CONTRADICCIONES PARAGUAYAS EN TORNO A LA PROPIEDAD DEL CHACO BOREAL

Por: Diego Martínez Estévez.

Muchísimos artículos publicados en revistas y periódicos extranjeros han abordado la problemática de propiedad real del territorio del Chaco Boreal, coincidiendo con la postura boliviana.
Uno de ellos fue una publicación brasileña que critica a la política e intelectualidad paraguaya cuando abordan este tema y lo hacen según lesparece que soplan los vientos, tratando unas veces de sostener, por ejemplo, que Bolivia sólo debe reclamar salida por el pacífico o por la Argentina y otros, reconociendo el perfecto derecho que tiene para salir al océano Atlántico a través del río Paraguay.
Para comprobar esta conducta errática paraguaya, es suficiente transcribir lo publicado por “La Gaceta de Noticias” de Río de Janeiro.
Este artículo no requiere ser refutado porque se remite al prólogo de un libro paraguayo y también a la declaración oficial del mismo personaje del prólogo, luego convertido en Presidente del Paraguay.
Eusebio Ayala, en el prólogo escrito para el libro de Efraín Cardozo, titulado EL CHACO EN EL RÉGIMEN DE LAS INTENDENCIAS, expresa lo siguiente:
“Nadie a no ser que se halle ciego y dominado por los prejuicios puede admitir la teoría que tiene por finalidad enclaustrar a Bolivia en sus montañas, no permitiéndole alcanzar el río Paraguay”.
Esta aseveración – escrita el año 1930 - tan categórica y que respalda al cien por ciento la tesis boliviana, cinco años más tarde dice exactamente todo lo contrario y por el mismo Eusebio Ayala. 
Una parte de tan desconcertante declaración expresa:
“Tenemos confianza en que la Conferencia de Buenos Aires eliminará los factores del desacuerdo. La cuestión principal es la delimitación de las fronteras. Pero Bolivia hace intervenir uno elemento extraño, invocando la necesidad de poseer un puerto en el río Paraguay. Si esos falsos argumentos no son rechazados, la discusión será estéril y la conciliación imposible”. 
El mismo Ayala – Presidente del Paraguay, lanzó su advertencia de hacer fracasar la Conferencia de Buenos Aires, si acaso Bolivia no renunciara a sus reivindicaciones portuarias.
Tal actitud tan arrogante y contradictoria, rechazando cualquier arreglo jurídico basado en Cedulas Reales, el Paraguay las fue manifestando particularmente a partir del año 1927 en que en acuerdo con la Argentina y Chile, se empeñaron en mantener a Bolivia enclaustrada.
Más arrogantes y ciegos se manifestaron los representantes paraguayos, cuando en febrero de 1932 asumió el mando de la nación argentina, el general Pedro Justo, quien, como otros de su gobierno, tenía invertido fuertes capitales en la explotaciòn del arbol del quebracho colorad y la siembra de mate, detentado por el Paraguay. Este general, en el mismo mes de febrero en que asumiera el mando, emitió un decreto reservado disponiendo que su gobierno lo apoyaría al Paraguay, si entrara en guerra con Bolivia. Tal apoyo se materializó no solo en el campo militar, superando toda expectativa paraguaya. 
La soberbia de los paraguayos llegó a su fin cuando el gobierno de Pedro Justo dejó el poder en febrero de 1938. El nuevo mandatario cambió radicalmente su interés en torno al litigio del Chaco, pasando a inclinarse a favor de Bolivia del cual acordó realizar la compra de su petróleo recientemente nacionalizado. 
La soberbia y consiguientemente la supuesta “valentía” paraguaya se vino abajo, porque de reiniciarse la guerra, ya no contaría con el gigantesco apoyo militar, financiero y diplomático que le prestó Pedro Justo a lo largo de la campaña. ¡Si hasta se llegó el colmo de ser el Estado Mayor argentino el que planificara las operaciones militares paraguayas!!!

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