28 DE ENERO DE 1921.- BAUTISTA SAAVEDRA ES ELEGIDO PRESIDENTE DE BOLIVIA


Bautista Saavedra era un animal político. Ostentaba un amplio tórax y piernas cortas, era robusto y moreno y en sus últimos años llego a ser mofletudo. Sus ojos eran unos agujerillos escrutadores y su boca estaba rodeada por unos labios prominentes y carnosos, coronados por un bigote ralo, todo ello enmarcado en una cabeza cuadrada. La característica que llamaba de inmediato la atención de sus interlocutores era su peculiar fonética altiplánica, mas propia –pero no exclusiva- de los aimara-hablantes en primera lengua, rasgo que delataba su proveniencia social: pronunciaba palabras como acción, revolución o constitución como “acshon”, Revolushon” y “constitshon”. Una descripción de la revista estadounidense Time de la época lo caracteriza así:
En Bolivia hay menos blancos que en Minneapolis, y hay unos 3.000.000 de indios y cholos (mestizos). Hay un cholo que se llama Saavedra. Bien educado, abogado astuto, fue rector de la universidad estatal; es un hombre viajado. Hace un tiempo condijo una revolución. Ahora es el presidente Saavedra.
En efecto, Saavedra vivía de unas rentas que le otorgaban una situación económica holgada. Era hombre no solo leído, sino además publicado, poseedor de un pensamiento político sofisticado. En todo caso, a Saavedra nunca le importo su pronunciación, ni pretendió pulirla, ni escondió su origen social.
El motor que impulsaba su vida era su pasión política. Jefe de la línea dura republicana, Saavedra tenía un estilo rudo. Estaba convencido de haber nacido para ser Presidente y decidió a esa ambición su mayor esfuerzo. Cuando vio coronado su anhelo, se entregó con todo su ser a retener el poder y después a recuperarlo. La junta de gobierno que llevo a Saavedra a la Presidencia incluía a José Manuel Ramírez y José María Escalier, cofundadores del Partido Republicano.
Hasta entonces Daniel Salamanca había sido percibido por propios y extraños como el jefe incontestable del republicanismo y sin duda el mismo se veía como el aspirante natural a la jefatura del Estado, a quien la futura Asamblea Constituyente debía entregar tal dignidad. Salamanca creía en un gobierno de unidad nacional, que debía incluir a los desplazados liberales. Pero Saavedra, mucho más político que el altivo intelectual Salamanca o que el conservador y demasiado-ético-para-ser-político Escalier, maniobro con la agilidad de una anguila para descarrilar a sus temporales compañeros de ruta política. Así, la Asamblea Constituyente, groseramente manipulada, termino proclamando a Saavedra Presidente Constitucional, seis meses después del golpe, el 28 de enero de 1921.

Fuente: El general y sus presidentes: vida y tiempos de Hans Kundt, Ernst Röhm y siete presidentes en la historia de Bolivia, 1911-1939. – De: Robert Brockmann. // Foto: El presidente peruano Augusto B. Leguía junto al presidente boliviano Bautista Saavedra.

 

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