BREVE HISTORIA DEL SURGIMIENTO DE LA INDUSTRIA CRUCEÑA


Este artículo fue extraído de: Trapera de la memoria / Boletín de la Biblioteca Departamental de Santa Cruz / No 2/ Febrero 2018.

Desde la época colonial, las naciones latinoamericanas se fueron vinculando al sistema mundial de poder mediante la división internacional del trabajo, proceso de siglos que las situó en la periferia del ámbito económico mundial, cumpliendo funciones determinadas, asignadas en base a las desigualdades de posiciones estructurales.
Siglos más tarde, en los albores de la industrialización latinoamericana, se dio el modelo de “expansión hacia afuera”, es decir, una modernización en base a la expansión de las exportaciones, alcanzando el grado extremo en el tipo de economía de enclave, donde predominaba la explotación de un mineral o producto agrícola específico.
Una vez planteada esta modalidad básica de integración al mercado mundial — que en Bolivia tuvo su clara expresión en el enclave estañífero de tan larga duración — se generaron estructuras económicas con limitaciones intrínsecas, que anulaban total o parcialmente su capacidad de desarrollo autosostenido.
Durante la primera mitad del siglo XX, Bolivia, con un importante sector minero-exportador, no pudo dar un sólo paso hacia la diversificación industrial. Este sector, que contaba con una infraestructura adaptada exclusivamente a sus necesidades — y que además ocupaba una escasa y mal remunerada mano de obra — era desproporcionadamente significativo en relación a los demás sectores de la economía y su radical desvinculación era palpable. No engendraba nuevas industrias, ni coadyuvaba a la creación del mercado interno por la restringida distribución del ingreso y las inversiones.
La concentración económica, limitada exclusivamente a las actividades extractivas, no tuvo ningún efecto multiplicador, en todo caso favoreció a la centralización política y administrativa, marginando a las tres cuartas partes del país como una periferia sin significación económica alguna.
Las llanuras subtropicales del oriente del país, por ejemplo, no tuvieron ningún valor económico importante hasta que se abrió la primera ruta de comunicación vial con el occidente y se favoreció la colonización progresiva de fértiles áreas vacías, a la cual seguiría un proceso creciente de inversiones.
En realidad, desde la independencia de la república la actividad económica del departamento de Santa Cruz se había limitado geográficamente a los alrededores de la ciudad capital Santa Cruz de la Sierra y a algunas reducciones indígenas denominadas misiones, que en su momento florecieron económicamente hasta la expulsión de los jesuitas.
Las pocas poblaciones de la región eran centros de rudimentaria economía agropecuaria, con escasos vínculos entre ellas y el resto del país. La incipiente agricultura regional producía en su conjunto casi exclusivamente para cubrir las necesidades del consumo básico local.
Al finalizar la segunda mitad del siglo pasado se produjo una fuerte migración de cruceños hacia los departamentos septentrionales de Pando y Beni, motivada por la explotación de gomales naturales, para cuyo producto existía gran demanda en los países industrializados europeos. Esta situación creó algunos excedentes importantes que se convirtieron en los primeros intentos de capitalización para canalizarlos hacia otras actividades productivas.
Tras una serie de modestos auges y depresiones económicas, esta etapa inicial de apertura hacia el mercado internacional, se reorienta a partir de 1952, con el advenimiento de la Revolución Nacional y el desarrollo de la producción de hidrocarburos.
El surgimiento del nuevo polo de desarrollo en Santa Cruz fue la tarea de la etapa siguiente denominada “sustitución de importaciones”. Las nuevas vías de comunicación hicieron posible la puesta en marcha de una política de diversificación económica alentada desde el gobierno a través de planes agrícolas, programas de crédito y equipamiento de maquinaria. En la década del sesenta se había logrado ya el autoabastecimiento nacional de los principales productos alimenticios desde los llanos orientales, donde se empezaba a recibir importantes contingentes migratorios de familias campesinas del altiplano y los valles.
La estrechez del mercado nacional, rápidamente saturado, contrastaba con las buenas posibilidades de expandir la producción regional. Este hecho motivó la búsqueda de mercados externos para colocar los excedentes, tal como se lo venía haciendo con el petróleo. Esta es la fase que se conoce como de “transición hacia el mercado externo”, en la cual Santa Cruz se prepara para hacer uso intenso de su infraestructura de transporte, gracias a una previa diversificación productiva que puso énfasis en la exportación de azúcar, maderas, hidrocarburos, algodón, etc.
En la década del setenta, los saldos exportables de algunos productos adquirieron mayor importancia en volumen y valor que el consumo nacional.
El proceso descrito anteriormente de manera muy sintética, merece una consideración más detallada y sistemática; sobre todo a partir del momento en que la activación económica del departamento se acelera y continúa de manera ascendente hasta nuestros días. El arranque del proceso se sitúa a mediados de la década del cincuenta y los analistas creen conveniente establecer la siguiente periodificación:
• Etapa de arranque (1954/1958)
• El período del auge de la economía azucarera y del arroz (1958/1969)
• El período del auge algodonero y del incremento notable de la producción de hidrocarburos y madera (1970/1974).
• El período de estancamiento caracterizado por la disminución de la producción de algodón, la caída de los precios internacionales del azúcar y las perspectivas inciertas de la producción de petróleo (1974/1979).
De una situación de estancamiento secular en la cual la ciudad de Santa Cruz había permanecido desde su fundación como una pequeña población de calles polvorientas, sin servicios públicos, sin industrias y con un comercio rudimentario adaptado a las necesidades de una economía rural atrasada, con una sola precaria vía de comunicación hacia el interior del país, se pasó a un franco proceso de desarrollo regional orientado a la integración nacional y posteriormente al mercado internacional, gracias a una serie de factores simultáneos que conviene individualizar.
Esta etapa se caracteriza por la conclusión de importantes obras de infraestructura en el campo vial y ferroviario; la canalización de asistencia técnica al sector agrícola de la región; la política de fomento a la economía azucarera; el incremento de la explotación de hidrocarburos y la conclusión de oleoductos y gasoductos; la inmigración de agricultores de otras regiones y países, que se calcula en un asentamiento de 60.000 personas, los cuales ampliaron el mercado laboral y expandieron la producción agrícola para satisfacer el mercado nacional; el mejoramiento del marco institucional para el desarrollo y la respuesta positiva de la iniciativa privada a las oportunidades de inversión, con la constitución de un importante núcleo empresarial.
El cultivo de la caña y la industria azucarera dieron el impulso inicial para el desarrollo regional y se convirtieron en la década de 1960 en su apoyo y motor predominante. La superficie cultivada se quintuplicó en pocos años, hasta que se logró sustituir completamente la importación de azúcar en el país. Luego la producción tuvo que acomodarse al crecimiento de la demanda.
Uno de los efectos colaterales fue la expansión del empleo, no sólo en la agricultura, sino en los ingenios, en el transporte y el comercio.
Desde 1959 el arroz empieza a jugar un papel destacado, como resultado de la inmigración nacional y extranjera a las provincias del norte cruceño. En seis años la producción se triplicó para satisfacer las necesidades del consumo interno. También se produjo una intensificación de la producción maderera y una lenta tecnificación de la ganadería bovina.
Esta época coincide también con el inicio de la urbanización acelerada en Santa Cruz, Montero y otras poblaciones cercanas a la capital, con un paralelo proceso de concentración de la población en la zona desarrollada.
Al finalizar la década de 1960, el desarrollo explosivo del cultivo del algodón empieza a desplazar a la caña de azúcar como la actividad dominante en el agro.
Este cambio coincide con una crisis en el sector cañero que culmina con el déficit nacional de azúcar en 1972, pero del cual se recupera al año siguiente.
Los precios ventajosos que ofrece el mercado mundial para el algodón entre 1970 y 1974, producen en Santa Cruz un súbito aumento de la superficie cultivada, que crece de 6.000 Has. en 1968/1969 a 67.000 Has. en 1973/1974. La mayor parte se destina a la exportación, y esto se traduce en un ingreso de divisas de 17 millones de dólares en 1973. Al año siguiente la comercialización del algodón comienza a presentar dificultades, las cuales se agravarán profundamente en el período siguiente.
El “boom” algodonero dio lugar a la creación de pequeñas industrias textiles para la producción de envases; dio empleo a más de 60.000 cosechadores, pero a su vez determinó la escasez de mano de obra para las cosechas, la insuficiencia en la capacidad de transporte de los ferrocarriles y la instalación de 15 desmotadoras para atender 100.000 Has. Enorme capacidad instalada que en gran parte quedaría ociosa al descender la producción.
Coincidió también con esta etapa de auge, el incremento de la producción maderera, cuyas exportaciones llegan a más de 6 millones de dólares en 1973, aunque sin procesamiento industrial que aumente el valor agregado de las mismas y con una destrucción irracional de recursos naturales renovables.
Con el aumento de los precios mundiales del petróleo, la producción de hidrocarburos tuvo un repunte notable, de 5,8 millones de barriles de petróleo en 1966, la producción de Bolivia subió a casi 14,8 millones de 1976.
La conclusión del gasoducto a la Argentina impulsó también la producción gasífera, beneficiando en su conjunto a la región, a través de las regalías.
El cultivo de la caña y la industria azucarera dieron impulso inicial para el desarrollo regional y se convirtieron en la década de 1960 en su apoyo y motor predominante.
Al finalizar la década de 1960, el desarrollo explosivo del cultivo del algodón empieza a desplazar a la caña de azúcar como la actividad dominante en el agro.
La gestión 1975 marca el final del auge algodonero, afectado seriamente por los bajos precios del mercado internacional, disminución de la productividad y la habilitación del cultivo de 18.000 nuevas Has. en la zona del sur de Santa Cruz, sin verdaderos fundamentos técnicos, lo cual determinó el abandono de estos campos desmontados. También hay que señalar que los bajos rendimientos por hectárea, no llegaban a cubrir el punto de equilibrio de muchas explotaciones.
De 55.000 Has. cultivadas en 1973/1974 se llegó a 38.460 en 1976/1977, con la consiguiente disminución en el valor de exportación (puesto en Santa Cruz) de 17.390.000 dólares a 12.720.000 respectivamente.
En el rubro azucarero se presenta, sin embargo, un incremento en la superficie cultivada, de 35.440 Has. en 1974/1975 a 60.802 Has. en 1977/1978. No obstante, el deterioro de los precios en el mercado internacional puso en serios problemas sus costos de producción, pese a que el precio del producto en el mercado interno sigue siendo superior al externo. Esta situación se ha ido agravando en los años subsiguientes, colocando en una situación difícil a la producción nacional, generada en su mayor parte en Santa Cruz y sobredimensionada frente a las tendencias de crecimiento de la demanda nacional.
Este sombrío panorama para la economía departamental se cierra con el descenso inevitable de la producción de petróleo, que a la vez tiene hondas repercusiones nacionales. De los nueve pozos en producción en el departamento de Santa Cruz, cinco de ellos se encuentran en pleno descenso, y de no mantenerse el ritmo de producción de los dos más importantes (Río Grande y La Peña), hasta que se descubran y entren en producción otros nuevos, se puede afirmar que en un plazo previsible el país entrará en un colapso con relación al abastecimiento interno de petróleo.

Este texto fue extraído de: Corporación Regional de Desarrollo de Santa Cruz. Síntesis socioeconómica del departamento de Santa Cruz. Abril de 1979. pp. 6 - 9.

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