Por: Gonzalo Díaz Díaz de Oropeza / Miradas - Pagina Siete,
19 de abril de 2015.
"Soy el último sobreviviente de la revolución del 19 de
abril de 1959”, afirmó Jaime Gutiérrez Terceros, al contar a Miradas las
acciones que emprendió hace exactamente 56 años, cuando tenía 24 años de edad.
Aquel día, los miembros de Falange Socialista Boliviana
(FSB), principal partido opositor al gobierno del Movimiento Nacionalista
Revolucionario (MNR), protagonizaron su último gran intento de tomar el poder.
Herbert Klein, en su libro Historia de Bolivia, afirma que FSB fue un
"partido católico conservador con ribetes fascistas” que fue fundado en la
Universidad Católica de Chile en la segunda mitad de los años 30 por Óscar
Únzaga de la Vega.
Luego de que el gobierno del MNR comenzó a afectar las
rentas de la clase media, FSB se convirtió en el partido más fuerte en las
ciudades. El apoyo a este partido comenzó a crecer en las elecciones
intermedias celebradas durante la primera gestión de Víctor Paz Estenssoro
(1952 - 1956) y se afianzó en las elecciones generales de 1956, "cuando
FSB ganó en las ciudades”, según Klein.
El historiador Mariano Baptista Gumucio, en su libro
Historia Contemporánea de Bolivia, afirma que Únzaga de la Vega tenía una
"peculiar y encendida devoción por la patria”. "Fue un producto de la
desesperación de la clase media boliviana contra la mentalidad mezquina y
colonialista de los grupos dirigentes”. "Era un hombre de intachable
honestidad y de gran carisma”, dice.
Para Gutiérrez Terceros, Únzaga de la Vega era un hombre
extraordinario e inteligente. Cuando uno ingresaba a FSB, lo primero que él
enseñaba eran valores, como no mentir, la paz, el amor, la alegría y el coraje.
"Eran la base de todo falangista”, aseguró.
El proyecto de revolución del 19 de abril de 1959 fue el
último gran intento que protagonizaron los miembros de FSB. El resultado fue
trágico, pues aquel día no sólo perdió la vida Únzaga de la Vega, sino también
decenas de sus dirigentes; y muchos otros fueron internados en centros de
detención.
GRUPOS ESPECIALES
El intento revolucionario se preparó con Walter Alpire a la
cabeza. "Se decidió convocar a los falangistas a una misa” en diferentes
templos, como San Francisco, María Auxiliadora y Santa María, entre otros.
Los falangistas planeaban asaltar el cuartel Sucre y tomar
las armas. "Éramos muy pocos”, recordó el falangista. "Yo estaba
entre los grupos especiales”, detalló Gutierrez. Además del cuartel Sucre,
otros grupos debían hacer lo propio en Radio Illimani y Teléfonos
Automáticos.
El grupo de Gutiérrez debía evitar la salida de agentes del
edificio del Control Político (CP), sobre la calle Potosí. "Yo salí con un
grupo de seis personas”. "Yo tenía una metralleta”, recordó. De acuerdo al
plan, quienes tomaron el cuartel Sucre debían enviar refuerzos a este
grupo.
Hubo una balacera y al promediar las 11:20 vieron a un grupo
de 15 personas. "Apareció el grupo entrando por la calle Mercado”. Los
falangistas detuvieron a estos milicianos. "Los pusimos contra la pared.
Hubo un herido. Les quitamos más o menos 15 armas, más sus municiones”.
Los falangistas que asistieron al templo de San Francisco se
sumaron al grupo de Gutiérrez, cuyo número de integrantes se elevó a 20.
"No sabíamos con exactitud cómo estaban actuando los otros grupos”,
afirmó. Sin embargo, el entonces presidente de la Confederación Universitaria Boliviana
(CUB), Fausto Medrano -quien estaba encargado de supervisar las acciones-,
llegó hasta el grupo. "Él estaba en la casa donde estaba Óscar Únzaga,
Álvarez Lafaye, Enrique Achá y Rene Gallardo”.
Medrano contó a Gutiérrez que había visto a la gente
ingresar al cuartel Sucre, aunque no supo lo que pasó después. También le contó
que Radio Illimani había sido tomada y se transmitía de acuerdo a lo
programado. Luego, este dirigente se retiró con la promesa de volver.
Entre 12:00 y 12:20, Gutiérrez supo que un vehículo se
dirigía a la presidencia en plaza Murillo. El militante falangista estaba donde
ahora se encuentran el edificio de Lotería Nacional y COTEL, que en ese
entonces era un terreno. Saltó dentro de la propiedad y cambió la cacerina de
su metralleta con 32 balas. "Empecé a disparar los 32 tiros”. "Era un
auto blindado”, recordó. Luego supo que el conductor quedó herido, pero a pesar
de ello, el vehículo llegó a la casa de Gobierno. Luego, junto al grupo,
Gutiérrez tomó las dependencias de Tránsito, de donde sacaron dos armas.
BANDERA BLANCA
Entre las 15:30 y 16:00 había miles de milicianos del MNR
que disparaban. En la esquina de las calles Santa Cruz y Murillo, Gutiérrez y
los falangistas vieron a miembros del ejército. Una oficial se acercaba a ellos
con una bandera blanca. El dirigente falangista, a su vez, sacó un pañuelo.
"No queremos matarlos, aunque la instrucción es terminar con ustedes. Les
pido que escapen, huyan de aquí”, le dijo el militar. "No, nosotros no
hemos venido para huir, sino para estar en la revolución”, contestó Gutiérrez.
"Los vamos a tener que atacar”, fue lo que dijo el capitán antes de
retirarse.
Los falangistas interceptaron una camioneta que llevaba
milicianos del MNR y bajaba por la calle Murillo. "La paramos y les quitamos
las armas”. "La camioneta la pusimos a mitad de la calle”. "A los 15
o 20 minutos empezamos a sentir los bazucazos. Entre la gente de la falange
había dos muertos, unos cuatro heridos, entre ellos, yo”, contó Gutiérrez,
quien sufrió una herida en la pierna y en la ceja.
DETENIDOS
Junto a sus camaradas, ingresaron a una fábrica que había en
la zona. "Nos tomaron presos, nos pusieron contra la pared a heridos y no
heridos, a todos”, relató. Luego comenzaron a caminar por la calle Murillo y, a
la altura de la calle Sagárnaga, apareció un jeep en el que además del chófer
iba un policía. Los militares detuvieron el vehículo y ordenaron que lleven a
los cuatro detenidos al CP.
"Si los llevo a Control Político, los van a matar”,
explicó el mayor de Policía, quien se dirigió a los detenidos y les dijo:
"Más bien saquen sus cosas de valor y pónganlas en sus zapatos. Los voy a
llevar al Panóptico”.
Así, los cuatro detenidos fueron conducidos al Panóptico
Nacional ubicado en la zona de San Pedro. Un cirujano que estaba preso atendió
a los heridos. El más grave era Víctor Vega, quien recibió un disparo que le
atravesó el estómago. Eran las 18:00 y comenzaron a llegar más detenidos que
fueron acomodados en diferentes salas. "En una sala, que era para dos personas,
estábamos 20”, recordó el falangista.
20 DE ABRIL
Al día siguiente llegó el jefe del CP, Claudio San Román,
para reconocer a los 400 detenidos. Al mediodía, Gutiérrez fue condu cido a
otra sala de donde lo llevaron a las oficinas del CP. "Me llevaron a las
siete de la noche a Control Político”. "Fui masacrado durante 30 a 35
días, me apaleaban, me pateaban; no se cómo resistí”, contó. Del CP, Gutiérrez
fue conducido al Panóptico Nacional, donde estuvo detenido por un año.
PEOR QUE LAS GOLPIZAS
Gutiérrez se enteró de la muerte de Óscar Únzaga de la Vega
el día que fue conducido al CP. El entonces ministro de Gobierno, Wálter
Guevara Arze, quien conocía a su familia, le dijo: "Tú eres muy joven para
estar en política, haces sufrir a tus padres”. Luego le dio la mala noticia.
"No te van a tocar más, pero quiero avisarte que tu jefe ha muerto y se lo
va a enterrar”. Gutiérrez no le creyó y recién días después, cuando llegó un
nuevo preso, confirmó lo ocurrido con su líder. Sintió como si lo hubieran apaleado,
fue peor que las golpizas que recibió, según relató.
El nuevo preso llegó al CP entre el 22 y 23 de abril. Además
de confirmarle la muerte del líder de FSB, en una sala en la que también
estaban detenidos dos miembros del Partido Obrero Revolucionario (POR), le
detalló lo siguiente: "Sabes, Jaime, el drama es que a todos tus amigos
los han matado”. "Me causó un impacto tremendo, aguanté todas las golpizas
y dije ‘que me maten’”, afirmó Gutiérrez.
Luego el falangista recordó lo que pasó con la gente que
ingresó al cuartel Sucre. "Fueron al parque donde supuestamente estaba el
armamento. Llegaron allá, a las armas les habían sacado los percutores y no
había balas; no servían para nada”, aseguró. En eso, un jeep apareció con una
ametralladora y un comandante. El grupo de falangistas se replegó a un
dormitorio. "Mataron nada menos que a 23 personas”, afirmó
Gutiérrez.
Este episodio es "uno de los asesinatos más grandes de
la historia boliviana”, dijo el falangista. Todos eran dirigentes políticos,
pero también había un líder campesino, llamado Rubén Quispe, que se salvó.
Cuando comenzaron a disparar, él se ocultó en un turril y observó todo. Lo
descubrieron y él sólo habló en aymara. "Por esa circunstancia no lo
mataron”, explicó. Otro de los sobrevivientes del cuartel Sucre fue Víctor
Sierra, quien recibió siete disparos.
NIÑO DE BOLIVIA
Jaime Gutiérrez Terceros nació en Llallagua, Potosí, donde
su padre, Ernesto Gutiérrez, tenía concesiones mineras. Su madre, Raquel
Terceros Mendoza, quiso que sus hijos tuvieran una mejor educación, por lo que
se trasladaron a Cochabamba.
Ingresó a FSB en 1946 a la edad de 11 años, "primero
como niño de Bolivia”. Cuando estaba a punto de cumplir 18, participó en el
intento de revolución del 9 de noviembre de 1953 en Cochabamba.
Luego de la intentona, llegó a La Paz, donde se refugió en
la nunciatura Apostólica que tramitó su salida a Brasil. Un año después, Únzaga
de la Vega también llegó a Río de Janeiro, "porque el gobierno de ese
entonces presionó a Perú y a Chile para que no lo admitan”. En 1957 fue
exiliado a Paraguay, de donde retornó a La Paz, ciudad en la que radica desde
entonces.
Gutiérrez contó que toda su familia fue víctima de la
represión, ya que su hermano fue enviado al centro de detención de Curahuara de
Carangas. Asimismo, cuando estaba exiliado en Brasil, su madre fue detenida y
su padre fue perseguido. Incluso su hermana menor tuvo que irse a la casa de un
familiar. "Fue para nosotros un drama”, afirmó, al explicar que no sólo
estuvo preso bajo los gobiernos de Paz Estenssoro y Siles Zuazo, sino también
de René Barrientos, Juan José Torres y Hugo Banzer.
Gutiérrez estudió Derecho, pero no se tituló, pues luego de
casarse y tener hijos comenzó a trabajar en una empresa comercializadora de
medicamentos, en la que llegó a ser gerente de ventas. "Cometí el error de
retirarme el año 1972”, reconoció.
En su partido llegó a ser secretario general y jefe
interino. "Había llegado a la cúspide de la falange y la corte me nombró
Jefe Ad Interin, sólo para que convoque a elecciones”. Se retiró de las
actividades políticas luego de convocar a una convención de su partido en
Cochabamba, en los años 80.
Luego retomó sus actividades empresariales, pues se le
ocurrió montar una fábrica de detergentes industriales. Al diseñar esta
empresa, pensó en buscar a clientes específicos que demandaban ese tipo de
productos, como compañías mineras y constructoras. Ahora, este emprendimiento
está en manos de los que fueron sus empleados, quienes le compraron la
industria y "la manejan exitosamente”.
"Cuando uno ha cumplido 80 años hay muchas ausencias,
de nombres, de gente que ha estado en la lucha”, afirmó. "He tenido una
vida muy dramática, pero muy fortalecida por las enseñanzas de los valores
inculcados dentro de la falange”, concluyó.
"ERAN CONTRARREVOLUCIONARIOS”
Miradas tomó contacto con el historiador y sociólogo Alexis
Pérez Torrico. En su opinión, Falange Socialista Boliviana fue "un partido
fascista que surgió en Santiago de Chile en 1938”.
"En el momento álgido de la revolución, se aprovechó
del descontento de algunas fracciones de la clase media y alta debido a la
hiperinflación y la presencia vigorosa del movimiento popular en las esferas
sociales y políticas”, señaló.
Respecto a la entrada al cuartel Sucre, opinó que se trató
de un error, de "una aventura”, porque "los carabineros no se dieron
la vuelta” y se mantuvieron fieles a la revolución.
Según Pérez, los militantes de FSB de la década de los 50
fueron miembros de la clase media y alta que fueron agraviados por la
revolución del MNR, "ya que fueron despojados de sus tierras”.
Pérez opina que los falangistas no se pueden considerar
víctimas de la represión, "ya que eran contrarrevolucionarios”, que
actuaron en contra de la izquierda y el MNR, por ejemplo, en la Universidad San
Simón de Cochabamba.
El también docente de la UMSA y la UCB minimizó el papel de
FSB y sus militantes en la historia nacional. "No tienen relevancia para
la historia, ya que fueron conspiradores, golpistas, no iban con las masas
populares y fueron acompañantes de dictaduras”, expresó.
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