PEDRO ANTONIO FLORES, HÉROE ENTRE LOS HÉROES Y GOBERNADOR DE TARIJA


Flores a la cabeza del pelotón de “Chapacos”, se incorporó en el pueblo de Mojo, Potosí, al primer Cuerpo del Regimiento Auxiliar Argentino que abrió la campaña contra el General realista Nieto y combatió en Suipacha el 7 de noviembre de 1810. 
En premio a su comportamiento y valor demostrado en la batalla, Castelli lo escogió para que lleve a Buenos Aires el parte oficial del triunfo y conduzca los cincos estandartes españoles tomados al enemigo, trofeos que se conservan en el Museo Militar de la Plata (Argentina). En el Parte de Orden Interno donde se informaba sobre la actuación guerrera del oficial Pedro Antonio Flores, se consigna el honroso reconocimiento de “Héroe entre los Héroes”, siendo ascendido a Capitán. A su regreso, fue designado como Ayudante de Eustaquio Díaz Vélez, Comandante de uno de los Ejércitos Auxiliares Argentinos.

En enero de 1812, con el grado militar de Comandante, actúo en la segunda batalla de Suipacha asistiendo al Gral. Díaz Vélez. Después de la batalla de “La Tablada” en Salta el 20 de febrero de 1813, fue ascendido. Agotado el Ejército Auxiliar argentino, el Comandante Flores, vino a Tarija y en poco tiempo organizo un Regimiento de 800 chapacos, que fueron a engrosar las fuerzas del Gral. Manuel Belgrano a quien acompaño en las luchas independentistas. Al mando de ese cuerpo constituido por paisanos se batió en las batallas de Salta y Tucumán contra las fuerzas realistas. En la batalla de Tucumán, Pedro Antonio Flores formó parte del flanco derecho de la División de Caballería al mando del Coronel Juan Ramón Balcarce.
Establecido el Cuartel General del Ejército en Jujuy, se le encargó el reclutamiento de voluntarios en el territorio de Tarija. En poco tiempo logró reunir 500 jinetes, los que sumó al ejército revolucionario. Posteriormente, formó parte de las fuerzas de vanguardia que comandaba Martín Miguel de Güemes. Al llegar a Jujuy, Pedro Antonio Flores acompaño al General Manuel Belgrano en el “Éxodo Jujeño” y destacó en el combate del “Río Las Piedras”, donde se derroto a las fuerzas realistas comandadas por el Brigadier Juan Tristán; pero la página más valerosa de que tuvo como militar está inscrita en el asalto sorpresivo de “La Lagunilla”. Belgrano mandó a reconocer la estrecha y fragosa quebrada de Chachapoyas, dando al Ejercito del Gral. Tristán la sorpresa de su presencia, cuando exclamó: “No es posible que avancen por esa senda; sólo que fueran pájaros”. En reconocimiento al acompañamiento en combate, Belgrano lo designó Comandante del “Escuadrón de Tarijeños”, milicia armada juntada y organizada por este valeroso tarijeño.
En la batalla de Tucumán, Pedro Antonio comandó un escuadrón de jinetes chapacos. Al revisar sus efectivos constato que le quedaban solamente 427, de 800 que habían partido a la campaña. En esa acción la milicia chapaca arrasó a los batallones españoles “Paura” y “Fernando 7mo”.
CORONEL DEL EJÉRCITO ARGENTINO
El 19 de agosto de 1814, el Gral. Miguel Martín Güemes ordenó al guerrillero tarijeño marchar del “Cuartel Principal de Vanguardia”, que pernoctaba en Jujuy, sobre Tarija con 300 hombres a fin de desalojar y a los realistas que se habían posesionado de la Plaza y el Fuerte de Tarija, debiendo a la vez, formar algunos destacamentos y hostigar a las fuerzas enemigas en Tupiza, Suipacha y Humahuaca con milicias tarijeñas. Esa orden contiene estas palabras enaltecedoras para este héroe tarijeño: “…siendo preciso mandar a la Villa de Tarija un militar de honor, amor al servicio de la Patria y empeño, que aliente y anime con su influjo a los valientes tarijeños, he determinado pase usted a emprender tan interesante comisión”. Estando en Tarija en cumplimiento de la orden y al mando de la milicia chapaca en una acción de arrojo y valentía, tomó la plaza que estaba en poder de los realistas y se apropió de trescientos fusiles, dos cañones y gran cantidad de municiones, caballos y otros pertrechos; luego marchó a reincorporarse al ejército. Su labor fue premiada con el ascenso a Teniente Coronel, siendo nombrado a la vez, Gobernador de Tarija. Flores asumió la Gobernación de Tarija en la que se desenvolvió, sin ejercitar venganzas ni desmanes que son vulgares en las campañas militares.
En otra ocasión en que las fuerzas realistas acantonaban en Tarija, Flores estaba cumpliendo una comisión en Buenos Aires, donde recibió orden de partir de inmediato por ser indispensables sus servicios, ya que la campaña estaba intensificada por las rutas de Orán, Santa Catalina y Canchasmayo. Era necesario salvar a Tarija del terrible Ricafort, que cometía todo género de atentados contra las personas y los bienes de los patriotas. Flores, cumplió las orden; y al avanzar con un destacamento de pocos infantes, en la quebrada del “Juncal”, que sale al oeste de Orán, fue asaltado por una patrulla enemiga, cayendo herido de lanza en el costado derecho. Pudo salvar la vida arrastrándose por los “sunchales” y tomar contacto con los efectivos de Güemes, que dieron el golpe que definió las posesiones de los patriotas para mantener segura la ruta del Orán.
CORONEL DEL EJÉRCITO DE BOLIVIA
Después de la victoria de Ayacucho, el Coronel Flores regresó a Tarija, con el alto cargo de Síndico Departamental que personificaba a la sociedad y al Estado que ejerció hasta el 1º de octubre de 1828. Más tarde, el gobierno del Gral. José Miguel Velasco Franco, atendiendo a los méritos de Pedro Antonio Flores en su condición de Coronel del Ejército Argentino, le reconoció el mismo grado militar en el ejército de Bolivia y lo nombró Comandante de la Frontera de las Salinas.
Flores, no podía regresar a la Argentina, donde era muy conocido y había recibido honores y grados militares debido a que en las luchas y hechos del año 1826, se había identificado con la corriente “bolivianista” que derivó en la anexión de Tarija a Bolivia, frente de los derechos que invocaban las Provincias Unidas del Río de la Plata. Tampoco podía vivir en Tarija con relativa holgura económica, porque Ricafort, durante el largo periodo de la campaña emancipadora, lo había despojado de sus bienes. Por todos esos conceptos, soporto la negra ingratitud de Bolivia, que no tuvo un solo gesto de recuerdo y gratitud para el valiente soldado de la independencia y para un líder del movimiento anexionista. Pobre y agotado, pidió al gobierno se le concediese una modesta pensión para pasar sus últimos días, la cual le fue negada, alegando carecer de fondos la caja nacional y que “abrir esa puerta sería para que muchos ilustres bolivianos hagan igual gestión”.
En el año 1842, el Presidente de Bolivia Gral. José Ballivián Segurola, conocedor de los servicios del Coronel Pedro Antonio Flores, lo designo Administrador del Correo de Tarija, cargo que desempeño por pocos meses. Agobiado por la vida y el desengaño, falleció el 5 de julio de 1843 a los 73 años de edad, descendiendo a la tumba y elevándose a la cima de la gloria y la eternidad. En su memoria, un barrio de la ciudad de Tarija lleva su nombre.

Este artículo apareció publicado en El Periódico el 29 de Enero de 2017.

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