Imagen: El Comercio de La Paz, 28 de febrero de 1879. pag. 7.
El 14 de febrero es día de luto para la Patria agraviada,
despojada y mutilada, la injusticia perdura, más por la soberbia y codicia de
un invasor con afanes siempre expansionistas. Estalló el conflicto bélico bajo
el pretexto un año antes, por el gravamen de diez centavos por quintal de
salitre explotado en el Litoral, que con todo derecho y legitimidad impuso
Bolivia.
El 14 de febrero de 1879, con la toma de Antofagasta - que
en ese tiempo era una ciudad boliviana-, por el ejército chileno, se inició la
Guerra del Pacífico (1879-1883). Este conflicto bélico, que enfrentó a Chile
con Perú y Bolivia, se debió a problemas territoriales y al interés por controlar
la producción del salitre - nitrato usado como fertilizante y para la
fabricación de pólvora-, que era muy buen negocio en esa época.
El 26 de diciembre de 1878, fondea en las playas del puerto
de Antofagasta el buque blindado “Blanco Encalada” en actitud hostil; mostrando
su poderío para la guerra que se venía. Mientras tanto, nuestro Gobierno sin
tomar previsión alguna atendía las luchas y componendas políticas internas,
fratricidas.
Al amanecer del 14 de febrero, una terrible detonación
estremeció el aire, luego hubo otros cañonazos. Se presentaron tres buques de
guerra con tropas pertrechadas, rodearon desde el mar a la ciudad y puerto de
Antofagasta. El coronel Severino Zapata, Prefecto del departa-mento recibe de
manos del jefe de la expedición chilena Coronel Emilio Sotomayor el siguiente
comunicado: “Antofagasta, febrero 14 de 1879. Señor Prefecto: El Gobierno de
Chile considerando roto el Tratado de 1874, me ordena tomar posesión, con la
fuerza de mi mando, del territorio comprendido en el grado 23. A fin de evitar
todo accidente desgraciado, espero que usted tomará todas las medidas
necesarias, como asimismo sus connacionales. Emilio Sotomayor, Comandante de
las fuerzas expedicionarias de Chile”.
El Prefecto boliviano res-pondió: “Mandado por mi Gobierno a
ocupar la Prefectura del Departamento, sólo podré salir de él por la fuerza.
Puede usted emplear ésta, que encontrará ciudadanos desarmados, pero
dispues-tos al sacrificio y al martirio. No hay fuerzas con qué contrarrestar a
los tres vapores blindados chilenos, pero no abandonaremos este puerto, sino
cuando se consume la invasión armada. Severino Zapata, Prefecto del
Depar-tamento de Cobija”.
La ocupación de Antofagasta se consuma, se vienen días de
angustia, dolor y luto para nuestro país.
Este articulo apareció publicado en el periódico El Diario
(Revista Nuevos Horizontes) 11 de Febrero de 2014.
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