Tanto los de tierras altas como de tierras bajas, todos
ellos dieron el hombro a la lucha por la patria. Es cierto que muchos fueron
obligados a ir a la guerra, pero existieron aquellos que fueron por cuenta
propia. Comunidades enteras del altiplano boliviano ofrecieron alimentos, ropa
y hasta sus hijos para la defensa nacional, al punto que se pidió la
formación del regimiento indígena "Zárate" 35 de infantería. Decir
que no existía patriotismo en los indígenas andinos es una cruel mentira,
debido a que fueron bravos soldados; allí está Juan Mareño hijo de Arapampa
valiente satinador, Fermín Cari de la comunidad Lawa Lawa esforzado zapador. El
cabo Macario Tarqui de Comanche bizarro guerrero, Silverio Choque de la
comunidad Catacora, quien fallecería en la contienda. Valentín Condori, cuyo
dominio del quechua, aymara y español lo convirtió en el mejor telefonista de
la guerra. Y, Carmelo Flores de la comunidad de Frasquia, que fue a la guerra a
sus 44 años, uno de los soldados más resistentes que tuvo Bolivia. El
patriotismo de los hombres que nacieron y crecieron en las montañas andinas, no
debe ponerse en duda.
Asimismo existen valientes soldados entre los indígenas de
tierras bajas, habituados al calor, con buen sentido de orientación y
consientes de los peligros que esconde el monte chaqueño. Tal es el caso del
indígena mataco de la tribu lengua, Juan Galván "El cabo Juan" que
sirvió de guía a Ustarez, Busch y Cuellar, gracias a él se lograron grandes
avances y victorias. Otro indígena era el Cabo Chozo, guarayo que ayudó al
capitán Raúl Santa Cruz a crear "los montoneros", tropa que combatía
en guerrilla y cuya misión fue la cacería de los "macheteros de la
muerte" de Plácido Jara, tropa irregular paraguaya que se infiltraba entre
líneas y atacaba a los camiones y puestos bolivianos, Santa Cruz junto con
Chozo lograron vencerlos a finales de 1932. Destaca también la figura del
moxeño Paulino Zea, hijo de las riberas del rio Ibaré, este valiente fue uno de
los primeros que reconocía y hallaba la raíz llamada "sipoy" que
tenía en su interior agua en abundancia, así salvó a muchos soldados sedientos.
Otro valiente indígena fue el tacana Maximiliano Nava, natural de la región de
Caupolicán que logró la evasión de varios de sus camaradas del regimiento
"Montes" durante el cerco de Cañada Tarija en 1934. Es así cómo los
indígenas tanto de tierras altas como de tierras bajas dieron su apoyo,
conocimiento y patriotismo hasta el sacrificio máximo, durante toda la campaña
bélica.
*Fragmento del artículo escrito por: Airton Laureano Chambi
Ocaña / Estudiante de la Carrera de Historia de la Universidad Mayor de San
Andrés. Publicado en Revistas Bolivianas.
REALMENTE NOS FALTA MUCHO POR APRENDER DE NUESTRA HISTORIA Y REVALORIZARNOS COMO PUEBLOS INDIGENAS.
ResponderEliminarfueron cobardes la mayor parte de los prisioneros bolivianos que se entregaron a los paraguayos fueron indigenas. mi abuelo tambien lo conto asi.
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