Fuente: Entre la alianza y la confrontación: Pablo Zárate Willka y la
rebelión... De: Pilar Mendieta. // Foto: Área rural de La Paz, 1920. // Para
más historias: Historias
de Bolivia.
Después del concluido la mal llamada “guerra federal” entre el norte y el sur,
se tenían que echar las culpas a alguien y responsabilizar de todos los actos
sanguinarios cometidos durante la guerra, como no podía ser de otra manera la
culpa recayó sobre los indios.
En un homenaje a las víctimas del escuadrón Monteagudo, muertos en la localidad
de Ayo Ayo, Benjamin Guzman leyó el 16 de diciembre de 1905 una composición
poética en la que describió a los indígenas aymaras como “hombres chacales”,
responsables de degüellos, impiedad y mutilaciones durante la guerra civil de
1899. En el célebre proceso de Mohoza, Bautista Saavedra, como abogado defensor
de los indígenas, se refirió a ellos como “orangutanes sangrientos”. Su
conversión en “animales salvajes” contrasta las declaraciones que años antes,
durante la revolución de 1871, los califico de indios “patriotas” y más tarde,
en el periodo conservador, como seres explotados y humillados necesitados de
educación y ciudaddania.
La pregunta es ¿Por qué los indios pasaron de ser “patriotas y explotados” a
“chacales y orangutanes sangrientos”? La visión sobre el aymara como un ser
“salvaje” y, por lo tanto, con instintos animales no era nueva. Sin embargo,
durante e inmediatamente después de la guerra civil esta idea cobro mayor
importancia debido principalmente a las repercusiones de las masacres de Ayo
Ayo y Mohoza. Las expresiones del indio como ser salvaje se iniciaron durante
el transcurso de la contienda por parte de los miembros del Partido
Conservador, duramente golpeado por los sucesos de Ayo Ayo.
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