Por: Maurice Cazorla Murillo – El Fulgor de Oruro, 29 de
octubre de 2017. // Disponible en: https://elfulgor.com/noticia/57/1-de-noviembre-de-1606-fundacion-de-la-villa-de-oruro // Fotos: 1) Oruro antiguo. 2) Plaza Manuel de Castro del Castillo y Padilla en Oruro.
Cada año se celebra en el día de Todos los Santos, la
fundación de Oruro. Poco se conoce, sin embargo, las circunstancias de su
fundación, para ello, permítasenos compartir estas líneas para nuestra
ilustración.
El siglo XVI fue de conquista, asentamientos en espacios de
explotación minera fundamentalmente, sin cumplir requisitos formales para la
fundación de Villas españolas, sobre antiguos asentamientos pre hispánicos.
En algunos casos, en confusión de fechas o de lugares
geográficos exactos, esa fue la característica de ese siglo, además de la poca
documentación, porque estas ciudades de este siglo apelan la fecha de su
“natalicio” a un Santo Patrono.
Como es el caso de Paria, que atribuye como fecha de
fundación el 23 de enero, día del Patrono de Toledo: San Ildefonso.
Precisamente, el patrono de Paria es este Santo, como primera población
española en lo que debió ser Nueva Toledo por Juan de Saavedra, que fue
adelantado del Ejército de Diego de Almagro que dividiéndose del Cusco
partieron al sur a buscar tesoros y ricas vetas en oro para competir con
Francisco Pizarro.
El proyecto no fue como esperaban, no encontraron mucho y
Almagro volvió para iniciar una guerra contra Pizarro que terminó años después
con la ejecución del perdedor.
Sin embargo, esta expedición, demostró que en el altiplano
existían ricos yacimientos pero no de oro, sino de plata, aunque del primer
mineral en otros lugares se encontró en baja ley. Uno de los primeros conocidos
en explotar las vetas de plata de este espacio geográfico, que acertadamente
don Carlos Condarco Santillán califica como “La serranía Sagrada de los Urus”,
fue Lorenzo de Aldana, de quien se tejió una famosa leyenda sobre un tapado
nunca encontrado y que estaría en las profundidades de la Villa.
En ese tiempo, se le concedió el Corregimiento más grande de
la Audiencia de Charcas, estableciendo su centro en San Pedro de Challacollo y
como una persona muy humana beneficiando a los indígenas urus que en ese tiempo
pretendían ser extinguidos por los aymaras.
En esta población se construyó un hospital, se estableció la
Hacienda de Santo Tomás y su ahijadero que era el sector de bofedales donde
corrían las vertientes en las faldas de los cerros. Importó los primeros
rebaños de ovejas y destinando el sector de Burguillos para el pastoreo. Los
beneficios se conocieron hasta el siglo XIX inclusive, hasta que inescrupulosos
dejaron sin beneficios del testamento de Aldana a los urus.
Ingresando el nuevo siglo, con nuevo Rey y en proceso ya no
de conquista, sino de colonización con organización administrativa y
procedimientos especiales. A finales del siglo XVI, en las faldas de esta
serranía, ya existían construcciones y una Iglesia para los servicios
religiosos.
Paria era capital de Corregimiento, y el comercio minero se
registraba en este lugar. Fue necesario buscar un reconocimiento formal al
asentamiento, de manera que comenzó a conocerse como “Asiento de Minas de San
Miguel de Uru Uru”, como una categoría inferior a una Villa por no tener toda
la estructura administrativa.
La población fue creciendo, los vecinos sintieron la
necesidad de proceder a la Fundación de una Villa y encomendaron a un grupo de
vecinos a tomar esta iniciativa. Se destacaron entre los primeros pobladores,
los hermanos Francisco y Diego de Medrano (cuando no los hermanos desde los
orígenes históricos), quienes junto a Diego Alemán y otros solicitaron
formalmente a la capital de la Audiencia de Charcas, y esta instancia a la
Capital de Virreinato autorizar al proceso formal de Fundación de una Villa
sobre este “Asiento de Minas” para gozar del beneficio de la Mita aprovechando
de la explotación en las minas de Berenguela.
El Virrey Gaspar de Zúñiga y Acevedo, conde de Monterrey
fallece y las Audiencias de Lima y de Charcas asumen accidentalmente las
funciones mientras se esperaba el nombramiento de ultramar por el mismo Rey de
España.
La Audiencia de Charcas, atendiendo la petición de los
vecinos del Asiento de Minas, decidió enviar al más joven de los Oidores, el
Licenciado Manuel de Castro Castillo y Padilla de las Casas a proceder al acto
de Fundación.
Llega al Asiento el 30 de julio de 1606, imaginémonos un
paisaje desolador, de mucho frío, construcciones muy precarias, una Iglesia de
pequeñas dimensiones para los servicios religiosos, pero mucho movimiento de
personas: españoles, negros libres, mestizos, indígenas y algún que otro
forastero.
Vino acompañado de Alvaro de Moya y Pedro de Maleto, que
subiéndose al rico cerro de San Miguel que le da el nombre al Asiento, diseñan
lo que sería la nueva Villa en un damero, asemejando a un gigante Tablero de
Ajedrez. Cumplidas las formalidades, preparación de autoridades, distribución
de solares, etc. El Pregón, un negro ladino Agustín de Castilla, anuncia en la
improvisada Plaza la fundación de la Nueva Villa, el día de Todos los Santos de
aquel lejano año de 1606.
Y así fue, el día miércoles 1 de noviembre (como este año),
en medio de adornos de “banderitas” en las casas, arcos y flores en el frontis
de la Iglesia. En el centro de la Plaza una especie de tarima pequeña. La
población entre españoles, mestizos e indígenas rodeaban el espacio,
expectantes de tan singular acto.
Estuvieron presentes las autoridades: el corregidor de la
Provincia de Paria, Francisco Roco de Villagutierrez, los hermanos Medrano,
Alvarez de Nava y Revolledo, el vicario Martín Abbad Usúnsulo y por supuesto el
Fundador Licenciado Manuel de Castro Castillo y Padilla de las Casas.
Se desarrolló primero una misa en honor al Espíritu Santo y
se interpretó “In Crescendo” entre la Homilía y El Credo, momento en cual el
sacerdote Usúnsulo bajo del Altar Mayor hizo tomar juramento al Fundador. Se
bendijo el Estandarte Real Damasco Carmesí luego de la Misa, emblema que se
utilizó hasta muy entrados los años de la República pero que lamentablemente
desapareció con el tiempo.
En la Plaza, en el lugar reservado para el acto, acompañado
de los hermanos Medrano, alzó en alto el Estandarte tres veces y dijo: “La muy
noble y Leal Villa de Sant Felipe de Austria, por el Rey don Felipe, nuestro
Señor y por sus sucesores en la Corona de Castilla, León y el Perú”; añadiendo:
“Que Dios guarde muchos años”. Y ya cumplimos 411 años.
Luego del acto formal, se designó autoridades, siendo el
primer alcalde Gerónimo de Ondegardo junto con Francisco de Medrano; el Alférez
Real, encargado de portar el estandarte Damasco Carmesí, Alonso de Mendoza
Hinojosa; Alguacil Mayor, Manuel Torres de Villavicencio; Fiel Ejecutor, Juan Bilbao
Escuriaca y Regidores veinticuatro: Pedro de Leguí, Francisco de Alzedo,
Hernando Álvarez Rubiales, Francisco de Encinas, Martín de Butrón, Francisco
Marmolejo, Julián de la Carrera y Andrés Vela de Escobar.
Continuó el regocijo con banquete y ricos licores, el
festejo duró ocho días en medio de corridas de toros, libación de vino en la
misma plaza, iluminación nocturna con farolitos hechos de papel y vela,
estallido de cohetes y fuegos pirotécnicos. Se dice que también hubo
representaciones teatrales.
Meses después, a la llegada de nuevo Virrey luego de
cuestionar este acto a la Audiencia y multarlos por actuar sin consentimiento
del Virrey, confirma la Fundación de la Villa en 1608. El Rey confirma la Villa
a 200 años de haberse fundado mediante Carta Acordada el 13 de octubre de 1806.
Hace algunos años, se abrió un debate por la confusión del
lugar exacto del acto de Fundación. La Iglesia de la Vicaría fue alterada, en
ese lugar se celebró la misa de Fundación y el acto central en lo que ahora es
nuestra Plaza Principal que en ese tiempo recibió el nombre de Plaza del Rey,
desechando la añeja idea de que fue en la Ranchería y el primero templo el que
se encuentra en el Hogar Penny. Las investigaciones acuciosos historiadores
aclararon este aspecto y a la postre tenemos la claridad por el lugar.
Y así fue, se fundó la Villa, para orgullo nuestro de
quienes nacimos, vivimos y nos desarrollamos en esta Serranía, y además, sigue
siendo sagrada.
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