RAÍCES ANDINAS DE LOS CHUNCHOS PROMESANTES


Por: Daniel Vacaflores / Antropologo independiente. /  Nota publicada en el periódico El País de Tarija el 5 de junio de 2016 -19 de junio de 2016.

En este trabajo deseo explorar dentro de otras posibilidades las probables raíces andinas de los chunchos promesantes. Para esto utilizaré una comparación iconográfica de imágenes de principios de la colonia, junto a una revisión geográfica y visual de bailarines ch ’unchus a todo lo largo de los Andes, para terminar con una revisión y una comparación con los chunchos tarijeños.
Esta es una investigación en curso. Los datos y análisis aquí presentados son preliminares y deben ser tomados como tales. Todavía no me considero capaz de hacer afirmaciones definitivas sobre los orígenes de los Chunchos Promesantes, pero son rastros importantes que marcan claramente el camino a seguir. Muchas veces dicen que hacer las preguntas correctas ayuda a encontrar las respuestas correctas.

Generalidades

La fiesta de San Roque es la fiesta patronal de mayor importancia en la ciudad de Tarija, llamada también “la Fiesta Grande de Tarija”. La ciudad de Tarija es la capital del Departamento de Tarija, al Sur de Bolivia, en la frontera con Argentina y Paraguay. Existen varios recuentos de la fiesta de San Roque a los que se puede acceder para obtener mayores detalles: Varas Reyes (1976[ 1947]), Valverde Toro (2004), Calzavarini (1995: 123-129), Suarez (2004), Vacaflores y Vacaflores (2009), Paz Garzón y Ramos (2012), Molina (1997: 53-76), Morales (199: 87-115) y Figueroa (2010: 116-120, 132-133, 145-149), entre otros.
Una de las características principales de la fiesta de San Roque es la presencia de los Chunchos Promesantes. Los Chunchos son bailarines rituales que acompañan las procesiones de San Roque. Las procesiones cubren los cuatro extremos cardinales de la ciudad, con duraciones de hasta nueve horas continuas de baile. Dentro del Valle Central de Tarija los Chunchos también participan en las procesiones religiosas de San Lorenzo (en el pueblo del mismo nombre, capital de la provincia Méndez, en las cercanías de la ciudad de Tarija), del Lazareto (santuario cercano a la ciudad de Tarija, directamente relacionado con la imagen de San Roque), de la Virgen del Cármen (en la comunidad de Lajas, en las cercanías de San Lorenzo) y de los San Roquitos Chiquitos (dentro de la misma ciudad de Tarija) y tal vez otros de los que todavía no tengo constancia. En todos estos casos se trata de la misma estructura ritual, y en muchos casos se trata de los mismos promesantes que participan de una y otra festividad. Dentro de la misma región general también existen (o existían) Chunchos Promesantes en honor a San Roque en el Gran Chaco tarijeño en las comunidades guaraní de Aguayrenda (exmisión franciscana) y La Grampa, además de en la ciudad de Yacuiba (capilla de San Roque, barrio Lourdes).
Antecedentes

El origen de los Chunchos Promesantes sigue siendo un misterio que despierta muchas emociones encontradas a nivel local. Y es que aquí se encuentran diferentes visiones del mundo de diferentes grupos sociales, los unos apuntando hacia Europa y el mundo católico (Calzavarini 1995: 124-125. Valverde 2004: 160. Paz y Ramos 2012), otros apuntando al mundo andino (Vacaflores Carlos 2009[2001]: 211), y finalmente otros apuntando a las raíces de tierras bajas en el Chaco Tarijeño (Suárez 2004: 58. Valverde 2004: 13). En mi libro Pequeños Misterios de la Fiesta Grande hago una presentación completa de estas diferentes posturas, explorando sus posibles fuentes originarias. Y termino remarcando que ninguna de ellas tiene bases documentales para probar su veracidad, y que en consecuencia todas son hipótesis por comprobar. Aunque igual despiertan las pasiones locales a un lado o al otro. (Vacaflores Daniel 2009: 104-106, 158-172)
Es interesante que en estas mismas Jomadas Arqueológicas, Etnohistóricas y Antropológicas Tarija 2014 en las que estoy presentando este mi trabajo, también se está presentando un nuevo análisis sobre los orígenes étnicos Churumatas y Moyos-moyos provenientes del Valle Central de Tarija en estrecha relación ritual y cultural con los Diaguitas del Noroeste Argentino. Este análisis del Dr. Barragán abre una interesante e importante ruta de investigación que se suma a las antes ya mencionadas.
De este modo las cinco teorías actuales sobre el origen histórico de los Chunchos Promesantes son las siguientes:
1. Leprosos (Calzavarini 1995: 124 ff. Suárez 2004: 78).
2. Guerreros guaraní (Ávila 1997: 140. Suárez 2004: 57-69. Valverde 2004: 13 y 83, citando a Mario Barragán).
3. Soldados españoles (Aurelio Arce [1964] citado en Paz Garzón y Ramos 2012[ 1964]: 92).
4. Guerreros del Inca (Vacaflores Carlos 2009[2001 ]: 211).
5. Guerreros Churumata y cañeros Moyo moyo (Mario Barragán, comunicación personal).
Mi opinión personal es que todas estas posturas tienen su grano de verdad, y que conforman un sistema simbólico complejo con diferentes orígenes históricos y modificado discursivamente con el paso del tiempo en determinados contextos históricos y sociales. (Vacaflores Daniel 2009: 104-105)
Sobre los Chunchos Promesantes
La tradición oral ubica el origen histórico de los Chunchos Promesantes en la ciudad deTarija en 1863 (Paz Garzón y Ramos 2012: 17), ya bien entrada la época republicana pero todavía con la “amenaza” de la nación chiriguana en la zona del Chaco. Hay una única referencia histórica a que originalmente formaban una “comparsa” en la procesión de la Virgen del Rosario, con una apariencia salvaje y en clara referencia a los pueblos indígenas de las tierras bajas (o el Chaco) (Carreras 1882, citado por Valverde 2004: 83-85). La tradición también identifica la íntima relación de esta institución con la familia Arce, con sus orígenes y con su desarrollo. Sin embargo no existen referencias históricas definitivas sobre los orígenes de los Chunchos Promesantes en Tarija. Y ese es parte del problema que pretendo ayudar a resolver con este trabajo.
Como ya señalé inicialmente los chunchos bailan en las procesiones religiosas de San Roque, San Lorenzo y la Virgen del Carmen, en el área urbana y rural en los alrededores de la ciudad de Tarija, entre el 10 de agosto hasta el 24 de septiembre. El espacio ritual más importante por la presencia de chunchos es en la Fiesta Grande de San Roque en la ciudad de Tarija. La estructura ritual es la misma en todas estas procesiones: formando una “calle” con las parejas de chunchos y cañeros, grupículos de tamboreros, quenilleros y estandartes en medio de estas “calles”, la presencia de la imagen del santo o la virgen y los recorridos más o menos amplios. (Vacaflores Daniel 2009: 43-58)
La vestimenta del chuncho incluye un turbante de plumas, un velo para cubrir la cara, una pañoleta para cubrir la cabeza, un ponchillo de color, una camiseta blanca de mangas largas con cintas en los codos, una estalla (un pequeño bolso en forma de corazón y adornado con churitos) colgada a la espalda, la “flecha” (instrumento musical de percusión, consistente en una madera pequeña en forma de flecha amarrada a un par de varas de caña para golpear la madera, todo esto cubierto por plumas multicolores similares a las del turbante) en las manos, un pollerín de color que cae hasta las canillas, pañuelos de seda en la cintura, medias-calzón de nylon color canela para cubrir las piernas y zapatos negros (Vacaflores Daniel. 2009: 139-142). Los colores usados son diversos y coloridos. La única lógica para la selección de colores viene a ser que las parejas de chunchos suelen usar los mimos o similares colores. En la foto 1 se puede observar la vestimenta completa de los chunchos, y en la foto 2 se observa un detalle de la “flecha”. Lo único que se ve del cuerpo son las manos desnudas y reflejos de los ojos detrás del velo.
Y finalmente es importante señalar que los chunchos promesantes son una institución tradicional exclusivamente masculina. Solo se permiten varones como promesantes. Se rechaza abosoluta y hasta agresivamente la presencia femenina en sus filas. Sin embargo no son desconocidas las leyendas urbanas de las “chunchas mujeres”: mujeres que con la complicidad de algunos chunchos se han disfrazado de chunchos y han participado encubiertamente de las procesiones. Los chunchos viejos revisan regularmente las manos de los chunchos para evitar la presencia de mujeres, pero la cantidad de chunchos crece exponencialmente y desde hace muchas generaciones ya no es posible tener un control absoluto sobre los chunchos y las posibles chunchas mujeres. Siempre de nuevo hay cuestionamientos de parte de mujeres que quieren prestar promesa como chunchas a la postura tradicional de no permitir la participación de las mujeres en estos roles rituales. Se suele recurrir a los orígenes de “leprosos” de los chunchos promesantes, señalando que había tanto leprosos hombres como mujeres. O a un sentimiento de modernidad y equidad. Pero invariablemente estos intentos han sido negados sistemáticamente por la dirigencia de los Chunchos Promesantes. (Vacaflores Daniel 2009: 193-196)
Iconografía sobre chunchos en el mundo incaico en el libro de Guamán Poma de Ayala
En el libro Nueva Coronica y Buen Gobierno escrito el año 1615 por Guamán Poma de Ayala existen algunas referencias documentales de relevancia para la búsqueda de los orígenes de la fiesta de San Roque y de los Chunchos Promesantes (Vacaflores Carlos 2009[2001 ]: 211).
Sobre el tema que nos interesa: existe una mención a los “chunchos” como bailarines en la fiesta de los Andesuyos (Andisvios) (folio 323), junto a iconografía mostrando este baile (folio 322). A esto se suma la iconografía de las fiestas de los Condesuyos (Condesvios) y de los Chinchaisuyos (Chinchaisvio) (folios 326, 320).
La cita específica a los “chunchos” de la Fiesta de los Andesuyos es la siguiente: “Cantan y bailan los Antis y Chunchos [...] todos los hombres vestidos como muger con sus flechas.” (Guamán Poma de Ayala 1615: folio 323). La iconografía correspondiente se reproduce en la Figura 1.
A mi parecer la relación visual con los pueblos “bárbaros” de las tierras bajas es clara. Como también es clara la relación de los nombres “antis” y “chunchos”, ambos referentes a los pueblos “salvajes” de las tierras bajas (Vacaflores Daniel 2009: 153-155). Los taparrabos, los penachos de plumas, el cuerpo desnudo y las canilleras apuntan en esta dirección. La zampoña en cambio no.
Hay dos detalles adicionales que me llaman la atención luego de pensarlo mucho: primero, se dice que “Cantan y bailan los Antis y Chunchos...”, lo que parecería indicar que son ellos los que bailan, los mismos Antis y Chunchos. Esto no significa mucho, pues se suele decir lo mismo en las danzas tradicionales en la actualidad, por ejemplo “ahora bailan los Tobas”, o “ahora les toca a los Diablos” sin que los danzarines sean en el primer caso Tobas o en el segundo Diablos. Pero vale la pena recordar este detalle. El segundo punto es la anotación en el extremo inferior izquierdo de la imagen: “curipata anti”. Y eso me hace pensar en la mención como Antis “y” Chunchos, que si se los considera como dos grupos (culturales y/o de bailarines) separados, entonces se podría interpretar como que los bailarines mostrados en la imagen representan a la variedad “anti”.
Las notas “fiesta” podrían hacer referencia al penacho de plumas y las canilleras adornadas que llevan estos dos personajes, como si estuvieran vestidos de fiesta.
Pero revisemos ahora la iconografía referente a las fiestas de los Condesuyos(figura 2) y de los Chinchaisuyos (figura 3). Estas dos fiestas conforman una unidad ritual con las fiestas de los Andesuyos y los Collasuyos, cubriendo las cuatro regiones del imperio y celebradas en su capital, el Cuzco. En ninguna de estas dos fiestas se hace mención textual al nombre de “chunchos”, pero en la iconografía correspondiente se pueden ver personajes emplumados practicando lo que parecieran ser danzas rituales.
En ambos casos se puede apreciar el uso de penachos o turbantes de plumas. En el caso de los Condesuyos llevan puestas unas máscaras antropomorfas (en forma humana), con un manto y una capa de plumas, faldines, canilleras adornadas y zapatos. Bailan al son de una tamboreta (muy similar a la caja chapaca) tocada por una mujer con vestimenta incaica.

Para los Chinchaisuyos además del turbante o penacho de plumas se puede apreciar el rostro descubierto, los cabellos largos, las canilleras adornadas y las ojotas junto a vestimenta corporal de tipo andino, incluyendo una manta o poncho sobre el antebrazo izquierdo. Ambos personajes (masculinos) tocan un pinquillo junto a una mujer vestida al estilo inca que toca el mismo tipo de tamboreta que en los Condesuyos.
A mí me parece que especialmente los penachos de plumas y las canilleras adornadas marcarían algún tipo de relación simbólica con los pueblos “salvajes” de las tierras bajas. También obsérvese que junto a los turbantes y penachos de plumas los tres llevan vinchas ceñidas a la frente que sujetan algún tipo de elemento (plumas especialmente, pero también discos u otras cosas). Los Chinchaisuyos llevan colgando una pequeña trenza (¿de cabello?) de estas vinchas, sobre la oreja izquierda. Observemos también que solo en la versión de los Andesuyos los bailarines son tanto hombres como mujeres. En los otros dos casos parecieran ser exclusivamente varones, con las mujeres limitadas a un rol de músicas.
Basado en estos ejemplos a mí me parecería reconocer dos estilos diferenciados para representar a los pueblos “bárbaros” de las tierras bajas: el uno bastante realista, posiblemente por su contacto directo con estas poblaciones (o incluso por ser representados por miembros de estas mismas naciones); y el otro bastante estilizado y ritualizado, con turbantes de plumas y abundantes adornos rituales.
Los chunchos andinos y los chunchos amazónicos
En el Beni (en la Amazonia Boliviana) y en algunas entradas folklóricas desde el Carnaval de Oruro hasta el norte argentino se pueden ver “chunchus” del primer tipo: de tipo más realista donde se puede reconocer fácilmente la representación de guerreros de los pueblos de las tierras bajas (foto 3). En Tarija existe el mismo tipo de baile pero con otro nombre: en Tarija se los llama “los Tobas”, en referencia a un grupo étnico que habitaron el Chaco Tarijeño hasta finales del siglo XIX.
Estos “chunchos” son de una categoría bien diferente que los chunchos tarijeños. Personalmente creo que los chunchos tarijeños corresponden a la segunda categoría, de tipo más estilizada y ritualizada. Y es en esta dirección que estoy dirigiendo mis investigaciones.
Chunchos y Ch’unchus: presencia ritual en los Andes
El profesor Víctor Varas Reyes ya mencionó a mediados del siglo XX la existencia de bailarines rituales en los Andes centrales con variaciones en los nombres pero de un mismo origen: Chunchus en el este de Cuzco, Chunchus-sicuris en Copacabana y Chunchus en el Carnaval de Oruro(42) (Varas Reyes 1976[ 1947]: 90). Yo he identificado además Chunchus en el altiplano paceño (tres sin referencias geográficas concretas, pero la cuarta de la Comunidad de Santana para la fiesta del Carmen en la ciudad de El Alto, el 16 de julio), Cápac Chuncho en el Cuzco, Chunchus de Yauyos en Lima, Qhapac Ch ’unchu en el Perú (probablemente en la jungla de Qosñipata), Chunchu extranjero en la fiesta de San Sebastián (20 de enero) en el Cuzco (Vergcr 1951 [1945]: 80-81), Wayri Chunchus en la fiesta de Coipus (15 de junio) en Ocongate (en la región de Cuzco) (Verger 1951 [1945]: 82-83), Kara Chunchus en la fiesta de Asunción (15 de agosto) en Maras (cercanías de Cuzco) (Verger 1951 [ 1945]: 84-85) y Chunchos en la fiesta de la Virgen del Carmen de La Tirana en las cercanías de Iquique-Chile (Lavin ca. 1950: 22). Y estoy seguro que esta lista todavía no está completa.
Esto nos da una expansión geográfica enorme para este tipo de bailarines rituales. Si dejamos de lado los chunchos-tobas de la Amazonia Boliviana y del Gran Chaco Americano y a los “Chunchos” como sobrenombre del equipo de fútbol Colo-colo en el sur de Chile (y que parece hacer referencia más al pueblo Mapuche que a las representaciones andinas de pueblos de las tierras bajas que estoy rastreando) tenemos la siguiente extensión geográfica: con Tarija e Iquique como extensión máxima hacia el sur, con Oruro y el Altiplano paceño como límite oriental y el Perú como límite noroccidental. Pareciera ser que el Cuzco representa el centro principal de la actividad ritual de estos grupos para su dispersión geográfica, con el altiplano paceño como segundo y Tarija como tercer conglomerado geográfico. Tomando en cuenta la tesis de nuestras Jornadas de que en la región Noroeste Argentino, Norte Chileno y Suroeste Boliviano habría existido una unidad político-cultura de la época preincaica, se podría tal vez considerar que los chunchos de Tarija y La Tirana conforman una unidad geográfica coherente.
Todo esto suponiendo que están relacionados los unos con los otros. Y ese es el punto que voy a discutir en esta presentación. A mi parecer la relación no es de tipo directo, pues pareciera ser que ninguno de estos grupos tiene relaciones con otros grupos similares más allá de su área local. Sin embargo las similitudes entre los diferentes grupos son inmensas.
Estudio de Caso: los Chunchos de la Virgen de La Tirana
La Tirana es un santuario y oasis en medio del desierto de Atacama, en las cercanías de Iquique, en el norte de Chile. La fiesta de la Virgen del Carmen (también conocida como la Virgen de La Tirana, o simplemente “La Tirana”) se celebra el 16 de julio. Esta festividad atrae gran cantidad de devotos y visitantes. En la actividad religiosa de la festividad se encuentran dos procesiones (para la misa mayor y la misa menor). Entre una gran cantidad de bailes se encuentra el baile de los Chunchos. Cada grupo tiene su propia imagen de la Virgen que llevan en andas frente a los bailarines en la procesión. (Fuente: Wikipedia. Lavin 1950: 15-20, 22 ff.)
Aparentemente hay más de un solo grupo de chunchos, cada cual con sus colores identificativos. En los dos grupos que identifico hasta ahora hay un grupo de chunchos jóvenes, adolescentes, tanto hombres como mujeres. Bailan al son de música de banda, aunque Carlos Lavin señala que la música tradicional del “Salto del Chuncho” es con flautín, caja y bombo (:33). Forman “calles” similares a las que encontramos en Tarija, en parejas. En ambos casos los varones forman la fila derecha y las mujeres la izquierda.
En los videos (ver bibliografía) se observan por lo menos dos pasos de baile: uno pausado, primero un pie y luego el otro. Y el “salto del Chuncho” mucho más acrobático y energético, pero que solo mantienen por lapsos de un medio minuto. También forman figuras de cuatro que giran sobre sí mismas con el “salto del chuncho”.
Su vestimenta consiste en un turbante de plumas, con su anillo adornado con cuentas y espejos, una camisa blanca (en dos casos he visto una corbata como parte de la vestimenta), faja roja, pantalón o falda negra con grabados andinos, una capa oscura con grabados andinos sobre la espalda, medias blancas bajo la falda y zapatos blancos. En su mano llevan una lanza adornada con cintas. (Foto 4)
En el video que muestra la despedida de los chunchos de la Virgen en la iglesia se observa un ritual de chunchos varones, adultos, de los cuales dos pasan adelante a despedirse y luego regresan al grueso, quienes están arrodillados en grupo y cantan una alabanza de despedida que comienza con “Ya llegó el ultimo día/de tu novenario santo...”. Van retrocediendo poco a poco, de rodillas, hacia la puerta de la iglesia.
Sobre sus orígenes históricos Lavin (1950), Wikipedia y Rojas (1944) hablan de un oasis en medio del desierto de Atacama, cuyos orígenes como santuario católico se remonta a la primera parte de la época colonial, con una leyenda de una princesa incaica, “la Tirana”, que se refugió allí con su séquito para escapar de los españoles, pero que se convierte al catolicismo por amor a un cautivo español. Aunque sin dar fechas absolutas del inicio de la fiesta, Lavin menciona la existencia del templo en 1818, de un terremoto en 1868 que evitó el traslado de las campanas a otra iglesia, y del realce de la fiesta para 1888 (1950: 19). Para 1911 se menciona la presencia de diferentes danzas rituales tradicionales, en las que se incluye el baile de los chunchos (1950: 22).
Lavin no hace mención a los orígenes culturales. ni históricos concretos de los Chunchos de la Tirana, pero hace referencia a un supuesto origen .peruano, tal vez en referencia a la existencia de los ch unchus cuzqueños (Lavin 1950: 24)
Análisis visual: los ch’unchus de Cuzco y del Altiplano Paceño
En las imágenes que pude rescatar de los Ch’unchus del Cuzco y alrededores y del Altiplano Paceño me parece descubrir por lo menos dos tradiciones simbólicas diferenciadas.
El Cápac Chuncho (o Qhapaq Ch ’unchu) de Cuzco es una ...danza guerrera, de origen inca, figura los constantes enfrentamientos con los habitantes de la selva y también el trueque con ellos. Se usan grandes penachos de coloridas plumas de guacamayoy una máscara de malla fina de alambre. (Fuente: “Danzas de Cusco”, internet -http://www.aputours.com/info danzas de perú cusco.php)
Estos bailarines representan a los guerreros nativos de la jungla de Qosñipata, quienes han jurado lealtad a la Virgen y la protegen mientras es trasladada por las calles. Visten máscaras y una brillante cinta de cabeza adornada con joyas y plumas de los pájaros de la jungla. Visten faldines (unkus) y llevan una lanza fabricada de la madera nativa de la chonta. Los bailarines muchas veces están acompañados por un personaje de mono (husillo) quien entretiene a los espectadores. (Fuente: Traditional Dances of Perú
http://www.mypem.org/traditional dances qhapaq chunchu.html)
En las imágenes tanto varones adultos como mujeres, con un turbante de plumas de colores en una base de cartón adornada con perlas y cintas. El turbante de los varones es más alto y firme que el de las mujeres. Llevan la cabeza cubierta por una tela negra y tienen el rostro cubierto por unas máscaras antropomorfas de tez blanca y ojos azules y bigotes, tienen una camisa blanca adornada con bandoleras de tela y cintas de colores, rematada en guantes blancos y una capa pequeña de tela blanca. Los varones llevan una “estalla” en el pecho en forma de corazón adornado con cuentas. En sus manos tienen unas varas que podrían ser arcos o lanzas (en la segunda cita se menciona que son lanzas de chonta). No se ve la parte inferior del cuerpo, pero en la última cita se señala que visten faldines. La vestimenta ritual de las mujeres incorpora algunos elementos de estilo europeo, como ser las faldas, chalecos y abanicos. (Fotos 5 y 6) En general me da la impresión que se trataría de la representación de personas de origen europeo. Pero en todas las referencias que he leído hablan invariablemente de un origen inca en representación de pueblos guerreros de las tierras bajas.
En cambio los chunchus del Altiplano Paceño tienen un estilo diferente, no tan recargado ni elaborado, y con muchos más elementos “naturales” en su vestimenta. Las mujeres visten turbantes de plumas al estilo Tarijeño, mientras que los varones tienen un turbante de plumas más alargado, como dos líneas laterales abiertas en la parte trasera. Llevan camisas de bayeta con bandoleras de pita y conchas (¿de las tierras bajas? ¿Del lago? ¿Del mar?). El hombre lleva pantalón de bayeta y un faldín, mientras que la mujer viste una pollera larga. Parecen tener ojotas en los pies. Llevan un arco y flechas en la mano. El varón lleva el rostro cubierto por una máscara antropomorfa. Parecen bailar en parejas. (Fotos 7 y 8)
Esta danza es originaria de la selva Yungueña [...] Es un ritual que se realiza al amanecer, liderado por un achachi o jefe de los chunchos. Esta danza se distingue porque llevan caretas de yeso con heridas, plumas en la cabeza y sonajas a manera de collares, las cuales ahuyentan a los fenómenos naturales. (Festival de música y danza autóctona de Viacha: http://www.ayudaenaccion.org/index.asp?MP&MS&TC I&IDC=2&noticia=443)
Este personaje representa a los habitantes de la Amazonia, denominados chunchus por los quechuas y aymaras y representados como guerreros aguerridos debido a su constante resistencia a ser dominados. La máscara deja ver rostros con heridas o cicatrices, resultado de constantes luchas con sus vecinos. [...] La danza se realiza en dos filas y representa a dos grupos en lucha, con flechas que hacen chocar con el enemigo. (Fuente: página web del MUSEFhttp://www.musefoig.bo/opac-tmpl/css/es/musef/mascaras/oi.html)
Similitudes y diferencias
A mi parecer las similitudes visuales y simbólicas entre chunchos, chunchus y ch’unchus de diferente tipo son asombrosas. Pero al mismo tiempo son patentes diferencias fundamentales que impiden pensar en una unidad monolítica en cuanto a la ritualidad de estos, grupos de danzarines más allá de grupos regionales que se influyen mutuamente.
Para comenzar está la referencia casi absoluta sobre sus orígenes como representación de guerreros “salvajes” de tierras bajas. En ningún lugar (excepto en Tarija) se propone algún otro tipo de Origen cultural que no sea este. Y todos (excepto en Tarija) también hacen referencia al origen incaico/peruano de la misma.
Las referencias simbólicas a las tierras bajas por medio de los turbantes de plumas multicolores y las lanzas o arco y flechas son abrumadoras. Pero también es notoria la variedad regional en la representación de las mismas.

Al principio de este trabajo hice un recuento de los elementos constitutivos de la vestimenta ritual de los Chunchos Promesantes de Tarija. Una revisión sistemática de la vestimenta de los demás chunchos/ch’unchus nos aporta el siguiente saldo comparativo:
Turbante de plumas: universal mente presente y aparentemente el principal símbolo de los chunchos. De hecho todos los turbantes siguen un determinado patrón en su forma, que corresponde con el turbante del Chuncho tarijeño. Es impresionante cuan parecidos son los demás chunchos en este sentido. La única variación estilística de profundidad es la de los chunchus varones del Altiplano Paceño. Por el otro lado los penachos de los chunchos-tobas tienen una forma diferenciada que no coincide con los chunchos andinos.
Incluso la coronilla de cartón en la que se colocan las plumas del turbante se adornan de formas muy similares, con lentejuelas, Conchitas, cintas y espejitos en toda la región estudiada.
Pañoleta: presente en la mayoría de los casos, y pareciera estar relacionado con el uso o no de máscaras o (en el caso tarijeño) velo. En por lo menos un caso en el Altiplano Paceño pareciera que la pañoleta puede ser reemplazada con chulos de orejeras grandes.
Velo/máscara: Tarija es el único lugar donde los chunchos utilizan velo, pero no el único lugar donde se cubren el rostro. En la mayoría de los casos se utilizan máscaras antropomorfas (muchas con tez blanca y ojos azules). En el Altiplano Paceño las mujeres llevan el rostro descubierto, mientras los hombres visten máscaras. Los únicos que no llevan cobertura facial en lo absoluto son los Chunchos de la Tirana.
Ponchillo: Una gran mayoría de los chunchos andinos tienen una cobertura similar al ponchillo tarijeño, pero normalmente en forma de capa andina que cuelga de los hombros y cubre la espalda hasta la cintura. La forma específica del ponchillo tarijeño parece ser una variación local exclusiva. Todos suelen estar adornados de una manera u otra, según la forma estilística de la región.
Camisa blanca (o de bayeta): También presente universalmente. Incluyendo adornos como cintas de colores en diferentes variedades.
Estalla: la estalla tarijeña como pequeño bolso en forma de corazón y adornada con churitos (conchas del Chaco) colgado a la espalda pareciera ser exclusiva de Tarija. Pero existen equivalentes en casi todas las variantes regionales con bandoleras de cuerda y madera con conchas, tal como las conocemos de la fiesta de la Virgen de Guadalupe en Entre Ríos (prov. O’Connor, departamento de Tarija). Pero la variación más importante es la de los Cápac Chunchos en el Cuzco, que llevan una estalla en forma de corazón a forma de coraza sobre el estómago y el pecho de los promesantes, también adornada profusamente con piezas pequeñas.
Pañuelos de seda (en la cintura): pareciera ser una variante local, aunque las telas de colores y las fajas podrían ser el equivalente en otras versiones. Los Cápac Chunchus utilizan pañuelos de seda en sus manos durante el baile.
Pollerín: aunque en algunos casos se utiliza el pantalón para los chunchos varones, el pollerín (o alguna variante del mismo) pareciera ser un elemento común a los chunchos andinos.
Calzado (y medias): el tipo de fuentes fotográficas usadas no permiten sacar conclusiones en este sentido. El único otro caso que puedo afirmar con certeza es el de los Chunchos de la Tirana, quienes usan medias blancas y zapatos blancos sin excepción.
Flecha: pareciera ser que la “flecha” como instrumento de percusión que acompaña las procesiones es invento propio de Tarija. En otros lugares se utiliza representaciones de arco y flechas o lanzas, todas (incluyendo la tarijeña) en referencia a armas de guerra de los pueblos de las tierras bajas. En las representaciones iconográficas de Guamán Poma de Ayala se puede apreciar algunas variaciones donde los danzarines emplumados tocan un pinquillo pequeño.
Sobre las procesiones, pareciera ser un elemento común que se baile en parejas (a veces hombre y mujer) y en grupos grandes, formando “calles”. Por lo menos los Chunchos de la Tirana parecieran tener pasos lentos y rítmicos similares a los tarijeños. Adicionalmente tanto para los Chunchos de la Tirana y los Cápac Chunchos existe la certeza de que tienen formaciones especiales de baile similares a las de los Chunchos tarijeños.
Sin excepción pareciera ser que los chunchos andinos son bailarines rituales. Forman agrupaciones locales en honor a la figura de una virgen o un santo. Y su relación con la divinidad se expresa a través de promesas con un alto grado de devoción. Me parece que todos estos espacios son ritos católicos, pero siempre con un alto grado de sincretismo prehispánico.
Y finalmente, pero no menos importante, está el hecho de que las variaciones regionales. Si bien las similitudes son sorprendentes, las variaciones regionales son amplias, apuntando hacia un (posible) pasado común pero señalando también una autonomía institucional de por lo menos un siglo. Esto correspondería definitivamente al desarrollo histórico de los Chunchos Promesantes en Tarija, pero también parecería ser el caso de los Chunchos de la Tirana. Parecería ser que existen grupos regionales que han marcado estilos locales (Tarija, La Tirana, Altiplano Paceño y la región del Cuzco), a pesar de existir grupos diferenciados de promesantes. A mi parecer esto ameritaría una revisión sistemática para determinar las influencias mutuas dentro de una misma región.
Rastreando los orígenes de los chunchos tarijeños
Volviendo al punto de partida, ya señalé que el origen de la fiesta de San Roque y de los Chunchos Promesantes en la ciudad de Tarija es un enigma histórico del que no se tiene conocimiento a cabalidad. La similitud con los chunchos andinos sugiere un origen prehispánico (incaico) común, pero no explica la distribución geográfica específica.
La historia oral remonta los orígenes de los Chunchos Promesantes de Tarija al año 1863 (Paz Garzón y Ramos 2012: 17), relacionándolos desde un inicio con la familia Arce. El primer (y único) registro documental de los Chunchos describe a unas seis parejas de personajes salvajes, con el pecho descubierto, un penacho de plumas en la cabellera y realizando cabriolas y muecas grotescas (Valverde 2004: 76). Son don Rafael y luego don Aurelio Arce quienes reforman la institución a finales del siglo XIX y durante la primera mitad del siglo XX, dándole un aire más solemne, diseñando la vestimenta ritual que se mantiene hasta hoy en día, componiendo los ritmos musicales y estructurando las diferentes danzas rituales que se practican (Valverde 2004: 117-118. Vacaflores Daniel 2009: 176-177). Eso quiere decir un origen bastante posterior (finales del siglo XIX), pero existe la posibilidad de que algunos de estos elementos puedan sean anteriores, como parte del acervo regional.
En estas fechas (segunda mitad del siglo XIX) se produce la Guerra del Pacífico. Se construye y se destruye el Lazareto local donde (según la leyenda) se albergaban leprosos. En 1864 la “amenaza” guaraní (entonces llamada “chiriguana”) era todavía real, y sólo en 1892 se produce la victoria militar definitiva que la rompe, pero es recién en la Guerra del Chaco que se “conquista” definitivamente los territorios “salvajes” del Gran Chaco. Y es sólo luego de la primera mitad del siglo XX que el padre Carmelita Bartolomé Attard logra darle un aire completamente devoto a la fiesta y a los Chunchos, luego de más de medio siglo de ataques discursivos como elementos paganos en la celebración. (Vacaflores Daniel 2009: 172-174)
Todo esto puede explicar las interpretaciones de San Roque y los Chunchos Promesantes como leprosos, guerreros guaraní e incluso como soldados españoles (ver mi discusión al respecto en Vacaflores Daniel 2009: 169). Pero deja de lado la explicación de cómo es posible la pervivencia (o trasplante) de raíces incaicas prehispánicas (o incluso la pervivencia de religiosidad churumata y moyo moyo, tal como lo discute el Dr. Barragán). Este es mi intento de responder esta pregunta.
La tradición oral sitúa en 1844 la llegada de la imagen de veneración de San Roque, pero hay una (única) referencia documental a la celebración de la fiesta de San Roque a finales del siglo XVIII “cuya fiesta hacen voluntariamente sus devotos” (Mingo 1981 [1791]: 65). Y se tiene bien documentada también la presencia de una ermita dedicada en honor a San Roque en la Loma de San Roque (actual localización del templo de San Roque) a finales del siglo XVI, muy poco después de la fundación de la Villa de San Bernardo de la Frontera de Tarixa (hoy Tarija) (Vacaflores Daniel 2009: 85-86). Pero en la práctica no tenemos ningún conocimiento de qué tipo de actividad religiosa se realizaba en honor a San Roque, y no sabemos en lo absoluto si existió algún tipo de antecesor a los Chunchos Promesantes que podrían haber trasmitido un legado cultural prehispánico, sea este incaico o churumata. Este es un camino de investigación que vale la pena perseguir.
Especialmente en el caso de la familia Arce. No sabemos los orígenes familiares que podrían explicar esta transmisión cultural, sea local o no. Pero esa no es la única posibilidad de que la familia Arce haya tenido acceso a la tradición ritual de los chunchos andinos: también es posible que don Laureano o don Rafael Arce hayan viajado al altiplano paceño o incluso hasta la región del Cuzco, y hayan tenido contacto con alguno de los grupos de chunchos locales, de quienes hayan aprendido los elementos rituales y la estética básica para fundar los Chunchos Tarijeños, pero de tal manera que no tenían ningún tipo de vínculo institucional que los uniera a estos lugares distantes, dándoles una gran autonomía al momento de definir los parámetros bases de los Chunchos Promesantes.
Esta, por supuesto, es solo una hipótesis de trabajo sin ningún tipo de prueba documental. Pero es una pregunta que tenemos que explorar si pretendemos poder responder a este enigma local.
Otra línea de investigación en este sentido es la (posible) relación ancestral entre los Chunchos tarijeños y los Chunchos de la Tirana. En estas jomadas estamos precisamente explorando la posible existencia de una unidad político-cultural de la macro-región suroeste boliviano, norte chileno y noroeste argentino. Tarija e Iquique forman parte integral de esta región, y es de suponer posibles orígenes precolombinos conjuntos. Pero habría que revisar bien las posibles direcciones de transmisión cultural y las épocas de difusión, pues pueden contar historias muy diferentes.
Conclusiones y valoración final
Cuando inicié mi búsqueda de referentes rituales andinos para los Chunchos Promesantes de la fiesta de San Roque en Tarija, no pararon de aparecer nuevas referencias. Y todas sin excepción mostrando asombrosas similitudes de forma y fondo con esta expresión cultural propia. Esto, por lo menos, es sugestivo de una relación cultural a gran escala en un pasado más o menos remoto.
Hasta ahora la distribución geográfica que he logrado identificar de los chunchos andinos (a diferencia de los chunchos-tobas y de los chunchos-mapuche) tiene una distribución geográfica que incluye la ciudad de Lima, la región amplia de Cuzco, el Altiplano Paceño, el santuario de La Tirana y la región de Tarija. Aparentemente cada una de estas regiones tiene su propio estilo local, desarrollado independientemente de las otras regiones pero a partir de un sustrato cultural común.
Existen diferencias estilísticas que apuntan hacia esta naturaleza de autonomía institucional entre los diferentes chunchos, excepto a niveles locales. Me pregunto si esta es una característica propia de los chunchos andinos o si se aplica a otros tipos de grupos de bailarines rituales, o incluso si es solo el efecto de la distancia geográfica (especialmente en el pasado, sin autos, aviones, internet...) y de la ausencia de un centro ritual común (como lo es el Carnaval de Oruro para manifestaciones culturales como la Diablada). Esto me hace pensar en la posibilidad de que los organizadores de la fiesta de San Roque puedan invitar a delegaciones de los otros chunchos andinos para participar de las celebraciones del santo tarijeño, realzando así las celebraciones locales y sumando diversidad al colorido ritual. Esto también implicaría enviar delegaciones de chunchos locales a participar de las otras celebraciones, tal vez con su propio santo de su devoción en representación de Tarija. Esto también tendría el efecto secundario de poder ver directamente chunchas mujeres en la fiesta de San Roque.
Con lo que llegamos (una vez más) al tema del género. Además de las posibles implicaciones académicas, este trabajo muestra claramente la existencia de chunchas mujeres en casi todas las manifestaciones rituales de los chunchos andinos, como una parte reconocida del ritual católico. Esto, por lo menos, debería dar lugar a repensar las lógicas locales. Como siempre dije, es importante respetar la tradición local y a las personas que la viven, pero también a aquellos (aquellas) que no pueden participar de ella. Creo también que el cambio es un proceso natural de cualquier manifestación cultural. Y en este caso personalmente creo que la llave se encuentra en el respeto y la lógica de la promesa.
Finalmente creo importante insistir en la calidad previa de este trabajo. Todavía falta mucho por averiguar antes de poder presentar esta información como completa y definitiva. Hay muchas pistas por seguir y muchas preguntas por responder. Pero vamos por buen camino. Creo también que es necesario aclarar el siguiente punto: el hecho de que las raíces andinas de los Chunchos Promesantes sean evidentes no significa que sean las únicas verdaderas. Creo sinceramente que en el caso de la fiesta de San Roque y de los Chunchos promesantes se trata de una variedad de orígenes culturales y procesos históricos sobrepuestos, dentro de la lógica de la múltiple capacidad simbólica de este tipo de manifestaciones culturales (Tumer 1980: 21-51).

DEL LIBRO: Buscando el cielo, Rogativas, Santos y Promesantes en Tarija, Jujuy y el altiplano paceño
Serie Jornadas Tarija 2014
Editor: Daniel Vacaflores
Editorial La Pluma del Escribano
Tarija. Septiembre de 2014
Fin...

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