“ACABEMOS CON LA CORRUPCIÓN Y LOS MALOS MANEJOS POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS”

Este artículo fue publicado originalmente en el matutino El Diario de La Paz (Nuevos Horizontes) el 10 de Julio de 2012.

Un 10 de junio de 1808 nació en Ticala, Potosí, José María Linares Lizarazu, presidente de Bolivia de 9 de septiembre de 1857 al 14 de enero de 1861. Perteneció a la noble y acaudalada familia de los condes de Casa Real y Señores de Rodrigo de Navarra. Instalada la familia en Chuquisaca, Linares estudió Derecho en la Universidad Mayor Real y Pontificia de San Francisco Xavier. Una de las característica que marcó su vida fue su carácter inflexible y su extrema corrección en el manejo de los bienes públicos.
En los inicios de su carrera política, dirigió el Colegio “Pichincha” de Potosí, fue diputado nacional en 1831, prefecto de Potosí y después ministro de Estado durante el tercer gobierno del Gral. Velasco. Llegado a la presidencia Ballivián, Linares entró en desacuerdo con él y se marchó a Europa, donde visitó numerosas capitales estableciéndose en España, después fue nombrado ministro plenipotenciario ante la Corona, y en calidad de tal logró que el gobierno español firmase el Tratado de Reconocimiento Oficial de la Independencia de Bolivia, 21 de julio de 1847.
Al retornar al país fue presidente del Legislativo, ganando con sus intervenciones en el ámbito administrativo y político amplio prestigio y un liderazgo indiscutible. Su intransigencia lo llevó al exilio en Perú, Argentina y Chile. Se constituyó en un opositor férreo al gobierno de Córdova, al formar el Partido Rojo se propuso tomar el Gobierno para imponer su línea política fiscalizadora utilizando todos los medios posibles. En este sentido, después de varios intentos de golpe de Estado se hizo del poder estatal derrocando al presidente Jorge Córdova que representaba la línea del Partido Verde de Isidoro Belzu.

La llegada del Gobierno de Linares fue ampliamente celebrado por el pueblo boliviano. Con semejante apoyo popular puso en aplicación una nueva política económica en el país, se propuso acabar con la corrupción y los malos manejos del erario público, pero a menos de un año, sus emprendimientos terminaron en un fracaso y todos los sectores sociales se sintieron frustrados. Entonces Linares para encubrir el desastre dictó una serie de leyes represivas para “moralizar” al país, “de a buenas o de a malas”. Entonces la mano dura cayó sobre los empleados públicos, militares, clérigos y demás ciudadanos. Todo el pueblo se sintió amedrentado por esta política moralista. Como es de suponer, estas medidas afectaron los intereses de muchos políticos y particulares, enardeciendo los ánimos y surgieron discrepancias y odios hacia el gobierno. Entonces Linares se proclamó Dictador (31 de marzo de 1858). Como consecuencia, la oposición y los descontentos se dieron la tarea de conspirar en los cuarteles.
La represión fue dura, las cárceles se llenaron de opositores, muchos fueron confinados o exiliados, otros corrieron peor suerte, el fusilamiento, entre ellos Juan Manuel Porcel, un sacerdote franciscano. 1ro. de septiembre de 1858. Luego de afrontar varias sublevaciones fue destituido por un golpe de Estado el 14 de enero de 1861.

Linares salió exiliado a Chile, estableciéndose en Valparaíso donde vivió sus últimos días sumergido en la pobreza y en la soledad, aquejado por una enfermedad falleció el 6 de octubre de 1861, a los nueve meses de su derrocamiento del poder político. Años después sus restos fueron repatriados y sepultados en la iglesia San Felipe Neri de Sucre.
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