GENERAL JULIO SANJINES BARRENECHEA.


Autor: Diego Martinez Estevez .

Ingresó al Colegio Militar a los doce años de edad. Como oficial de Artillería, fue becado a Alemania a especializarse táctica y técnicamente en el cañón Schneider de 75 mm. En el mismo país, luego de vencer con excelencia el curso de equitación y veterinaria e invitado por el ejército alemán como Instructor de Equitación , retornó a Bolivia y tomó el mando del Regimiento Aroma donde le dotó al Arma de Caballería, la doctrina hipomóvil. 
Junto a Busch, Ustáriz, Marzana, Bilbao Rioja y Pabón, fue otro los grandes protagonistas de la campaña militar del Chaco; sin embargo, hasta el presente, para casi la totalidad de los bolivianos, es un perfecto desconocido.

Organizó el complejo Servicio de Etapas que consistió en una gigantesca cadena de instalaciones logísticas que se estableció desde la ciudad de La Paz (2 mil kilómetros de distancia), hasta los puntos de distribución de todas las unidades de la zona de combate. Muchos artículos particularmente de alimentos, eran recolectados en otras regiones y concentradas en distintos puntos de tan extenso eje de abastecimientos, incluso eran importados desde ultramar, a través de puertos chilenos y peruanos.
Por la misma cadena eran evacuados los heridos y todo aquel material recuperable y obviamente, por estas rutas fue transportado casi la totalidad del ejército boliviano incluido su material bélico en general.
En abril de 1933, sorpresivamente, el gobierno argentino cerró su extensa frontera con Bolivia, por lo que, gigantescas cantidades de alimentos y artículos de sanidad, ya no fue posible importarlos desde los distintos comercios fronterizos argentinos.
Tal cierre, la Argentina lo justificó aduciendo su status de “país neutral”. Sin embargo, tal “neutralidad” no lo aplicó también a su aliado de guerra, el Paraguay. Al contrario, continúo como desde antes de la guerra, prestándole su sostenido apoyo logístico en general, transportándolos en sus propios barcos de guerra, desde el puerto de Formosa, hasta Asunción, de donde barcos mercantes argentinos, se encargaban de transportarlos hasta sus propios puertos sobre el río Paraguay, es decir, hasta la zona de la retaguardia inmediata de las tropas paraguayas combatientes. 
Pero este apoyo no fue únicamente en el campo logístico, sino también, en el resto de los campos de la conducción militar (Inteligencia, Operaciones y de Personal).
Desde Buenos Aires y valiéndose de radios interceptoras, captaban las conferencias y radiogramas militares bolivianas, asimismo, las traficadas con el Palacio de gobierno. Con esta base, más la información brindada por el mando paraguayo sobre su propia situación militar, un equipo de Oficiales de Estado Mayor – conformado por coroneles y generales - del Estado Mayor Argentino, en el cuartel general de Buenos Aires procedían a planificar las operaciones militares paraguayas y simultáneamente, a develar las intenciones del ejército boliviano. 
El espionaje radial argentino no se limitó al campo militar. También la Cancillería argentina lo practicaba para captar los cablegramas intercambiados entre la Cancillería boliviana y su representación diplomática de Buenos Aires. 
En el campo de Personal, para completar las sostenidas bajas paraguayas en combate, ciudadanos argentinos fueron reclutados en Buenos Aires y conducidos en el tren ferroviario estatal hasta Formosa, de donde eran embarcados en buques de guerra y entregados en Asunción. 
Pormenores sobre el proceso de la declaratoria de "neutralidad" argentina ante la comunidad internacional, realizada en coordinación con su aliado el Paraguay, se encuentran registrados en uno de los tomos del libro titulado MEMORIAS DIPLOMÁTICAS, del paraguayo Vicente Rivarola quien, desde antes de esta guerra y hasta su conclusión, cumplía la función de Ministro (Embajador), ante el gobierno argentino.
La Argentina, de no haberse involucrado directa e indirectamente en esta guerra a favor del Paraguay, con seguridad, este conflicto, no hubiera durado más de seis o siete meses, pues, ya para media batalla de Boquerón (la más sangrienta de todas las batallas posteriores), el ejército paraguayo venía siendo diezmado con su munición casi totalmente agotada por lo que el ejército argentino se apresuró en despacharlo desde sus cuarteles.
A la par de estas acciones encubiertas a favor de su aliada, el gobierno argentino, a través de su Canciller, amenazaba a Bolivia con declararle la guerra a Bolivia, si sus aviones continuaban bombardeando instalaciones portuarias argentinas convertidas en gigantescas instalaciones militares, como Puerto Casado. Aducía que estas instalaciones, con exclusividad se dedicaban a sus actividades empresariales y con su propio personal argentino. Sin embargo, una de las tantísimas pruebas que dicen lo contrario, es la fotografía que se verá más abajo, donde los cajones, en este caso de granadas de mortero, tienen grabados la inscripción de “Puerto Móvil Casado”, haciendo alusión a puerto Casado, como destino final. 
Otra contundente prueba es la subsiguiente imagen donde se observa al barco SAN FRANCISCO, que como otros de propiedad de la empresa naviera argentina Mianovick, transportaba desde Asunción río arriba y hasta su propio puerto, soldados y artículos logísticos en general, para el ejército invasor a territorio boliviano. 
Los efectos de la clausura de la extensa frontera argentina no se dejaron esperar en los soldados bolivianos que comenzaron a padecer de hambre y morir. Debido a su debilidad orgánica, se tonaban incapaces de soportar las enfermedades derivadas de esa zona de clima tan extremo, como el paludismo y el escorbuto. A consecuencia de las picaduras de insectos como los mosquitos y garrapatas, los heridos en combate eran los que más rápidamente fallecían. 
Dicha clausura, probablemente fue la causa para que las bajas bolivianas en esta guerra, fuesen mayores a las sufridas en combate.
Por lo que, al organizarse tan complejo y gigantesco sistema logístico, el coronel Julio Sanjinés Barrenechea contribuyó con su calidad intelectual, a salvar muchísimas vidas y a la par, coadyuvar para que Bolivia, en realidad, finalmente ganara esta guerra, no obstante haberse enfrentado y sin ayuda de nadie, con cinco enemigos al mismo tiempo: la naturaleza con sus enfermedades, el gobierno argentino y sus Fuerzas Armadas, el Paraguay, la empresa petrolera Standard Oil y el gobierno chileno que desde el año 1927 comenzó a espiar a Bolivia a favor del Paraguay. 

Paradójicamente, ninguna unidad, ni siquiera instalación log'istica alguna, lleva el nombre del general Julio Sanjinés Barrenecha, como justo homenaje a tan meritorio militar que prácticamente desde el grado de teniente fue acumulando méritos profesionales, hasta que después de la guerra, ascendiera al grado de General.

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