PECULIARIDADES DEL PRESIDENTE BAUTISTA SAAVEDRA

Bautista Saavedra Mallea, presidente de Bolivia.

Fuente: El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. - Robert Brockmann. Plural editores, 2007.

Bautista Saavedra era un animal político. Ostentaba un amplio tórax y piernas cortas, era robusto y moreno y en sus últimos años llego a ser mofletudo. Sus ojos eran unos agujerillos escrutadores y su boca estaba rodeada por unos labios prominentes y carnosos, coronados por un bigote ralo, todo ello enmarcado en una cabeza cuadrada. La característica que llamaba de inmediato la atención de sus interlocutores era su peculiar fonética altiplánica, más propia –pero no exclusiva- de los aimara-hablantes en primera lengua, rasgo que delataba su proveniencia social: pronunciaba palabras como acción, revolución o constitución como “acshón”, “revolushon” y “constitshon”. Una descripción de la revista estadounidense Time de la época lo caracterizaba así:
En Bolivia hay menos blancos que en Minneapolis, y hay unos 3.000.000 de indios y cholos (mestizos). Hay un cholo que se llama Saavedra. Bien educado, abogado astuto, fue rector de la universidad estatal; es un hombre viajado. Hace un tiempo condujo una revolución. Ahora es el presidente Saavedra.
En efecto, Saavedra vivía de unas rentas que le otorgaban una situación económica holgada. Era hombre no solo leído, sino además publicado, poseedor de un pensamiento político sofisticado. En todo caso, a Saavedra nunca le importo su pronunciación, ni pretendió pulirla, ni escondió su origen social.
El motor que impulsaba su vida era su pasión política. Jefe de la línea dura republicana, Saavedra tenía un estilo rudo. Estaba convencido de haber nacido para ser presidente y dedico a esa ambición su mayor esfuerzo. 

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