Foto: Lunes 23, militares rodean la UMSA. / Fuente: En el ojo de la tormenta: América Latina en los años
60/70 - Escrito por Paulo Cannabrava Filho.
“..En la mañana del 2 de agosto, estudiantes que en la
víspera habían ocupado la Universidad de San Andrés (UMSA), recibieron un
ultimátum de las nuevas autoridades de gobierno para evacuar en pocas horas, El
edificio de 15 pisos, de bella arquitectura inspirada en el arte tahuanacota,
esta está ubicado en una plaza circular al final del prado, principal avenida
de La Paz. Dispuestos a no obedecer y hacer valer la autonomía universitaria,
grupos de jóvenes empezaron a levantar barricadas con adoquines. En los
caballetes con carteles que llenaban la plaza, se leía: ¡Liberta para los
presos! ¡Respeto a la autonomía de la U! ¡Fuera los asesinos! ¡Muerte a los
gorilas! ¡Viva la revolución! Entre otras consignas.
Alrededor de las 11 horas llegaron unos 200 soldados del
ejército y unos tres o cuatro blindados. Dispararon al aire para vaciar la
plaza y la aislaron con cuerdas. Los jóvenes no tuvieron alternativa sino que
refugiarse en la universidad. Yo sacaba fotos. Tenía que salir de ahí. Empecé a
caminar hacia el otro lado. Algunos soldados me vieron y sin aviso empezaron a
disparar ráfagas con sus fusiles automáticos. Corrí casi arrastrándome por
debajo de la línea de fuego. Trozos de pared caían sobre mi espalda. Con todas
mis fuerzas, salte y me zambullir hacia las cuerdas que aislaban la plaza y
donde varios periodistas y curiosos. Colegas tan asustados como yo me
levantaron. Había periodistas de todas partes. La noticia de que habían
disparado sobre el corresponsal de France Presse corrió por el mundo. Mal
interpretada, en Paris, compañeros brasileños entendieron que me habían matado.
Uno de ellos fue encargado de hacer el anuncio fúnebre. Viví para testimoniar
la escena siguiente, de una barbarie sin paralelo.
Con los estudiantes refugiados en la universidad, los
blindados y tropas ocuparon la plaza e iniciaron una balacera contra la fachada
del edificio. Las balas de fusiles y ametralladoras destruyeron el Zaguán de
entrada, quebraron cristales y paredes de los primeros cinco pisos. Por vuelta
de las dos de la tarde, llegaron los mustangs disparando sus ametralladoras
punto 50 contra los pisos más altos, Y vinieron otra y otra vez. Eran dos
aviones. Venían en vuelo rasante sobre el Prado, disparaban, ganaban altura,
daban una vuelta de 180 grados y arremetían nuevamente. Ahora disparaban
cohetes. El impacto abrió enormes huecos en las paredes. Se podía ver el otro
lado del edificio. Indignación general. Hasta algunos de los apoyadores del
golpe quedaron chocados. La iglesia formo una comisión civil para negociar la
salida de los jóvenes. Ya eran 12 los estudiantes muertos y 30 estaban heridos.
Al final, arrestaron a unos 300 muchachos y muchachas entre 15 y 18 años. Las
armas, si es que habían, no pasaban de dos o tres revólveres calibre 22…”
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Este relato refleja con exactitud lo ocurrido en aquel día negro de agosto de 1971. Pena que no hay un registro fotográfico de la fachafa de la UMSA después del ataque.
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