EL EJÉRCITO PARAGUAYO UTILIZÓ GASES LACRIMÓGENOS EN LA BATALLA DE NANAWA, HERIDAS DE LA GUERRA DEL CHACO

Extracto de historiamilitarbol.foroes.org // Foto: Tropas bolivianas. 

En enero y julio de 1933 en pleno desarrollo de la Guerra del Chaco (1932-1935) una de las batallas más importantes fue la de Nanawa. Encarnizada lucha del hombre contra el hombre, victoria o derrota al final que dio un giro importante a la guerra.
Datos históricos indican que esta batalla se realizó en 2 fases. La primera ocurrió el 20 de enero de 1933, y la segunda, el 4, 5 y 6 de julio.
Particularmente en la Batalla de Nanawa el Ejército boliviano formado por la Séptima División cuyo efectivo no baja de 6.000 hombres se lanzó para tomar el fortín que era custodiado por al Quinta División paraguaya que tenía más de 2.500 soldados y comandada por el teniente coronel Luis Irrizabal.
Los combatientes bolivianos utilizaron tres tanques “Vickers” que tenían un peso de seis toneladas, además de contar con dos tanquetas “Carden Loyd” y efectivos que portaban lanzallamas. También se contaba con armas modernísimas, tales como grupo de artillería con 17 piezas de 75 y 105 milímetros y un grupo con más de 12 aviones dotados con poderosas bombas de 50 y 100 libras.
El 19 de enero de 1933, el general Kundt, que comandaba el ejército boliviano, había predicho entre otras cosas “Mañana 20 de enero de 1933, Nanawa caerá en nuestro poder, antes de las 12 horas”.
Al día siguiente la infantería boliviana se lanzaba al ataque en tres columnas, en forma desarticulada.
El tanque no era apto para el combate en el Chaco
El benemérito y capitán (r) paraguayo Félix Zárate Monges al respecto relató: “Las masas atacantes caían diezmadas por el fuego mortífero de nuestras automáticas, de nuestros morteros y de la fusilería. Remolineaban en racimos humanos y volvían a la porfía con la cabeza gacha en medio de un vocerío infernal, pisando inmisericordes sobre el tendal de cadáveres y cuerpos que se retorcían”.
Se consideró que la batalla de Nanawa fue un error estratégico del General Kundt, porque cientos de soldados bolivianos cayeron prisioneros y el gran asalto fue infructuoso. En 1934, un artículo publicado por la Semana Gráfica revela que donde los soldados bolivianos se aproximaron más a los atrincheramientos paraguayos fue en Nanawa, cuando en los intervalos de la cruenta lucha medraba la diatriba. Los contendientes ensartaban insultos como puños, injurias cortantes como puñaladas…. Nuestras tropas se situaron a corta distancia de los parapetos enemigos. La vez que pretendieron cargar a la bayoneta para finiquitar la contienda, los paraguayos en el paroxismo en su desesperación les arrojaban gases lagrimosos (lacrimógenos) de gran potencia que naturalmente, ocasionaban algún efecto, pues los nuestros luchaban en el campo raso, en el pajonal , desprovisto por consiguiente de la protección de la maraña.
Todas las convenciones del mundo, las instituciones que se precian en pacifistas y abogan por la confraternidad humana, de una manera acertada condenan el uso de las materia toxicas. Pero he aquí que el Ejército del Paraguay, aprovechó en Nanawa para consumar una nueva trasgresión de las leyes.

REPRESALIAS

En la presente guerra Bolivia ha ratificado ser una nación digna de sus precedentes internacionales. Teniendo como tiene fuerzas aéreas superiores a las del Paraguay tan sólo concretose al bombardeo de algunos puestos con que cuenta el país sobre el rió de su nombre, los cuales son centros de reclutamiento militar, base de aprovisionamiento; el Paraguay en cambio no pudo mandar escuadrillas de aeroplanos a las poblaciones bolivianas de retaguardia, porque los pilotos que dispone se les pone los pelos en punta, la carne se les pone de gallina en cuanto se les ordena vayan más allá de las líneas de vanguardia.
Zanjas o trincheras en los campos de batalla del Chaco
Bien pudo Bolivia, como todavía puede desarrollar todo su poderío aéreo para aniquilar a las poblaciones Paraguayas que se hallan a la saga de la línea de combate. No lo hizo por la sencilla razón de que no albergan en su seno el virus del odio.

GUERRA QUIMICA

Como un fantasma que pasma y que anonada, como un aspecto terrible que asombra y paraliza la actividad, se presenta a los ojos cada vez más absortos del mundo contemporáneo, la guerra química. Es el minotauro que amenaza arrasarlo todo, el basilisco que tiene fascinados a los guerristas de vocación. A los napoleones en crisálida.
A decir verdad la guerra química sería la peor de las pestes soportadas con paciencia por la humanidad. Ya no sería ejércitos al cual más numerosos combatiendo en las trincheras o realizando marchas gigantescas, denodadas, forzosas, serían los gases asfixiantes, los señores del espacio, de la vida de los pueblos, en pugna sobre una ciudad por más defendida que se halle caería las cámaras repletas de microbios portadoras de las fiebres más repulsivas y fatales, así como de las epidemias más pavorosas y mortíferas.

CHACO BOREAL

Durante la guerra europea se hizo uso y abuso de los más tremendos vapores venenosos a cuyo contacto morían millares de combatientes arrojando los pulmones así como órganos interiores del cuerpo, pedazo a pedazo. Bajo la influencia de los dolores más indecibles de la desesperación más cruel.
Pero en la guerra del Chaco han sido materialmente imposible el uso de los gases, extinguidores de vida; esto se debe a una peculiaridad muy sugerente del Chaco Boreal.
El territorio que lo comprende como es sabido se halla recubierto, si se puede decir, de bosques y de pajonal. Es tan espesa, a veces tan hirsuta de espesura del monte que este bien puede calificarse de impenetrable. El pajonal que tiene como asiento y lugar de meta terrenos de no tan reducida magnitud, es alto y apropiado para la absorción de las sustancias que componen el aire; verbigracia: ácido carbónico, hidrogeno, oxigeno, etc. La maraña chaqueña hállase constituida por caragüatas o garanchos, arbustos de toda índole, así como diversas plantas, es como daríamos con presión a propósito para recibir hasta apoderarse de ciertas partículas atmosféricas, sobre todo aquellas por vagar a ras del suelo están a su alcance.
Todo lo expuesto explica que las hojas de los árboles -que son como las vías respiratorias de las plantas- así como los pastos sean altas o bajas tienen la propiedad de absolverlo todo. Como consecuencia lanzados los gases asfixiantes son absorbidos, esto es anulado en su hacino por la infinidad de árboles y plantas que crecen en profusión tal que la mayor parte de sus especies no están consignadas, como pudiera creerse en los estudios de historia natural. Tal es su variedad tan diferente sus características, tan particular su Profusión.

CARETAS

A parte de que los vapores deletéreos no pueden proporcionar por los causales indicadas el resultado deseado de nada sirve las caretas contra gases en el Chaco, por cuanto la canícula imperante es tan impecable que no permitiría al combatiente mantenerse con la máscara varias horas. Le ocasionaría un fastidio sin límites, una molestia intolerable por el calor.
Si los soldados combatiesen a brevísima distancia y sin el impedimento de la floresta tendrían los gases sus efectos en el Chaco. De lo contrario, como queda dicho su tarea inútil. De elementos tan costosos cómo pueden en todo caso poder ser mejor utilizados dentro de los círculos de la química o de la medicina.
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