516" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid08KKH8nQeTHJ4apCEd198JdmMvPk7N4MGdYNHPWEFGy8Rdxqt591bph6t3YzwWkufl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-36568753559013156352023-11-10T03:32:00.005-08:002023-11-10T03:32:35.916-08:00¿Sabían que: NUNCA EXISTIÓ EL “ALTO PERÚ”?<p style="text-align: center;"></p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji1K0-v06UsPHtOKla7Uz-6i3Kad1NXQXhueAceeRNpG5Bxs-23DGhWk9vfJA2CU3qJjA15I29ARbq8wAqO38tBokZarCnIkCJPvn22GQ1I5DPpHhVVeEZAVxMuk4naaYqx4_WiRjdCnhZbSZsAvUucloajpnn99zPmwQlCmzu97VgGx3PwoxqHPemzAc/s617/Nuevo_mapa_del_virreinato_del_rio_de_la_plata.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="617" data-original-width="400" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEji1K0-v06UsPHtOKla7Uz-6i3Kad1NXQXhueAceeRNpG5Bxs-23DGhWk9vfJA2CU3qJjA15I29ARbq8wAqO38tBokZarCnIkCJPvn22GQ1I5DPpHhVVeEZAVxMuk4naaYqx4_WiRjdCnhZbSZsAvUucloajpnn99zPmwQlCmzu97VgGx3PwoxqHPemzAc/s16000/Nuevo_mapa_del_virreinato_del_rio_de_la_plata.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;"></td></tr></tbody></table><br /> <p></p>
<p class="MsoNormal">Edgar Oblitas Fernández en su trabajo titulado Bolivia y su
derecho al Pacifico cita a Eduardo Arce Quiroga. Donde señala que las
denominaciones de Alto y Bajo Perú no se encuentra en ningún documento de los
siglos XVI, XVII y XVIII. “En general, hasta la creación del Virreinato del rio
de la Plata -dice-, el Perú fue un solo Perú desde las proximidades del Ecuador
hasta la Patagonia, en todo el territorio español de Sud América incluyendo la
gobernación de Chile.” Además, “En la toponimia las designaciones de Alto y
Bajo Perú comienzan a ser usadas a principios del siglo XIX, pero sobre todo,
es en el periodo de la guerra de la independencia que su difusión es mayor
sobre todo en Buenos Aires y Lima.” y naturalmente dice: “Los periódicos
porteños popularizan ese nombre y los historiadores lo recogen como si durante
toda la colonia hubiera sido común su uso. Lo propio hacen los realistas en
Lima entre 1810 y 1825, de modo que los nombres de Alto y Bajo Perú, nacen en
realidad, con la Revolución de Mayo”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Mas abajo Oblitas Fernández, termina: “la corona a tiempo de
crear el Virreinato de La Plata, como veremos luego, al señalar su jurisdicción
dice que ella compone La Audiencia de Charcas, no habla de Alto Perú. Por
tanto, no cabe extrañar a nadie que los cronistas, viajeros o científicos no
hicieran esta distinción”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Josep Barnadas señalaba: que el término Alto Perú es una
denominación tardía para referirse a la región alta de las intendencias del
noroeste del Virreinato del Río de la Plata, intendencias pertenecientes en lo
judicial a la Real Audiencia de Charcas, ya en las postrimerías de la colonia,
no fue utilizado sino recién hacia fines del siglo XVIII, hasta entonces no
existe un solo documento o crónica oficial que use este nombre. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Para José María Dalence, en su bosquejo estadístico de
Bolivia «La denominación Alto Perú aplicada exclusivamente a Bolivia, es nueva
y muy impropia... Lo cierto es que ni en las leyes españolas, ni en sus
historiadores, se da a lo que hoy es Bolivia otro nombre que el de Charcas». <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Por lo expuesto, se puede afirmar con absoluta certeza que
La denominación “Alto Perú” tiene su nacimiento en el Virreinato del Río de la
Plata y nace justo con la creación de esta. Indudablemente el término tomó
fuerza como sobrenombre entre 1809 hasta 1825, vale decir durante las guerras
de independencia de la actual Bolivia. El mote fue utilizado principalmente por
los “rioplatenses”. La actual Bolivia siempre tuvo el nombre propio de Charcas<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><br /></p>
<p class="MsoNormal">/ <a href="https://www.facebook.com/Historiasdebolivia?__cft__%5b0%5d=AZVAhxUyERNyCw-A3NskZeaqSEhD-OUkp_ithvg4_XYqU66irKZUFpZoVStNhhdPxTZxnLL1O2VBMyDNOw6_rKcDCE1hWt1e4IZsmeE9jRVLhLacX3xlrej-DmbkcJd2Vjl9k5fVvbe0dZnK2ksJD6rj1ejq_mejupM1rhV-7Vazodq2q5hHzt7XpJGzgcCwOzo&__tn__=-%5dK-R">Historias
de Bolivia</a>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Referencias:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Barnadas, Josep M. (1989). Es muy sencillo: Llámenle
Charcas. La Paz: Juventud. p. 59-63.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Dalence, J. M. Bosquejo estadístico de Bolivia, Sucre 1851,
p. 2». <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Oblitas, Edgar (1978). Bolivia y su derecho al Pacifico. La
Paz: Khana Cruz SRL. p. 40.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal">Fotos: Primera y Segunda banderas de Bolivia. (Los Tiempos)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="512" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02r6FRhUnA9hsERX2a1gES8eLBmzZCGXbCb52B5VqwZRyM5cRZckmk5LJGQGyjEQz5l&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-83963272504151326352023-11-05T17:39:00.001-08:002023-11-19T07:14:59.407-08:00EL DUELO A MUERTE DE IGNACIO WARNES Y JOSÉ JOAQUÍN BLANCO<p style="text-align: center;"><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjrQslzJ3hG5kG6iHUo7BQ2fEU-aB7-5WD2a9x6n2pnp5KZJxgb86PqYhD3hb7KKLr33isgKduhRsvZPjJtvQGnlrxbipRJ0nv5Pgb2Hqg2iMaOkapPDCvQmOemve1gzLO-3UclZ_ltMYlp-2Ev2yW97U1suaCD5_D9ECu95i8aF0pwxxQLAygvfsUV_M/s397/WaterMark_2020-06-20-17-37-54.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="275" data-original-width="397" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjjrQslzJ3hG5kG6iHUo7BQ2fEU-aB7-5WD2a9x6n2pnp5KZJxgb86PqYhD3hb7KKLr33isgKduhRsvZPjJtvQGnlrxbipRJ0nv5Pgb2Hqg2iMaOkapPDCvQmOemve1gzLO-3UclZ_ltMYlp-2Ev2yW97U1suaCD5_D9ECu95i8aF0pwxxQLAygvfsUV_M/s16000/WaterMark_2020-06-20-17-37-54.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Ignacio Warnes.</td></tr></tbody></table><br /> </p>
<p class="MsoNormal"><i><b>Publicado originalmente por la página argentina Granaderos
Bicentenario el 25 de mayo de 2023.</b></i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"></p><div style="text-align: justify;">La batalla estaba llegando a su fin. Era una rotunda
victoria de las Armas de la Patria. Arenales y Warnes habían obtenido un
triunfo completo sobre las tropas del Jefe realista, el Coronel José Joaquín
Blanco.</div><div style="text-align: justify;">El lugar de la Batalla era en el Alto Perú, en un paraje llamado "La
Florida".</div><div style="text-align: justify;">Los pocos realistas que quedan, se alejan del Campo del Honor.</div><div style="text-align: justify;">Cuando desde las líneas patriotas, emerge la figura gallarda del Coronel
Ignacio Warnes. Viejo guerrero Don Ignacio, corajudo como pocos, las calles de
Buenos Aires lo vieron echando al inglés. Supo también acompañar a Belgrano al
Paraguay, y después se cubrió de Gloria en Tucumán y Salta.</div><div style="text-align: justify;">El Coronel Warnes se aproxima a los soldados del Rey que huyen del Campo de
Batalla. Y a viva voz, llama al Coronel Blanco, Jefe de aquellos soldados
vencidos.</div><div style="text-align: justify;">Warnes, lo está desafiando a duelo...</div><div style="text-align: justify;">Viejas rencillas personales motivan aquel desafío. Y que mejor lugar para
solucionarlas que en el Campo del Honor.</div><div style="text-align: justify;">De entre aquella masa sangrante de soldados que huyen, aparece la figura del
Coronel José Joaquín Blanco, valiente Oficial Español. Ha aceptado el lance.</div><div style="text-align: justify;">El tiempo se congela. Vencedores y vencidos se detienen. Observan como sus
Jefes, blandiendo sus sables, se entremezclan en un duelo a muerte.</div><div style="text-align: justify;">Los tajos de los sables cortan el aire caliente, que tiene olor a sangre. No se
piden, ni se dan cuartel. Los caballos se pechan. Los jinetes, se sablean.
Varios minutos dura el duelo. El final tarda en llegar. Hasta que después de
una demostración de coraje sin igual, un cuerpo cae al suelo polvoriento,
atravesado por una certera estocada de sable.</div><div style="text-align: justify;">Es el Coronel José Joaquín Blanco, que ha dado la vida por su Rey.</div><div style="text-align: justify;">Don Ignacio Warnes, desde su caballo, observa el cadáver ensangrentado de su
enemigo. La deuda está saldada.</div><div style="text-align: justify;">El tiempo vuelve a ponerse en movimiento. Los vencidos terminan de huir del
Campo de Batalla de "La Florida". Y los vencedores se disponen a
celebrar una maravillosa Victoria de las Armas de la Patria, justo en el cuarto
aniversario de la Revolución de Mayo.</div><div style="text-align: justify;">Eso ocurrió hacen precisamente hoy 209 años, un 25 de mayo de 1814.</div><div style="text-align: justify;">La Batalla de La Florida es la que da nombre a la calle céntrica de Buenos
Aires y a la localidad del Conurbano Bonaerense.</div><o:p></o:p><p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-35052950359923659022023-11-04T15:25:00.003-07:002023-11-04T15:25:21.343-07:00FAWCETT DE VUELTA EN RIBERALTA (parte XV)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghg2iz2-ooiEN7xxKkdemN4NQHegIPTE0gunI8UOjUn0Zm4uJoPYFYafrhPobTKMAttquhOmyrXN9s4SUjp5pm28h0yC5wI36BFOd5Zq7RErAVrJ6XH72X-cjDhyy97jIgbkQXazUsyyMyImRHCy7RZDIsdQzrCQlEL7ZbSq3F7svaTiaQwtWywrLzFxk/s872/plaza%20de%20riberalta%201928.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="655" data-original-width="872" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEghg2iz2-ooiEN7xxKkdemN4NQHegIPTE0gunI8UOjUn0Zm4uJoPYFYafrhPobTKMAttquhOmyrXN9s4SUjp5pm28h0yC5wI36BFOd5Zq7RErAVrJ6XH72X-cjDhyy97jIgbkQXazUsyyMyImRHCy7RZDIsdQzrCQlEL7ZbSq3F7svaTiaQwtWywrLzFxk/s16000/plaza%20de%20riberalta%201928.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No lejos de Riberalta un trabajador indio mató al mayordomo
en venganza de ciertas brutalidades. Lo cogieron, manteniéndolo atado toda la
noche, cara a cara con el cadáver, y al día siguiente le dieron mil latigazos.
A duras penas transcurría un día sin que hubiese flagelaciones, y desde el
sitio donde yo estaba alojado podía escuchar la ejecución de los castigos en la
oficina del jefe de policía. Generalmente, las víctimas se conducían con
serenidad, a menos que —como ocurría en casos más graves— se empleara el Sapo
Chino. Este instrumento era una armazón basada en la estructura de un potro de
tormento, en el que se podía estirar a la víctima boca abajo, de tal manera que
el cuerpo estuviera suspendido en el aire mientras se administraban los
latigazos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En una barraca situada más arriba de Riberalta le propinaron
a un peón cuatrocientos latigazos, ¡y después el hombre agradeció a su amo,
diciéndole que los había necesitado y que en adelante trabajaría bien! En la
aldea vivía un anciano quien, cuando se emborrachaba, se dirigía a la comisaría
a rogar que lo flagelasen para aprender a conducirse. Quizá, físicamente, los
indios tengan menos sensibilidad que un blanco; lo que sienten mentalmente
nadie lo puede adivinar. En Riberalta jamás recibían dinero, ni sabían lo que
era un trato decente; pero en cambio les propinaban latigazos a la menor falta.
Siempre los entusiasmaban para que bebiesen alcohol.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde que existe memoria, se usó el látigo en una forma
bastante más' seria en las islas británicas; en realidad, aún se emplea en el
código penal y constantemente se recomienda su uso en forma más extensa. Si la
víctima pudiese elegir entre el látigo de los distritos caucheros y el de
nuestras prisiones, no hay duda alguna sobre cuál sería su preferencia. No
estamos en situación de lanzar la primera piedra, ya que somos responsables de
la sumisión de las colonias de Africa Occidental. Denunciar las atrocidades del
auge del caucho, silenciando las muchas crueldades aun legalmente establecidas
en nuestro propio país, lejos de la vista del público, significaría tener un
criterio demasiado estrecho. Debo hacer hincapié en que lo que sucedía en
Bolivia y Perú no estaba autorizado por sus gobiernos, sino que eran actos de
individuos, al margen de la ley y del orden. Por crueles que hayan sido estos
actos, jamás sucedió nada comparable a las atrocidades del Congo Belga. La
lejanía de un sitio como Riberalta es difícil de imaginar. No había telégrafo
ni otro medio de comunicación con La Paz u otra ciudad, y, bajo las más
favorables condiciones, se llegaba a la capital después de dos meses y medio de
viaje.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La llegada de un nuevo gobernador al Beni me dió la
oportunidad de asegurar algo del dinero que se me debía, al obtener órdenes
oficiales de pago en algunas casas comerciales. El gobernador era afeminado,
susceptible a la adulación y extraordinariamente estúpido. La mayor parte del
tiempo la pasaba adornándose. Resultaba ridículo contemplarlo ocupado, en una
habitación abierta a la vista del público, decorando su lecho y otros muebles
con pequeños lazos de cintas rosadas, para complacer a una india poco atractiva
de la cual se había enamorado al llegar. Como “escoba nueva”, estaba ansioso de
causar buena impresión, y sabiendo que sus gastos pronto serían reducidos
drásticamente, saqué ventaja de ello mientras era tiempo. Su pomposidad era
prepotente, porque una vez había sido cónsul, y estaba siempre ansioso de
indicar que su presente condición significaba un descenso de categoría para él,
fruto del resentimiento que su habilidad había despertado en círculos
superiores.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando soplaban los surazos, Riberalta se ponía intensamente
fría, y una mañana apareció una delgada película de hielo en los charcos de lo
que llamaban caminos. En estas ocasiones llovía durante tres o cuatro días
ininterrumpidamente y nadie poseía la ropa suficiente para aislar el frío. El
repentino descenso de la temperatura mataba rápidamente a los peones vestidos
de algodón. ¡Entre las hordas de enfermos la muerte cobraba un tributo
espeluznante; uno tras otro desaparecían los “comedores de tierra” o geófagos!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los trabajadores y sus familias eran víctimas a menudo de
una extraña enfermedad que inducía a un irresistible deseo de comer tierra.
Posiblemente la causa era un parásito intestinal y la tierra serviría para
aplacar la irritación interna. En todo caso, el resultado era un abultamiento
del cuerpo, al que seguía la muerte. Los indios conocían un solo remedio: el
excremento de perro; pero nunca supe que alguien mejorara con esta medicina.
Algunos europeos también sufrían de esta enfermedad; pero las víctimas más
comunes eran los niños, cuyas enflaquecidas extremidades y estómagos
horriblemente distendidos presagiaban su horrible suerte. Un austríaco que
sufría de esta extraña enfermedad bajó por el Beni desde Reyes. Excepto por su
estómago terriblemente hinchado, parecía un esqueleto viviente, y producía una
impresión espantosa. Murió al corto tiempo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A excepción de las escasas oficinas, nadie tenía idea del
tiempo en Riberalta, porque los relojes no eran de uso general. Un comité de
ciudadanos se acercó a mí pidiéndome que erigiese un cuadrante solar, y tanto
para cambiar de ocupación, como para retribuir la hospitalidad, estuve de
acuerdo en construirlo si se me suministraban los materiales necesarios. Cuando
finalmente el reloj de sol estuvo listo y colocado en medio de la plaza, fue
inaugurado con gran pompa y proporcionó un buen motivo para hacer discursos y
beber sin tasa. ¡Hubo hasta sugerencias de que se erigiera un techo para
protegerlo de las inclemencias del tiempo!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa misma noche vi a un grupo alrededor del reloj de sol y
me acerqué a ver lo que ocurría. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Es un fraude —balbuceó una voz. Se encendió una cerilla—.
¡Vean! No indica la hora. Que alguien me preste otra cerilla y probemos de
nuevo; o más vale que traigamos una vela.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Explotación extranjera —gruñó otro—. Esto es lo que se
llama. . . imperialismo británico. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—No —replicó una tercera voz—. Funciona bien, porque esta
tarde vi la hora en él.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hubo argumentos en favor y en contra y las discusiones se
acaloraron. Metieron tanta bulla, que un oficial de policía fue a investigar la
causa del problema. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—¡Idiotas! —gritó cuando le interrogaron—. ¿No saben que
tienen que esperar que salga la luna antes de poder ver la hora en él?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tres días después el reloj de sol fue encontrado
completamente destruido. Los pro cuadrante solar acusaron a los anti de
sabotaje; pero mis sospechas recayeron en un disoluto empleado francés de una
firma local, a quien antes que a mí se le habían ofrecido 50 libras para
construir un cuadrante y no supo hacerlo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ese mismo día realicé mi primer intento de irme de
Riberalta, tomando pasaje para Rurenabaque en una pequeña embarcación conocida
como una montería. Pese a mis protestas, el propietario insistió en recargarla
horriblemente, y media milla río arriba tocó un banco de arena, se volcó, y por
poco nos ahogamos todos. El propietario salvó su embarcación; pero rehusó
continuar, y tuvimos que regresar a Riberalta, donde volví a mis viejos
cuarteles por otras tres semanas, desesperando de poder abandonar este detestable
lugar. Parecía que Riberalta estaba jugando al gato y al ratón conmigo,
haciéndome creer que estaba libre, sólo para capturarme una vez más. Una y otra
vez se me presentaba la oportunidad de escapar, sólo para desvanecerse y
dejarme más deprimido que nunca. Era una prisión sin rejas, pero no menos
prisión por esa circunstancia. Imaginaba la voz del lugar murmurando: “¡Has
venido: aquí permanecerás... para siempre! ¡Puedes escapar por corto trecho;
pero mi hechizo te atrae y regresarás siempre, para vivir toda tu vida aquí,
hasta que mueras!”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Algunos acusaban ya abiertamente al - francés de haber
destruido el cuadrante solar del pueblo, y el asunto casi se transformó en un
problema internacional. Se formaron partidos; se efectuaron violentas
demostraciones anti francesas y antibritánicas. La prensa local —una hoja
semanal de basuras semipolíticas— se metió en la refriega y publicó editoriales
sobre el tópico en un lenguaje extraordinariamente pomposo. El vicecónsul
francés ofreció un banquete, excluyendo ostentosamente a todos los ingleses y
sus simpatizantes. A mí me molestó poco esta actitud; pero los otros ingleses
residentes se sintieron ofendidos, desquitándose con otro banquete de carácter
altamente patriótico a la noche siguiente. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Recuerdo que la fiesta duró hasta pasada la medianoche, y ya
se había puesto musical y achispada cuando las lámparas de aceite, rodeadas de
nubes de insectos, comenzaron a mostrar signos de extinción. Mientras oscilaban
y se oscurecían, llegó el súbito grito de “¡Cobra!”. Inmediatamente se formó un
pandemónium, y, justo antes de que las lámparas se apagaran del todo, se vio en
un rincón la silueta del reptil. Algunos se subieron a las sillas; otros, a las
mesas. Unos cuantos espíritus audaces cogieron palos y atacaron fieramente a la
serpiente, que se agitó y retorció bajo los golpes, y de pronto todo quedó
sumido en tinieblas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">De afuera llegaron gritos de advertencia, pues media ciudad
estaba reunida allí. Desde el interior se pedían luces, más luces..., ¡rápido!
La serpiente debía estar en alguna parte. Ya uno o dos alborotadores estaban
declarando que los había mordido. Por fin llegaron luces, se disiparon las
tinieblas, y el reptil resultó ser — ustedes ya habrán adivinado— ¡una cuerda!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A la claridad del día siguiente, los rostros del pérfido
francés y de sus partidarios brillaban jubilosos; pero Albión aún no estaba
derrotada, porque cuando, al otro día, el francés y sus secuaces se reunieron a
bordo de la lancha “Campa”, que iba río abajo hasta Esperanza, apareció en el
puente principal una serpiente negra y roja. ¡Y ésta era verdadera, no el
extremo de una cuerda!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No tengo idea qué clase de reptil era. Posiblemente fuese
una inofensiva serpiente coral; pero, en todo caso, hubo una conmoción
inmediata, huida por los pasillos, que eran destartalados tablones, y en medio
de la lucha el francés fue empujado dentro del río. Cuando salió a la
superficie hubo un grito de alerta: “¡Cuidado con las pirañas!” El galo aulló
de terror, mientras nadaba hacia la orilla moviendo los brazos como paletas. Un
agrupo de mirones lo trató de sacar; pero una y otra vez se caía dentro del agua,
asegurando que las pirañas se estaban comiendo la carne de sus piernas. Medio -
ahogado y cubierto de barro de pies a cabeza fue extraído finalmente y llevado
sollozante a su cabaña.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Foto: Plaza principal de Riberalta 1928. (Créditos:
Riberalta el edén de la Amazonia)</i></b><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal"><b><i><br /></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="607" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02rkaXajaFHx3D68ha3gmpJsMFoKPKoxzfoyuTKywSYLTyAYKhRSXsznW1zsFo9Zj4l&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-12723660199097940072023-11-02T15:18:00.001-07:002023-11-04T15:21:40.569-07:00(“Potosina, fiel y fina”) HISTORIAS DE SUCESOS Y TRAGEDIAS EN EL POTOSÍ COLONIAL<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQaPsgCzvRBF3SkeW-6PUACDikO6Tkzk3hYedvJZdNQeSUyjqwMETBhx5wI-kcrDGQkd-850V_XrEJ_rtP2414Kh1G8yNVw_rdMZjNUyI7xkeEw9-7ahKC7YZ6f254PSVJfn_MksQ5Hkp4l6dtO_Ch6UhXr2iBQtogcxTHDySba1htyqciCl_gRArD8DA/s829/Potosii%20fggshshdfghdfghfds.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="534" data-original-width="829" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjQaPsgCzvRBF3SkeW-6PUACDikO6Tkzk3hYedvJZdNQeSUyjqwMETBhx5wI-kcrDGQkd-850V_XrEJ_rtP2414Kh1G8yNVw_rdMZjNUyI7xkeEw9-7ahKC7YZ6f254PSVJfn_MksQ5Hkp4l6dtO_Ch6UhXr2iBQtogcxTHDySba1htyqciCl_gRArD8DA/s16000/Potosii%20fggshshdfghdfghfds.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La fama de la mole de plata, resonaba en todos los confines
y es por ello que comenzaron a concentrarse en Potosí, gentes de toda ralea:
virreyes, condes, marqueses, oidores, gobernadores, regidores, licenciados que
representando a la Corona, entendían de los negocios que Su Majestad Católica
el rey de España les encomendaba, y a veces, administrando justicia cometían
las peores injusticias; maestres de campo y capitanes, que a cintarazos y
mandobles, ponían en orden los desórdenes a nombre de la milicia, armada;
desertores con hábitos de las Ordenes de Santiago, Calatrava o Alcántara, que
rehuyendo sus servicios al rey, formaban cofradías do sus servicios al rey,
formaban cofradías confabulándose, para atentar contra la moral y buenas
costumbres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Llegaron también millares de religiosos: franciscanos,
dominicos, betlemitas, mercedarios, agustinos para desparramarse, como
fanáticos idólatras convirtiéndose, ora en monagos milagreros o frailes de misa
y olla, ora en santos varones, cuyos portentosos milagros quedaron para
siempre, escritos en los templos y conventos, o en los cronicones de antaño. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Arribaron hidalgos de rancio abolengo, recatadas y
santulonas matronas y doncellas de noble estirpe, a la vez que, hablantinas
manólas de la peor estofa madrileña, y finalmente, legiones de aventureros
entre los que se distinguían: rufianes mañosos, ociosos imberbes especializados
en rondar ventanas y balcones de castas doncellas, tahúres y fulleros de capa y
espada, malandrines, matones, espadachines, y toda una sarta de bribones y mal
nacidos, amigos del vicio, sin ochavos ni maravedises. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A parte, comenzaron también a llegar a los tétricos
caserones de la CARCEL DE LOS MITAYOS, montones de indios que traídos como
galeotes de lejanos confines del TAHUANTINSUYU, eran destinados a trabajos
forzados en las cinco mil bocaminas del CERRO RICO, en calidad de mitayos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y mientras la ciudad se levantaba, también ocurrían en la
Villa sucesos notables y sangrientas tragedias, ora enfervorizando el espíritu
religioso hasta rayar en el fanatismo y la gazmoñería, ora desgradando los
sentimientos con los crímenes más abominables y nefandos cometidos a nombre de
la justicia, ora con escenas espeluznan¬ tes, como producto de la corrupción de
la sociedad de aquella época. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Es así, que en 1550 colocado ya el Santísimo Sacramento en
la iglesia de San Francisco, a la glacial alborada de un día viernes, aparece
en el portón principal una enorme caja en forma de cruz, con un ajado rótulo
que decía: “Vera Cruz. Para San Francisco de Potosí”, hallándose ahí dentro la
portentosa imagen del Señor de la Vera Cruz, a la que el Virrey del Perú don
Francisco de Toledo que se hallaba en Potosí, le toca el rostro, el cabello y
la sacratísima barba, comprobando que todo era natural, sin que empero se
supiera de donde vino, quién lo trajo, ni quién lo envió.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1558 llega a la Villa un apuesto mancebo y capitán de
picas llamado Martín Zapata, acompañado del aferez de arcabuceros Rodrigo
Peláez, hasta que descubriendo el primero en 1562 una rica mina de plata, la
bautiza con su apellido; se enriquece rápidamente, y vendiendo luego la mina
después de explotarla durante diez años, a una sociedad de vascongados, parte
con rumbo a Cádiz en 1573 llevándose toda su fortuna, en tanto que Rodrigo
Peláez queda en Potosí por unos tres o cuatro años más, y luego de reunir 100.000
duros como producto de su trabajo, también echa el vuelo a España; pero ya
cerca de la costa ibérica la nave es asaltada por piratas berberiscos, y don
Rodrigo y sus compañeros de viaje son conducidos como cautivos a Argel, donde
son vendidos en calidad de esclavos al visir Sig- Al- Emir, siendo destinados a
trabajar en el cultivo de uno de los jardines que posesía tal visir. Mas cuando
un día, Sig- Al- Emir va a ese jardín con numerosa comitiva de musulmanes,
apenas se digna dirigir una mirada desdeñosa a sus esclavos, pero por la noche,
lo hace llamar a Rodrigo, y una vez a solas, le dice: “Dame un abrazo Rodrigo
Peláez, ¿ya no me conoces? ¿en veinte años, te has olvidado de mí?.” El capitán
Zapata era Sig- Al- Emir, visir de Argel.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el lustro de 1610 a 1615, fray Vicente Bernedo, religioso
dominico que llegó a Potosí en 1601, lleva a cabo verdaderos milagros, haciendo
resucitar primero en el pueblo de Calcha a María Paico, hija única del cacique
de aquel lugar, casada con el capitán español Sancho Martinez; y después, el
mismo dominico desde el nombrado poblado, arrea a la Villa una gran cantidad de
cabras, corderos, conejos, patos y gallinas en perfecta formación, por una
distancia de más de 20 leguas, sin que se extraviara uno solo de ellos, siendo
trasladados, con motivo de la festividad del santo patrono de la iglesia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Posteriormente, el cadáver de ese siervo de Dios fray
Vicente Bernedo, en 1661 salva a un delincuente, que burlando la vigilancia del
Corregidor don Francisco Sarmiento penetra en la iglesia de Santo Domingo,
donde el sacristán lo esconde en la urna en que estaba el bendito muerto,
sacando a este y colocándolo en una caja; y cómo el Corregidor al acercarse a
la urna en que se hallaba el criminal, lo ve ahí a fray Vicente Bernedo, sin
que existiese ni rastro del malhechor.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El año de 1618, cuando en Lima se celebraba el Jueves Santo,
doña Leonor de Vasconcelos, hermosa dama y entonces viuda del famoso VICUÑA don
José Alonso de Ibañez, que fue decapitado por el Corregidor don Rafael Ortíz de
Sotomayor en Potosí, hace su aparición en la Ciudad de los Reyes vestida de
hombre acompañada por varios vicuñas, sabedora de que dicho Ortíz de Sotomayor
se encontraba allí; y luego de enfrentársele varonilmente, le asesta una
puñalada en el corazón dejándolo muerto, después de lo cual retorna a la Villa
, mientras al día siguiente del suceso, una ronda que encontró el cadáver de
Ortíz de Sotomayor, sabiendo que la matadora era una vicuña, que desde Potosí
viajó a Lima a borrar la afrenta, decía: “ Potosina, fiel y fina”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1625 aparece en la Villa un humilde penitente de luenga
barba, ojos hundidos, mirada triste, llevando una calavera de la que jamás se
separaba; sobre el brazo izquierdo. Caminaba silencioso y taciturno, vestido
con tosco sayal; pareciendo la’ mansedumbre y humildad encarnadas en un sufrido
cenobita. Jamás levantaba la mirada, y se deslizaba receloso por las estrechas
callejuelas despertando entre los vecinos, la más religiosa compasión,
infundiendo a la vez, respeto y admiración. Nadie sabía de donde vino ese
virtuoso ermitaño, y así, caminó durante veinte años, solo y triste. Pero un
día aparece muerto con olor a santidad, por lo que las autoridades reunidas
ante el cadáver, después de examinarlo y examinar la blanqueada calavera,
encuentran en una de sus órbitas un ajado pliego, en el que confesaba ser don
Juan de Toledo, natural de la Villa, y que la calavera era de don Martín de
Salazar. adúltero que le causó agravios, por lo que lo mato a puñaladas, y
luego que fue enterrado, exhumando el cadáver, después de volver a apuñalarlo,
extrajo su corazón y se lo comió. Mas, como no quería separarse de ese
adúltero, llevándose su descarnada cabeza, caminó por las calles de la Villa,
sin apartarse un momento, durante veinte años.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El presbítero Francisco Nestares Marín que en 1651,
desempeñaba el cargo de Presidente y Visitador de la Real Audiencia, luego de
procesar por falsificación de moneda a Francisco de la Rocha le condena a la
pena capital, habiendo sido el sentenciado agarrotado en la misma casa del juez
y el cadaver, colgado en la puerta del ingenio de THURU del que era propietario
el ajusticiado. Obró Nestares Marín con tanta saña, que negó a Rocha la
apelación que interpuso ante el Rey haciéndolo ejecutar sin dilación, no obstante
que el monedero falso, prometió depositar a nombre de Su Majestad, una piña de
plata de cien marcos de peso diariamente, mientras se resolviera su recurso,
por lo que sabedor el Rey de tanta injusticia, reprendió acremente a Nestares
Marín, negándole la mitra de Charcas que pretendía, y de cuya Audiencia era
Presidente. Tan terco y déspota era Nestares Marín, que teniendo conocimiento
de que todos los religiosos durante la Cuaresma, reprendieron ásperamente desde
sus pulpitos, su inicua manera de proceder con Rocha, comparándolo con Pondo
Pilato, sin atemperar sus sentimientos, los hace desterrar en conjunto, hasta
que pesaroso al fin de todo cuando había hecho, tras larga agonía muere de
pena, sin que nadie se le condoliera, exclamando: “¡Cuán distinta hubiera sido
esta hora, si en vez de servir al Rey, hubiera servido a Dios, con el mismo
celo!”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Ese mismo año CKORI CUSICHI, hermosa india y manceba de
Francisco de la Rocha, ahorca con sus trenzas cortándoselas, a la sevillana
Catalina de Meneses porque siendo también amante del monedero falso, lo
denunció. Año más tarde, alguien que penetró al famoso “tapado” de Rocha,
encontró en una especie de túnel húmedo y sombrío, dos esqueletos: el uno
colgado de un madero, y el otro, como sentado debajo de aquel. Eran Catalina de
Meneses y Ckori Cusichi.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En 1657 aparecen en la Villa los “ Doce Apóstoles y la
Magdalena” , que en son de doce sumaban más de cincuenta y según se comentaba,
eran hidalgos de rango llegados de España, que vistiendo a uno de ellos con
traje de mujer, cometían noche a noche los más bárbaros asaltos y los más
horripilantes crímenes; pues el que iba disfrazado de mujer pretextando pedir
lumbre, o fingiendo que su marido iba tras ella para matarla, pedía le abrieran
la puerta y hecho así, la banda de forajidos que le acompañaba entraba
violentamente, cometiendo robos, violando doncellas y en fin, llevando a cabo
los más abominables crímenes. Pero cierta noche, cuando andaban en sus
correrías, encuentran en la calle de la parroquia de Copacabana con el
bachiller Tórtolo, clérigo apuesto, ágil y astuto, quien al verlos les pregunta
quienes son y sabido ello, vuelve a interrogarles qué es lo que quieren,
respondiendo que querían la sotana y el manteo que ese mismo día había
estrenado, por lo que quitándose la sotana que contenía dinero y su manteo,
comienza a doblar y componer con su ceñidor, y una vez arreglado el bulto,
reitera la pregunta: “¿De manera que ustedes son los Doce Apóstoles?” , y al
responderle: “ Ya lo hemos dicho”, el bachiller Tórtolo, ágil como un gua¬ naco
emprende veloz carrera, gritando: "Pues los Doce Apóstoles, sigan a
Cristo”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desempeñándose como Corregidor de la Villa don Gómez de
Avila, déspota y prepotente que murió envenenado por sus mismos sirvientes;
ostentando su catolicidad, quiere hacer el donativo de un arco de plata a la
Virgen de Candelaria de la Catedral, para que la estrenara el 2 de febrero de
1662 con motivo de su festividad; pero el platero, no obstante la
escrupulosidad con que hizo el trabajo, el día referido se convence de que el
arco resultó pequeño, y viéndose en aprietos ante la terrible intimación del Corregidor
que le amenaza con la horca, se postra a los pies de la Virgen y llora, momento
en el que Nuestra Señora, le dirige una mirada condolida, inclinando la cabeza
un poco sobre el hombro derecho, y en ese instante, el platero ante el asombro
de los numerosos circunstantes, coloca perfectamente el arco.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El año de 1663 riñeron en la misa de la iglesia de la
Compañia de Jesús, la noble y rica viuda doña Magdalena Tellez con doña Ana
Róeles, en vista de lo cual el esposo de ésta, don Juan Saénz de Barea le
propina una bofetada a doña Magdalena, la que para limpiar la afrenta, contrae
matrimonio con don Pedro Arrechua y como éste no cumple su promesa de vengarla,
ella le lleva a su finca de MONDRAGON donde ordena a sus colonos pincharle con
alfileres que tenían la cabeza de bronce y dejarlos clavados en el cuerpo hasta
matarlo y convertirlo en un verdadero "Cristo de bronce”. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Muere en la Villa en 1688 el sacerdote don Francisco
Aguirre, después de que en su juventud profanó la religión, alejándose de la
humildad, castidad y pobreza, vistiendo sotanas y manteos de costosas sedas con
forros de felpa y raso, caminando orondo y dedicado a conquistar doncellas,
hasta que se prenda de una garrida y aristócrata dama a la que dedica toda su
vida; pero de un momento a otro, ella enferma grave mente , por lo que el
clérigo, después de haber recurrido a los servicios de muchos médicos inútilmente,
resuelve pedir auxilio al Cristo Crucificado de la iglesia de San Lorenzo,
postrándose a cuyos pies, pide entre sollozos y suspiros que sane a la dama a
quien tanto adora, es cuchando en seguida la voz del Santo Cristo, que le dice:
“ Francisco, como tú sanes en el alma, sanará ella en el cuerpo” . El sacerdote
queda como petrificado y estupefacto, convirtiéndose verdaderamente en el acto,
y desde ese día, cambia de vida y es el ejemplo de la virtud, de la pobreza y
humildad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En las postrimerías del año 1699 muere en la Villa el más
famoso azoguero, el Maestre de Campo don Antonio López de Quiroga. que en las
cuatro cabezas de ingenio que tenía en La Ribera, hacía moler los metales que
le bajaban de sus minas COTAMITO, CENTENO, AMOLADERA, CANDELARIA, y los que le
traían de las que poseía en los asientos de Lípez, Oruro, Aullagas y Puno, y
que no obstante ser tan acaudalado, era humilde y caritativo, habiendo sido
considerado como un enviado del cielo, por los constantes favores que hacía a
los pobres y necesita¬ dos, hasta el extremo de que todo el vecindario,
exclamaba: “ ¡Después de Dios, la casa de Quirós¡”.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuando en 1757 ocurre otro caso de falsa amonedación, cuyos
autores eran dos empleados de la misma Casa de Moneda, el Gobernador don
Ventura de Santelices, les condena a morir quemados, haciendo al efecto,
amontonar leña en la PAMPA DE SAN CLEMENTE, por lo que el vecindario de la
Villa, horrorizado ante tan terribles sentencia intercede, a mérito de lo que,
ambos monederos falsos son ahorcados, pero sus cadáveres fueron siempre
conducidos a la pira y sus cenizas, arrojadas al río.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Fuente: El Potosí de antaño, De Rubén Ochoa.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Foto-postal Plaza 10 de noviembre de Potosí. Aprox. 1920.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="554" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid0NXjoaNWJKX16QTU5ub4E2hNyzeA78EfioVamLtcGUuzVhsFQWjfkatGWNdysHAzEl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-75173911439414838072023-10-28T15:13:00.004-07:002023-11-04T15:17:21.326-07:00PERCY HARRISON FAWCETT RELATA LA BARBARIE VIVIDA DURANTE AUGE CAUCHERO EN BOLIVIA (Parte XIV)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqrCSxriFxtH760Ra4T1SnlGz5aiUvGOHr1K-RJPHRaG4Uoebnc0Jdub5fW8rYJ8EuliSdT2mfUeFrCmyV7zK9a0ePc9gucBgOeESnr-jiVdHEUUoH0MWSmd58W3vzv7tWiuzkRikhkVwXTNm_6uAbnzof5vBOqrhwqybwRd8347OK7-ty5TyT0-k3ZAs/s881/bolivia%20choza%20nativa%201907.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="666" data-original-width="881" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjqrCSxriFxtH760Ra4T1SnlGz5aiUvGOHr1K-RJPHRaG4Uoebnc0Jdub5fW8rYJ8EuliSdT2mfUeFrCmyV7zK9a0ePc9gucBgOeESnr-jiVdHEUUoH0MWSmd58W3vzv7tWiuzkRikhkVwXTNm_6uAbnzof5vBOqrhwqybwRd8347OK7-ty5TyT0-k3ZAs/s16000/bolivia%20choza%20nativa%201907.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Un abultado correo me esperaba en Riberalta, y dejé de lado
todos los otros pensamientos para leer las gratas nuevas de la patria,
anheladas desde hacía tanto tiempo. Había periódicos, comunicaciones oficiales
y — lo más importante de todo— instrucciones para posponer expediciones
ulteriores, a causa de dificultades financieras. Me regocijé con esto, porque
fuera de haber tenido martirio suficiente para un buen tiempo, debía completar
mapas, redactar informes y dar los toques finales al esquema exigido para el
ferrocarril de trocha angosta de Cobija. Riberalta necesitaba un dique
flotante; me pidieron que lo planeara y estudiara el presupuesto
correspondiente. No tuve objeciones para quedarme aquí, ya que había mucho que
hacer y me pagaban por el trabajo. Lo único que no podía soportar era la
inactividad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">No era probable que, por un tiempo al menos, hubiera
embarcaciones para ir a Rurenabaque, pues la lancha gubernamental, “Tahuamanu”,
quedó por fin en un estado imposible de reparar y la habían varado en algún
sitio río arriba. Con la perspectiva de una estada indefinida en Riberalta,
Daniel se puso su terno de xapury y se fue de parranda. En cuanto a Willis, sus
excesos en la bebida ya lo habían fondeado en la cárcel. Su libertad se debió
exclusivamente a sobornos de funcionarios venales. Me demostró su gratitud
abandonándome, para establecerse por su cuenta como vendedor de licores en una
cabaña *de los arrabales de la ciudad, donde su propia debilidad podía ser
satisfecha a expensas de otros adeptos. Feo, el penúltimo de mis indios, murió.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">A pesar de la fuerza privada de traficantes de esclavos que
había en el Madre de Dios, los indios estaban produciendo dificultades, y fué
en realidad en ese mismo río donde un indio sometido mató con un hacha al
administrador de la barraca Maravillas, destino a que seguramente se había
hecho acreedor. Los pacaguaras tenían una reputación más negra que la que
realmente merecían; pero, por regla general, no perdían oportunidad para hacer
todo el daño que podían. Durante un viaje a la desembocadura del Orton, con el
propietario boliviano de una pequeña propiedad cauchera, me encontré con
algunos de ellos en la selva, y me parecieron bastante inofensivos cuando, por
fin, adquirieron la confianza suficiente para dejarse ver. Fueron localizados
por los indios de nuestro grupo, que los olieron, pues los aborígenes tienen un
olfato tan aguzado como el de un sabueso. Era obvio que pertenecían a los
indígenas más degenerados; eran gente pequeña, muy morena, con enormes discos
en sus orejas colgantes y palos atravesados en sus labios inferiores. Nos
trajeron regalos de caza, considerando que cualquiera otra actividad que no
fuera la cacería estaba por debajo de su dignidad. Degenerados o no, asociaban
a todos los indios civilizados con las expediciones para buscar esclavos, tan
frecuentemente practicadas en sus poblados, y no querían tratos con ellos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hay tres clases de indios. Los primeros son dóciles y
miserables, fácilmente domeñados; los segundos, caníbales peligrosos y
repulsivos, raramente vistos; los terceros forman un ' pueblo robusto y
hermoso, que deben tener un origen civilizado y a los que rara vez se
encuentra, porque evitan la cercanía de los ríos navegables. Este es un tópico
que pretendo tratar detenidamente en capítulos posteriores, pues se eslabona
con la remota historia del continente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La corrupción y la ineficacia estaban a la orden del día en
Riberalta. Se había designado a un nuevo juez, que también era el carnicero
oficial, negocio éste altamente productivo pues muy pocos podían evitar de
transformarse en sus clientes. El soldado de los dos mil latigazos, a quien
habían dejado con los huesos a la vista, para que pereciera, había sanado y se
encontraba muy satisfecho de su condena. Estaba enormemente gordo —resultado
general, según me dijeron, de tales flagelaciones, siempre que la víctima
sobreviva— y no mostraba irregularidades al caminar, pese al hecho de que le
habían cortado las nalgas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—¡Llegó el ganado!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fué un peón el que gritó estas palabras, mientras estaba en
la ribera del río, observando la llegada de los batelones. Miré hacia donde
indicaba, esperando ver animales de las planicies de Mojos que iban al matadero
de nuestro juez-carnicero; pero en vez de eso percibí un cargamento humano. El
propietario de una barraca de Madre de Dios se encontraba en la primera
embarcación, y, una vez que llegó a tierra, se dedicó a vigilar a sus
mayordomos, armados con látigos formidables, que conducían hacia la playa a un
piño de treinta personas de tez más o menos blanca, de Santa Cruz, cuya
expresión de miseria abyecta mostraba demasiado claramente que se daban cuenta
exacta de la terrible categoría que ocupaban en la escala social. No sólo había
hombres en ese extenuado grupo, sino también mujeres.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—¿Qué son? —Pregunté a un funcionario de la aduana
boliviana—. ¿Esclavos? <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Por supuesto. —Me miró, sorprendido de mi estúpida
pregunta. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—¿Quiere decir que esa desgraciada gente ha llegado hasta
aquí para ser vendida?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—¡Oh no, señor! Sólo los indios de la selva se venden
públicamente. Este ganado se negocia por el valor de sus deudas; todos son
deudores, y el monto de ella es el valor mercantil de sus cuerpos. Es una
transacción privada, usted comprenderá; pero el que desea un hombre o una mujer
puede obtenerlo si está dispuesto a pagar el precio.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¿Sucedía esto en 1907, o el tiempo había retrocedido en mil
años? <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Sólo los indios de la selva se venden en pública subasta.”<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La brutalidad revelada por esta actitud enfurecía al
gobierno boliviano, tanto más porque era incapaz de hacerla cesar, y enfurecía
también a toda la gente de mente recta. Antes de mi regreso a Riberalta ocurrió
un caso típico de los “depravados salvajes” esclavizadores, extraídos de la
escoria de Europa y América Latina.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una expedición en busca de esclavos llegó hasta una aldea de
los toromonas, gente muy inteligente y nada difícil de tratar. Al jefe no le
gustaron sus visitantes; pero, de todas maneras, ordenó a su esposa que trajese
chicha en señal de amistad. El cabecilla de los traficantes, temiendo ser
envenenado, insistió en que el jefe indio bebiese primero, lo que éste hizo, y
mientras estaba parado con la vasija levantada lo abatió una bala, muriendo
instantáneamente. Comenzó en el acto la cacería de esclavos y los
sobrevivientes fueron llevados al Beni. Una mujer que tenía un niño recién
nacido fue herida en el tobillo e imposibilitada para caminar; fue arrastrada
hasta el río, para ser remolcada corriente abajo en una balsa, detrás de la
lancha. Cuando el grupo de la embarcación se cansó de esto, la dejaron al
garete, para que alcanzara la orilla como pudiera. Los perpetradores de esta
espeluznante aventura se jactaron abiertamente de sus actos, orgullosos de su
“victoria”. ¡Contaron cómo habían cogido a los niños de los pies, azotándolos
contra los árboles hasta matarlos! No hay la menor duda de la autenticidad de
estas atrocidades, ni existe tampoco la menor exageración de mi parte. ¡Ojalá
que así fuese! Llamar "bestias" a estos demonios constituye un insulto
a los irracionales, que no están dotados con la maldad humana. Si hubiesen
estado avergonzados de sus actos, habrían dado como excusa la muerte de algunos
esclavizadores en una apartada aldea, a consecuencia de beber chicha
envenenada. Lejos de eso, ellos veían en ese caso motivo para una venganza, ¡y
qué venganza!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Muchos de los indios a los cuales se les ha inculcado
civilización son inteligentes y de gran habilidad manual. En algunas misiones
les han enseñado oficios, y se desenvuelven muy bien; aprenden idiomas
rápidamente, pues son de naturaleza imitativa; pero muy pronto degeneran física
y moral-mente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Algunas veces se daba vuelta la rueda de la fortuna. No hace
mucho tiempo, una firma envió una expedición desde Riberalta a buscar esclavos
a la selva. Encontraron después a los traficantes cortados en pequeños trozos,
flotando río aba jo en una gran canoa hueca. De otra expedición al Guaporé
regresó sólo un hombre, completamente loco, ¡royendo la carne descompuesta de
un fémur humano! Es bueno saber que estos brutos obtienen a veces lo que se
merecen. Yo no les tengo la menor simpatía.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><i><b>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal"><i><b>Descripción de la imagen: Choza nativa, Bolivia, 1907.
Artista Percy Harrison Fawcett. (Foto Royal Geographical Society // Getty
Images)</b></i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="610" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02T7LWXGm8XR3ciJX4yqbiw4EadxCR7TVEYpnhTrmtvzFotxr4Xf9HYEUFPhfSk4VUl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-91075131526860463932023-10-20T15:07:00.004-07:002023-11-04T15:12:37.281-07:00PERCY HARRISON FAWCETT EN CACHUELA ESPERANZA (parte XIII)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXbXkZJjCdV0k8hXcfL54u2aZ2s3aos9A3JjNmP6TQfTCb_7zOeDHKWBSo_7CaxkdDUUR0y7heBBJnP7ohWPWBpFFGOYm-3V8UTYZXsV2ee-yhkIvKCyBimF0nJBdnkViPzfWCwX96Ehos16K0t7JyXrzz6d8NBGZ4dbM2Qfu6oAw2HpDBXGvgibah7-M/s992/rio%20beni%20cachuela%20ezperanza.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="630" data-original-width="992" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjXbXkZJjCdV0k8hXcfL54u2aZ2s3aos9A3JjNmP6TQfTCb_7zOeDHKWBSo_7CaxkdDUUR0y7heBBJnP7ohWPWBpFFGOYm-3V8UTYZXsV2ee-yhkIvKCyBimF0nJBdnkViPzfWCwX96Ehos16K0t7JyXrzz6d8NBGZ4dbM2Qfu6oAw2HpDBXGvgibah7-M/s16000/rio%20beni%20cachuela%20ezperanza.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Cuatro horas
después de pasar por Fortaleza, llegamos a la confluencia con el río Madeira,
tan extenso que parece un océano, después del estrecho río Abuna. Aquí
encontramos una oficina de aduana boliviana, en condiciones tan insalubres como
apenas es posible concebir. Todos estaban enfermos con fiebre o ebrios; ¡y si
en alguna parte puede justificarse el alcohol, es en este sitio! Había caído la
noche y, al acercarnos a tierra, escuchamos el rasgueo de las guitarras y el
canto desabrido de voces de borrachos, como si nos estuvieran previniendo de la
degeneración que encontraríamos aquí. El caucho exportado por Bolivia paga
menos derechos que el que se exporta por Brasil, de manera que era costumbre
que todo el caucho de Abuna, ya fuese que viniera del lado brasileño o
boliviano, pasase y saliera por esta aduana. En todo caso, el río no había sido
fijado aun definitivamente como frontera. Se almacenaban mercaderías en el lado
brasileño, las que se transportaban al otro lado del río durante la noche; una
forma moderada de contrabando qué la aduana más bien favorecía que impedía.
Cuántos de los derechos pagados llegaban a poder del gobierno es una pregunta a
la que no puedo dar contestación. Sólo un funcionario manejaba el dinero; los
otros nueve no tenían nada que hacer, fuera de endeudarse.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Había seis soldados
bajo el mando de un intendente, a quien habían trasladado del Mapiri, mientras
buscaba caucho, y lo enviaron a este sitio miserable con todas sus
pertenencias, que se componían de una lata de sal, dos espadas, un reloj
despertador y un orinal saltado. Había que llenar esa vacante. Su predecesor
tenía el desgraciado hábito de tirar tajos a los soldados con la espada, así es
que por último se rebelaron contra él, le dispararon y cruzaron la frontera
hacia Brasil. El oficial, borracho y herido, se escapó a la selva y siguió,
bordeando el río, hasta Villa Bella. Puede dar una idea del estado de cosas que
reinaba en estos lugares remotos el hecho de que, cuando las aduanas bolivianas
fueron entregadas a Brasil, había siete mil bultos de carga en San Antonio,
puerto que queda más abajo de los rápidos del Madeira, esperando transporte
para el Beni. ¡Cinco mil de estos bultos contenían licor!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En la desembocadura
del Abuna, los únicos alimentos eran el charque y el arroz. Nadie se molestaba
en pescar o cazar, ni siquiera en vestirse y, sudando bajo sus andrajos sucios,
según el caso, cantaban canciones de borracho o gemían de dolor en sus enfermedades.
No existían medicinas, y si hubiesen tenido alguna, nadie habría podido
administrarlas porque no existía una mente suficientemente despejada para hacer
de enfermero. La única persona sana era un joven alemán, que había llegado en
su viaje río arriba, un muchacho alegre e íntegro que no confiaba en las
relaciones anglo-alemanas. El ardiente deseo de Alemania —decía— era la guerra,
para dañar la prosperidad comercial de sus rivales y asegurarse colonias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Después de ocho
días en este vil sitio pudimos conseguir pasaje en algunos batelones que
llevaban flete a Villa Bella, puerto en la desembocadura del Mamoré y a medio
camino de Riberalta. Cuando nos adentrábamos en el río llegó a nosotros, como
una despedida, el rasgueo de guitarras y el rumor de voces.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El ferrocarril
Madeira-Mamoré aún no existía; ese sistema de regiones apartadas, corriendo de
“ninguna parte” a “ninguna parte”, cuyos funcionarios blancos recibían salarios
tan elevados, que podían retirarse a los diez años, ¡si alcanzaban a vivir
tanto! En lugar de eso tuvimos veinte días de labor matadora para transportar
las embarcaciones cargadas pesadamente, por los muchos rápidos entre San
Antonio y Villa Bella. Un batelón que cargaba doce toneladas de flete sólo
tenía tres pulgadas de obra muerta y era necesario pasar casi rozando las
riberas del río. En extensiones suaves remaba la tripulación de veinte indios,
pero donde el agua estaba agitada, la embarcación debía ser tirada con el
extremo de una larga cuerda para esquivar las rocas. Se necesitaba gran pericia
para evitar los constantes peligros, por lo que al anochecer la tripulación
estaba agotada. En el momento mismo en que los hombres se dejaban caer sobre
las rocas calientes a la orilla del río se quedaban profundamente dormidos y,
en consecuencia, la neumonía era corriente entre ellos, tanto que en cierta
ocasión una tripulación entera pereció a consecuencias de esta enfermedad. La
embarcación se vio obligada a esperar la llegada de nuevos remeros antes de
poder continuar viaje.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Cuatro de los
hombres de nuestro barco murieron durante la primera mitad del viaje. El que
cayera enfermo se transformaba en el hazmerreír de los demás, y cuando moría
había una hilaridad enorme. El cadáver se ataba a un palo, se cubría
someramente con tierra en una fosa de poca profundidad cavada con los remos; su
monumento consistía en un par de ramas cruzadas y atadas con pasto. Durante el
funeral se bebía una ronda de kachasa y ¡a esperar la próxima víctima!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El río aquí tenía
una amplitud de casi media milla, pero estaba lleno de rocas y la rápida
corriente hacía difícil la navegación. Pasamos sin dificultad los peligrosos
rápidos de Araras y Periquitos, pero nos demoramos tres días en vencer el más
formidable de ellos, llamado Chocolatal. La vida aquí distaba mucho de ser
monótona. El piloto salió a inspeccionar el rastro por donde los batelones
tendrían que ser transportados para evitar el rápido y fue asesinado por los
indios apenas a media milla de distancia del bote. Lo encontramos con cuarenta
y dos flechas en el cuerpo. En esos instantes, yo también había salido a buscar
un pavo para echar a la olla, pero afortunadamente no encontré salvajes. Mi
impresión fue que esta tribu, aunque no gustaba de los contactos con la
civilización, tampoco tenía una animosidad particular contra los hombres
blancos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En el Mamoré, cerca
de Villa Bella, los indios habían entrado a veces a las pescarías —reductos
reconocidos— para dedicarse al comercio de trueque, pero las expediciones
esclavizadoras los habían dispersado desde entonces. Mientras comerciaba río
arriba, en el Mamoré, un boliviano muy conocido fue visitado por un grupo de
indios araras que pretendieron estar sumamente interesados en su rifle y le
rogaron que disparara incesantemente, aplaudiendo con placer cada vez que
escuchaban las detonaciones. Cuando la cámara estuvo vacía, el jefe mostró su
flecha y su arco, como demostrando lo que era capaz de hacer con ellos, y,
extendiendo la cuerda al máximo, se volvió repentinamente, disparando su flecha
directamente contra el boliviano. Los indios huyeron durante el tumulto que
vino a continuación.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Un hermano de la
víctima se vengó, dejando, como por casualidad, un poco de alcohol envenenado
en la pescaría. Como consecuencia de ello, se encontraron después ochenta
cadáveres. Estos indios aún son numerosos y pendencieros, pero la construcción
del ferrocarril los ha ahuyentado del Madeira.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Un mestizo me contó
que cerca del rápido Chocolatal, él y algunos otros compañeros capturaron una
canoa con dos indios sólo poco tiempo antes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">—Uno de ellos
rehusó todo alimento y murió —dijo—. El otro comenzó también una huelga de
hambre, pero lo colgamos de los pies en un árbol, y practicamos tiro al blanco
en su cuerpo. Murió al octavo disparo. ¡Nos divertimos mucho!<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El flete en los
batelones era aquí un buen negocio. Construirlos costaba 1.800 bolivianos (144
libras) y se alquilaban en cuatrocientos bolivianos el viaje, por cuatro viajes
anuales; el arrendatario asumía responsabilidad en caso de pérdida.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La tripulación del
batelón casi se desternilló de risa cuando uno de mis indios tumupasas se
enfermó de beriberi en este viaje-y quedó con las piernas paralizadas. Murió en
Villa Bella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">No es posible
imaginar una experiencia más espeluznante que la llegada al rápido Riberón.
Durante una milla nos aferramos a las rocas o a la ribera donde pudieran
depararnos una especie de freno y después nos dejamos llevar bogando locamente
por un canal de aguas borrascosas capaces de echar a pique la embarcación que
iba cargada en exceso. Uno de los cuatro batelones se dió vuelta y zozobró, sin
que su tripulación, que estaba demasiado débil, pudiera remar efectivamente. Se
perdió la carga, pero no hubo muertes, pues todos los indios nadan como
nutrias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Acampamos en
Riberón, donde los botes tenían que ser descargados para el acarreo al
margen-del rápido. Apenas nos habíamos instalado, totalmente exhaustos, cuando
nos vimos invadidos por un ejército de hormigas negras — incontables millones—
que arrasaban a su paso con todo, emitiendo un sonido penetrante como silbido,
fantasmagórico y temible. Nada las detenía, y desgraciado del durmiente que no
despertara a tiempo para escapar, prevenido por el suave rumor de su llegada.
Las hormigas no dañaron el campamento, sino sólo aniquilaron a todos los otros
insectos, continuando en su avance. A menudo visitan las chozas de la selva y
las limpian de sabandijas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En Misericordia, el
próximo rápido, había un gran remolino, junto al cual vivía un anciano que se
había hecho una cómoda fortuna recogiendo restos de naufragio, caucho y todo lo
que era barrido hasta la playa. Era un lugar muy peligroso, y ninguna embarcación
escapaba del desastre cuando caía en la garra del remolino. El paso rio abajo
resultaba aún más peligroso porque la velocidad era mayor a causa del laberinto
de rocas, y por hábiles que fuesen los pilotos y la tripulación, generalmente
estaban ebrios al salir de Villa Bella. Los naufragios eran comunes antes de
que se restringiesen los seguros, pues a menudo les convenía a los
consignadores perder la carga deliberadamente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Quienquiera que sea
el responsable de los nombres de lugares en Bolivia, es culpable de amarga
ironía por haber bautizado al puerto en la confluencia de los ríos Mamoré y
Beni con el nombre de “Villa Bella”. Una marisma negra y sucia ocupaba el
centro del lugar y la mortalidad a veces era enorme. El índice de defunciones,
entre las tripulaciones de los batelones que iban y regresaban de San Antonio,
alcanzaba al cincuenta por ciento anual, cifra terrible, a la que ya me estaba
acostumbrando. Ese era el tributo que se pagaba al caucho boliviano en este
período, y no creo que sea una exageración decir que cada tonelada embarcada
costaba una vida humana.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ennegrecida por la
franca suciedad, con sus habitantes saturados de bebida, Villa Bella era, sin
embargo, uno de los más importantes puestos aduaneros de Bolivia. El temor al
Beni parecía haber ahuyentado a los funcionarios de tipo honrado. A mí me trataron
como a un embaucador del gobierno. Ningún representante oficial tuvo la
gentileza ni el sentido del deber de ayudarnos en nuestra labor e incluso uno
de los habitantes llegó al extremo de dispararme con su Winchester,
afortunadamente con mala puntería, a consecuencias del alcohol.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Incapacitado para
obtener lo que necesitaba, le dije lisa y llanamente al administrador de la
aduana que si no se me facilitaban transportes en el acto, me quejaría
formalmente contra él al Ministerio de Colonización. La treta surtió efecto y
¡resulté ser realmente un embaucador del gobierno! Sin embargo, no pudimos
abandonar el lugar ese mismo día.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Al día siguiente
fuimos a Esperanza, cuartel general de los Hermanos Suárez, la principal firma
cauchera. Aquí encontramos a algunos mecánicos británicos muy bien remunerados
al servicio de la firma para cuidar de las lanchas. Los oficinistas, todos alemanes,
eran francamente hostiles con ellos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Existía aquí un
rápido por el cual los indios tenían gran veneración, creyendo escuchar en su
fragor la danza de los muertos. Pocos días antes, una lancha había sido
arrastrada por este rápido, debido a una falla de la máquina al partir, cuando
dejó la playa coa una carga completa de pasajeros. Su escapada fue casi
milagrosa, pues, por extraño que parezca, no naufragó. Todos los hombres de a
bordo, excepto Smith, el ingeniero inglés, saltaron antes de que fuese
arrastrada por las aguas. Las mujeres gritaban desesperadamente, viendo que de
un momento a otro naufragarían y se ahogarían en el remolino. Cuando llegó al
rápido, Smith, que tranquilamente había estado reparando la máquina atascada,
la hizo funcionar y la lancha alcanzó la ribera. Desde esta ocasión se
convirtió en un héroe.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Los mecánicos
británicos gustaban de su trabajo y lo hacían bien; sus salarios eran generosos
y recibían buen trato, y fuera de sus deberes habituales recibían otros
encargos, tales como reparar máquinas de coser, rifles, etc., lo que aumentaba
considerablemente sus ingresos. Uno de ellos mereció el imperecedero respeto de
la población al caer, botella en mano, por la borda de un batelón en el Mamoré,
siendo arrastrado por una cascada y emergiendo un poco más allá, donde pudo
salir para sentarse tranquilamente en la ribera a finalizar el contenido de la
botella.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Otro sufrió una
enfermedad desconocida que le dejó la piel casi negra y pestilente. Un día no
apareció en su trabajo y el mayordomo, seguro de que había muerto, prometió una
botella de alcohol por cabeza, a una pareja de indios, si recogían el cadáver y
lo enterraban. Se cubrieron la nariz y la boca, pusieron el cuerpo ennegrecido
en una hamaca y lo transportaron al cementerio. En el camino, la hamaca golpeó
contra un árbol y una voz sepulcral, desde su interior, les dijo: “Cuidado,
niños, cuidado”. Los indios arrojaron su carga y huyeron, pero envalentonados
por un trago y acompañados de algunos otros, regresaron y cogieron la hamaca
una vez más. Mientras depositaban el cuerpo al borde de la tumba, se oyó
nuevamente la voz sepulcral, pidiendo un poco de agua. Todos arrancaron, pero
tras nuevas libaciones, regresaron los peones y echaron el babeante cuerpo en
la tumba abierta, esparciendo rápidamente tierra sobre él, hasta que se perdió
toda esperanza de resurrección.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Poco después de mi
llegada aparecieron súbitamente dieciséis indios pacaguaras en una canoa,
pintados como en pie de guerra. Mientras estos guerreros bogaban río arriba, se
llenó de excitación la orilla más lejana del río Esperanza. Los peones
gritaban; los hombres corrían de un lado a otro, lanzando órdenes a un mismo
tiempo y comenzó una descarga irregular de disparos de rifle. Los salvajes no
se inmutaron. El río, en este punto, tiene seiscientas yardas de ancho, o sea,
casi el límite del alcance de un Winchester cuarenta y cuatro. Con serena
dignidad, los indígenas pasaron de largo, hasta perderse en algún pequeño
afluente. Hubo rostros malhumorados después de la orden de “¡Cese el fuego!”,
cuando se hizo un balance del gasto de municiones de precio exorbitante.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Los indios a menudo
salían a la ribera opuesta y con toda calma observaban los trajines de la
barraca, seguros de que había escaso peligro de que los alcanzaran los rifles.
Su aparición invariablemente causaba frenesí en Esperanza y gran derroche de
cartuchos. Parecía la ruidosa bravata de los perros cuando ven a un gato sobre
una muralla.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Acompañamos a una
lancha que iba a Riberalta el 18 de mayo. La noche anterior a nuestra salida se
hizo notable, porque cuatro mujeres y cuatro peones indios protagonizaron una
danza de ebrios después de consumir cuatro cajas de cerveza a 10 libras la caja,
obtenidas a crédito. Al día siguiente, las mujeres recibieron un castigo de
veinticinco latigazos cada una por meter bulla y fueron enviadas a trabajar en
las plantaciones al otro lado del río; pena muy temida a causa de los paca-
guaras. Los hombres quedaron libres de toda culpa, posiblemente porque
sirvieron bien a la firma, al quedar aún más endeudados con ella.<o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><b><br /></b></i></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i style="text-align: left;"><b>Tomado de:
EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison Fawcett.</b></i></p>
<p class="MsoNormal"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"><i><b>Imagen: Cachuela
Esperanza (Circa 1920)</b></i><o:p></o:p></span></p><p class="MsoNormal"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"><i><b><br /></b></i></span></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="530" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid033Kgg5kJ6zqCHABZnZb7Utwz2iVauhVhp28tGTPFKKbCASxe3Tyhiik96gRZvTCm4l&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-7251910263328854312023-10-16T15:00:00.015-07:002023-11-04T15:06:49.339-07:00PERCY HARRISON FAWCETT EN LA FRONTERA BOLIVIANO BRASILEÑA DEL NORTE (parte XII)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4eG7N2x1cklSzOtpkd3Uymp9vXCeC5r5qiEOivvYBUJDgiinqyGBHzLUYQi8f3D2E-ItCEH-CB3Jm_Vqxv5i907FXW65bkGOacKaC3amW5ekqtQ3aSrDlP7xrjn4cIkRTdc7a8qeCeQl24z8GfpWhRtkFvy1XNko-AARDjk6-Rv11lwmwa7Vtm3x0NX0/s881/1907%20bolivia%20vcolonias.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="656" data-original-width="881" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEi4eG7N2x1cklSzOtpkd3Uymp9vXCeC5r5qiEOivvYBUJDgiinqyGBHzLUYQi8f3D2E-ItCEH-CB3Jm_Vqxv5i907FXW65bkGOacKaC3amW5ekqtQ3aSrDlP7xrjn4cIkRTdc7a8qeCeQl24z8GfpWhRtkFvy1XNko-AARDjk6-Rv11lwmwa7Vtm3x0NX0/s16000/1907%20bolivia%20vcolonias.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El empleo de colector de caucho era un puesto muy humilde; a
pesar de ello, conocí a un siringuero que, después de recibir seis años de
educación en Inglaterra, se había desprendido de todas sus ropas y hábitos
europeos, volviendo allá por su propia voluntad. Un hombre, por muy culto que
sea, si ha probado una vez una existencia de extrema simplicidad, raramente
regresará a la vida artificiosa de la civilización. Nadie se da cuenta del peso
de ella, hasta que no se la ha dejado de lado. Había un hombre, que encontré en
el río Madeira, que pertenecía a la tripulación de un batelón, vida, como las
hay, terriblemente dura. Hablaba inglés y francés a la perfección; pero
prefería esta labor agotadora, con su alcohol, charque y arroz mohoso y sus
riberas arenosas por cama, a cualquier otro placer que pudiera ofrecerle una
vida más lujosa.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Cuídense mucho en el Abuna —era el consejo que todos
parecían alegrarse dándonos—. La fiebre los matará, y, si logran escapar de
eso, se encontrarán con los indios paca-guaras. ¡Salen a las riberas y atacan a
los botes con flechas emponzoñadas!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—El otro día atacaron allí a un ingeniero alemán y mataron a
tres de sus hombres —me contó alguien. Otro confirmó la información y nos
apuntó con su dedo, diciendo:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—No hace mucho tiempo, cuarenta y ocho hombres subieron por
el río Negro, afluente del Abuna, buscando caucho. Sólo salieron dieciocho, y
uno de ellos se había vuelto completamente loco después de la terrible
experiencia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Si hubiésemos escuchado todas estas advertencias pesimistas,
no habríamos ido a ninguna parte. Pero en esa época yo estaba comenzando a
formarme mis propias opiniones y ya no creía en todos los cuentos que me
relataban sobre los salvajes.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Fue uno de los viajes más lóbregos que yo haya efectuado,
porque el río era amenazante en su quietud, y la corriente fácil y las aguas
profundas parecían prometer futuros males. Los demonios de los ríos amazónicos
se habían expatriado, manifestando su presencia en cielos bajos, lluvias
torrenciales y sombrías masas de selva.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Antes de llegar a la confluencia del Rapirrar, nos detuvimos
en la barraca de un indio tumupasa llamado Medina, que había hecho fortuna con
el caucho. En este inmundo lugar, Medina tenía una Hija que era una de las
indias rubias más hermosas que he visto: alta, de rasgos delicados, pequeñas
manos y una masa de cabello rubio y sedoso. Suficientemente hermosa como para
adornar una corte real, esta niña espléndida estaba destinada al harén del
administrador de Santa Rosa y a languidecer como quinto miembro del serrallo de
este francés emprendedor. Le tomé algunas fotografías; pero, junto con todas
las del Abuna, exceptuando unas pocas desarrolladas en Santa Rosa, fueron
destruidas por la constante humedad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En este río se encuentra un pájaro llamado hornero, que se
construye una residencia disimulada en las ramas, techada don barro, justamente
sobre el nivel de las aguas altas. Otro pájaro, llamado tavachi, trata —como el
cucú— de usurpar este nido cuando puede, y el hornero, al encontrar invadido su
hogar, tapia al intruso con fango, dejándolo perecer miserablemente en una
tumba sellada. La naturaleza tiene razones para todo, pero nunca pude
desentrañar el sentido de este genio destructor, ni tampoco comprendo por qué
el instinto del tavachi no le advierte de esta muerte casi inminente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aquí también se ve al bufeo, mamífero de la especie manatí,
casi humano en apariencia, con pechos prominentes. Sigue a los botes y a las
canoas como las marsopas a los buques en el mar, y dicen que tiene excelente
carne; pero nunca tuve éxito en pescar uno y comprobar la verdad de este dicho.
No es desvalido ni inofensivo, pues ataca y mata a un cocodrilo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— ¿Vende usted algo?<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Esa era la pregunta que nos hacían en todos los centros por
donde pasábamos. Cuando los sirios subieron por este río en sus embarcaciones,
sus viajes les deben haber resultado extraordinariamente provechosos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos deslizábamos fácilmente en la lenta corriente, no muy
lejos de la confluencia del río Negro, cuando casi debajo del casco del igarité
apareció una cabeza triangular y varios pies de un cuerpo ondulado. Era una
anaconda gigante. Yo me lancé a buscar mi rifle, mientras el animal empezaba a
reptar por la orilla y, sin apuntar casi, le disparé una bala en la espina
dorsal, a diez pies más abajo de su horrible cabeza. Inmediatamente hubo un
remolino de espuma y se escucharon algunos golpes terribles contra la quilla de
la embarcación, como si hubiésemos tropezado con un tronco sumergido.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Con gran dificultad persuadí a la tripulación india para que
atracase a la orilla. Estaban tan atemorizados, que se les veía el blanco de
sus ojos saltones; en el momento de disparar había escuchado sus voces
aterrorizadas rogándome no hacer fuego, porque el monstruo destruiría la
embarcación matando a todos a bordo, pues estas bestias no sólo embisten contra
las naves cuando están heridas, sino que hay peligro de que ataque también el
compañero.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Bajamos a tierra, aproximándonos al reptil con precaución.
Estaba fuera de combate; pero los estremecimientos recorrían su cuerpo así como
el viento levanta las aguas de un lago montañoso. Por lo que pudimos medir,
tenía alrededor de cuarenta y cinco pies fuera del agua, más diecisiete pies en
el interior de la corriente, lo que hacía un largo total de sesenta y dos pies.
Su cuerpo no era grueso para una longitud tan colosal —no más de doce pulgadas
de diámetro—, pero probablemente había pasado largo tiempo sin alimento. Traté
de cortar un trozo de su piel, pero la alimaña no estaba muerta como creíamos y
nos aterrorizaron sus repentinos sacudimientos. Un olor penetrante y fétido
emanaba de la serpiente; tal vez era su aliento, del cual se cree que tiene un
efecto entorpecedor, que atrae primero y después paraliza a su víctima. Todo es
repulsivo en este reptil.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Posiblemente no sean comunes estos especímenes tan largos;
pero hay rastros en los pantanos que alcanzan una anchura de seis pies y
confirman los relatos de los indios y de los colectores de caucho, que dicen
que la anaconda alcanza, a veces, tamaños increíbles, sobrepasando en mucho al
ejemplar muerto por mí(1). La Comisión-Limítrofe brasileña me contó que ellos
habían dado muerte a una anaconda en el río Paraguay ¡de más de ochenta pies de
largo! En las cuencas del Araguaya y del Tocantíns existe una variedad negra
conocida como dormidera, debido al ruidoso sonido que emite, semejante a un
ronquido. Dicen que alcanza un tamaño gigantesco, pero jamás pude ver una.
Estos reptiles viven principalmente en las marismas, pues, a diferencia de los
ríos, que a menudo se transforman en meras zanjas de barro durante la estación
seca, las marismas permanecen siempre inalterables. Aventurarse penetrando en
los lugares frecuentados por las anacondas es hacer burla de la muerte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Este río nos tenía reservada gran agitación. Habíamos dado
muerte a algunos marimonos —monos negros—, para tener reservas de alimentos, y
suspendimos sus cuerpos en las altas ramas de un árbol para mantenerlos a
salvo, cuando acampamos. A medianoche me despertó un golpe bajo la hamaca, como
si un cuerpo pesado se hubiese deslizado por debajo; al atisbar hacia fuera, vi
a la luz de la luna la silueta de un enorme jaguar. Había venido atraído por la
carne de mono y no se interesaba en mi persona; pero en todo caso habría sido
temerario disparar en esa luz incierta, pues un jaguar herido se transforma en
algo terrible cuando está en lugar demasiado estrecho. Observé cómo la bestia
se' levantaba en sus patas posteriores y le daba de zarpazos a uno de los cuerpos
colgados. En el momento en que iba a apoderarse de lo que buscaba, lo asustó el
ruido de mi hamaca; se volvió con un gruñido, mostró los dientes, y después se
alejó tan silenciosamente como una sombra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En grandes extensiones del río no se veía otra cosa que
árboles de palo santo, ante cuya vecindad la selva, por así decirlo, recoge los
bordes de su vestimenta. Es imposible equivocarse, porque allí se levantan como
leprosos, mientras alrededor de ellos el suelo está absolutamente vacío de
vegetación. Una noche Dan estaba tan cansado de buscar campamento, que colgó su
hamaca entre dos de estos árboles y se acostó sin darse cuenta de lo que había
hecho. A medianoche nos sacaron de nuestras hamacas unos gritos que hacían
coagularse la sangre en las venas y que nos hicieron coger los rifles, creyendo
que se trataba de un ataque de los salvajes. Aun medio inconscientes por el
sueño, casi sentíamos las flechas emponzoñadas que penetraban en nuestro cuerpo
sin protección y creíamos ver formas obscuras saliendo de los matorrales, en el
perímetro del campamento. Después nuestros ojos contemplaron a Dan que corría
como demente hacia el río, gritando a medida que avanzaba. ¡Se escuchó una
zambullida y los lamentos disminuyeron! Satisfechos al saber que los indios no
nos atacaban, seguimos a Dan hasta la ribera del río para inquirir el motivo
del bullicio. Legiones de hormigas se habían deslizado por las cuerdas de la
hamaca.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Desde los dos palos santos, cubriéndolo de pies a cabeza y
le enterraron sus mandíbulas venenosas en cada centímetro de su persona.
Chorreando agua, se subió a una canoa y allí pasó el resto de la noche
sacándose los insectos del cuerpo. Al día siguiente tuvimos gran trabajo en
retirar la hamaca y dejarla libre de hormigas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">— ¡Salvajes!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El grito fue proferido por Willis, que estaba en la cubierta
observando la llegada al rápido Tambaqui. Dan y yo salimos de la lona y miramos
en la dirección que el negro señalaba. Algunos indios se encontraban parados en
la ribera, con los cuerpos íntegramente pintados con el jugo rojo del urucu,
semilla común en la selva. Sus orejas tenían lóbulos colgantes y sus narices
estaban atravesadas de parte a parte con plumas de ave, aunque no llevaban
aderezo de plumas en torno a sus cabezas. Era la primera vez que veía a esa
gente y pensé que eran karapunas. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Nos detendremos y trabaremos amistad con ellos — dije; pero
antes de que pudiese dar la orden de acercarnos a la ribera, nuestra
tripulación india descubrió a los salvajes. Hubo gritos dé alarma y los remos
se movieron frenéticamente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se escucharon gritos de los salvajes, y en seguida, alzando
sus grandes arcos, dispararon algunas flechas en nuestra dirección. No pudimos
verlas volar, pero una de ellas se incrustó con ruido terrible en el costado de
la embarcación, que tenía un espesor de una pulgada y media, y su punta
atravesó también el otro costado del bote. Me dejó atónito la fuerza con que
fue disparada esa flecha y si no lo hubiese visto por mis propios ojos, jamás
habría creído en su poder de penetración. ¡Si un rifle apenas es capaz de
superarla!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La costumbre de estos indios era salir a la ribera en número
de doscientos o trescientos y dar una ―calurosa‖ recepción a las embarcaciones
que pasaban. El centro del río estaba a su alcance por ambos lados, de manera
que no había posibilidad de salir ileso. En otro río supe de un barco que fue
atacado en forma similar. Una flecha traspasó a un inglés en ambos brazos y en
el pecho, clavándolo en cubierta con tal fuerza que costó mucho libertarlo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El igarité se deslizaba por el agua a tal velocidad, que muy
pronto llegamos hasta el rápido Tambaqui, donde nos precipitamos sin
contratiempos; la tripulación aun remaba furiosamente por temor a más flechas.
No era un rápido muy formidable, y en ningún caso tan malo como el siguiente,
el Fortaleza, que tenía una caída de diez pies y cuyo solo sonido inspiraba
temor. El agua azotaba con furia formando una ráfaga de espuma sobre un
afloramiento del mismo granito que se encuentra en el Madeira y en todos los ríos
al oriente de esta corriente, entre los ocho y diez grados latitud sur, y cuyo
significado vine a reconocer más tarde, cuando estudié la geología del antiguo
continente. La embarcación no podía bajar por esta cascada; tuvimos que sacarla
del agua, transportándola por tierra en rodillos fabricados con troncos de
árboles, labor ésta que nos dejó casi exhaustos, ¡tan escasos de mano de obra
estábamos!<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En la ribera yacía el cuerpo medio seco de una anaconda
muerta, cuyo cuero tenía cerca de una pulgada de grosor. Posiblemente, cuando
estuviera completamente seco, se reduciría a menos que esto, pero aun así, el
hermoso y duro cuero igualaría en calidad al del tapir.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Referencias:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1 ¡Cuando se habló de esta serpiente en Londres se dijo que
mi padre era un mentiroso a carta cabal!<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal"><b><i>Descripción de la Imagen: Campamento nocturno, Bolivia,
1907. Artista Percy Harrison Fawcett. (Foto de la Royal Geographical Society.
// Getty Images)</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="605" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02Q6P9GbgBH4CZugtCY68cxC5UyDkWyxX9WR7aKjGLoqU6BRGhbMuGxeh3kNijgWmyl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-19463402462604486952023-10-12T19:13:00.003-07:002023-10-17T19:19:19.222-07:00PERCY FAWCETT EN LA FRONTERA BOLIVIANO BRASILEÑA (Parte XI)<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo2F0_DjuSxsCYNM2CPQCb_rZ8vZ9KhlyRRU5dsc2yr465rD-orpnqSTBZ-jilgsouYlpNMZZsPyNFaT2dlHMo2tzIKzxEHDMsm8wzEWB764Izo142a6VxCVHYBX3poraBVFkftDwN406A8yQ1AHlSB1WrAUVH1nsxWQ1KzbkQ0RA93fzzfwz-itJhhuM/s879/Bah%C3%ADa%20mirando%20al%20oeste,%20Bolivia,%201907.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="559" data-original-width="879" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEgo2F0_DjuSxsCYNM2CPQCb_rZ8vZ9KhlyRRU5dsc2yr465rD-orpnqSTBZ-jilgsouYlpNMZZsPyNFaT2dlHMo2tzIKzxEHDMsm8wzEWB764Izo142a6VxCVHYBX3poraBVFkftDwN406A8yQ1AHlSB1WrAUVH1nsxWQ1KzbkQ0RA93fzzfwz-itJhhuM/s16000/Bah%C3%ADa%20mirando%20al%20oeste,%20Bolivia,%201907.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El batelon se deslizaba por un recodo boscoso del río,
cuando sentí a proa un repentino grito de sorpresa de los hombres. Levanté la
vista. En la orilla, a menos de doscientas yardas frente a nosotros, vi un
vapor transatlántico. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Salgan ligero —grité a Dan y Chalmers, que conversaban
dentro del refugio del batelón—. Hay algo aquí que ustedes no ven a menudo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se arrastraron sobre cubierta y. se pusieron de pie junto a
mí, boqueando de asombro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Era un pequeño buque —que desplazaba tal vez unas mil
toneladas—, pero en ese momento de encuentro inesperado parecía más poderoso
que el “Mauritania”, mayor que el “Olympic”. Apenas podíamos creer a nuestros
ojos. Parecía increíble que hubiésemos encontrado un verdadero vapor del otro
lado del mundo aquí, en el corazón del continente, encerrado por la selva
exuberante, separada del océano en un costado por la elevadísima cordillera, y
en el otro, por mil seiscientas millas de río. Su casco negro y su obra muerta
de un amarillo sucio estaban rayados con moho; la cubierta sobresalía bien ocho
pies sobre la superficie del agua; su chimenea negra, alta y esbelta no tenía
humo, pero sobre ella la atmósfera' vibraba con los gases de las calderas
encendidas, y la embarcación se ladeaba ligeramente hacia la costa, de manera
que los vertellos de sus mástiles romos se juntaban casi con el espeso follaje
de los árboles marginales de la selva.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Mientras nos deslizábamos vi el nombre "Antonina"
en desvaídas letras en su proa. Un camarero salió a cubierta bajo el puente,
vació un balde de aguas servidas por la borda y enderezó su figura medio
desnuda para contemplarnos; era un hombre pequeño, con un mechón pelirrojo y
hombros estrechos y oprimidos. Nadie más apareció, ni se veía actividad a
bordo; pero era la hora en que los europeos almuerzan. Sucias velas estaban
extendidas sobre los ventiladores del alto cuarto de las calderas, y por los
escotillones abiertos sobresalían los vertederos de aire. En la bovedilla del
barco aparecía otra vez el nombre “Antonina, Hamburg”, y una paleta de su única
hélice se veía debajo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Hey —exclamó Dan—. ¿Qué tal si subiéramos a bordo a beber
una cerveza? ¡Deben tener verdadera cerveza alemana, fresca, de barril! <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Era demasiado tarde. La corriente ya nos había arrastrado y
resultaba muy difícil retroceder. ¡Debíamos haber pensado eso antes, en vez de
quedarnos como tontos mirando la embarcación ¡<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Me pregunto lo que hará aquí —murmuró Chalmers.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Caucho —dijo Dan—. Viene a cargar caucho. Probablemente
trajo maquinarias y mercaderías. ¡Imagínense lo que es traer un barco hasta acá
mismo! <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Eso era lo que me dejaba atónito. Ocasionalmente se veían
vapores en el Madeira; pero nadie esperaba encontrar alguno en el Acre. Su
presencia allí probaba que el río era navegable, hasta ese punto por lo menos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Estábamos algunas millas río abajo de Xapury, la aldea
brasileña más austral del Acre. Después de abandonar Cobija, entramos en
territorio brasileño, e inmediatamente se notó un cambio apreciable, pues las
barracas eran florecientes; las casas, bien construidas, y los dueños
demostraban, prosperidad. Después de Cobija, Xapury parecía un sitio de lujo,
porque se jactaba de tener un hotel que cobraba catorce chelines al día, lo que
no era caro, si se consideran los precios que regían en el río.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tal como en las aldeas bolivianas, en Xapury abundaban el
licor y las enfermedades. Aquí se congregaban los “villanos” del Acre para
alegrarse; de manera que la ciudad estaba frecuentemente “calurosa” en más de
un sentido. Dan era el petimetre de nuestro grupo, y la paga que recibió en
Cobija la gastó en un terno nuevo, una cadena dorada de reloj y un par de
feísimas botas amarillas con tacones altos y con elásticos a los costados. No
sé cómo escapó de las garras de los ―rufianes‖, que formaban un grupo malvado,
capaz de cualquier cosa, y creo que alguna payasada a costa de Dan les hubiera
entretenido una o dos horas. Estas aldeas ribereñas atraen a los peores
aventureros de Brasil. Los rufianes locales irrumpían en los centros, robando
el caucho y arrancando con él antes de que los siringueros notasen su pérdida.
Les era fácil venderlo mandándolo río abajo. Siendo hábiles tiradores y
cuchilleros, listos siempre a usar sus armas sin la menor vacilación, no había
hombre corriente que se atreviera a mezclarse con ellos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La vista de un barco fue una ojeada refrescante de
civilización; pero nuestros estimulados espíritus pronto volvieron a decaer
cuando arribamos a las barracas, a lo largo del río. En una de éstas había una
mortalidad del veinticinco por ciento del personal anualmente.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En otra, todas las muías murieron a causa de una enfermedad
imprecisa, ¡o quizá fue por una indigestión de periódicos! El alcohol era la
causa de la mayoría de las dolencias humanas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Empreza, otro poblado brasileño, era aún peor que Xapury;
pero allí sólo nos detuvimos para recoger al coronel Plácido de Castro,
gobernador de Acre, que nos acompañó hasta su barraca Capatara. Gracias a él
pudimos obtener en Catapara muías para el viaje por tierra hasta Abuna. Su
hospitalidad y amena conversación aumentan más nuestra deuda de gratitud. Los
afluentes superiores del Abuna tenían que ser explorados y trazados, pues eran
extremadamente importantes m las disposiciones fronterizas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Nos detuvimos, en un lugar llamado Campo Central para buscar
las fuentes de ciertos ríos y encontrar su posición. Mientras efectuábamos
nuestro trabajo llegamos hasta enormes claros circulares, de una milla o más de
diámetro, los que eran la antigua ubicación de aldeas de los indios apurinas,
abandonadas hacía pocos años. Unos pocos de estos indios vivían aún en otro
lugar llamado Gavión y otros bastante afortunados, que lograron escapar de las
expediciones negreras, huyeron hacia el norte, introduciéndose algunas leguas
en la selva, donde trabaron amistad con colectores de caucho y rápidamente
decayeron bajo la influencia del alcohol. Eran gente muy miserable,
extremadamente pequeños e inofensivos en apariencia. Enterraban a sus muertos
en posición sentada, y nos encontramos con tumbas por doquiera en los claros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El pequeño grupo de Gavión se había sometido a la
civilización y parecían muy contentos, exceptuando el temor que sentían por un
mal espíritu llamado Kurampura. La mala suerte en la caza se atribuía a Kurampura,
lo que les hacía buscar el apaciguamiento del dios atando un hombre al tronco
de un palo santo, a manera de sacrificio. El palo santo es una de las pestes
más comunes en las selvas sudamericanas. De madera blanda y liviana, se
encuentra generalmente en las orillas de los ríos, y es el alojamiento favorito
de la hormiga brasileña, un insecto dañino, de una picada extremadamente dolo-
rosa. Toqúese el árbol y ejércitos de estas hormigas saldrán de los agujeros
ansiosos de atacar, aun dejándose caer desde las ramas sobre el transgresor.
Debe ser una agonía indescriptible estar atado al árbol por un par de horas;
sin embargo, ésa es la costumbre de los indios, y he conocido a blancos
depravados en estos lugares que empleaban esta misma forma de tortura. Como
muchos otros insectos venenosos, la hormiga ataca de preferencia el cuello del
hombre; sólo las avispas parecen preferir los ojos. El palo santo no tiene
ramas en la parte inferior del tronco y en un radio de algunas yardas no crecen
en su contorno ni una hoja ni una brizna de pasto.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tuve una escapada milagrosa cerca de Gavión. Había en el
sendero una serie de profundos canales atravesados por leños toscamente
desbastados. En tiempo húmedo, las muías prefieren caminar por el madero de la
orilla, pues parece menos resbaladizo; por lo tanto, esos maderos son los más
gastados y parecen más peligrosos. Yo estaba francamente nervioso, pero me
consolaba a mí mismo con el pensamiento de que, por instinto o por hábito, la
mula sabría mejor que yo lo que estaba haciendo. Al atravesar por una de estas
corrientes de escarpadas orillas se quebró el leño por donde avanzaba mi mula y
nos caímos, hundiéndonos en el agua con un tremendo chapoteo. Quedé aplastado
debajo del animal, cuyo peso me empujó dentro del fangoso lecho del río. Si el
fondo hubiese sido duro, no habría quedado un solo hueso sano en mi cuerpo,
pues la mula luchaba y pateaba frenéticamente en sus esfuerzos por levantarse;
consiguió hacerlo cuando ya se había escapado todo el aire de mis doloridos pulmones,
y me las arreglé para sacar la cabeza fuera del agua en el momento preciso. La
caída pudo ser mortal; pero, fuera de la zambullida, no recibí daño alguno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los accidentes siempre ocurren súbitamente. Uno de nuestros
indios, por pura travesura, dejó a medio cortar un árbol, y esa noche cayó
sobre nuestro dormido campamento con terrorífico estrépito. Nadie resultó
herido; pero los toldos de las hamacas quedaron reducidos a tiras y se cortaron
los tirantes de las cuerdas. Legiones de hormigas negras, pequeñas y muy
agresivas, se arrojaron sobre nosotros desde las ramas caídas y las moscas
katuki se apresuraron a atacar nuestros cuerpos con sus aguijones semejantes a
agujas. Nadie pudo dormir por el resto de la noche a causa de los insectos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Las lluvias copiosas y las inundaciones en la senda de Abuna
nos obligaron a permanecer algunos días en un centro llamado Esperanza, donde
alguien robó dos de nuestras monturas y huyó con ellas al interior de la selva.
Me compadezco del ladrón si alguna vez fue hallado, pues las sillas pertenecían
a Plácido de Castro.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Tres colectores de caucho murieron por mordedura de reptil
el día que llegamos a Santa Rosa, en el Abuna. Situado en medio de pantanos,
este lugar era el paraíso de serpientes de todas clases, incluyendo las
anacondas, y tan temidas eran en realidad estas últimas, que la barraca se
consideraba como una colonia penal. Los colectores de caucho trabajaban en
parejas, pues habían desaparecido misteriosamente demasiados hombres solos. Era
una de las dependencias de los hermanos Suárez y quedaba en territorio
boliviano, el lugar más deprimente que yo haya conocido, pero también muy rico
en caucho. La única característica atenuante de la construcción era el de
constar de dos pisos; pero, por estar situada a sólo pocos pies sobre el nivel
normal del río, se inundaba a menudo, y en la estación seca quedaba rodeada por
un océano de fango. El administrador era un francés de buena familia, quien,
pese a ser hombre enfermo, se consolaba de la monotonía de su vida manteniendo
un harén de cuatro mujeres indias bastante hermosas. El problema de Santa Rosa
era la escasez constante de trabajo. Vacilo en dar las cifras de la mortalidad,
pues son casi increíbles.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Una de las especies de serpientes que se encuentran allí
tenía la cabeza y la tercera parte de su cuerpo planos como una cinta de papel,
mientras el resto era redondo. Otra especie era completamente roja, con una
cruz blanca en la cabeza. Ambas tenían fama de ser venenosas. Por la noche era
bastante común ver el resplandor de los ojos de las anacondas, que reflejaban
luminosamente la más pequeña luz, como puntos de fuego.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">—Hay indios blancos en el Acre —me contó el francés—. Mi
hermano subió por el Tahuamanu en lancha y un día, bastante río arriba, oyó
decir que estaban muy cerca de los indios blancos. No lo creyó, mofándose de
los hombres que se lo con taron; sin embargo, salió en canoa, encontrando
signos inconfundibles de indios. De improviso, él y sus hombres fueron atacados
por salvajes grandes, bien conformados, apuestos, completamente blancos, de
pelo rojo y ojos azules. Luchaban como verdaderos demonios, y cuando mi hermano
mató a uno de un disparo, los otros se reunieron para recobrar el cadáver,
huyendo con él.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“La gente dice que no existen estos indios blancos, y cuando
tienen la evidencia de su existencia, alegan que son mestizos de español e
indio. Eso dice la gente que jamás los vio; pero los que los han visto piensan
de muy distinta manera.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La fiebre y los insectos eran más de lo que Chalmers podía
soportar. Por algún tiempo observé su gradual decaimiento, y, temiendo que si
continuaba conmigo no pudiese sobrevivir a las dificultades, sugerí su regreso
a Riberalta. Casi esperando que rehusara, me asombré cuando aceptó con
presteza, partiendo el 10 de abril con cinco de los indios tumupasas que
también sufrían de fiebre. Me quedé con tres indios, con Willis y con Dan para
ascender el Abuna y determinar su curso en forma exacta. Ya habíamos trazado en
la carta la fuente con nuestros instrumentos inadecuados; para finalizar bien
el trabajo era necesario levantar el plano del resto del río. Nada había
inexplorado —ya se había ascendido alrededor del año 1840 y existían algunas
barracas en las aguas superiores—; pero era un río de pésima fama, que con
frecuencia inundaba sus orillas transformándolas en vastos pantanos y lagunas,
e infestado en sus corrientes medias por los temidos indios pacaguaras, que
siempre se demostraban hostiles. Hacía poco habían dado muerte a un brasileño y
arrancado llevándose muchos prisioneros a la selva. Aquí se encontraban también
las gigantescas anacondas, la más poderosa de las constrictoras, viviendo en
las extensas marismas provocadoras de fiebre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Es una verdadera lástima que los ríos hayan perdido sus
antiguos nombres indios, pues éstos daban una indicación de su naturaleza! El
Acre era el Macarinarra o ―Río de las Flechas‖, pues allí se encontraban los
bambúes floridos de los que se cortaban las flechas. El Rapirrar, afluente fronterizo
del Abuna, era el ―Río de los Sipos‖, enredadera empleada comúnmente en
construcciones de casas. Otro río pequeño, el Capeira, se llamaba ―Río del
Algodón‖, etcétera. Algún día se olvidará la antigua nomenclatura, una pérdida
en las regiones donde pueden ser encontrados minerales estratégicos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Plácido de Castro nos visitó para despedirnos, antes que
partiéramos de Santa Rosa en un igarité que pude comprar. Como de costumbre, el
coronel venía acompañado de una jauría de perros de distintas razas, que tenían
el hábito de sentarse para rascarse a cada momento. En la selva, los perros se
rascan todo el tiempo, pasan su vida rascándose; ¡lo raro del caso era que su
piel sólo se gastaba en partes aisladas, en lugar de despellejarse totalmente
del cuerpo! Fue la última vez que vi al coronel, pues poco tiempo después fue
herido mortalmente a bala por asesinos desconocidos mientras iba por un
sendero. Su muerte fue una pérdida irreparable para la región brasileña del
caucho, pues era un hombre bueno e ilustrado.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El coronel, que participó en forma importante, junto al
Brasil y contra los bolivianos, en los disturbios de 1903 en el Acre, me contó
que, en un principio, vistió a sus hombres con uniforme caqui; pero se
producían tantas bajas, que lo cambió por color verde. Resultó ser menos
resaltante en la selva, y de inmediato se redujeron las pérdidas a una cifra
insignificante. Según su opinión, la mala administración había precipitado el
conflicto. En cuanto a sus hazañas, se mostraba modestamente reticente, pero su
renombre se había extendido más allá del Acre.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Tomado de: EXPLORACIÓN FAWCETT, de Percyval Harrison
Fawcett.<o:p></o:p></b></i></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Descripción de la Imagen: Bahía mirando al oeste, Bolivia,
1907. Artista Percy Harrison Fawcett. (Foto de la Royal Geographical Society.
// Getty Images)</b></i><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="556" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid024ZeNNtDL5KUsjx1Dzyw2Mgmg7BdJeq3tpL4LabE91skNuytLSHHse8ouwvpZuo8yl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-44945890317882141852023-10-08T19:08:00.005-07:002023-10-17T19:12:18.522-07:00EN 1871 EL PARLAMENTO BOLIVIANO DEBATE LA FORMA DE ESTADO, EL FEDERALISMO Y UNITARISMO<p style="text-align: center;"> </p><table align="center" cellpadding="0" cellspacing="0" class="tr-caption-container" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><tbody><tr><td style="text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEfoZLOnVWbKzxz9cLEpxjwCEcTkTza7WBrHOvhnl51nldb62WWWMUe36PyFNLB8-coVLtGRHypjX2h8IIIrtNu-SnJYGtvpoQyH6KR0jBXO8MRJO4ZWvntEeetL753ATcLCXBExsnF7pJ08bGSveWcVuyTTat_iXPPxxsvH6GHZm_LPBSQT41HZCjh8M/s674/evarisdto%20valle.jpg" style="margin-left: auto; margin-right: auto;"><img border="0" data-original-height="674" data-original-width="644" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEjEfoZLOnVWbKzxz9cLEpxjwCEcTkTza7WBrHOvhnl51nldb62WWWMUe36PyFNLB8-coVLtGRHypjX2h8IIIrtNu-SnJYGtvpoQyH6KR0jBXO8MRJO4ZWvntEeetL753ATcLCXBExsnF7pJ08bGSveWcVuyTTat_iXPPxxsvH6GHZm_LPBSQT41HZCjh8M/s16000/evarisdto%20valle.jpg" /></a></td></tr><tr><td class="tr-caption" style="text-align: center;">Evaristo Valle.</td></tr></tbody></table><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Durante el periodo de Gobierno del presidente Agustín
Morales se produjo el primer debate serio referido al tipo de Gobierno que
debía instalarse en el país, las propuestas estaban entre el Federalismo y el
Unitarismo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Federalismo vs Unitarismo. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La Comisión de Constitución presentó sus trabajos a
principios de julio de 1871: tres diferentes propuestas había sido elaboradas
por otros tantos grupos. La mayoría, compuesta de Evaristo Valle, Mariano Reyes
Cardona, José Manuel del Carpio, Agustín Aspiazu y Eulogio Doria Medina, adoptó
como base de discusión la Constitución de 1861 y la puso en consideración de la
Asamblea, con varias reformas y modificaciones:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La primera minoría –Manuel Macedonio Salinas y Narciso
Campero- presentó un proyecto de Constitución Unitaria, que difería de la de la
mayoría en diferentes tópicos: sufragio indirecto para la elección de
Presidente y Senadores; Poder Legislativo con dos Cámaras y creación de
Concejos Departamentales encargados de velar por los intereses de éstos. La
segunda minoría – Lucas Mendoza de la Tapia y Francisco Velasco– presentó un
proyecto de constitución basada en el Sistema Federal: Bolivia debía
convertirse en una República Federal, compuesta de los Departamentos de
Chuquisaca, Potosí, Oruro, Cochabamba, La Paz, Santa Cruz, Beni y Cobija
(Litoral) y debía adoptar el nombre de Estados Unidos de Bolivia o del Alto
Perú.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La discusión del tema empezó el día 28 de agosto y se centró
en la “forma de gobierno”. Durante siete días, los parlamentarios federalistas
y los unitarios, debatieron larga y acaloradamente la situación, argumentando
cada uno por su parte, los beneficios y los perjuicios que traía cada forma de
gobierno.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Los federalistas estaban encabezados por Lucas Mendoza de la
Tapia. Los unitarios tenían a Evaristo Valle a la cabeza.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Argumentos de los federalistas<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Según Lucas Mendoza de la Tapia, el sustento de la propuesta
federalista se basaba en los siguientes hechos: Bolivia había tenido, hasta el
momento, siete constituciones que habían ido desde la más liberal hasta la más
tiránica; centralizadoras y descentralizadoras. Todas habían fracasado, porque
el principio unitario había sido el alma de todas ellas. La idea central era
que la ley fatal del unitarismo es que es esencialmente despótico. Existen,
según Mendoza, desde el inicio de la República, ideas falsas acerca del
Gobierno Federal: se lo mira como un peligro de disolución nacional, cuando el
gran secreto de la Federación es dividir el gobierno del país entre el Gobierno
General de la Nación y los gobiernos particulares de los Estados o
Departamentos. La soberanía local de los departamentos o estados, no los
autoriza a separarse de la unión, sino sólo dirigir y gobernar su respectiva
localidad, sin intervención del Gobierno Central. El Gobierno General
administra en lo referente a los asuntos que atañen a todos. Nada tiene que ver
con la administración interior de las localidades y Gobiernos Particulares.
Cada uno es libre en su respectiva esfera: la nación, el estado y el individuo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">En el Gobierno Federal, son imposibles la tiranía y las
revoluciones ya que la libertad individual es la raíz de las demás libertades.
El federalismo busca exonerar al Gobierno de tareas menores y muy específicas:
nombramiento de funcionarios locales, desde los más importantes hasta los más
insignificantes; administración de los establecimientos de beneficencia y
caridad; construcción de puentes sobre las rutas o caminos vecinales; organización
interior de la Policía y de la Magistratura. La racionalidad del federalismo
radica en que los interesados en algún tema son los responsables de la correcta
ejecución e implementación de políticas al efecto: los padres son los más
interesados en propagar la instrucción de los niños; aquellos que reciben
directamente las bendiciones de la justicia o los que temen sufrir los estragos
de la inequidad judicial en su vida, en su honor o en su fortuna son los que
ofrecen más probabilidades de acierto en el nombramiento de los jueces; los que
frecuentan las vías de comunicación vecinal día y noche son los que pondrán
mayor empeño en su construcción y mantenimiento.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Unidad y descentralización son términos excluyentes. En una
República no hay un rey que sirva de columna permanente al orden y tampoco hay
costumbres consagradas desde los tiempos feudales. La fuerza es el principal
elemento de gobierno en un sistema unitario: pueblos mal gobernados están
siempre descontentos y prevenidos contra el Gobierno. Los Prefectos,
Sub–prefectos e Intendentes de Policía al ser escogidos por el Gobierno no
conocen otro deber que sostenerlo a todo trance: estos son los orígenes de las
resistencias, represiones, revoluciones. El Ejército, en los países unitarios,
es la fuerza que acalla la opinión, acecha el pensamiento y acogota a los
opositores (aquellos cuyas ideas difieren de las oficiales). En cambio en los
países federales sus obligaciones son defender la independencia nacional contra
los enemigos externos y sostener las leyes federales en el interior de la
República. Nada tiene que ver con el régimen interno de las localidades. La
Federación no es disolución sino más bien lazo de unión ya que el principio
federativo divide el gobierno del país; no divide el país. Los gastos serán
menores porque habrá una subvención a los departamentos pobres. Es la ley del
socorro mutuo.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Argumentos de los unitarios.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Evaristo Valle era el campeón del unitarismo. Desde su punto
de vista, no es la unitariedad [sic] la que causa problemas: el mal no está en
las instituciones: eso es una falacia llamada non causa pro causa. No es la
unidad la que engendra las revoluciones: las engendran el hambre y la miseria
pública. La una engendra la anarquía; la otra el despotismo. El aclimatamiento
de la libertad no depende de las instituciones sino de los hombres: si se
cambian los hombres, se cambian las costumbres y todo cambia. Bolivia ha mudado
de constituciones pero no de hombres; no está preparada para la libertad ya que
América ha sido educada bajo el más duro y vil coloniaje y la degradación fue
lo que se imprimió sobre su raza. Con los procesos de Independencia lo que ha
sucedido es el cambio brusco de la oscuridad a la luz aunque no se conocen las
causas de donde viene la benéfica influencia. Una raza degradada, forzada al
trabajo por sus señores, sin artes ni industria de ningún género no podía dejar
de ser lo que era y en los 45 años de independencia ha adquirido los vicios
correspondientes a la licencia más que a la libertad: esa es la razón del flujo
y reflujo de despotismo y anarquía.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para cambiar al país se necesitan trabajo, artes y todo tipo
de industrias ya que el que no tiene de qué vivir es esclavo del que tiene, del
poder y hasta de sus propios vicios. Bolivia es un pueblo de clérigos, militares
y abogados ya que se cree que la dignidad humana se degrada fuera de estas tres
profesiones. Nadie quiere ser agricultor ni artista: se deja eso para la clase
media o la baja del pueblo. Por eso las gentes quieren buscar la vida en los
empleos que conducen a los trastornos políticos o al servilismo o al poder.
Evidentemente el federalismo permite gozar de los encantos de la libertad.
Pero, para Bolivia, es prematuro: vendrá cuando la sociedad esté preparada.
Antes de eso se hará odioso para los pueblos y lo repudiarán. El bien no se
consigue en un día: todo viene lenta y gradualmente ya que la paciencia es el
precio que Dios impone a la felicidad. Tal vez en unos años Bolivia se
encuentre más preparada; de momento es una locura, ya que no hay con qué pagar
los gastos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para Agustín Aspiazu, el segundo sostenedor de esta idea, la
tiranía no es el resultado de los principios establecidos por la ciencia: es el
engendro de la corrupción de los partidos. Hay tiranos donde hay abyección y
servilismo, cualquiera que sea la forma de gobierno: la salvación de la Patria
depende de un buen gobernante rodeado de buenos ciudadanos. La federación se
viene a paso redoblado y detrás de ellas la disociación de la Patria.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Para Félix Reyes Ortiz, el tercer sostenedor de la idea
unitaria, la división de poderes era la garantía de la libertad ya que el
Legislativo tenía el derecho de acusar al Ejecutivo para hacer efectiva la
responsabilidad del Presidente y de los Ministros.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El debate sobre federalismo y unitarismo, demandó catorce
sesiones, funcionando sin interrupción de la mañana a la noche Cada uno
defendió su posición ardorosamente y no se pudo llegar a un consenso. Para
desentrabar la situación, Tomás Frías apoyó el federalismo y propuso una forma
especial denominada “Estatuto” que no recibió mayor atención. Cuando se votó la
decisión, el 5 de septiembre, la mayoría apoyó el sistema unitario.<o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Fuente: “Ni tan caudillos, ni tan bárbaros: política y
economía en la presidencia del General Pedro Agustín Morales Hernández, 1871–1872”
De: Pastor Rafael Deuer Deuer / UMSA 2018.<o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Imagen: Evaristo Valle. <o:p></o:p></i></b></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>// <a href="https://www.facebook.com/Historiasdebolivia?__cft__%5b0%5d=AZUGWZ04oX9e7R6D48KSPqKwuZvpLUrBN-PyheqxMYOtNQtS6S00BDJaD6cPBQhTIdtr4dhjYFHy4cFtJE2rkRpXy36gt_EQiKs5mvNPPdIKG5_RnIKWlDF3KF0HPk83Bl7yfe0npHUuRODjMUkEVg0cvvgdixR4EvU837P7Mu65eOZx-i3Bz1710E1UOy0qv44&__tn__=-%5dK-R">Historias
de Bolivia</a>.</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="698" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02g6mU3qKsCEJXFyJbPij3HuLnShvuu5aeLQ1nCSupbVzJqF8wWSXcxbnpdiqaVdTUl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-22514164239944677172023-10-04T19:05:00.002-07:002023-11-04T10:37:41.001-07:00TARIJA NO PARTICIPÓ DEL NACIMIENTO DE LA REPÚBLICA BOLÍVAR EL 6 DE AGOSTO DE 1825<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaTwUTvLrxUkDVVGf6U5QVktBvv8hCTAFkso7R0XfHwprJJanTHatfZ4DWI-MOv-Wxs_ZW8LNS6yrIkrdwF5-OssuSpyBVRsgB2jncEy2ZZtofUhBr3Oxx7TN1ifumfGerM5OhntO0_a1Ox8MrlKc0qQpgHoS2d3gLBqrVSgLh4dULCJinOdNWXMgnzdw/s960/67972871_2439230876298017_9102187284035272704_o.jpg" imageanchor="1" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="960" data-original-width="720" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiaTwUTvLrxUkDVVGf6U5QVktBvv8hCTAFkso7R0XfHwprJJanTHatfZ4DWI-MOv-Wxs_ZW8LNS6yrIkrdwF5-OssuSpyBVRsgB2jncEy2ZZtofUhBr3Oxx7TN1ifumfGerM5OhntO0_a1Ox8MrlKc0qQpgHoS2d3gLBqrVSgLh4dULCJinOdNWXMgnzdw/s16000/67972871_2439230876298017_9102187284035272704_o.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><b><i>Por: Elías Vacaflor Dorakis / 5 de agosto de 2022 / https://www.elestadodigital.com/2022/08/05/tarija-no-participo-del-nacimiento-de-la-republica-bolivar/</i></b><o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">l sábado 6 de
agosto de 1825 los 47 diputados de las cuatro Provincias del Alto Perú,
sacudieron el mapa político de la América del Sur: nació la República “Bolívar”
con cinco Departamentos: Chuquisaca, Santa Cruz, Cochabamba, La Paz y Potosí.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La Asamblea Constituyente
había iniciado sus deliberaciones el 10 de julio de 1825 con 39 Diputados en la
Ciudad de Chuquisaca. En definitiva, fueron 47 los Diputados que rubricaron el
Acta de la Independencia del Alto Perú y aprobaron el nacimiento de la
República “Bolívar”.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">A pesar de no
pertenecer al Alto Perú y; por consiguiente, no haber sido incluido en el texto
del Decreto del 9 de febrero de 1825, sino, a la jurisdicción de la Intendencia
Gobernación de Salta desde febrero de 1807 a través de la Real Cédula promulgada
por el Rey de España y; por ende, a las Provincias del Río de La plata, un
grupo minúsculo de tarijeños dio inicio al proceso de secesión de Salta al
amparo disimulado del Libertador Antonio José de Sucre. Para esa compleja y
delicada tarea, Sucre eligió al Cnel. Francisco O’Connor amigo suyo y muy
cercado a su campaña libertarias al mando de Simón Bolívar.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Para el
cumplimiento de esa misión, Sucre decidió enviar a O’Connor a Tarija a inicios
de mayo de 1825 para que pusiera en práctica el auxilio que dos importantes
referentes tarijeños habían solicitado a través de reservada correspondencia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El primer acto que
realizó O’Connor fue la realización de una reunión que contó con la presencia
de importantes personajes de la vida social y política de Tarija y; luego,
deponer al Teniente de Gobernador de Tarija al Dr. José Felipe de Echazú,
elegido democráticamente con el aval de Salta y sus autoridades, designó a0l
Cnel. Bernardo Trigo Espejo como máxima autoridad de la Villa de Tarija. Sucre
y sus agentes violentaron las normas internacionales legales vigentes entre
ambos países.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Todo lo brevemente
descrito en los dos párrafos anteriores, ya representaban la violación a la
soberanía del Río de La Plata. Ello significaba el ingreso de autoridades
militares sin autorización alguna y promover acciones que atentaban con todas
las normas de sana convivencia y relaciones entre el Alto Perú y las Provincias
del Río de La Plata. Como podremos deducir, esas acciones generaron una rápida
y contundente respuesta de rechazo de Arenales, Gobernador de Salta, quién
remitió nutrida correspondencia a Buenos Aires poniendo en contexto a las
autoridades y; por supuesto, al Libertador Sucre denunciando y reclamando
los hechos que atentaban a la soberanía del Río de La Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;"> Muy a pesar
de ello, en semanas posteriores desarrollaron toda una trama para dar paso al
proyecto de secesión. El 6 de junio de 1825, se llevó a cabo un Cabildo Abierto
y la elección de 3 diputados por Tarija ante la Asamblea Constituyentes del Alto
Perú. De esa manera, a base del Decreto de 9 de febrero y el Reglamento
Electoral inserto eligieron tres diputados: Baltazar de Arce, Joaquín de
Tejerina y Mariano de Ruyloba. Pero éstos no fueron aceptados por la Asamblea
reunida en Chuquisaca bajo el argumento que Tarija no había renunciado por
escrito a las Provincias del Río de la Plata.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Transcurridos siete
días desde que nació la república, la respuesta brindada por la Asamblea fue
desconcertante para los tarijeños. Ante ello, los Cabildantes, promotores y
testigos del acto eleccionario del 6 de junio, decidieron remitir una nota al
Presidente de la Asamblea.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Parte del texto,
que tiene la fecha del 13 de agosto de 1825, es el siguiente:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El Cabildo,
Justicia y Regimiento de la Provincia de Tarija<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">A la Soberana
Asamblea del Alto Perú<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La Provincia de
Tarija, desde la gloriosa recuperación de la Libertad Americana, se decidió
agregarse y pertenecer a la del Alto Perú, y al efecto de examinar
imparcialmente el voto general de ésta, se reunió toda por medio de sus
Representantes, quienes unánimemente dijeron y proclamaron ser su voluntad
agregarse y pertenecer a las Provincias del Alto Perú, como aparece de la acta
celebrada el día 6 de junio del presente año, cuya copia autorizada acompaña
ésta Municipalidad, por la que en inteligencia de pertenecer al Alto Perú
nombraron sus Diputados para esa Asamblea General.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">De todo esto se
tiene dado aviso oficial diversas veces a las Superioridades por el conducto
inmediato del Señor Jefe de Estado Mayor General, Comandante General de la
Columna del Sud Francisco B. O’Connor, y hasta ahora no ha habido contestación,
por cuyo motivo se hallan paralizados los dichos Diputados para su marcha.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La situación es
cada día más grave y difícil de atender. De parte de las Provincias del Río de
La Plata a través del Gobernador de Salta, que está debidamente informado por
sus colaboradores y gente tarijeña opuesta a las intenciones secesionistas,
hace un intento de poner fin a las acciones del grupo bolivianista. Para ello,
emitió un Bando el 13 de septiembre, que dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Juan Antonio
Álvarez de Arenales, General de las Provincias de la Unión, Mariscal de Campo
del Estado de Chile, Oficial de Honor de la Legión del mismo, Gran Mariscal del
Perú, Gobernador y Capitán General de la Provincia de Salta, et., etc.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Deseando poner
término a los males y abusos que desgraciadamente se observan en esta Villa por
la escandalosa arbitraria, y detestable corruptela de forjar informes,
certificados, o documentos arrancando firmas subrepticiamente con dolo, engaño,
y acaso coartando la libertad de los más infelices e ignorantes para defraudar
el mérito de los ciudadanos, arruinando sus fortuna, y llevar adelante
torcidas intenciones, y ambiciosos proyectos; En consecuencia y bajo tas
penas arbitrarias que indefectiblemente se aplicarán, se prohíben del todo
semejantes procedimientos como igualmente los que se llaman Cabildos Abiertos,
y todo acto y reunión popular-arbitraria que en sentido ninguno no son otra
cosa que funestas asonadas, o tumultos que arrastran tras de sí el desorden, la
inquietud, la guerra civil, y toda clase de males a la sociedad; y de
consiguiente se encarga estrechamente la decencia, honor y delicadeza en las
solicitudes que tengan que hacer, y que precisamente se sujeten a la práctica,
a la ley, y a la cultura del siglo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Es tarde, porque el
posicionamiento de la corriente bolivianista está ganando espacio y adeptos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El asunto tomó otra
dirección más grave e involucró a los propios Libertadores: Bolívar y Sucre.
Estos, defendiendo cada uno su posición, tendrán serias desavenencias sobre el
tema de Tarija, aunque tomarán partido y defenderán sus puntos de vista y
aprovecharán cada ocasión para hacerlo. En el ámbito localista, Trigo Espejo y
su gente amparados por Sucre y O’Connor con sus acciones han molestado al Gobierno
Argentino que, habiendo enviado a dos personalidades: Carlos de Alvear y José
Miguel Díaz Vélez para que saluden al Libertador, reconozcan a la naciente
república y soliciten ayuda para una inminente guerra con el Brasil, solicitan
audiencia al Libertador. Después de arribo de la Legación Argentina a Potosí a
inicios de octubre de 1825, el Libertador Simón Bolívar sostuvo cuatro
reuniones privadas con ellos. En una de ellas, participó Sucre e hizo conocer
su punto de vista que molestó a los argentinos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ante la negativa
del Libertador de apoyar a la Confederación Argentina, Carlos de Alvear, el más
renuente a esta situación, de manera molesta y vehemente, el 9 de octubre
exigió al Libertador que devuelva Tarija a la Argentina y Bolívar manifestó que
Arenales era el culpable de los problemas suscitados y se comprometió a dar una
respuesta positiva a la exigencia planteada.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">A partir de ese
día, mes y año nació la célebre “Cuestión de Tarija” que dio origen al más
antiguo y prolongado pleito de límites entre el Alto Perú (Bolivia), y las
Provincias del Río de La Plata (Argentina), que recién concluyó cien años
después con el Tratado Medina – Carrillo de 9 de julio de 1925. Con este
tratado, Bolivia se resignó a perder partes del territorio de Tarija y su población
(Chaco Central). Este fue, a nuestro entender, fruto de la desafortunada y
desatinada decisión del Congreso Argentino de promulgar la Ley de 9 de mayo de
1825 en dejar en libertad a las Provincias del Alto a decidir su suerte. Las
consecuencias estaban llegando.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La Legación
argentina, tiene un sólo punto de vista y objetivo: Tarija, debe mantenerse en
su jurisdicción. Por otro lado, Bolívar, tiene su propio punto de vista; pero
muy diferente al que tiene Sucre y lo defiende. Los Libertadores, discrepan, y
ello es muy grave.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Bolívar, amparado
de ser Presidente de la República, decide de manera unipersonal dar rienda a
sus afanes dictatoriales, pues no sometió dicha Resolución a consideración del
Congreso. Mediante Orden del 6 de noviembre de 1825, dispuso la entrega de la
Provincia de Tarija al Edecán argentino Ciriaco Díaz Vélez. La nota en cuestión
la redactó, firmó e hizo entrega a la Legación Argentina el Secretario del
Libertador. Esta arbitraria disposición, fue rechazada por el pueblo tarijeño
que reunido en Cabildo Abierto, cuestionó al Teniente de Gobernador designado:
Ciriaco Díaz Vélez, hijo del Dr. Miguel Díaz Vélez. A pesar de ello, Ciriaco
Díaz Vélez fue posesionado y; posteriormente jugó un rol por demás polémico
contra su propio Gobierno y en desmedro del nuevo Teniente de Gobernador de
Tarija, el jujeño Dr. Mariano de Gordaliza. Todo ello, favorecía a la corriente
bolivianista y debilitaba a la argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Finalizó el año
1825 y la situación había empeorado para la Argentina. Varias son las gestiones
que hacen sus representantes para recuperar espacio y mantener a Tarija.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El 24 de marzo de
1826, el Cabildo de Tarija por instrucciones del Libertador Bolívar, hace
conocer al Comisionado argentino José Miguel Díaz Vélez, lo siguiente:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">“…su aceptación de
volver a pertenecer a las Provincias Unidas del Río de La Plata y el
reconocimiento a Ciriaco Díaz Vélez como Gobernador de Tarija bajo una sola
condición: el partido de Tarija no sería parte de la Provincia de Salta, sino,
una jurisdicción separada de ella…”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Como veremos más
adelante, Trigo Espejo y sus adeptos están ganando la pulseada. Tienen el apoyo
de otra gente importante de la Villa y: además, Sucre los apoya abiertamente.
El Libertador Bolívar “piensa a lo americano”, no quiere dividir el Virreinato
de Buenos Aires, quiere la “Patria Grande”. Sucre “piensa a lo colombiano” no
quiere Tarija dentro de la Argentina por varias razones.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Por su lado, José
Miguel Díaz Vélez el 9 de abril de 1826 informa a su Gobierno, qué:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">“…en Tarija se
agudizaban las maquinaciones para lograr que ésta dejase de pertenecer a las
Provincias del Río de La Plata y se “incorporara” a la nueva República de
Bolivia, usando inclusive la fuerza para ello…”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ha llegado la hora
y es momento preciso de poner las cartas sobre la mesa sin ningún tapujo.
Sucre, considera oportuno hacerlo. El 12 de abril de 1826, le dirige una nota
al Libertador, diciéndole:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">“…hay una
ocurrencia de que aún no tengo parte oficial; parece que el hijo del Señor Díaz
Vélez que fue de Gobernador a Tarija se ha declarado independendiente de Salta
y erigídose en Capitán General. Si esto es así, yo aconsejaría al Congreso que
recuperase a Tarija, porque de allí entrará a este país el desorden y la
anarquía, y más vale hacer una guerra, si es menester, que consentir la
disolución y la anarquía…”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Llegó la hora
ansiada. Los dos Libertadores discrepan en torno la “Cuestión de Tarija”.
Bolívar, debe ausentarse y; Sucre, quedará al mando de la República.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El 25 de mayo de
1826, se instaló en Chuquisaca el Congreso de la República de Bolivia, y nombró
a Antonio José de Sucre como primera autoridad política de la República hasta
el retorno de Bolívar del Perú y; al mismo tiempo, Sucre recibió el Proyecto de
Constitución enviado por Bolívar desde Lima (Perú).<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El mes de julio de
1826, Sucre reitera al Libertador Bolívar sus preocupaciones sobre Tarija, y le
dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">“…yo no me mezclo
en los negocios de Tarija para nada, pero se va a mezclar en mis cosas de tal
modo que yo no sé qué se haga aquí, cuando está metida dentro de esta
República. Ya allí han ocurrido dos revoluciones y quitado y puesto dos
Gobernadores; éste ejemplo tan cerca, ve Usted cuan fatal nos es…”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Definitivamente la
Argentina está perdiendo Tarija. Sus autoridades deben actuar de manera
vehemente. El Gobernador Arenales, toma una decisión que será lapidaria para
las pretensiones de la Argentina para mantener Tarija bajo su mandato. Ese será
el más grande error como máxima autoridad política de la Gobernación de Salta:
ordena el apresamiento de Méndez e Ibáñez y sean conducidos a Salta y allí
sometidos a la justicia. La orden se cumple el 23 de agosto de 1826 en horas de
la madrugada y; ello, causó el movimiento popular más decisorio de Tarija.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">De acuerdo a los
documentos existentes en el Archivo Histórico de Salta, Méndez, fue sacado de
su domicilio “encuerado”; es decir, “desnudo” y conducido a la cárcel en el
viejo edificio del Cabildo. Ello, enfureció a los pobladores de San Lorenzo que
enterados de tan grave afrenta, cientos de jinetes se trasladaron a la Capital
y tomaron el Cabildo Capitular, y exigieron convocar a Cabildo Abierto.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El pueblo tarijeño,
reunido en Cabildo Abierto ese sábado 26 de agosto de 1826, resolvió: renunciar
por escrito a las Provincias del Río de la Plata; ratificó su decisión de pertenecer
a la recién creada República de Bolivia; eligió sus Diputados ante su Congreso
y; mediante voto popular y directo, eligió al Cnel. Bernardo Trigo Espejo,
como Prefecto del Departamento de Tarija.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Estas Resoluciones,
tienen varias aristas que deben ser analizadas más allá del apasionamiento
lógico.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Primero, el pueblo
tarijeño a través de un pequeño grupo de ciudadanos que bajo su propia óptica e
intereses de variada índole, tomó la más grande decisión de la vida democrática
de Tarija y selló de esa manera, la línea de su historia.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Segundo, recordemos
que Tarija a pesar del intento del 6 de junio de 1825, no había sido aceptada
en el Congreso de Bolivia y; por lo tanto, no fue reconocida como entidad
territorial ni poblacional de Bolivia. Entonces, la decisión de renunciar “por
escrito” a través del Acta del Cabildo Abierto a las Provincias del Río de La
Plata, es un hecho por demás interesante e importante porque se trató de la más
grande expresión popular y democrática.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Tercero, exigir la
reincorporación de Tarija a la república recién nacida, a través de Cabildo
Abierto, refleja una decisión que ya no podía tener vuelta atrás. Se habían
agotado todos los esfuerzos argentinos para evitar esa drástica decisión. De
ahí la figura del Cabildo Abierto en las luchas tarijeñas.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Cuarto, la Elección
de dos Diputados Titulares y uno suplente para que asistan al Congreso de
Bolivia, fue el mecanismo democrático y legal para el fiel cumplimiento del
anterior objetivo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Quinto, la decisión
tomada por el pueblo aglutinado en la Plaza de Armas frente al viejo Cabildo,
haciendo uso de sus derechos expresados mediante voto popular y directo, y
elegir al Cnel. de Milicias Bernardo Trigo Espejo, como “Prefecto del
Departamento de Tarija” es por demás interesante y no debemos soslayar su
análisis. Pues, el Sistema Francés fue adoptado por Bolívar para la División
Político-administrativo del Estado boliviano: Departamento, Provincias y
cantones y; en concordancia con ello, las máximas autoridades políticas de cada
Departamento, los Prefectos.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Entonces, por qué
se eligió a Trigo Espejo…? No le correspondía. Aunque hubo visos de
legitimidad, es pertinente preguntarse: fue un desliz o una jugada magistral de
Trigo y su gente…? No debemos olvidar que Tarija al no participar de las
Asamblea del Alto Perú no fue reconocida como entidad territorial ni
poblacional de Bolivia. Por lo tanto, a un año y vente días de nacida la
República Bolívar estábamos en el limbo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Las Resoluciones
tomadas ese 26 de agosto no tuvieron el eco esperado en Chuquisaca, pero si en
Tarija, porque habíamos roto de facto definitivamente nuestros lazos con la
Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El grupo
bolivianista necesitaba que el Congreso considerara y respondiera
afirmativamente. No sucedió aquello. Razón por la cual el 7 de septiembre del
mismo año, nuevamente se realizó un tercer Cabildo Abierto y; a través de él,
se ratificaron las determinaciones tomadas en agosto. Sólo cambiaron los
nombres de los Diputados: Cnel. Gabino Ibáñez, Tcnel. José María de Aguirre
Hevia y Vaca, José Fernando de Aguirre y suplente al Dr. José Pablo Hevia y
Vaca.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El mes de
septiembre fue determinante para los seguidores de Trigo Espejo y Méndez
Arenas. Ahora tenían más apoyo de gente cuya influencia era notoria. Las
presiones fueron dirigidas al Congreso y sus Diputados bolivianos. Sólo había
uno que tenía un manifiesto odio por Tarija y declarado enemigo de Sucre:
Casimiro Olañeta.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ante ese crítico
cuadro de situaciones, el Congreso de Bolivia sancionó una Ley el 23 de
septiembre de 1826. Partes de dicha norma, dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Considerando:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Que el Ministro
Argentino que estuvo en esta Capital, se negó a presentar los documentos
relativos a la desmembración del territorio de Tarija de las antiguas
Provincias del Alto Perú, asunto que él mismo promovió en noviembre último;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Que las repetidas
solicitudes de los habitantes de Tarija, y su voluntad manifestada en Actas de
6 de Junio del pasado año, y 26 de Agosto y el 7 del corriente, son y han sido
de pertenecer a Bolivia, declarando que la desmembración fue hecha contra sus
votos y deseos, porque ellos, como todos los altoperuanos, estaban autorizados
a decidir de sus destinos;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Que la Provincia de
Tarija, pertenece al Alto Perú por todas sus relaciones y por la naturaleza
misma de su situación;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Que Tarija nunca ha
formado Pacto alguno de Unión o Asociación con la República Argentina.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Decreta:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">La Representación
Nacional desconoce los actos y niega su ratificación a las negociaciones porque
haya sido desmembrada la Provincia de Tarija del territorio del Alto Perú, hoy
República Boliviana;<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En virtud de las
reiteradas negociaciones de Tarija y de su libre y espontánea Resolución por
incorporarse a Bolivia, se admitirán en el Congreso Constituyente sus
Diputados, que se hallan en la Capital, luego que examinadas sus Credenciales,
estén conformes al Reglamento de Elecciones de 26 de Noviembre del año pasado…”<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Para poner fin a
las reacciones de la corriente argentinista y apuntalar la respuesta del primer
Poder del Estado, el 3 de octubre de 1826 el Presidente Constitucional de
Bolivia, Antonio José de Sucre, emitió el Decreto que sepultó definitivamente
las aspiraciones de José Felipe de Echazú y sus pocos seguidores, viabilizando
el ingreso de los Diputados tarijeños al Congreso boliviano.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El 17 de octubre de
1826 se realizó el último Cabildo Abierto promovido por la Municipalidad y del
Colegio Electoral de Tarija. Se hizo vehemente hincapié en la renuncia a las
Provincias del Río de La Plata y exigió la reincorporación de Tarija a la
República de Bolivia. Por lo tanto, además de ser considerado un verdadero
manifiesto, consideramos que fue un alegato histórico cuyas connotaciones no
tienen hasta hoy, parangón en la historia nacional. La parte Resolutoria del
Manifiesto, dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">“…presentará el
admirable espectáculo de un pueblo que inerme, pero amigo de la libertad, el
orden y de sus derechos, consiente antes en desaparecer de la tierra, que dejar
de ser boliviano. Su voluntad es pertenecer a Bolivia, y sin Bolivia no quiere
existir en el mapa geográfico. Esta es la última y solemne declaración que de
nuestra propia voluntad, libremente y sin coacción alguna, hacemos por el
pueblo que representamos y que presentamos al juicio de los hombres imparciales
de todo el mundo que amen el bien de sus semejantes. Tarija, octubre 17 de 1826<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Bernardo Trigo,
Manuel Valverde, Isidoro Pantoja, Ignacio Mealla, Juan Ramón Ruiloba, Manuel de
Lea Plaza, Agustín de Mendieta, José Antonio Vásquez, Mariano Cecilio de Trigo,
Gavino Ibáñez, Manuel José Hevia y Vaca, Nicolás de Ichazo, José Francisco de
los Reyes, Eustaquio Méndez, Juan José Mendieta, Melchor Ortiz, José Morales y
Gregorio de León.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ellos, fueron los “diez
y ocho de octubre de 1826”, los que con un lenguaje fino y acorde con los
postulados del Siglo de las Revoluciones y la Libertad, haciendo una exposición
de motivos de todos los hechos históricos que padeció Tarija desde 1807, se
dirigieron al mundo entero y lograron el objetivo trazado por Antonio José de
Sucre.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El 6 de noviembre
de 1826 el Congreso boliviano sesionó y sancionó la Ley que aprueba la
Constitución Política del Estado y; el 19 del mismo mes, fue promulgada. En
esta Constitución, de la que participaron los Diputados tarijeños José María de
Aguirre y Hevia y Vaca y José Fernando de Aguirre, el territorio tarijeño fue
reconocido como simple “Provincia” igual que el “Litoral”. En esa oportunidad,
el territorio de la Provincia de Tarija superaba los 340.000 kilómetros
cuadrados; hoy, el Departamento de Tarija sólo abarca una superficie de 37.643
kilómetros cuadrados; es decir, a lo largo de nuestra vida constitucional, nos
han mutilado más de 89% por ciento de nuestro patrimonio territorial.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Sin conocer a
detalle la situación reinante y las rotundas victorias logradas de manera
sistemática por la corriente proboliviana, el Dr. José Felipe de Echazú en su
calidad de Diputado Por Tarija ante el Congreso del Río de La Plata, había
presentado un Proyecto de Ley para que el territorio tarijeño sea reconocido
como Provincia. Obtuvo 38 votos a favor y 2 en contra. De esa Manera, el 30 de
noviembre de 1826, el Congreso sancionó dicha ley y; el 1º de diciembre del
mismo año, el Presidente Bernardino Rivadavia, promulgó dicha ley. El texto,
histórico por supuesto, dice:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">EL CONGRESO GENERAL
CONSTITUYENTE<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">DE LAS
PROVINCIASDEL RIO DE LA PLATA<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Ha acordado y
sancionado la siguiente ley:<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Art. 1º.- Queda
elevada al rango de Provincia la ciudad de Tarija, con el territorio adyacente.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Art. 2º.- Se le
declaran todos los derechos y prerrogativas que la Constitución y las leyes
establecen a favor de las Provincias.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Lo que de orden del
mismo Congreso se comunica a V.E. para su inteligencia y efectos consiguientes.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Sala del Congreso,
Buenos Aires, noviembre 30 de 1826.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">José María Rojas,
Presidente<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Alejo Villegas,
Secretario<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Al Excmo.
Presidente de la República<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Buenos Aires,
diciembre, 1º de 1826.-<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Entendido,
publíquese y procédase con arreglo a lo acordado<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Rivadavia<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Julián Segundo de
Agüero<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">El 9 de diciembre
de 1826, el pueblo tarijeño es convocado a participar del Te Deum que
se ofició en la Iglesia Matriz de la Villa para Jurar a la
Constitución Política del Estado de Bolivia. Con este acto, resultó triunfador
el movimiento que nació a inicios de mayo de 1825 a la cabeza de Bernardo Trigo
Espejo.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">En la Constitución
Política del Estado de Argentina, aprobada el 24 de diciembre de 1826, en el
Artículo 11º se reconoce a Tarija como Provincia y se le asignados dos
Diputados. Esa Ley, fruto de los innumerables esfuerzos realizados por el Dr. José
Felipe de Echazú, llegó tarde. Tarija ya formaba parte del Estado boliviano y;
éste, en su Constitución de 19 de noviembre de 1826 reconoció al territorio de
Tarija como simple provincia similar al Litoral y le fue asignado dos Diputados
(Gabino Ibáñez y José maría de Aguirre Hevia y Vaca)<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><span style="mso-fareast-language: ES-MX;">Tarija julio de
2022.<o:p></o:p></span></p>
<p class="MsoNormal"><o:p> </o:p></p>Unknownnoreply@blogger.com0tag:blogger.com,1999:blog-2332924765433501661.post-13182794636229635112023-09-30T03:42:00.006-07:002023-09-30T03:42:00.144-07:00EL “JAMES BOND” BOLIVIANO Y SU HAZAÑA DEL RESCATE DE UN AVIÓN BOLIVIANO DE SUELO CHILENO<p style="text-align: center;"> </p><div class="separator" style="clear: both; text-align: center;"><a href="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKfFgHApK3tNs4t_rfR9R24VWl3Pk1JCVyvMoopdohP8qhbdXS0D10iz6i7fe2fMK8M-ChI0XQlXG3kibZw4U4J4HyxQpOxZRnvT7tRogfIePY5qw5Riwke2k60a9r-7wKesuWK5oxZTA-dsSOIRGPmSwBAVJe8DPcDUOfm6wNko7M_K35md1cuj7GX4o/s776/Emilio%20Beltran%20el%20aviador.jpg" style="margin-left: 1em; margin-right: 1em;"><img border="0" data-original-height="776" data-original-width="600" src="https://blogger.googleusercontent.com/img/b/R29vZ2xl/AVvXsEiKfFgHApK3tNs4t_rfR9R24VWl3Pk1JCVyvMoopdohP8qhbdXS0D10iz6i7fe2fMK8M-ChI0XQlXG3kibZw4U4J4HyxQpOxZRnvT7tRogfIePY5qw5Riwke2k60a9r-7wKesuWK5oxZTA-dsSOIRGPmSwBAVJe8DPcDUOfm6wNko7M_K35md1cuj7GX4o/s16000/Emilio%20Beltran%20el%20aviador.jpg" /></a></div><br /><p></p>
<p class="MsoNormal"><i><b>Por: Juan Mejía Cisneros/ Publicado en Fondo Negro, el 19 de
julio de 2023</b></i>.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El hombre que protagonizó está heroica tarea –como sacado de
una película de James Bond– de arrancar un avión boliviano de manos de los
chilenos y ponerlo en operaciones de combate en la Guerra del Chaco
(1932-1935), fue el piloto orureño Emilio Beltrán López, un joven bien
parecido, audaz, osado, deportista, decidido, más conocido por el alias “Tocuyo”
Beltrán.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La historia de Bolivia está salpicada no sólo de hechos
protagonizado por políticos, militares, civiles, de cruentos golpes de estado,
masacres a mineros, guerras; sino también de hombres y mujeres que han dejado
ejemplos dignos de imitar por las generaciones venideras, ahí está el piloto,
Juan Mendoza, músicos como Raúl Show Moreno, “Jacha” Flores, historiadores,
escritores, periodistas, literatos, eslabones que encadenan lo bueno de Bolivia
ante el mundo, sin embargo, aún hay sucesos históricos poco o nada conocidos. <o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">DE JUGADOR A PILOTO<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Según el historiador Miguel Salas, Emilio Beltrán López, es
un orureño descendiente de la antigua familia orureña Beltrán, que pertenece a
la tercera generación de esta familia, a quien le apodaron “Tocuyo”, asegura
que no se sabe por qué, sin embargo, el sobrenombre se quedó para la
posteridad.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Cuenta que, Tocuyo Beltrán, en principio se dedicó al fútbol
llegando a ser jugador del Oruro Royal, pero la fiebre de la aviación que
propagó el piloto orureño Juan Mendoza, hace que deje de lado el deseo de ser
futbolista para dedicarse a la aeronáutica, así nace una segunda generación de
orureños que prefieren ser pilotos, “fue él, Emilio Beltrán, que abrazó esta
carrera, saliendo piloto de la Escuela de Aviación de El Alto, inaugurado el
año 1922 en el gobierno de Bautista Saavedra, en esa escuela se preparó como
aviador”, recuerda.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Declarada la Guerra del Chaco, Beltrán era uno de los
pilotos ya preparado para esa beligerancia que se pensaba que iba a ser corta,
pero duró tres años. En ese ínterin Bolivia, con el Tratado de 1904 de paz con
Chile, tras la Guerra del Pacífico (1879 – 1884), tenía habilitado los puertos
para el transito libre, pero como la guerra duró y en ese tema diplomático,
Chile al ver que ingresaba mucho armamento a Bolivia, y también, talvez viendo
la estrategia suya, Chile corta ese acceso libre, incumpliendo el tratado de
1904 de libre tránsito.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Es así que había varios pertrechos que no han pasado a
Bolivia, entre ellos un avión que estaba en (el aeropuerto de) Arica decomisado
por Chile, que debía entrar al campo de operaciones”, narra Salas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Y añade que, ahí empieza la delicada tarea del piloto
Beltrán. El Estado Mayor, le encomienda al piloto orureño un trabajo muy
importante y de mucha responsabilidad patriótica. “Esta historia es recuperada
por la aviadora Tte. Cnel. Amalia Villa de la Tapia, que es la directora del
archivo de las FF.AA., quien escribe en tres libros suyos que se llaman ‘Alas
de Bolivia’, en cuyas páginas habla de la misión encomendada al piloto
orureño”, confirma.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Se le encomienda una tarea patriótica a Emilio Beltrán,
piloto joven y audaz, de recuperar ese avión a “como dé lugar”. Entonces, él
(Tocuyo Beltrán), sale de operaciones a cumplir una tarea de alto espionaje por
encargo del gobierno boliviano y, viaja a Arica, pero como comerciante, un rico
comerciante alejado de la guerra, despreocupado de lo que pueda pasar,
simplemente va a Arica a hacer negocios, allí él traba amistades porque era un
joven simpático de gran carisma, futbolista, era un tipo James Bond, aficionado
a las mujeres, de fácil amistad que le permite romper el hielo en Arica Chile.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Salas dice, la historia señala que, Beltrán manejó con
cierta destreza el trabajo de espía, habilidad que le valió para llegar al
depósito del combustible especial para aviones (benzina), investigó todo el
movimiento que realizaba todo el personal del aeropuerto de Arica, “supo
observar, escuchar, tomar apuntes de los horarios, a poner ojos y sentidos a
todo el movimiento de la guardia chilena en el aeropuerto. Se había convertido
en un verdadero espía”, narra.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Beltrán había trabajado silenciosamente y sin levantar
sospechas en la tarea de espiar hasta que llegó el momento, de levantar vuelo;
estaba con ropa de civil ligera como se usa en una playa, cargó benzina al
avión, corrió por la pista y remontó vuelo frente a un personal del aeropuerto
chileno que nada pudo hacer para detener. El piloto orureño dirigió la aeronave
con rumbo hacia la cordillera.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Nadie lo pudo alcanzar ni lo hicieron, tampoco Chile
denunció de aquel suceso, toda esa aventura se supo después de la guerra,
porque hubiera sido una humillación para ese país que en su propio suelo y
espacio aéreo haya ocurrido este hecho, de cómo fue el rescate de un avión boliviano
que estaba secuestrado en el aeropuerto de Arica”, afirma Salas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Emilio Beltrán conocedor del grandioso espacio boliviano, ha
llegado hasta el aeropuerto de El Alto, orientándose por puntos referenciales
de la cordillera; durante su vuelo, en el horizonte ha divisado el imponente
Illimani y, según cuenta la historia, ha llegado desfalleciente al aeropuerto
de El Alto donde, por entonces, no había casas alrededor, porque simplemente
era la hoyada de La Paz, arribó en un horario donde no había vuelos programados
y todos se alarmaron en la pista de El Alto y se preguntaron ¿qué avión podría
estar llegando?, pero ignoraban de que el avión que aterrizaba, fue una
aeronave rescatada de Arica Chile.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Eso es lo que lo que escribe la archivista de las FF.AA. “ha
llegado el avión, ha aterrizado, era un hombre congelado el que ha bajado y lo
único que ha dicho (Beltrán), según Amalia de la Tapia, es ¡¡¡Misión
cumplida!!! ¡¡¡Viva Bolivia!!! y se desmayó. El avión ha entrado a operaciones
inmediatamente, el piloto “Tocuyo” Beltrán fue internado en un hospital durante
tres meses hasta su total recuperación”, apunta Salas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Antes de la incursión del piloto orureño a Arica, Bolivia
busca recuperar el avión a través de la cancillería, pero Chile niega, luego se
ha atribuido al cumplimiento del tratado (1904), tampoco se ha logrado y, “fue
un piloto orureño, que ha vivido una semana en Arica, para romper todos los
esquemas de seguridad en varios niveles del gobierno de Chile, ha roto la
frontera, hasta ingresó al depósito de la benzina resguardado por niveles bajos
y, sin haber hecho uso de la fuerza, sin el uso de armas de fuego, Beltrán hizo
un trabajo efectivo para rescatar el avión boliviano. Fue una tarea increíble”,
enfatiza Salas.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El avión rescatado, entró en operaciones logrando
importantes bajas entre los paraguayos con bombardeos al fortín isla Po’i, y en
la última etapa de la guerra, también bombardeó posiciones y derribó enemigos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">EMILIO BELTRÁN, EL “MILLONARIO DEL AIRE” OLVIDADO POR ORURO<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Salas lamenta que el centralismo simplemente ignoró a los
héroes orureños, “en la historia nacional todo es hablar de pilotos paceños,
todo es hablar de La Paz como punto de referencia, ahí tenemos a Pabón, piloto
paceño, hasta le han hecho monumentos, en todo lado, una escuela lleva este
nombre, ese es el crimen del centralismo, ignorar a otros héroes como al
orureño “Tocuyo” Beltrán”, advierte.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Además, agrega que, después de la Guerra del Chaco, Emilio
“Tocuyo” Beltrán fue capitán y alto directorio de la Lloyd Aéreo Boliviano LAB,
manejaba un hidroavión tipo Cirkovski, que llegó para la Lloyd.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Pero, comenta que, no sólo el centralismo paceño ha olvidado
a este héroe, sino Oruro no le ha reconocido a este piloto orureño, “no hay una
calle que lleve el nombre de este héroe de la Guerra del Chaco, ni una unidad
educativa, ni se sabe el retrato de este héroe, esa es la ingratitud”, asevera
el historiador.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Salas, señala que Emilio Beltrán López, fallece en octubre
de 1941 junto a otros dos personeros de la LAB, en un accidente aéreo ocurrido
en el río Mamoré, el hidroavión en que viajaba Beltrán y otros personeros se
estrella, truncando de esta manera una grandiosa vida, “murió joven y era
reconocido también como ‘el millonario del aire’, porque la casa Junker de
Alemania, le condecoró con los ‘alfileres de oro y plata’, por ser uno de los
pilotos bolivianos que rompió el récord del millón de horas de vuelo”,
rememora.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Añade que los restos mortales del valiente piloto orureño
están sepultados en Cochabamba, allí se ha identificado su tumba. Parientes,
sobrinos, nietos de la familia Beltrán, que viven en esta ciudad, resguardan
sus restos. El hijo, Jorge Eduardo Beltrán Johannessen, radica en los Estados
Unidos.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Aviadora Tte. Cnel. Amalia Villa de la Tapia, directora del
Archivo de las FF.AA.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">1941: Cap. Emilio “Tocuyo” Beltrán López, un orureño
“Millonario del Aire”. Amor a la Patria a toda prueba, fue comisionado para
cumplir una difícil y peligrosa MISION SECRETA. Esta heroica acción del piloto
Beltrán, fue recogida años después por la aviadora y archivista de las FF.AA.
de Bolivia.<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">La archivista escribe:<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">“Las autoridades chilenas en el PUERTO DE ARICA, retenían
sin razón explicable un avión boliviano y había que recuperarlo de cualquier
manera, para ponerlo al servicio del país. BELTRAN llega un día ARICA de
INCOGNITO inicia de inmediato sus investigaciones… el avión se encontraba en la
pista del puerto, Beltrán escudriña la distancia, estudia la situación, observa
las actividades rutinarias del personal de custodia y, se aproxima un día al
aparato…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Piensa que SU MISIÓN ES SERVIR A LA PATRIA y ese avión que
pertenece a su país es también suyo, SE APODERA DE ÉL y tras una veloz carrera
remonta el vuelo sin contar siquiera con un buen abrigo para trasmontar la
CORDILLERA, nada pudieron las autoridades chilenas para obligar al piloto
boliviano a retornar con el avión burlado…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El frío era tan intenso por el PASO DE LOS ANDES que fue un
milagro, su llegada a los cielos de la CIUDAD DE LA PAZ fue heroica, apenas el
avión tocó tierra y se detuvo, Beltrán quedó inconsciente dentro de su
carlinga; sus compañeros tuvieron que trasladarlo de urgencia a un hospital
donde permaneció más de un mes hasta su total restablecimiento…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El orureño Beltrán, fue un valiente a toda prueba y sus
acciones que realizó en vida producen un inexplicable orgullo por el acendrado
patriotismo que éste personaje supo crear con su valor a toda prueba…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">El 14 de junio de 1935, los cañones rugieron su último fuego
mortal, al haberse firmado en Buenos Aires el Tratado de Paz, al medio día de
aquel día, un silencio de paz, habitó aquellas tierras luego de un conflicto de
tres años… más de 40.000 combatientes bolivianos no volvieron jamás con vida,
murieron defendiendo su patria…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">¡Se retornó al regazo del hogar, los hombres volvieron a los
campos y las fábricas, para reconstruir a la Patria! herida gravemente en su
económica; el viejo guerrero… peleó ya con ropas de obrero, artesano y
oficinista, para alzar el arado y el yunque del progreso…<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;">Hoy se recupera a la historia nacional, la biografía de un
orureño, cuya estampa de valiente jamás desaparecerá de la memoria nacional.
¡¡GLORIA A BELTRAN!! ¡¡VIVA BOLIVIA!!”. (M. Salas A.)<o:p></o:p></p>
<p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><i><b>Disponible en: <a href="https://l.facebook.com/l.php?u=http%3A%2F%2Ffondonegrobolivia.com%2Fjames-bond-andino-rescata-avion-boliviano-del-aeropuerto-de-arica-chile%2F%3Ffbclid%3DIwAR1WX7OQo0kU2VXGSuGRCBi5xRXFaR_wRgV1cJwBoQi5DyxOzhy_Kq9SMw4&h=AT3yY4BAPdKrqqqK4fPxP-PF0JSsqAVM7wXzo678DNECNt3fo_fGiu6C9maaxgfcElj9wBzf4-tWMhvVSn36cvafvAG10fu7c6dVvlc1nqV5vua5GC5Y9arT519BxlgiK3Ty&__tn__=-UK-R&c%5b0%5d=AT3Kzhz4h6SATusVxPqdevkctAwl_JMBEwoXFcuit3CvBbvqSx0WRzIri9c_LeTg7YpcLBDlry50berTU7ZwUf17OR5f3OZw1OlwIXzW9F2xjMIABU1gEMY1XCnb3VOdT1YVkTfq9QjTJuRJEj2rr-AEnF2dW8Ts5OlEDFk_YxtytC4TFZz3mnxXtkcIktFyt5INvhGeVwpj" target="_blank">http://fondonegrobolivia.com/james-bond-andino.../...</a> </b></i><o:p></o:p></p><p class="MsoNormal" style="text-align: justify;"><br /></p>
<div style="text-align: center;"><iframe allow="autoplay; clipboard-write; encrypted-media; picture-in-picture; web-share" allowfullscreen="true" frameborder="0" height="757" scrolling="no" src="https://www.facebook.com/plugins/post.php?href=https%3A%2F%2Fwww.facebook.com%2FHistoriasdebolivia%2Fposts%2Fpfbid02isQQqquizuUiTaKx2iZi6KBxYUH5zGxCKq3CYRVRUSsHBfAG5BwTt4wwL9HvDb5Rl&show_text=true&width=500" style="border: none; overflow: hidden;" width="500"></iframe></div>Unknownnoreply@blogger.com0