LA CONMOVEDORA DESPEDIDA DEL SUBTENIENTE LUCIO VILA


(EL REPUBLICANO. Cochabamba, 4 de agosto de 1932)

Uno de los diarios de La Paz nos ha traído la versión de la última misiva escrita por el subteniente Vila, muerto en gloria y heroísmo en la acción del 27 de julio. Como presintiendo su muerte cercana, días antes de entrar en el combate, el subteniente Vila se dirige a su novia, haciendo llegar hasta ella el último adiós del soldado valeroso.
La carta del subteniente Vila, trazada en medio de las emociones de la víspera de la acción, es un compendio de entereza, de ternura y de heroísmo. 

Muñoz, 22 de julio de 1932
(A su novia)
Amor mío: tal vez sea esta la última carta que te escriba, antes de partir al frente enemigo, aprovechando la salida de uno de los aviones que se encuentra aquí y que se irá a La Paz, llevando el parte de con las últimas novedades.
Anteriormente, te escribí otra que te la envié conjuntamente con ésta, además, hoy hago un radio comunicando a tu mamá que parto a Alihuatá. Te ruego mi vida, que me contestes con el mismo aviador que lleva esta carta. Siquiera dos letras que servirán como un gran consuelo para mí en esta hora de dolor.
Mi vida: En estos momentos me preparo para partir al frente enemigo, donde iré a sacrificar mi vida en bien de nuestra adorada patria. Y al mismo tiempo, procurar en alguna acción, un nombre que tú podrás llevar con orgullo si Dios quiere que vuelva a esa.
Cómo no quisiera, amor mío, que tú estés a mi lado para que con las dulces palabras des un poco de consuelo antes de la hora del sacrificio; tus palabras serían, para mí, un gran aliciente para llevar a cabo hechos heroicos. Pero no importa, sólo la esperanza de que tú sigues queriéndome y que piensas en cada instante que pasa, en el hombre que te quiere, es suficiente para llevarme a la lucha con todo ahínco y patriotismo.
Piensa siempre, mi vida, si muero, que hubo un hombre que te quiso mucho y que juró hacerte feliz desde aquella hora inolvidable que te conoció para no olvidarte ya jamás.
Mi vida: Comprenderás porqué te escribo esta carta. Es porque no estoy junto a ti antes de la lucha, pues no soy cobarde ni envidio a nadie; encontrarme en esta situación y ser uno de los primeros es una enorme felicidad. La única pena que siento, es que tú no estés conmigo y por última vez, poder contemplarte. Mi único deseo en estos momentos, es recibir noticas tuyas antes de que llegue mi fin.
Si el destino me ha señalado para llevarme a gozar de la eternidad, todo lo que queda en el mundo, mi recuerdo, mis esperanzas, ilusiones, mis ensueños, todo es para ti.
Te ruego, despedirme de tu familia, de los míos. Dales un adiós cariñoso a todos quienes he querido tanto y lo mismo, indícales que no se olviden nunca de mí y que recen mucho a Dios, por mi alma.
Me apresuro a despedirme porque ya tengo que preparar a la tropa que partirá conmigo. Tendría que escribirte mucho, amor, pero, ya no hay tiempo. Tendría que recordarte los días felices que pasaba a tu lado y hablarte de tantas cosas lindas. Pero es tarde y creo que tú has de comprender mi sufrimiento y adivinarás todo lo que tendría que hablarte.
Te juro, mi vida, si es que muero, lo haré con tu fotografía en la mano y mi última palabra, mi último pensamiento será para ti.
Adiós mi vida, y no olvides nunca al único hombre que te quiso de verdad y que procurará hacerse glorioso por ti.
Tuyo siempre, por toda la vida 
LUCIO.

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