Fuente: Masamaclay: historia política, diplomática y militar de la Guerra del
Chaco / De: Roberto Querejazu Calvo. // Foto: Fusilamiento en el ejército
Boliviano durante la campaña del Chaco.
Anotaciones del secretario de un regimiento: "El soldado I. T., estando de
centinela apareció con un tiro en la mano izquierda. Se, hizo una investigación
sumaria. El comandante del regimiento en un momento de furia le pegó por
espacio de diez minutos. Luego ordenó que permaneciera de pie al sol por horas.
Como si no fuera bastante, dispuso que se lo hiciera caminar entre sus
compañeros llevando un cotense a la espalda con inscripciones alusivas a su
cobardía. Finalmente se lo amarró a un árbol delante de las trincheras y se lo
fusiló".
El relato de un estafeta: "Los estafetas de regimiento somos los
encargados de fusilar a nuestros compañeros cuando son declarados
"izquierdistas". Un día B.C. apareció con un tiro en la pantorrilla.
El juró una y cien veces que era inocente, que se le escapó un tiro al limpiar
su fusil. El coronel C., comandante de la unidad, no le creyó y ordenó que se
lo fusilara sin mayores trámites. "¡Alisten sus armas!" Yo me quise
negar, porque B.C. es de mi pueblo y somos amigos. "Aquí no hay
compadrazgos que valgan" -me contestó el oficial. El pobre B. lloraba y
gritaba que era inocente. Le amarraron las manos a la espalda y cojeando por su
herida lo llevaron a un claro del bosque.
Allí lo sujetaron con un lazo a un árbol y los ocho estafetas nos paramos en
línea, al frente. Al verme B. gritó: "¿Tú, tú también me vas a matar?,
pero si eres mi amigo, hermanito, sálvame, sálvame por piedad!" El oficial
se paró a mi lado para controlar mi disparo y nos ordenó apuntar. B. viendo los
cañones dirigidos a su pecho, comenzó a rezar rápida y desesperadamente.
"Padre nuestro que estás estás en los cielos, santificado sea el tu
nombre, vénganos el tu reino…" "?
Fuego!" -ordenó el oficial. Yo cerré los ojos y disparé. No quise saber si
mi bala llegó o no al cuerpo de mi amigo, para no tener ese remordimiento el
resto de mi vida. Al mismo tiempo, terminé calladamente la oración:
"Hágase tu voluntad así en el Cielo como en la Tierra…"
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