A las 5 de la mañana el capitán de reserva Zoilo Guerrero inició el avance de
su Batallón, hubo que aprovechar la oscuridad de la noche para transponer la
ancha playa descubierta del Taihuati y sin ser vistos.
El capitán Guerrero hizo alto en la vera del monte, esperando que nuestra
artillería cumpliera su rol. A las 5:30 dispuso convenientemente sus fuerzas y
luego de arrastrarse algo más de cien metros, a la voz de ¡viva Bolivia...al
asalto muchachos! irrumpió como una tromba Incontenible en las fortificaciones
paraguayas.
Simultáneamente en distintos lugares de una extensión de 8 km. otras dos
columnas realizaban idéntica maniobra con igual exitoso resultado.
Lograron escapar los paraguayos y oficiales, pero no sin dejar sobre el campo
de batalla centenares de cadáveres y enorme cantidad de pertrechos bélicos,
cuya total clasificación aún no ha sido posible hacer, además suman hasta cien
los prisioneros caídos en nuestro poder. (®tegosk).
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