Por: José E. Pradel B./ El Diario 30 de Septiembre de 2014. / Foto: El Príncipe de La Glorieta don Francisco de Argandoña
y su esposa Clotilde Urioste Velasco. Fuente: PAZ ZAMORA, Mario: Lejanías y
Cercanías 2. Historia de cuatro familias de Charcas desde el Virreinato hasta
la República. Argandoña, Fernández de Córdoba, Paz y Zamora, Segunda Edición,
La Paz, Imprenta Virgen Niña, 2007.
La historiografía actual que estudia las relaciones
internacionales de Bolivia, describe que el establecimiento de relaciones
diplomáticas entre nuestro país y Rusia, datan desde el 18 de abril de 1945 2,
cuando mediante un intercambio de notas acontecido en Washington D. C., Bolivia
y la extinta U. R. S. S. (Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas), tuvieron
un acercamiento diplomático. Sin embargo, no fue así ya que el origen de las
relaciones fueron iniciadas a fines del siglo XIX, cuando Bolivia acreditó como
E. E. y Ministro Plenipotenciario al Príncipe de La Glorieta don Francisco de
Argandoña, ante la corte de Nicolás II.
Sobre Francisco de Argandoña es necesario mencionar, que
todavía no se ha escrito una biografía detallada. Sin embargo, el clásico
escritor Roberto Querejazu, describe: “era nacido en Potosí. Se casó con
Clotilde Urioste de la sociedad chuquisaqueña. En 1874, cuando las acciones de
la ‘Compañía Huanchaca’ tuvieron cotizaciones altas en las bolsas de valores de
Santiago y Valparaíso, su hermano Manuel, su hermana Candelaria de Rodríguez y
su cuñado Aniceto Arce, vendieron buena parte de los títulos que habían
heredado de su padre. Él retuvo el total de lo que poseía. En los años
siguientes vino la ‘boya’ de la mina y las acciones se cotizaron a precios aún
más altos.
Francisco Argandoña resultó millonario… el matrimonio no tuvo hijos,
pero don Francisco y doña Clotilde tenían mucho cariño a los niños, dedicaron
parte de su fortuna a socorrer a la infancia desvalida, particularmente a los
huérfanos. Fundaron y sostuvieron dos orfelinatos en Sucre. Por esta su obra
humanitaria y por una importante contribución pecuniaria a las arcas del
Vaticano, el Sumo Pontífice, León XIII, los condecoró y les otorgó el título
romano de Príncipes de La Glorieta, por bula de 28 de diciembre de 1898. En
1903, fundó el ‘Banco Argandoña’ con oficinas en Sucre y Potosí” 3.
En 1891, inició su vida diplomática, cuando se encontraba
residiendo en París (Francia). En ese sentido, fue nombrado E. E. y Ministro
Plenipotenciario ad honorem ante el gobierno francés. Desde el inicio de su
gestión Argandoña, desempeñó con mu-cho esmero sus funciones diplomáticas
siendo también Jefe del Cuerpo Consular de Bolivia acreditado en Europa, es
decir regente de los cónsules en Alemania, Aus-tria, Bélgica, España, Francia,
Reino Unido de Gran Bretaña e Irlanda del Norte, Italia, Holanda, Portugal,
Suecia, Noruega y Suiza. Pero en 1898, Argandoña recibió la orden de trasladarse
a Berlín (Alemania) y San Petersburgo (Rusia) con la intensión de establecer
relaciones diplomáticas. De esta manera, el citado diplomático bolivia-no
inicio su viaje hacia Berlín, en el mes de julio de dicho año.
Tras un corto recorrido en tren, el 11 de julio acompañado
por el Secretario de la Legación de Bolivia en París, Darío Gutié-rrez,
llegaron a Berlín. Al no encontrarse allí el Káiser Guillermo II, porque se
en-contraba de viaje en Noruega, se dirigieron el 17 de julio a San
Petersburgo, arribando al día siguiente a la capital Rusa de esa época.
Al llegar, lo primero que realizaron fue solicitar audiencia
con el Ministro de Re-laciones Exteriores Conde de Muraview que le fue
concedida el 27 del mismo mes. Pero los diplomáticos bolivianos procedie-ron al
margen del derecho internacional de la época al tratar de negociar el
estableci-miento de relaciones sin haber solicitado la consulta previa de
aceptación de manera oficial del jefe de misión. Por lo tanto, el canciller
ruso procedió y sugirió al diplo-mático boliviano: “es forzoso que el go-bierno
Bolivia manifieste a S. M. el deseo de cultivar relaciones diplomáticas. Una
vez dado el consentimiento de su majestad el Ministro de Bolivia podría ser
reconoci-do de carácter oficial” 4. Esto quebranta-ría el objetivo boliviano.
En ese sentido, Argandoña buscó otros caminos para llegar a
la Corte Imperial del Zar, tras un largo sondeo fue apoyado por el Príncipe
Ouroussoff, embajador del Im-perio de Rusia en Francia, quien influenció a que
el 5 de agosto, tuviera otra reunión con el Canciller ruso, quien le comunicó
que el 9 de agosto de 1898, sería recibido por el emperador Nicolás II, en
Peterhoff, residencia de verano del Zar. Sobre esto escribió Argandoña: “Salí
de San Peters-burgo en el tren de horas 10 a. m. y llegué a Peterhoff a las 10,
47 a. m. de la estación fui conducido en carruaje de la corte a un palacio en
el que fui hospedado, el mismo donde fueron recibidos como huéspedes, hace
pocas semanas S. A. R. el príncipe de Bulgaria y S. M. el rey de Rumania
sucesi-vamente. Después de tomar el té en el sun-tuoso departamento que se me
había desti-nado, pasé con mis ilustres acompañantes a la Villa Imperial
Alejandría donde se ha-lla el palacio de S. M.
A las 12 me fue honroso presentar mis respetos a los
Augustos Soberanos y entre-gar a S. M. el emperador, la Carta Autó-grafa del
señor Presidente de Bolivia que me acredita en el carácter de Enviado
Ex-traordinario y Ministro Plenipotenciario. Después del cambio oficial de las
frases de estilo para la entrega de ese documento, S. M. me dijo palabras muy
expresivas en favor de Bolivia y de su Gobierno y me hi-zo varias preguntas
acerca de mi país.
Pasada esa breve ceremonia fui nueva-mente conducido al
Palacio a que he he-cho referencia donde almorcé, siempre en compañía de S. E.
el Príncipe Dolgorouky y el señor Director de Ceremonias. Estos mismos
personajes se dignaron acompa-ñarme hasta San Petersburgo por el tren de 1, 52
p.m.” 5. De esta manera, concluyó la primera misión boliviana en Rusia y el
establecimiento de relaciones diplomáti-cas.
Por otro lado, el príncipe de La Glorieta, permaneció en la
capital rusa por unos días, luego viajó a Alemania a presentar sus Cartas
Credenciales al Káiser Guiller-mo II. Tras esperar un mes, el 5 de octubre de
1898, presentó sus Cartas Autógrafas en el Palacio de Potsdam, a dicho monarca
del cual anotó: “Su majestad usó frases muy expresivas en favor de Bolivia y de
la unión que va a establecerse entre ambos países con motivo de esta misión
diplomá-tica” 6.
Posteriormente, Argandoña viajó a Italia, donde no pudo
presentar sus Cartas Cre-denciales ya que existía un conflicto entre la Corte
Real Italiana y la Santa Sede. Al poco tiempo el diplomático boliviano re-gresó
a París, a continuar cumpliendo sus funciones diplomáticas, pero en el año
1900, fue destituido por el nuevo gobierno liberal encabezado por el presidente
Gral. José Manuel Pando (1899 - 1904).
A modo de conclusión, podemos decir que la misión
diplomática encabezada por Francisco de Argandoña, en los citados países fue
célebre ya que fue generado por iniciativa propia boliviana y demuestra un
cambio estructural en la política exterior de nuestro país de fines del siglo
XIX. Posteriormente, las relaciones entre Boli-via y Rusia fueron interrumpidas
por la distancia geografía, consecutivamente ideológica y la ausencia de
intereses comunes hasta 1945. Por otro lado, las relaciones entre Bolivia y
Alemania se desa-rrollaron con mucho éxito sucesivamente, a inicios del siglo
XX: “el 22 de julio de 1908 el Imperio Alemán y Bolivia firmaron en La Paz un
Tratado de Amistad y Comercio. La clausula fundamental de este tratado era la
de la nación más favorecida, a la cual hacía referencia el tercer artículo. En
realidad, este tratado sancionó una situación que de hecho existía desde hacía
por lo menos una década. El convenio fue ratificado por ambas partes en 1909.
De acuerdo con lo estipulado en el último artículo, debía quedar en vigencia
durante 10 años a partir de su ratificación. La ruptura de relaciones diplomáti-cas
por parte de Bolivia en 1917 conllevó su abrogación dos años antes de lo
convenido”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario