Foto: Mercado “La Recova” en 1966. / Por: María Eugenia
Claros Bravo, Directora de Visión Z, Santa Cruz-Bolivia /www.alainet.org/en/node/172708
En mi programa de radio “La Otra Cara” que se difunde por
radio Santa Cruz todos los viernes en cadena con las 15 provincias de Santa
Cruz, alimentamos y nutrimos a nuestros oyentes con ideales de construcción de
una Bolivia industrializada. Reflexionamos sobre nuestro trabajo ético
mediático que lo desarrollamos de manera intensa y apasionada.
Un día pregunté a mí invitada Siony González de Álvarez
Presidenta del Comité Cívico Femenino de Santa Cruz: “Cuál es la razón para que
las autoridades de Santa Cruz no mencionen en ningún acto a las heroínas
cruceñas”. No recibí respuesta satisfactoria.
Lamentablemente, hasta hoy en Santa Cruz, se glorifica la
simpatía de la mujer en concursos de belleza y mis colita en pasarelas, no se
reconoce un carácter ideológico y combativo, considero que es nuestra
obligación rememorar a otrora gallardas cruceñas que nos dejaron un ejemplo de
valor y entereza por la libertad de la patria.
En razón a ello es que me veo en la necesidad de recordar el
nombre de dos insignes mujeres que se destacaron en la guerra de la
independencia.
Ana Barba
Nació en 1795 y estuvo casada con Francisco Rivera. Fue una
cruceña que se dio por entero a la causa de la libertad. Su mérito fundamental
fue, ocultar y darle cristiana sepultura bajo su cama a la cabeza del Coronel
Ignacio Warnes.
Al caer abatido en la batalla del Pary, y cercenada la
cabeza de su cuerpo de Warnes, fue expuesta en altas picotas para escarmiento
de los patriotas en la plaza de la concordia, hoy plaza “24 de septiembre”.
Cuenta la historia que Ana Barba (La Zarca), le dijo a su
esposo, si no me traes la cabeza de nuestro Warnes jamás vuelvas a tu casa.
Francisco Rivero, el esposo sentenciado salió de su casa y al día siguiente,
acompañado de otros amigos y de incognito consiguió apoderarse de la cabeza de
Warnes y se la presentó a su esposa “La Zarca”. Ana Barba al contemplarla en
silencio llanto lo envolvió en un lienzo y lo sepultó bajo su lecho y conmovida
profundamente sentenció: “descansa aquí mi querido padrino, mientras la patria
se libere”.
Ana Barba sufrió en varias oportunidades el incendio de su
casa, víctima de persecuciones realistas…buscaban la cabeza de Warnes que ella
guardaba como un precioso tesoro.
Cuando llegó la República en 1825, a los días siguientes de
la proclamación de la libertad en Santa Cruz, Ana Barba dio conocimiento de la
existencia de la cabeza o cráneo de Warnes, que ella había conservado,
manifestando los antecedentes de su veracidad. Así inmortalizo su nombre esta
gran mujer, amante de la patria.
Francisca López
Otra mujer de temple aguerrido, que se debe recordar con el
cariño y el reconocimiento que sólo los pueblos dignos saben inmortalizar los
nombres de sus héroes, hablamos de Dña. Francisca, “La Panchita”.
Ella sin temor alguno se atrevió a desafiar al engreído
realista Brigadier Aguilera, dueño en esa época de Santa Cruz, mediante bando
había ordenado que las rayas de peinados de los patriotas, colocadas al lado
izquierdo como insignia, quedaran eliminadas, usándolas al medio de la cabeza.
Un grupo de mujeres realistas le dijeron a Francisca López
que peine su pelo, pues ella lo mantenía suelto, ella reaccionó indignada y
sentenció: “No me peino hasta que vuelva la Patria”. Al día siguiente, Aguilera
la hizo detener y amarrar al poste que atravesaba la cabeza de Warnes, sus
gotas sanguinolientas rociaron la cabellera de Francisca y exclamó: “ahora sí,
con esta agua ya puedo peinarme”. Esta vez el tirano realista reconoció la
valentía y puso en libertad a tan combativa mujer”.
Ana Barba y Francisca López, son mujeres que tienen un sitio
de honor en la historia de Bolivia, pero que a juzgar por los hechos, no se las
menciona.
Ellas no merecen ser olvidadas por las generaciones
presentes y futuras, contrariamente, deben ser ejemplos hoy y siempre.
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