26 septiembre 1970
Luego de Erwin Romero,
Marco Antonio Etcheverry fue el jugador más habilidoso y explosivo en la época
liguera de Bolívar. No sólo suplió la partida de Erwin Sánchez al fútbol
portugués, sino que lo superó con el aporte técnico y los resultados futbolísticos
que alcanzó. Por su endiablada gambeta ante los rivales, el periodismo nacional
lo bautizó como Diablo, apodo que nunca le gustó, pero tampoco lo rechazó.
Desde su debut con la casaca celeste se convirtió sin mayores obstáculos en el
eje del equipo celeste. Hábil, veloz e inteligente, el cruceño dejaba a uno,
dos y tres rivales en el camino, para luego ceder un pase gol o sencillamente
anotar.
En los años que estuvo en Bolívar impuso su habilidad y calidad especial. Su
actuación en la Academia le permitió ser el abanderado en las eliminatorias de
1993.
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