Por: Micaela Villa / La Razón, 23 de marzo de 2015. // http://www.la-razon.com/suplementos/especiales/invasion-chilena-afloro-civismo-pais_0_2239576062.html //Imagenes: El Comercio de La Paz, 28 de febrero de 1879.
Una vez conocido el ataque de las fuerzas chilenas, la
población expresó su civismo en la defensa del territorio mediante cartas
publicadas en el periódico paceño El Comercio. Hasta hubo mensajes irónicos y
algunos cargados de humor.
Indignado y con la ira a flor de piel, así se sentía el
pueblo boliviano tras conocer la acción de Chile, que en 1879 invadió
territorio nacional, expulsó a sus autoridades y sometió al pueblo de
Antofagasta. En las ediciones posteriores al 14 de febrero de aquel año, el diario
El Comercio de La Paz reflejó el malestar, las protestas y actos de patriotismo
de organizaciones sociales, excombatientes, voluntarios de guerra, citadinos y
campesinos a través de cartas, telegramas, avisos, escritos y anuncios con
arengas para levantar fusiles y bayonetas a fin de afrontar la guerra.
El presidente de entonces, Hilarión Daza, al enterarse del
hecho, el 25 de febrero publicó un manifiesto: “Limitándose Chile a ocupar el
Litoral, busca forzarnos a la ofensiva. Bolivia acepta la guerra sin
provocarla. La ofensiva pertenece al desgarrador de tratados y al detentador
del territorio. Nuestra fuerza es eminentemente defensiva e inexpugnable, no
renunciamos a ella (...). Chile vale lo que Bolivia le ha dado (...)”.
A medida que el tiempo transcurría, desde que Chile ocupara
territorio nacional y durante el enfrentamiento bélico, las publicaciones en el
medio impreso salían una tras otra a la luz, incluso hubo actos de
excombatientes de la Guerra de la Independencia (1809-1825), y de la población
que se alistó voluntariamente a las filas del ejército para recuperar el mar.
El 21 de marzo de 1879, el mayor Gonzalo Lanza, el
comandante Agustín Y. Castellanos y los coroneles Félix Eguino, y Martín
Saravia, quienes lucharon contra la colonia española, difundieron una carta:
“No pueden por menos indignarse al ver tomadas las costas de nuestro Litoral
por una horda de salteadores de nuestros minerales salitreras y guaneras (...),
llamado gobierno de Chile, aún late en nuestros pechos el amor patrio y ésta
debe extinguirse defendiendo la integridad el territorio nacional” (sic).
En tanto, un grupo de voluntarios para enfrentar la guerra
publicó: “Decidimos que es deber de todos los bolivianos concurrir con todos
sus esfuerzos a la defensa del territorio nacional hollado por la invasión
extranjera, ofrecemos nuestros servicios personales, y rogamos que sirva
admitirnos (...) en el ejército activo”. La carta fue firmada por José María
Mejía, Federico Sumencio y Felipe Ponce, y enviada al presidente Daza el 5 de
marzo de 1879, desde Sorata, La Paz.
Ocho días después de la toma de Antofagasta, en la ciudad de
La Paz comenzó el carnaval. Hubo fiesta y las publicidades insertas en El
Comercio así lo demuestran: “Máscaras para el Carnaval, acaban de recibirse en
el gran surtidor de ferretería (...), calle de Yanacocha, núms.(sic) 47, 49 y
51”.
La proclama de Daza está fechada el 26 de marzo,
“¡BOLIVIANOS! la República de Chile (...) persiste en desplegar las fuerzas
(...). La mera ocupación de una provincia alejada por el mar (...) no es guerra
porque no concluye en la victoria, si puede resolverse por tratados de paz
consiguientes. Es una detentación vandálica, la guerra permanente, una
violación contra el derecho ismo a la guerra (...)”
Entonces surgió la polémica sobre la actuación del
presidente. Hay autores como Roberto Querejazu, en su libro Guerra, Salitre,
Sangre. Historia de la Guerra del Pacífico (La participación de Bolivia), de
1998, que señalan que Daza conocía de la noticia de la invasión, pero actuó
tardíamente, mientras otros como el investigador Gastón Velasco, en 1968, y
Luis Antezana, en su libro Daza no ocultó la noticia de la invasión chilena, de
1982, que afirman que no ocultó la ocupación chilena.
Según Velasco, al no haber telégrafo en el Litoral
boliviano, la noticia tardó en llegar a La Paz, por lo que se tuvo que utilizar
a un mensajero.
Las consignas de El Comercio no solo reflejaron la cólera de
los bolivianos al enterarse del ataque chileno, también hubo humor: “¿Quién
armó la cahetina? pues, la panza del pobre roto (chileno), que se ha cansado
del poroto y ahora quiere probar gallina”, es parte de un poema anónimo
publicado en el periódico por esos días, de acuerdo con Querejazu.
En otro manifiesto cívico de los pobladores de Irupana, en
La Paz, se pregonaba una Bolivia libre. “Pueblo de Irupana protesta contra la
invasión armada de Chile (...) y mantiene la energía de que es capaz el
patriotismo ofendido (...) ¡Viva Bolivia libre e independiente! ¡Muera Chile!”.
Un anuncio difundido por los “Vecinos de Sorata”, el 5 de
marzo de 1879, convocaba a la unión de todos los bolivianos y se ofrecían
voluntariamente al combate. “Unidos todos, sin distinción de clases ni visiones
de partidos políticos nos agrupamos en torno del sagrado estandarte de Bolivia
y nos ponemos a las órdenes del gobierno nacional ofreciendo nuestros
servicios, intereses y nuestra sangre para llevar a cabo la reivindicación del
territorio patrio, para vengar el ultraje inferido a nuestra bandera (...)”.
Una carta publicada en el medio tenía como autores a “El
pueblo paceño” y decía. “Experiencia dolorosa nos muestra que la pérfida Chile
se sobrepone a la justicia, al honor, persiguiendo gloria fantástica, que
ciertamente solo es para los cobardes. Morir antes que esclavos vivir.
Anecdóticamente, todos los actos de patriotismo se
publicaban en columnas del periódico acompañadas de avisos publicitarios y
dibujos que reflejaba la vida en esa época. “Establecido en 1801. Tricófero de
Barry para el cabello. Restituye infaliblemente el pelo a las cabezas calvas
(...)”, decía una. “Una ganga, ojo aquí, está en venta una hermosa casa recién
construida, situada a un costado del Prado, en la que habita la familia
del señor Nicanor Herrera (...)”, indicaba otra. “El doctor del Castillo (...)
de la facultad de medicina de Lima (Perú) ofrece sus servicios profesionales al
público a cualquier hora del día y de la noche y da consulta a gratis a los
pobres. Calle del Comercio”, ofrecía otra.
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- Memorias Bolivianas
- El control de natalidad durante la dictadura de Banzer
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