Por: Idón Moisés Chivi Vargas / Abogado, director general de
Estudios y Proyectos del Viceministerio de Gestión Comunicacional / Publicado
en www.bolpress.com, el 21 de abril
de 2013.
Naciendo el siglo XX una impresionante movilización indígena
había llegado a su fin, y llegaba a su fin después de haber mostrado días de
gloria militar y poder organizativo que toda la historia de Bolivia no había
visto antes, los meses de marzo y abril de 1899 están por ello en la historia
no contada de las grandes victorias que se hacen con descalzos, harapientos,
indios salvajes… dirían las crónicas oficiales, esas que suelen invisibilizar precisamente
a los que provienen de los olvidados y despreciados oficiales.
La historia y los historiadores conocen al líder de este
movimiento como Pablo Zarate “el temible Willca”, quien había logrado
desarrollar objetivos autónomos que se alejaban de las pretensiones iniciales
de los “liberales” (Condarco 1965, Rivera 1985:149), hecho que le costó la vida
y la desarticulación de todo un movimiento cuyo horizonte político todavía hoy
se siente en la memoria larga del mundo indígena.
La proximidad de los ciento y ocho años de su muerte, nos
lleva a plantearnos una tarea de reconocimiento y reivindicación política de su
memoria, rescatando al Pablo Zarate “Willca” que todavía pervive en los trazos
de la historia “no oficial”. Oruro, constituye el escenario donde la memoria
requiere recuperar sus viejas ropas y recordar el pasado como cuestión del
presente, quip nayar uñtasis sarnaqapxañani, dirían los abuelos. Como cuestión
del presente pero a la vez como cuestión decisiva del futuro.
Y no es casual entonces, que haya sido Oruro, la primera
sede frustrada de la Asamblea Constituyente, como no es casual que haya sido en
Oruro, donde Pablo Zarate Willca, Juan Lero, los indomables Karankas hayan
abierto el camino al liberalismo estatal. Desde otro campo político la
revolución del 52 cierra su ciclo armado en Oruro, así como la marcha por la
Vida y la Dignidad en agosto del 86 cierra el ciclo obrero de la revolución,
abriendo así el camino estratégico del movimiento indio que se expresa con toda
su nitidez en la marcha campesina y migrante del 2003, octubre.
Oruro es pues el lugar donde la política se encuentra con
toda su fuerza explosiva, por ello es ausente de las grandes memorias patrias,
porque en política lo que está ausente es precisamente lo que más debe tomarse
en cuenta.
El presente documento no es un texto acabado, sino que más
bien representa un esfuerzo de clasificar la memoria en tres escenarios: a) Un
breve estado de la cuestión; b) El thaqui de la incursión indígena en la guerra
federal; c) la Asamblea Convencional de 1899 donde los liberales y los
conservadores arrepentidos dicen lo que piensan del indio, pero muy
particularmente de ese indio levantisco y aquí encontramos la razón real del
porque Bolivia no es Federal; y; d) la percepción estatal posterior a la guerra
federal.
Es decir estamos ante un documento cuya potencia no viene de
la interpretación histórica tal como lo hacemos en el acápite I, sino de
visibilizar la memoria restaurada de la insurgencia indígena en 1899, trabajo
realizado por Roberto Santos y que recupera pasajes poco conocidos como por
ejemplo la participación de los indomables Karankas en la guerra federal en el
acápite II. De transitar por la semántica de la dominación expresada
textualmente por liberales y conservadores arrepentidos en la Asamblea
Convencional de 1899 como se puede advertir en el acápite III, para finalmente
cerrar con dos documentos oficiales que nos permiten glosar sobre el escenario
estatal post 1899 como se puede ver en el punto IV.
Estos cuatro escenarios pueden ser puestos a discusión, al
fin y al cabo de eso se trata, no de pensar que la historia es un lugar
sacrosanto cuyos dogmas son intocables, sino una ciencia que tiende a esclarecer,
los viejos barros con los cuales fuimos hechos y desde los cuales queremos
hacer el futuro.
1780-81, 1899, 2003 y el 2025 son fechas, solo que son
fechas conectadas en la memoria política del Qullasuyu, pues representan el
proceso de descolonización y el Vivir Bien como fin paradigmático de quienes
nos reclamamos herederos de los primeros habitantes de estas tierras.
Estado de la cuestión
Es cierto que gran parte de los estudios andinos dirigidos a
comprender la dinámica y profundidad de las movilizaciones indígenas tropiezan
con una serie de obstáculos, que se reflejan en el nivel interpretativo y
descriptivo de los acontecimientos históricos en cuestión.
Un ejemplo de ello, es el caso Zarate “Willca”, personaje
temido y controvertido durante la guerra federal de 1899, personaje que al fin
y al cabo expresa la organicidad de los movimientos sociales indios de fines
del siglo XIX y que ingresa al siglo XX haciéndolo estallar, cuestionando los
cimientos señoriales de la sociedad boliviana estamental y preburguesa, que se
reclamaba a sí misma como “moderna”, “científica”, además “civilizada”.
Las investigaciones sobre Pablo Zarate “Willca” se han ido
gestando en diversos contextos, la gran mayoría de ellos parten de las
hipótesis sostenidas por el ya legendario Ramiro Condarco Morales (1966-1985).
Un balance bibliográfico nos permite establecer que los trabajos más relevantes
sitúan su posición en pro de defender un indio “democrático” que busca la
inserción de lo indígena en el contexto de la vida pública y política del país.
Sin duda que el trabajo pionero realizado por Condarco es
con creces la que mayor documentación primaria nos ofrece, pese a ello el
trabajo se agota en una visión tenue de la movilización llegando a ver las
causas últimas del conflicto en un reivindicacionismo estéril. En la misma
línea se encuentran varios trabajos posteriores (cf. Albarracin 1972; Almaraz
1987; Bieber 1980, Mitre 1978, 1982; Rodríguez Ostria y Solares Serrano 1990).
En otra perspectiva de análisis, investigadores de lo político
buscan en la movilización planteada por Zarate Willca un contenido ideológico y
programático que se acerca a la memoria histórica dejada por la insurrección
general de 1780-81 reivindicando un imaginario colectivo heredado de Tupaj
Katari llegando a construir coincidencias históricas muy sugerentes como vetas
de apertura al pasado (Zavaleta 1986; Rivera
1978,1985,1991,1992,1993a,1993b,1997,1999; Ticona 1989; Fernández 1996; Costa
1997).
Una línea de investigación etnohistórica diferente es la
planteada por Marta Irurozqui quien establece una hermenéutica del discurso en
el conflicto intraelites precisamente en el momento de mayor confrontación
sociedad india vs. sociedad señorial (cfr. 1993,1994).
Existe una corriente de investigadores que dejan en el
rincón de los recuerdos no relevantes la movilización india de 1899, aunque
asumiendo enfoques teóricos diametralmente opuestos, se tiene por un lado a los
“integracionistas” (Medinacelli 1988, Calla y Molina 2000; Ticona 1997) y por
el otro a los marxistas críticos (García 1990, 1993, 1994; Patzi 1999).
No han faltado quienes han desmerecido la participación
indígena en la guerra federal de 1899, un trabajo publicado de modo reciente
plantea que la movilización indígena no pasaba de ser un mero “acompañamiento”
al ejercito liberal (cf. Ponce 1999).
La búsqueda del horizonte de conocimiento, desde la crítica
histórica
Nosotros, partiendo desde un “enfoque crítico” (Fromm
1969:12-13) buscamos una relectura de la movilización indígena de 1899, esta
lectura se plantea como parte de una redefinición epistemológica de la
mencionada movilización, pues gran parte de los planteamientos diseñados por
Zarate Willca atravesaron con creces los modelos de Estado planteados por la
elites en el poder (Cf. Rivera 1986, 2000; Chivi 1998, 2000)
La propuesta de gobierno indio llevada a cabo por uno de los
lugartenientes más cercanos de Willca como fue Juan Lero, nos muestra el nivel
de concientización política que la insurrección había generado en el seno del
ejército indio, que ya se veía así mismo como parte de la construcción de una
nueva república, pero no como resultado caótico de la inconsecuencia del
Ejercito Liberal, sino como resultado previsible de la acumulación política en
el seno de la dirigencia indígena, los años de lucha “legal concertada” habían
enseñado a la elite indígena que la discriminación era un factum señorial, que
provenía de diversas vertientes desde las raíces coloniales hasta las modas
intelectuales importadas de la Europa positivista (Francovich 1987:80).
El ingreso de Zarate Willca a los márgenes de poder
permitidos por los liberales, era solo un error de cálculo que de todos modos
los mismos liberales se encargarían de justificar ante los conservadores y con
ello hacer la pax mutua. [1]
Por su parte Zarate Willca iría desarrollando toda una
estrategia de autodeterminación política que ha sido escondida y borrada de la
memoria larga, pero cuyas repercusión hemos podido ver en las movilizaciones
planteadas por los caciques apoderados en los años 20, 30 y 40 de la primera
mitad del siglo XX, aún la revolución de 1952 es gran medida tributaria de los
planteamientos emergentes en la movilización de 1899 (Zavaleta 1986:149)
El señorialismo provincial de las elites: El Estado como
ideología
El nacimiento de la República de Bolívar tuvo que aparejar
consigo una serie de cambios institucionales, Estado, sociedad y economía
debían reordenarse bajo la lógica del liberalismo clásico de la época, se
iniciaba así una arremetida jurídico estatal, en detrimento de quienes
habitaban estas tierras desde antes de la llegada de los Iberos... la conquista
no había terminado.
La elaboración de una Constitución Política del Estado y la
posterior “codificación” fueron el resultado necesario pero no inevitable de un
proceso donde las ideas de la “Ilustración” y la “Encyclopédie” dieron la
matriz ideológico jurídica a los revolucionarios ilustrados de los siglos XVIII
y XIX., este proceso de legislación estatal, para juridificar las relaciones
sociales de la nueva república resulta ser en el fondo una historia encubierta
donde el pesimismo racial (Stein 1986:116) se expresa con toda su nitidez y
violencia.
Si bien gran parte del siglo XIX se ve todavía como una
época de sobresaltos y “revoluciones” para todos los gustos, no es menos cierto
que el siglo XIX tenía un gran negocio... los indios.
El tributo indígena que a decir de Bonilla significaba el
80% de los ingresos estatales era en el fondo la continuidad colonial traducida
en un impuesto a la condición genérica de originario, agregado y/o sobrante,
las disposiciones legales en ese sentido nos muestran una legislación señorial,
claramente perceptible (Bonilla 1980; Lozano 1998).
Así pues la sociedad boliviana del siglo XIX estaba
enclaustrada en una imagen provincial del Estado. Una elite con mentalidad
preburguesa y feudal, una economía sustentada por los indios y relaciones
sociales de sometimiento y baja movilidad social, hacían de Bolivia, una
sociedad sin un óptimo social que le permitiera una relación fluida entre
sociedad y Estado, la guerra del pacífico y sus resultados son la expresión
política y militar de esa falacia (Zavaleta 1986).
La agresión del sistema de hacienda por su parte, iniciada
ya con Melgarejo y continuada con la Ley de Exvinculación, funcionaba como una
agresión legal con visos modernizantes, los hechos se encargarían de desnudar
la intencionalidad del Estado, los indios iniciaron tempranamente la lucha por
la conservación de los ayllus como unidades políticas y territoriales, que
contenían toda una rama de autoridades legitimadas al interior aunque no
reconocidas por el Estado Señorial, en el proceso los originarios lograron
arrancar del gobierno una concesión, el mantenimiento de la unidades territoriales
ayllu bajo la figura del PROINDIVISO.
Si bien es cierto que el siglo XIX genera todo un espíritu
de la época, es también cierto que el mundo del temible Willca se encontraba
redefiniéndose ideológicamente, la guerra del pacífico había dado lugar a una
seria deslegitimación de los gobiernos militares, la arremetida de los partidos
liberales cuestionaba los cimientos religiosos de los Estados, los dogmas del
desarrollo y el progreso científico habían entrado con tal fuerza en América
Latina que desde México hasta tierra de fuego, los liberales eran los
revolucionarios de la belle epoqué.
Bolivia no había quedado al margen de tal fenómeno, el
partido liberal que ya reclamaba su ingreso a la administración del poder desde
1880, se enfrenta a los partidos Conservador, Constitucional y Demócrata,
quienes tenían que asumir una postura frente al problema de la tierra, los
Liberales habían conducido a las elites de las otras fracciones a un callejón
sin salida, aunque al mismo tiempo los liberales estaban caminando por el borde
de la historia a tientas...
La necesidad de ingresar al poder, el fraude realizado por
los conservadores, dan a los primeros el pretexto para iniciar un proceso de
insurrección armada bajo la divisa del federalismo, la guerra imposible se viabilizó
en favor de los liberales quienes ya desde mucho más atrás alimentaban la idea
de apoyarse en los indígenas, pues no era casual que la esposa del más
prominente liberal como lo fue José Manuel Pando tenga el rango de “Caciqueza”
es decir era miembro con rango hereditario entre la elite indígena y por ello
fue más fácil establecer una alianza, aunque por otra parte ya Agustín Morales
y en su momento Isidoro Belzu acudieron a la indiada con el fin de establecer
alianzas políticas, hecho que fue llevado al extremo por los liberales quienes
iniciaron una alianza militar incontrolable.
Si bien el liberalismo fue la máscara con que una fracción
de las elites pugnaba por el poder, los mismos liberales eran en el fondo la
encarnación del señorialismo colonial, por ello era imposible que rompan
definitivamente con las otras fracciones, ese hecho dio lugar a que las
fracciones se unan por una restauración de los lazos señoriales, así Zarate
Willca quedo al margen de la contienda y con ello en la misma soledad de
siglos... el destino como medida de su grandeza.
El hecho de que Zarate Willca haya exigido una serie de
reivindicaciones a su ex aliado Pando, no significa en modo alguno la ruptura
con el espíritu de la época, los liberales por su lado habían logrado su
propósitos de acceder al poder, mientras que los indígenas avanzaban cada vez
hacia posiciones que herían seriamente la mentalidad señorial de las elites, y
eran esas elites las que brindaban armas y dinero a los liberales, Zarate es
entonces un aliado indeseable, un aliado que debe eliminarse pronto, eso lo
sabían bien los liberales, tenían que eliminar a quien les dio el poder.
Es cierto que la historia no es una caja de pandora donde
los asaltos al poder dan lugar a fenómenos incontrolables, pero también es
cierto que el partido liberal caminaba a tientas sobre el poder, el poder mismo
no se revelaba como tal, se mostraba solo como aleccionamiento a la guerra.
Zarate por su parte encarnaba la experiencia adquirida en
los años de lucha legal, la proximidad del poder, la lectura interior de la
guerra realizada por los comunarios, mostró al universo simbólico indígena la
posibilidad de ingresar a la historia por la puerta ancha, por la puerta de la
redención y la victoria, así dos universos simbólicos se enfrentaron, la mirada
del mundo señorial acostumbrada a las matanzas inútiles y la visión indígena
donde la reciprocidad es una ley que la tierra se cobra y donde el poder es
solo una medida de servicio.
Por ello quizá, los historiadores no encuentran las razones
centrales del apoyo de Zarate Willca a los liberales, ni encuentran las razones
por las cuales los indígenas seguían a sus líderes hasta la victoria o la
derrota, la mirada urbana de la movilización indígena es estrecha con relación
a los universos simbólicos que se plantean al interior de las comunidades
originarias, más aun tratándose de un momento histórico donde la redención de
los ayllus y las comunidades invadidas era posible, la eficacia de las armas
había sido vista por las comunidades originarias como la única vía para la
restitución del territorio y su significación política.
Zarate se convierte entonces en la guía y conducción
política de la insurrección de 1899, tiene planteamientos que atraviesan la
historia y se las encuentra en el presente, el reclamo de autonomía que
sintetiza el posicionamiento de Zarate expresa a su vez la mayor crítica
histórica realizada al señorialismo provincial vigente aún en nuestro país,
aunque en versiones más remozadas y sutiles.
I.El camino de la insurgencia indígena según Roberto Santos
21 de diciembre de 1870, Pablo Willka Zárate, “general en
jefe de los indígenas comunarios de las provincias del norte”, se hace presente
en Jayu Jayu (Provincia de Aroma) ante el Coronel Agustín Morales, para ofrecer
sus servicios en la lucha contra el gobierno del General Mariano Melgarejo.
2 de enero de 1870. Los comunarios de Waychu repudian y se
sublevan contra el gobierno del General Mariano Melgarejo, que para
contrarrestar este levantamiento indígena, ordena la intervención de las
fuerzas policiales, que termina con la masacre y tortura de varios comunarios,
principalmente con la madre y parientes más próximos de Willka, líder del
levantamiento.
1 de marzo de 1899. El Escuadrón Pando que estaba de paso
por Müsa, cuyos soldados se habían dado a la tarea de despojar a los comunarios
de sus animales y castigar severamente a quienes se negaban a entregar sus
magras pertenencias, son desarmadas en Kuwato, proximidades de Müsa, luego
obligados a refugiarse en el interior del templo de la citada localidad. Allí a
la orden de Zárate Willka, Lorenzo Ramírez y cientos de indígenas son
sacrificados los 130 soldados pertenecientes al Escuadrón Pando.
17 de marzo de 1899. Todas las comunidades de la Provincia
de Karankas del Departamento de Oruro, reunidos en un cabildo en Qurqi,
proclaman su adhesión a la causa federalista del Coronel José Manuel Pando y a
la indígena de Pablo Zárate Willka.
20 de marzo de 1899. Pablo Zárate Willka y Manuel Willka,
líderes del movimiento indígena, solicitan la presencia y la movilización de
las tropas del cacique Juan Liro para el enfrentamiento con el ejército
Constitucional de Severo Fernández Alonso.
24 de marzo de 1899. Las tropas de Pablo Zárate Willka, en
un número de 3 mil indígenas y las pertenecientes al batallón Alonso del
ejército Constitucional, protagonizan un violento enfrentamiento en el tambo de
Wayllas.
25 de marzo de 1899. Las tropas de Pablo Zárate Willka, con
cerca de 2 mil indígenas apostados en la localidad de Wila Wila, responden a un
ataque del batallón Alonso del ejército Constitucional. En esa circunstancia
las tropas indígenas se alzan con la victoria, dado que lo ponen en fuga hacia
Q’araqullu, trasladándose a Oruro.
28 de marzo de 1899. Estratégica proclama de Pablo Zárate
Willca en Q’araqullu para que los indios y blancos defiendan la república.
Asimismo, expresa que los indígenas guarden el respeto a los vecinos y blancos
de los diferentes pueblos, que en caso de incumplimiento debían ser pasibles a
sanciones pecuniarias e 100 y 200 Bs., prisión de 3 y 4 años y el castigo de
300 palos.
10 de abril de 1899. Las tropas indígenas de Pablo Zárate
Willca ayudan a los batallones Abaroa, Illimani, Victoria y Murillo, a derrotar
a los batallones 25 de mayo y Olañeta del ejército Constitucionalista en el
Crucero de Copacabana.
13 de abril de 1899. Las tropas indígenas de Pablo Zárate
Willca, seguidas de las comandadas por Francisco Mariñu del cantón Umajala,
después de su victoria en el Segundo Crucero, entran triunfalmente a la ciudad
de Oruro, cuyo vecindario quedó aterrorizado por la presencia de ambas tropas
que recorren las calles y plazas de esa capital.
II. La Convención de 1899: Semántica de la dominación
Seguir las fuentes primarias revisadas por Ramiro Condarco,
era una tarea titánica y además no realizable en el tiempo establecido para la
presente investigación, para evitar tal inconveniente fue necesario escudriñar
entre otros documentos alternativos en ese propósito logramos ingresar a los
contenidos de las Actas del “Redactor de la Convención Nacional” [2], este
documento permite al historiador conocer a través de la voz propia de los
representantes a esta “Constituyente sui-generis”, discusiones ventiladas al
interior de una Convención Constituyente, hecho que por demás nos muestra la
importancia política del momento ya que como todos sabemos, esta convención
mostro la falacia de la revolución federal, con victoria y con poder pero ¡sin
federalismo!.
El nivel discursivo de los Convencionales, es un campo de
análisis donde uno puede encontrar connotaciones políticas sumamente complejas,
pero necesarias al fin, así pues el “ejercicio hermenéutico” que proponemos
como parte de la estrategia para el análisis del discurso de los
“Convencionales” responde a la necesidad de establecer la textualidad y
contextualidad de los debates en torno a si Bolivia debe ser Unitaria o
Federal, pero más allá de ese debate -que a nuestro juicio merece mayor
atención de la que se la ha dado hasta ahora-, lo realmente importante es
delimitar el tratamiento que los Federales le dan a lo “indígena” (léase
ex-aliados), es decir, cuál ha sido la repercusión de la más grande
movilización indígena del siglo diecinueve en la memoria política oligárquica y
en su expresión discursiva al momento de establecerse el primer “eje
constitutivo” de la sociedad boliviana (Zavaleta 1985) o de ingreso a la
modernidad[3], Convención que no por casualidad se desarrolla en la ciudad de
Oruro, donde Adolfo Mier y Rodolfo Soria Galvarro (Oruro), Juan Misael Saracho
(Tarija) son los más esclarecidos representantes del positivismo liberal[4].
Al margen de las consideraciones establecidas, es de rigor
señalar que, al asumir un horizonte político propio ligado a la identidad
cultural, estamos planteando la lectura histórica del indígena real, y no del
semióticamente construido.
Las Actas del Redactor del Senado son un documento
invalorable como expresión de la ideología señorial, donde ya el darwuinismo
social está presente como parte del eje discursivo, entremos a la tarea y
veamos:
Sesión de instalación de 20 de Octubre de 1899: Mensaje de
la Junta de Gobierno leída a la Convención por el H. Serapio Reyes Ortiz
“Será oportuno dejar constancia de un hecho notable de la
pasada contienda los indígenas de altiplanicie, ajenos a las luchas civiles,
tanto por su carácter como por su indolencia idiosincrática, se vieron
obligados a terciar en la guerra, en defensa de sus propiedades, del honor de
sus familias y de su seguridad personal, pues, parecía que por consigna regular
se les perseguía con verdadera saña, cuando no tenían más delincuencia que
interesarse contra la suerte desastrosa que amenazara al departamento de La
Paz.
En el delirio de las represalias por los males que se les
causaba, hostigaron por doquiera y ayudaron expontáneamente al ejército
Federal, en sus marchas victoriosas. (p. 22)
La Revolución del 12 de Diciembre contó en el primer momento
con muy escasos elementos de guerra; fuera de la columna Murillo que solo
constaba de 160 plazas mal armadas, no se encontró nada en el parque
departamental; los gobiernos anteriores habían tenido el cuidado de
desarmarlo...
... no hay enemigos sino en el acto del combate; después de
él todos somos hermanos, como hijos de Bolivia” (p.25)
Sesión Ordinaria del 27 de Octubre de 1899. Sr. Adolfo Mier:
“... los hechos del pasado, la experiencia adquirida, los consejos de la
ciencia, han convencido a la mayoría sensata del pueblo de que es inconveniente,
perjudicial el gobierno bajo el sistema unitario en que el gobierno es todo y
el pueblo nada” (p.101)
Sesión ordinaria del día 24 de Noviembre de 1899, Sr. Juan
Misael Saracho: “Con mucha hipérbole se ha dicho que el Federalismo no exigía
que todos los ciudadanos sean sabios con este motivo se nos ha pedido una
regla, un mínimum de preparación intelectual en el país, para el
establecimiento sin trabas del régimen Federal. Lo damos: que la generalidad de
los habitantes sepan leer y escribir, que hay industrias y comercio con vida
propia, tesoros abundantes y que el país este cruzado de vías férreas, o cuando
menos de caminos carreteros. Algo más exigente hemos de ser en esta materia
cuando la población aborigen, dueña de sus derechos sepa leer y escribir y
forme elemento político en nuestra vida institucional.
Poner instituciones avanzadas en manos ignorantes es
desvirtuarlas si en esta honorable convención triunfa el federalismo, se han de
tener estas observaciones como hijas de la práctica y de la reflección y sobre
todo como sinceras. Cuando decimos que las cuatro quintas partes del país está
compuesto de analfabetos, hemos dicho lo menos y hemos dicho la verdad. voy á
demostrarla. Por ejemplo La Paz está poblada en su mayor parte por indígenas,
esto no admite replica. No es a ellos (léase los indígenas) a quienes se ha de
entregar el gobierno federal, esto es lo que tratamos de impedir, si llegara
ese caso, tal vez los mismos federales que aquí abogan por su implantación
cuando sean víctimas de ese elemento que se ha anunciado con caracteres
aterradores, lamentarían su error. (p.368) ( n/n JMS representa a los
unitaristas)
“Cuando hay diversidad de razas religión, lenguaje, entonces
es lógica, natural necesaria la Federación. Pero en Bolivia ¿existen esas
diferencias?. Parece que no. Entonces ¿Para qué tanto esfuerzo en desunir lo
que está perfectamente unido? p. 374
¿Cómo es que Francia no se ha hecho federal? porque tiene
unidad de raza, religión y de idioma. p. 375 (n/n blancos, católicos y lengua
española)
Sesión ordinaria del día 25 de Noviembre de 1899, Sr.
Eliodoro Villazón: “La segunda condición es la raza y cuando hablo de raza no
quiero sostener como se ha dicho, que en la raza sajona es la única que puede
practicar la federación; no: hablo de la clase de hombres que pueblan un
estado. La raza es la que está llamada a dar vida y defender el territorio, y
no hay para que desconocer que hay razas superiores en constitución física y en
condiciones intelectuales y morales y, para sostener una nación en iguales
condiciones que las otras, con los mismos derechos, con bandera respetable, se
necesitan hombres dotados de civismo, energía y abnegación.
Por desgracia en Bolivia la raza española, que ha fundado la
nacionalidad política es escaza, y desde que la guerra de independencia y los
odios consiguientes fueron un obstáculo para la inmigración esa raza parece
haber ido en decadencia. Basta preguntarse ¿ Por qué no aparecen ya en escena
oradores, políticos, jurisconsultos y militares como aquellos que en las
generaciones pasadas han sido la honra de Bolivia?.
Y ¿qué diremos de la raza indígena que puebla la mayor
extensión de nuestro territorio. Si, como es evidente, ella ha permanecido
estacionaria al través de largos siglos y en condiciones siempre serviles, no
podemos negar que es inferior y que nunca llegará á ser un elemento político de
importancia.
La misma raza mestiza, susceptible de progreso y de mejora,
no manifiesta aquel carácter independiente y viril que es la cualidad dominante
del ciudadano.
Para levantar al país de su postración y darle nuevos
rumbos, tenemos que poblar nuestro territorio y modificar la población actual,
atrayendo inmigración con garantías y concesiones liberales, y especialmente
manteniendo el orden público con una administración en lo posible correcta é
inteligente. (398-399)
Si entre nosotros pudiéramos encomendar la administración á
funcionarios competentes, tomándolos del extranjero, como lo han hecho Chile,
la Turquía, el Japón, la Grecia, etc. etc. ciertamente no tendríamos el
desorden que deplorar y los resultados serían satisfactorios. p. 401
“Los industriales mineros, comerciantes y propietarios no
están por una reforma inmediata: temen con razón se produzcan nuevos conflictos
y que lo precipitado de estas innovaciones comprometería el crédito del país,
con daño para las pocas empresas á cuyo desarrollo más que á todos los ideales
políticos, debe la nación la escaza prosperidad material y moral de los últimos
tiempos”. p. 409
Sesión Ordinaria del día 2 de diciembre de 1899, Sr.
Morales. Bien sabía el jefe del Estado que este valeroso pueblo de Oruro era la
cuna del liberalismo. Aquí se había editado el primer periódico, “El Orden”,
que desenvolvía el programa científico del partido liberal, cuyo tópico era la
federación. p. 511
Antes de concluir, me es satisfactorio hacer constar que el
grupo federal no es opositor al gobierno ni se cree adverso de sus colegas que
defienden el sistema unitario, no puede ser lo primero, porque todos somos
amigos políticos de los actuales hombres del poder y varios de nosotros somos
también amigos personales del Jefe del Estado y de sus dignos colaboradores. El
gobierno es nuestra hechura y no podemos abandonarla. p. 517
Sesión ordinaria del día 5 de Diciembre de 1899. Sr. José Mª
Camacho. ...¿Qué ha sido la Revolución del 12 de Diciembre? La revolución fue
un pretexto... (rumores de desaprobación) ¡Un pretexto! Y un notable ciudadano
cuya palabra es en estos momentos la más autorizada, la califico todavía con
más exactitud y franqueza que yo. El General Pando la ha llamado “bandera de
guerra”. Aún en los momentos más apretados de la revolución cuando nuestros
soldados sufrían la victimaciones de Mohoza y el resto de la República, aún no
había respondido a nuestro grito, ese mismo general en su carta de
proposiciones al Presidente Alonzo, se cuidaba de distinguir y separar las
tendencias liberales de la revolución, que también eran las suyas, de esas
otras tendencias federales cuya filiación política era misteriosa, decía , pues
en su carta de 4 de marzo, que se halla publicada en los anexos de la memoria
del secretario general: “el partido federal de la Paz pide la reunión de una
Constituyente de libre elección, para que resuelva la iniciativa que se tiene
presentada a la nación. El Partido Liberal de Bolivia solo aspira a la libertad
y pureza del sufragio. De la armonía de estas aspiraciones, ha resultado esa
unión sincera, que hoy constituye la fuerza del Departamento”. p. 556-557
Ahora bien, si la federación fue un pretexto o una bandera
de guerra ¿fue conveniente valerse de esa idea dándole tal carácter?
Sesión del 11 de Diciembre de 1899, Eduardo Diez de Medina.
Durante la última revolución, resolviose formar un batallón de los indígenas
cargadores de La Paz; así se hizo, y según la opinión de los jefes del
ejército, fue es uno de los mejores batallones, por su disciplina,
subordinación inteligente y valor. La revolución ha comprobado pues, que puede
Bolivia contar con un contingente de más de cincuenta mil soldados de la
altiplanicie para la defensa de la autonomía boliviana; de esa autonomía cuya
subsistencia tanto se ha recelado, y que yo abrigo la convicción de que
permanecerá, á pesar de todo... p. 652-653
Sesión del 11 de diciembre de 1899, Sr. Sainz P. Bolivia
(...) consta de tres razas distintas en sentimiento ideas, expresiones,
costumbres y hasta en religión: la raza blanca que forma un parte muy pequeña.
La media o mestiza las dos octavas partes y la indígena las cinco octavas
partes, razas entre las que existe en el fondo un antagonismo pronunciado: las
virtudes solo se encuentran en la raza mestiza que no tiene virtud ninguna y
sin embargo constituye la fuerza pública. Este es el problema que debemos
resolver (...) esos son los que constituyen el pueblo que no gobierna pero que
son gobernados, a los que es preciso preparar, por lo menos instruir y educar,
para que sepan cómo se vive: esas masas son las que han dispuesto de nuestros
destinos, con el nombre de elecciones, se les ha lanzado a formar mayoría y son
ellas la que nos han dominado ocasionando todas las desgracias de la nación.
Esas mayorías han sido arrastradas a la Plaza de San Francisco, para abandonar
su bandera en un momento dado por que no tenían noción de patriotismo: verdad es
que después se salvó el honor militar por que la clase decente cumplió su deber
y arrastro a las masas al sacrificio, en esas masa no existe fuerza suficiente
y tienen que ser arrastradas y eso es lo que tenemos, si vosotros nos aseguraís
que esas masas serán llevadas por el buen camino os abandonaremos el campo,
pero como estamos que se han de levantar en todos los pueblos, estemos también
seguros que de hemos de caer en la anarquía y nos han de traer mayores
desgracias. p. 655-556
Sesión matinal del día 12 de Diciembre de 1899, Sr. Sainz P.
Desgraciadas de las razas el día que los indígenas lleguen a comprender su
fuerza, este es otro problema como puso en peligro la vida nacional como ha
habido un momento en que el jefe de las fuerzas revolucionarias trato de unirse
con las de Alonzo, y les decía dominemos esa raza, el día que llegue á armarse
ha de ser terrible (...) Es preciso pues prepararla educarla por consiguiente
en esa raza no hay para que consultar mayorías ni minorías p. 659.
Sesión matinal del 12 de diciembre de 1899, Sr. Adolfo Mier.
Se ha dicho también que no tenemos hombres, que necesitamos población
extranjera, que nuestra raza dejenerada (sic) se halla en decadencia. El Sr.
Sainz afirma que la clase aristócrata ó decente, es muy diminuta, que los
cholos solo tienen los vicios de la clase decente y de la indíjena, y que á su
corrupción se debe la derrota de San Francisco, en que se dio un tiro y tres
pasos atrás... p. 687
El pueblo no está preparado se nos dice y se afirma que
debemos traer poblaciones de fuera para conseguir el progreso de Bolivia.
Progresará una nación porque sus hombres dirijentes por temor al trabajo, á los
esfuerzos consiguientes, digan á otros hombres como ellos, con iguales
aptitudes; venid apoderaos de nuestras casas, de nuestros bienes y por supuesto
de nuestras familias, nosotros somos de raza en decadencia, hacednos prosperar,
seremos vuestros escuderos.
¿Tal proceder se llamará progreso? No, mil veces no. Sería
proclamar la conquista; algo peor. Es la muerte cobarde, es la abdicación de la
dignidad de hombres; es peor que el suicidio, es la ... esclavitud voluntaria,
infamante. Yo no querria progresar de ese modo”. (p. 690)
Sesión meridiana del día 13 de diciembre de 1899, Sr. Adolfo
Mier. Con candorosa sinceridad decía el señor Saracho que la federación vendrá
cuando estén civilizados todos los indios. Pero esa argumentación no es seria
para ser considerada (p. 696)
Sesión matinal del 14 de diciembre de 1899, Sr. Urcullo.
Bolivia aunque se triste decirlo, no tiene todavía la instrucción
indispensable, ni las virtudes cívicas precisas para el gobierno del pueblo,
por sí mismo; pues la inmensa mayoría de su población es absolutamente
ignorante, y por lo mismo comprendo que no es tiempo de implantar la
federación, así como considero que no hay necesidad ni urgencia para que
precisamente esta Convención la sancione. No provoquemos perturbaciones
instestinas ni demos margen a desmenbraciones territoriales, con reformas
imprudentes. (p. 730)
Sesión meridiana del 14 de diciembre de 1899. Sr. Ramírez D.
El Honorable Convencional, señor Pinilla, ha fundado su argumentación en el
principio de nacionalidades. Debo detenerme algo en este punto. No solo se
forman las naciones por la comunidad de intereses, sino también por la comunidad
de lengua, de relijión, de historia, de costumbres y de tradiciones (...)
El régimen unitario, que sostiene el espíritu nacional con
la centralización política, presupone la reunión coordinada de esos elementos
pudiendo considerarse con la coronación del principio de nacionalidades. Quiero
aplicar estos antecedentes a Bolivia. Comienzo, por de pronto, descartando las
razas quichua, aymara y mojo, las mismas que solo deben estimarse como materias
dispuestas para las conquistas de la civilización: en este punto me hallo de
acuerdo con el informe de la mayoría de la Comisión de Constitución. La porción
Boliviana que actúa dentro de la democracia consciente, en que habla la misma
lengua, profesa la misma religión y tiene iguales costumbres, descansa en idéntica
historia y mueve su vida sentimental en el campo de idénticas tradiciones, es
decir, se halla ligada con los vínculos naturales, territoriales y positivos
que constituyen el principio de nacionalidades. Así se constituyó Bolivia, sin
haber necesitado pasar por el periodo de creación, periodo que dura años,
siglos y evos. p. 753
... si surgiera el pacto reformista desaparecería la
soberanía nacional y surgirían los soberanías locales, en mérito de las cuales
unos Departamentos ingresarían en el pacto de la unión federal y otros
Departamentos excusarían explícitamente su concurrencia, quedando de esta
suerte, mutilada la republica (...) Vueltos al estado primitivo, y librado al
contrato político á la voluntad de las diferentes secciones departamentales, acaso
sobrevendría el triste fenómeno de la disgregación consentida (...)
Libremos la batalla del tercer crucero implantando el
régimen federal, decía el H. convencional señor Viscarra. Libremos esa batalla
HH. convencionales, pero que no sea para neutralizar los efectos de la victoria
obtenida en el segundo crucero; que no sea para entregar al partido liberal un
campo donde vayan a perderse un programa lleno de tradiciones y una política
sembrada de sacrificios, que no sea finalmente, para alumbrar el nacimiento
nominal de una federación y la muerte real de una república. p. 754
Sesión matinal del día 15 de diciembre de 1899, Sr. Aramayo.
En oposición al federalismo, algunos honorables convencionales, nos han
presentado a Bolivia como á un pueblo imbécil sin educación social ni política,
en fin, como á una nación salvaje, como a un fosil monstruo que la ciencia
vendrá a descubrir algún día; no estoy de acuerdo con ese pesimismo tan
exajerado que desalienta. Se nos ha dicho con insistencia que el General Pando
es opositor a la reforma, y que dimitiría al mando si se votase en favor de la
federación.- No tal, tenemos pruebas oficiales de que él, acatará las
resoluciones de la H. Convención. Sería desconocer el patriotismo del general
Pando, que precisamente es el llamado de implantar la reforma; no digo que
mañana, pero sí dentro de un años, dentro de dos años. (p. 762-763)
Sesión meridiana del día 15 de diciembre de 1899, Sr.
Villazón: “Así hablando de razas y de naciones (he) dicho que siguiendo la
política de otras naciones, deberíamos fomentar la inmigración extranjera,
sagaz y de garantías (...) el señor Mier los ha alterado completamente, cuando
nos ha afirmado que esto importaba aconsejar que entreguemos a los extranjeros
nuestras casas negocios e intereses” pág. 767
Sesión meridiana del 15 de Diciembre de 1899, Sr. Vásquez:
“Que después de dictar una constitución es indispensable buscar el progreso del
país por el régimen de los ferrocarriles; que después de dirigir la atención a
los asuntos internacionales es necesario hacer algo por el indígena que
representa a las 5 octavas parte de la poblaciones.
Sesión meridiana del 16 de Diciembre de 1899, Sr. JM
Saracho: “(...) Creo que puedo concluir, sin ofensa para nadie, que si los
legisladores no están preparados para la reforma menos puede hacerlo el pueblo
ni el común de los mortales (...) yo no puedo comprender, cómo puede
implantarse una reforma sin los medios que ella requiere, sin que el ciudadano
conozca sus deberes y sus derechos y más aún, sin que haya ciudadanos. Cuesta
demasiado conseguir actualmente regulares funcionarios y no puedo comprender,
como ni donde se conseguirá el numeroso personal que requiere un gobierno
federativo (...) parece que ha sido objeto de burla entre algunos federales mi
afirmación que para llegar a una reforma como la que se propone y como mínimum
de preparación, debemos desear siquiera una parte de la raza aborigen tenga
carta de ciudadanía. Lo que sí, sería digno de burla y de risa, una federación
sin ciudadanos”
III El Estado señorial post guerra: dos fragmentos
estatales…
a) MEMORIA PRESENTADA A LA LEGISLATURA DE 1900, preparada
por el Sr. Ministro de Hacienda Dr. Demetrio Calbimonte. Im. del Estado, La
Paz, pág. 23-24.
“Se advierte que el estanco del alcohol habiendo llegado a
niveles altísimos en 1895 desde año hasta 1900 sufre un descenso alarmante.
“... esta situación que por lo producido en 1897 ya se
aproximaba al desastre, en el periodo político angustioso que al fin se tradujo
por la insurrección de 12 de diciembre de 1898, se reagravó y las
perturbaciones de la guerra, hicieron casi nula la renta del estanco.
No fue esto lo peor; á la sombra de las deficiencias
administrativas creadas por una activa campaña militar, se organizó
completamente el contrabando, y se encargó de proveer abundantemente de alcohol
al país. Los resguardos de la frontera, dispersos y supeditados a la raza
indígena en armas, fueron insuficientes, y quedó ella abierta al comercio
clandestino de alcohol.
La raza indígena de toda nuestra frontera occidental, es la
principal consumidora de alcohol y domina la altiplanicie y los boquetes y
escarpas de la cordillera y vive en esas regiones, á las que la acción
gubernativa alcanza con dificultad. Terminada la guerra esa raza se mantuvo
inquieta y aún insubordinada, hasta el punto de que en algunas regiones
intimidó a las autoridades que se les mando y vivió en cierta independencia:
bajo esas condiciones la importación de alcohol por los indígenas no tuvo
inconveniente.
Ese estado de cosas, ha persistido hasta mucho despues del
10 de abril, y hoy mismo, una parte de la frontera occidental, está bajo la
influencia del indígena”.
b) MEMORIA PRESENTADA ANTE EL CONGRESO ORDINARIO DE 1901,
preparada por el Sr, Ministro de Justicia Dr. Samuel Oropeza, La Paz, 1901,
Tall. Tip. Lit. págs. 203-205.
“Por informaciones reiteradamente solicitadas á incitativas
del caso a las autoridades subalternas, conoce el Ministerio Periódicamente el
estado de las causas criminales incoadas con motivo de los sangrientos
asesinatos cometidos en masa en Peñas, Mohoza y Ayoayo, perpetrado con
espantosa zaña por grandes grupos de indígenas.
El proceso Peñas se encuentra con la sentencia pronunciada,
condenando á muerte a varios de los procesados que deberán ser sometidos a la
suerte para sufrir la última pena. Se siguen las últimas tramitaciones
judiciales.
Los procesados por la hecatombe de Mohoza han motivado
prolongados y minuciosos debates en la estación del plenario, siendo
recomendable la asiduidad del Juez y del Fiscal que conocen la causa. La
segunda instancia no será tan morosa como la primera, por la índole de las
tramitaciones y acaso muy pronto se podrá saber el resultado definitivo. Es de
notar en esta causa, que de los procesados cuyo número pasa de ciento, han
muerto unos veinte á causa de inanición física y moral.
Más lenta, por diversos motivos, ha sido la organización
contra los victimarios de Ayoayo. Hace pocos días que el Subprefecto de la
Provincia de Sica Sica, dió parte al ministerio de que había sido capturado
Gregorio Suazo, principal autor e instigador de las matanzas. Otros sindicados
se encontraban también presos en la insegura cárcel de Aroma. A petición de la
Fiscalía de Distrito, se ha ordenado que ésta tome medidas de precaución,
pudiendo trasladar á los detenidos a la Penitenciaría de la Paz.
Es grande la responsabilidad para las autoridades que
intervienen en aquellos celebres procesos, que constituyen una página en
nuestra sociabilidad, por este motivo, se atiende con cuidado á que la acción
de la justicia no quede ilusoria”.
Notas:
[1] En las Actas de la Convención de 1899 se puede notar
muchas alocuciones realmente inimaginables, los “indios en busca de la guerra
de razas”, “los indios salvajes” son los discursos con que los más prominentes
liberales lavan sus manos de los acontecimientos de Peñas y Mohoza.
[2] Redactor de la Convención Nacional de 1899 -Primer Tomo-
Comprende las actas de las sesiones de 19 de Octubre (Preparatoria) hasta la de
18 de Diciembre inclusive (Clausura del Debate Federal). Imp. Tip. Lit. “La
Económica, Oruro, 1900. 821págs.
[3] Cfr. Coordinadora de Historia; La Guerra Federal. En:
Historias bajo la lupa, Suplemento del periódico La Razón, Fascículo 1, La Paz
,1998.
[4] El mismo año de 1899, en Colombia los liberales
positivistas inician la guerra de guerrillas denominada “La guerra de los mil
días” buscando la toma del poder acudiendo a la población Guajira de esa vecina
nación. Cfr. “La Guerra de los mil dias” de Carlos Jaramillo, en: Estados y
Naciones en los Andes. IEP-IFEA, Lima, 1986
FUENTES PRIMARIAS
- Archivo Judicial de Oruro: Proceso Peñas 1899-1901
(AJO-PP)
- Redactor de la Convención Nacional de 1899. Tip. La
Económica (1990), La Paz
- Ministerio de Hacienda e Industria:MEMORIA PRESENTADA A LA
LEGISLATURA DE 1900, preparada por el Sr. Ministro de Hacienda Dr. Demetrio
Calbimonte. Imp. del Estado, La Paz.
- Ministerio de Justicia é Instrucción Pública: MEMORIA
PRESENTADA ANTE EL CONGRESO ORDINARIO DE 1901, preparada por el Sr, Ministro
Dr. Samuel Oropeza, Tall. Tip. Lit, La Paz.
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