Por: Boris Miranda Especial para BBC Mundo, 8 julio 2015.
Era casi medianoche cuando lo secuestraron en La Paz. Luis
Espinal Camps volvía del cine a pie y le faltaba una cuadra para llegar a su
casa, pero lo montaron en un jeep.
Al sacerdote jesuita le esperaban horas de tortura entre
culatazos, golpes y quemaduras con plancha antes de ser rematado con más de 12
tiros en un matadero de reses, como consta en reportes policiales y
periodísticos de la época.
Quiso la accidentada historia de América Latina que Espinal
y el obispo salvadoreño Óscar Arnulfo Romero fueran asesinados con un margen de
dos días: el primero el 22 y el segundo el 24 de marzo de 1980.
"Cuando retornábamos del cementerio, nos enteramos que
a más de 4.000 kilómetros de distancia (en El Salvador) habían asesinado a
Óscar Arnulfo Romero. Las causas son las mismas".
Este miércoles, otro jesuita, el papa Francisco, homenajeará
en Bolivia a este religioso que llegó desde Barcelona a principios de los 70
para dedicarse al cine, al periodismo y, en el proceso, denunciar los abusos de
gobiernos militares que se turnaban el poder en aquellos años.
Y mientras Romero ha sido recientemente beatificado, los
seguidores de Espinal aprovecharán la parada del Papa frente a los cerros donde
fue hallado su cuerpo para activar el proceso que permita que el jesuita sea
reconocido como mártir de la iglesia.
Paralelos con Romero
"El salvadoreño murió por defender los derechos de los
pobres en su país en medio de una masacre y a Luis Espinal lo mataron por decir
verdades y tomar partido por los indefensos", aseguró Albó a BBC Mundo.
Xavier Albó apunta que la muerte su colega se debió a la opción
"preferencial por los pobres" que Espinal tomó en aquellos años, al
igual que lo hizo Óscar Arnulfo Romero.
Hoy, colegios, avenidas, organizaciones juveniles y brigadas
de trabajo comunitario bolivianos llevan el nombre del jesuita, un activista de
los derechos de los ciudadanos.
El día de su primera posesión presidencial, en 2006, Evo
Morales mencionó a Espinal cuando pidió un minuto de silencio por varios
luchadores sociales bolivianos.
En 2007 el mandatario decretó la fecha de su secuestro como
el día del cine boliviano.
Cada año, en la madrugada del 22 de marzo, niños y jóvenes
de colegios católicos realizan romerías hasta el lugar en el que Espinal fue
encontrado sin vida.
Albó apunta otro elemento común entre ambos: Romero pasaba
cada semana su homilía por radio mientras que su amigo usaba la prensa y el
cine como medio favorito para "aplicar su vivencia evangélica a favor de
la gente".
Crimen impune
En 1979 Espinal fundó el semanario "Aquí", un
periódico autogestionado que 1980 alertó sobre la inminencia de un nuevo golpe
de Estado en Bolivia, algo que se hizo realidad cuatro meses después del
asesinato del jesuita.
El cineasta y periodista Alfonso Gumucio, quien fue su
alumno y cofundador de "Aquí", recuerda que conoció a Espinal en unos
cursos de cine que brindaba el sacerdote poco después de su llegada a Bolivia
en 1970.
Después se rencontró con el cura, cuando éste participó en
la multitudinaria huelga de hambre de 1978 que acorraló al gobierno de facto de
Hugo Banzer (1971-1978) y desembocó en una convocatoria a elecciones con
amnistía irrestricta para presos y exiliados.
"El semanario "Aquí" demostró que Lucho (como
se le conocía popularmente) estaba decidido a llegar hasta las últimas
consecuencias en su compromiso con Bolivia. Él tenía muy claro que su vida
terminaría en Bolivia y por ello decidió consagrarla a la lucha por la
democracia", relató a BBC Mundo Gumucio.
"Me impresionó mucho la decisión de Luis de hacerse
boliviano y quedarse aquí para siempre", dijo Gumucio, quien presentó hace
poco una reedición de su libro "Luis Espinal y el cine".
En 1986, en el llamado "Juicio a la dictadura"
(1986) que juzgó los abusos cometidos durante el gobierno de facto instaurado
del general Luís García Meza (1980-1981) se condenó a paramilitares, policías y
militares por violaciones de derechos humanos.
Sin embargo, no se juzgó el caso de Espinal, porque muerte
se produjo antes del golpe de Estado y por tanto no quedó entre las causas
presentadas.
Hasta el momento, el crimen del padre jesuita quedó impune,
algo que lamentan grupos de derechos humanos.
Una oración para Lucho
La agenda difundida en Bolivia señala que Francisco llegará
al aeropuerto internacional de El Alto (La Paz) alrededor de las 16:15 del
miércoles. Allí hará un saludo acompañado del presidente Morales.
A las 17:15 está prevista una parada para que el sumo
pontífice realice una oración y una bendición para Luis Espinal.
En ese punto, durante todo el día se realizarán actividades
preparadas por la comunidad jesuita junto a otras organizaciones y artistas que
se sumaron al homenaje.
"Francisco dejará un símbolo de partida para reconocer
a Luis como mártir formal en la Iglesia", afirma Albó.
Morales le otorgará al sumo pontífice la Orden al Mérito
"Padre Luis Espinal Camps", un reconocimiento creado por el congreso
boliviano en las semanas previas a la llegada del jefe de la iglesia Católica.
Será una de las pocas actividades del sumo pontífice en sus
cuatro horas en La Paz, el resto de la agenda boliviana se realizará en Santa
Cruz hasta el viernes.
Francisco clausurará el Encuentro Mundial de Movimientos
Populares, que reúne a organizaciones sociales y comunitarias de cuatro
continentes, quienes harán un último homenaje a Espinal.
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