Por: Diego Martínez Estévez (Foto: Martínez Estevez)
A la llegada de los españoles, reemplazaron la carne de
llama con carne de res, vísceras sazonada con ajo y ensartadas en un palito,
con el que los esclavos se alimentaban.
Los españoles despreciaban las vísceras como el corazón, el
hígado y las tripas, costumbre que se arrastró en el Chaco boliviano hasta
mediados de los años 80 del Siglo XX, cuando las migrantes de tierras altas -
las "Anticuchueras" - lo fueron ofreciendo en sus puestos venta.
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