Por: José E. Pradel B. / Publicado en el periódico El Diario
7 de Mayo de 2013.
A partir de la primera mitad del siglo XIX, con el
desarrollo de las ciencias geográficas, hidráulicas y etnográficas, muchos
viajeros y aventureros, incursionaron en la exploración de las regiones
amazónicas y desérticas de América del Sur. Con el objetivo de registrar en
informes, memorias de viaje, apuntes y descripciones de la riqueza mineral,
vegetal y experiencias personales.
Es en ese sentido, el l0 de octubre de 1867, el Imperio del
Brasil encargó a los exploradores José y Francisco Keller, a explorar el “río
Madera desde San Antonio hasta la embocadura del río Mamoré, y de presentar los
proyectos más apropiados para el mejoramiento de esa importante vía de
comunicación con la Provincia (Brasilera) de MattoGrosso y la República de
Bolivia”.
Para lograr el citado objetivo, ambos exploradores se embarcaron el 15 de noviembre de 1867 en el vapor ‘Paraná’ de la línea de vapores de las provincias del norte, tras muchos días de navegación llegaron a Pará, el 1º de diciembre. Se embarcaron en el vapor fluvial ‘Belén’ y arribaron en Manaos el 10 de diciembre, fueron guiados por el Gobernador de la Provincia brasileña de Amazonas, Dr. Coelho da Gama e Abreu.
Para lograr el citado objetivo, ambos exploradores se embarcaron el 15 de noviembre de 1867 en el vapor ‘Paraná’ de la línea de vapores de las provincias del norte, tras muchos días de navegación llegaron a Pará, el 1º de diciembre. Se embarcaron en el vapor fluvial ‘Belén’ y arribaron en Manaos el 10 de diciembre, fueron guiados por el Gobernador de la Provincia brasileña de Amazonas, Dr. Coelho da Gama e Abreu.
En este recorrido detallaron sobre el río Madera: “ya no tenía
sino 4 metros de creciente, y los bancos de arena en los márgenes convexas
aparecían cada vez más”.
Tras muchos meses de viajar, el 10 de julio de 1868
franquearon por la Isla de las Abejas, navegando por un canal de la mar-gen
izquierda, pasando la embocadura de Pirapitinga, llegando a Jammary. El 16 de
julio pasaron por la Isla Mutuns y la playa de Tamanduá, sobre este territorio
relataron que los pobladores utilizaban aproximadamente la cantidad de 4
millones de huevos de tortuga, para la elaboración de un aceite que se
utilizaba para el encendido de faroles. Por otro lado, ese día también llegaron
a la Cachuela de San Antonio.
Los hermanos Keller continuaban navegando por el territorio
brasileño, para el 26 de julio llegaron a la Cachuela Calderón del Infierno y
el 5 de agosto, tras días de navegación pasaron por la Cachuela Pe-derneira.
Diez días después con un fuerte temporal consiguieron rebasar a la Cachuela
Madera.
Por la tarde atravesaron la Cachuela La-jas, cuyas aguas
tomaron un color amarillento. Entre los días 22 y 23 de agosto alcanzaron la
Cachuela Guajará-Guassú y al día siguiente pasaron la última Cachuela,
conocida como Guajará-Merím, de este sitio relataron: “fue en este punto que
encontramos una gran comitiva de canoas bolivianas, cargadas de cuero y sebo;
con su propietario que era cruceño pudimos mandar oficios y cartas al Pará y
Río de Janeiro”.
Ese mismo día, alcanzaron a la embocadura del riachuelo
Pacca - Nova. El 1º de septiembre llegaron muy temprano a la embocadura del río
Mamoré, entre la unión del Guaporé e Itínez, cotejaron que el primer río citado
era de un color verde claro dife-rente al amarillento del Mamoré.
Por otro lado, acompa-ñados por Antonio de Ba-rros Cardoso,
comerciante brasileño, llegaron el pri-mer pueblo ribereño boli-viano de la
época en los márgenes del río Mamoré, denominado Exaltación, el 1º de
septiembre. A su lle-gada, a dicha población, Francisco Keller, se reu-nió con
las autoridades bolivianas encabezada por el prefecto A. Morant, au-sentándose
11 días a la ciudad de Trinidad, Capi-tal del Departamento del Beni, para el
envió y em-pleo de remeros para el trabajo que dirigían.
Sobre el citado Departamento mencio-naron: “que estaba
constituido por 15 mi-siones y se encontraba poblada por unas 30.000 almas”4.
Sobre la población de Exaltación, detallaron que: “suben las aguas cerca de la
iglesia. Las calles del pueblo se cruzan en ángulos rectos, de-jando en el
centro de la plaza espaciosa, donde se encuentra la iglesia y el antiguo
Colegio”.
En ese momento, formaron un grupo de cinco embarcaciones de
diferentes tama-ños, con una tripulación de 32 remeros. El 19 de octubre de
1868, después de un año de partir, dejaron el Cerrito, la hacienda del
comerciante Antonio de Barros Cardo-so, para levantar “en la bajada, el plano
detallado del río y hacer otra vez algunas mediaciones del volumen cubico de
las aguas del Mamoré, del Madera y del Beni, habiendo hecho de subida las
observa-ciones astronómicas y bypsométricas”.
El 31 de octubre regresaron a la emboca-dura del Mamoré y
procedieron a medir el volumen cubico de las aguas del Guaporé y Mamoré. El día
24 del mismo mes, también llegaron a las Islas, llamado Caballo- Marino, donde
utilizaron una medición minuciosa con el cronómetro. Al día siguiente
realizaron la exploración y sondaje de Guajará-Merím. Para el 30 de octubre,
ambos hermanos hicieron la me-diación hasta la Cachuela de Palo Grande.
El 2 noviembre estaban en la embocadu-ra del río Beni, pero
por la falta de tiempo no pudieron penetrar hasta la primera Cachuela: “la
cachuela Madera transportamos la carga por tierra y las canoas pasaron por el
río; aunque con menos aguas pasamos también la corriente de la Misericordia”7,
narraron posteriormente.
Sin embargo, en la tarde llegaron a Paredón, el 11 de
noviembre y luego pasaron por la Cachuela Tres Hermanos, dentro del territorio
Brasilero.
De la citada exploración, José y Francisco Keller
propusieron al gobierno de Bolivia: “dar un nuevo impulso a la agricultura y a
la industria del Departamento del Beni”, “formar nuevas estancias de ganado en
los inmensos campos”, “mandar estudiar y explorar el curso del río Beni con el
objetivo de dirigir por allí la exportación de la cascarilla” y “construir una
vía de comunicación más fácil entre Cuatro-ojos y Santa Cruz y otra de Vinchuta
a Cochabamba, estableciendo desde luego una línea de vapores en el Mamoré”.
Es de esta manera, que a través de esta nota, describimos la
destacada labor de José y Francisco Keller, que exploraron y navegaron los ríos
bolivianos orientales entre 1867 y 1868.
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