Por: Marco Basualdo / Publicado en el periódico La Razón, el
10 de agosto de 2015. (En la fotografía: Billete de 1.000 bolivianos impreso en
Gran Bretaña en 1945. Bolivia vivía esos años una inflación agravada por la
crisis económica mundial y los efectos de la Guerra del Chaco. Entonces se
emitieron billetes de alto valor nominal para reformar el sistema.)
En tiempos precolombinos, en las tierras del Nuevo Mundo
imperaba una suerte de comunismo primitivo, donde tanto la riqueza como los
sistemas de producción estaban regulados por el Gobierno. No existían
transacciones ni mucho menos moneda. La cosa cambió con el “descubrimiento” de
América y posterior explotación de sus riquezas de metal. En lo que hoy es
Bolivia se sabe de esta pieza desde la conquista del Perú por Francisco
Pizarro. Fue él mismo quien mandó a acuñar la primera moneda en la localidad
minera de Porco (Potosí). Diseñada a golpe de martillo con una cruz como
distintivo, de allí su nombre de cruces, fue la denominación que conservó por
mucho tiempo. Ya en la época colonial, en abril de 1545, fueron descubiertos
los filones de plata del cerro de Potosí, hecho histórico que constituyó
también el punto inicial de la numismática de este territorio, pues al hallazgo
del Cerro Rico le siguió la circulación de la moneda acuñada. Según el
investigador Julio Benavides, poco después de la fundación de la Villa Imperial
el 1 de abril de 1545, “se instaló una casa de amonedación en el extramuro
oriental de la ciudad”. Aquella instalación funcionó hasta que el propio virrey
Toledo vio la necesidad de crear una Casa de la Moneda y por ello puso la
piedra fundamental para su construcción el 8 de diciembre de 1572.
Un Potosí. Fueron tan conocidas las monedas emitidas durante
ese periodo en el mundo que se extendió la frase inmortalizada por Miguel de
Cervantes y Saavedra: Vale un Potosí. Tras las luchas de emancipación nacieron
nuevos países. El día de la llegada del Libertador Simón Bolívar, las damas de
la Villa Imperial lo recibieron arrojándole puñados de monedas conmemorativas
desde los balcones. Los pequeños esféricos de metal estarían presentes en el
bautismo de la entonces República de Bolívar, en 1825.
Tras la firma del Acta de la Independencia, el primer
Congreso definió las bases de la moneda nacional que no hizo ninguna innovación
y adoptó el sistema de la época colonial. Aquella moneda de plata llevaba en su
anverso grabado el cerro de Potosí y un sol naciente sobre su cima. Otro hito
lo marca el gobierno de Andrés de Santa Cruz, quien, animado por dotar al país
de circulante en oro, ordenó su acuñación en 1831. Fue así que hasta 1857, la
Casa de la Moneda acuñó 2.607.623 pesos en monedas de oro.
La emisión del primer billete se dio el 24 de enero de 1867,
cuando el general Mariano Melgarejo creó el Banco Boliviano. Sin embargo, la
primera impresión de billetes estuvo a cargo de la National Company of Bills de
Nueva York en valores de 10, 20, 50 y 100 pesos. Posteriormente y por orden de
Melgarejo, en 1875 se emitieron billetes de 20 y 40 centavos, que son
considerados para el Banco Central de Bolivia una verdadera rareza y reliquia
de la numismática boliviana. Durante la presidencia de Ismael Montes, en 1914,
se ordenó que la emisión de billetes sea otorgada en su totalidad al Banco de
la Nación Boliviana, que se encargó de esa tarea hasta el 20 de julio de 1928,
cuando se creó el Banco Central de Bolivia (BCB). Los billetes en poder del
nuevo banco fueron los mismos del Banco de la Nación de Bolivia, pero fueron
sellados con tinta azul para ser distinguidos. A los pocos meses, la baja de
precio del principal producto de exportación, el estaño, provocó una crisis
económica por la disminución de la renta pública en forma de derechos aduaneros
e impuestos sobre utilidades mineras. Entonces el gobierno de Hernando Siles,
asesorado por un equipo estadounidense, introdujo una serie de modificaciones
bancarias que autorizaban la acuñación de monedas de oro con base en la unidad
llamada boliviano.
En la década de 1930 se sobrevino la Guerra del Chaco, que
tuvo graves consecuencias en la economía del país con la desvalorización de la
moneda. Para conjurar la crisis se expidió el decreto del 5 de septiembre de
1936, el cual tuvo efectos transitorios al cotizar la libra esterlina en 160,60
bolivianos, lo que puso en caos al país. En estos nuevos billetes se introdujo
la marca de agua como elemento de seguridad. En la década del gobierno del MNR
que se inició con la Revolución de 1952, el signo monetario nacional se
precipitó por un despeñadero trágico. Las cifras de billetes en circulación que
al 31 de diciembre de 1962 eran de Bs 4.010.962.073 se elevaron al 31 de
diciembre de 1961 a la suma de 413.151.000.000. La inflación monetaria,
iniciada durante la Guerra del Chaco, convirtió al billete boliviano en la
moneda más depreciada del mundo.
Con la llegada de los gobiernos militares se llevaron a cabo
una serie de políticas de reformas económicas conservadoras, como la reapertura
de la industria de las minas de estaño a las inversiones privadas extranjeras.
Barrientos, Torres, Banzer, fueron beneficiados por el crecimiento económico
sostenido por los altos precios de aquel mineral en el mercado mundial, llegándose
a imprimir billetes de 1, 5, 10, 20, 50 y 100 pesos bolivianos. En los años 80,
Bolivia sufrió una de sus inflaciones más severas. Hacia 1984 se emitieron los
billetes de cortes más altos de la historia, con cifras de 50.000 y 100.000
pesos bolivianos. El Banco Central de Bolivia se vio obligado a emitir
provisionalmente Cheques de Gerencia de 5.000, 10.000 y 20.000 pesos
bolivianos. El mismo año salió una segunda emisión para Santa Cruz y La Paz de
50.000, 500.000 y 1.000.000, este último con vigencia limitada.
El caos político y económico adelantó las elecciones en las
que se impuso Víctor Paz Estenssoro, quien implantó un agresivo plan económico
para sacar al país de la inflación. En 1986 cambió el signo monetario de pesos
bolivianos por bolivianos y se eliminaron seis ceros. Entonces se desarrollaron
nuevos diseños para la nueva moneda con siete cortes: 2, 5, 10, 20, 50, 100 y
200 bolivianos. Excepto el de 2 bolivianos, estos cortes están vigentes hasta
la fecha. Según el Círculo Numismático de Cochabamba, el país cambió de
billetes en 15 ocasiones, desde 1867 hasta 1986. De ahí en más no ha sufrido
variaciones, aunque en 2001 apareció la moneda bimetálica de 5 bolivianos y a
fines de 2009 el Banco Central de Bolivia lanzó dos nuevos cortes de monedas de
0,50 centavos y 1 boliviano con la frase “Estado Plurinacional de Bolivia”, en
reemplazo de “República de Bolivia”. La acuñación de los nuevos metálicos fue
adjudicada a la empresa Casa de Moneda de Chile y en total se acuñaron 366
millones de piezas en todos los cortes con la nueva leyenda, a un costo de $us
8,1 millones.
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