DR. MELCHOR PINTO PARADA MÉDICO EMINENTE Y DIRIGENTE CÍVICO


Articulo tomado de:  www.soysantacruz.com.bo

"El Patricio", título con el que es conocido por su ascendiente en el pueblo cruceño, nació en Colpa, una próspera hacienda del patrimonio familiar, ubicada en la provincia Sara del departamento de Santa Cruz, el 14 de noviembre de 1903. Fueron sus padres don Melchor Pinto Soleto y doña Sara Parada, ambos pertenecientes a familias de tradicional linaje en la comarca.
Siguió la enseñanza media en el Colegio Nacional Florida, sobresaliendo por su notable inteligencia y su contracción al estudio. Titulado de bachiller en 1920, entre los primeros de su clase, al año siguiente fue a Santiago de Chile, para cursar la carrera de médico en la universidad estatal de aquella ciudad. Terminada aquella con calificaciones honrosas, quedó a residir por un año en la capital chilena, trabajando en las salas de clínicas y pabellón de cirugía del hospital Balmaceda.

Vuelto a la tierra natal en 1928, abrió su consultorio particular y entró a servir como médico de sala en el hospital general de San Juan de Dios. No tardó en adquirir nombradía como acertado clínico y mayormente como hábil cirujano.
Llegada la Guerra del Chaco prestó eminentes servicios a la sanidad militar, incorporado a ella con el grado de mayor, del que fue luego ascendido al inmediato de teniente coronel. Contribuyó decisivamente a la creación del hospital militar No. 1, en 1934, y seguidamente a la fundación del segundo, del que fue designado director. Terminada la campaña y hallándose el ejército en la desmovilización, sirvió eficazmente en la revisión médica de los que cumplido el deber, iban a reintegrarse a la vida ciudadana.
De 1936 en adelante, su actividad aumenta de cuantía y jerarquía y su figura profesional y de hombre público se agranda. Realiza curaciones notables, interviene en operaciones de alta cirugía y adquiere experiencia en la práctica sanitaria.
Ocupa sucesivamente las funciones de director del hospital San Juan de Dios y las de jefe de sanidad departamental. En 1947 el presidente Hertzog le incorpora a su gabinete ministerial, asignándole las funciones de ministro del ramo.
Paralelamente presta servicios en la Universidad Gabriel René Moreno. Ejerce con brillo la cátedra de Medicina Legal, y con ello gana ascendiente en el ámbito universitario. En 1946 asume la presidencia de la Junta Universitaria que corre con el gobierno y regencia de aquella casa de estudios mientras efectúa la labor de su reestructuración.
A lo largo de esta continua ocupación ha venido prestando atención y poniendo cuidados en la precaria situación material y moral en que viven los pueblos del Oriente Boliviano. Más de una vez ha tratado de trabajar por ellos a la medida de sus posibilidades. Así desde la presidencia de instituciones de servicio social como el Rotary Club y la Asociación de Profesionales, principalmente, desde la Alcaldía Municipal, función a la que fue llevado en 1949 por el cuerpo de ediles constitucionalmente elegidos el año anterior.
La situación aquella se ha agravado en la década del 50 y en los días que se debate la promulgación de la ley de las regalías petroleras. El organismo que conjunciona las fuerzas vivas del pueblo cruceño, el Comité Pro Santa Cruz, le elige su presidente en los últimos días de agosto de 1957. Por fuerza de las circunstancias que a la sazón se presentan, el ejercicio de aquella presidencia implica actividad completa, conducción hábil y enérgica y disciplina en el obrar. Pinto demuestra estar dotado de esas facultades, aparte de valor ciudadano.
Las comunicaciones populares se suceden una tras de otra. Una sublevación política ocurrida en mayo de 1958 aumenta la tensión al punto de ser atribuida a manejos del Comité. Pinto su presidente, es conminado a salir proscrito. Vuelve a las pocas semanas y reanudada la acción que, tras de obtener logros parciales, acaba por ser oficialmente dominada entre los meses de junio y julio de 1959. Pinto es presionado para expatriarse de nuevo, esta vez por mayor tiempo y en condiciones más duras.

Pasan los meses y los años. Pinto recibe lauros y honores merecidamente ganados, pero la salud le decrece paulatinamente. Aquejado por una dolencia de daño progresivo, fallece en la misma ciudad de Santa Cruz, el 6 de diciembre de 1983.

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