Por: Guillermo Mejillones Quispe Parte de su
tesis de investigación para optar el título de Licenciatura en Historia.
UMSA. La Paz (Bolivia), marzo de 2017. // Foto:
Prisioneros bolivianos trabajando en la construcción de una carretera en
Paraguay. / Histarmar.com.ar.
El Coronel David Toro, refiere sobre la repatriación de prisioneros. Ninguno
mereció mayor atención que el relacionado con la repatriación de los
prisioneros bolivianos, cuya permanencia lejos del suelo patrio –se hallaba
sometidos a las más increíbles torturas – venia creando una atmosfera de inquietud
y de recelo que amenazaba terminar en graves perturbaciones de orden interno.
De ahí que tanto el gobierno como el Comando Superior, dedicasen sus más
solícitos afanes a atender esa operación que bien podía traer aparejadas las
consecuencias que se tenían para la desmovilización general; felizmente
sorteadas gracias a las previsiones del Comando Superior.
Las fuentes del Archivo Histórico Militar, resguarda valiosa documentación
referentes a los prisioneros y evadidos durante la campaña bélica del Chaco, en
los mismos nos detenemos a escudriñar entre el cúmulo de información. De este
emporio documental, se extraen datos sobre el intento separatista de aquellos
soldados bolivianos ‘orientales’ que a través de técnicas persuasivas y
compulsivas, logran actitudes separatistas y odio entre los connacionales que
soportaron con estoicidad, el estigma de Prisionero de guerra.
“El Capitán de Línea Manual Cortés Aguilera, Libertado por el gobierno
Paraguayo, respecto de los intentos separatistas, dice; ‘…el elemento cruceño
que ha sido puesto en libertad, regresara a Bolivia, pues seguirá laborando por
la independencia de Santa Cruz, además los Partes que han enviado a Bolivia han
sido hechos en combinación con Velilla…’. Además, durante el desarrollo de las
operaciones, argumenta que, al interior de las filas bolivianas, existieron
personal propio e infiltrado que lograron la división de las tropas; es más,
agrega: ‘…todo el grupo que ha llegado conmigo, conoce la división que existía
entre nosotros…no conocen mucho detalles, pero conocen la rivalidad que
existía’” ( AHM. Histórico Archivo Militar, citado por Simón Orellana Chávez,
“Intentos separatistas durante la Guerra del Chaco” En: Realidades de Nuestra
Historia, Nº2, La Paz, 2007, p.11.).
El Cónsul de Bolivia en Formosa, Sr. Seburo Bonifaz mediante correspondencia
confidencial N°127, fechado en Formosa, del 11 de noviembre de 1935541, hizo
conocer al Ministro de Relaciones Exteriores en La Paz, un asunto referente
sobre los prisioneros bolivianos liberados por el gobierno paraguayo, fueron
oficiales y suboficiales entre ellos los cruceños: Capitán Manuel Cortes
Aguilera, Teniente Rogelio Banegas, los Suboficial benianos: Carlos Vaca
Rivera, Fabián Vaca Chávez, Raúl Sandoval, Ángel Callau Roca y el Cabo Julio C.
Rivera. Luego más tarde serían liberados: Hernán Bolan, Heberto Añez, Carlos
Saucedo, estos prisioneros del Oriente habían sido puestos en libertad por el
gobierno asunceño, y gozaron de todas las franquicias posibles en el país
enemigo.
Los mecanismos de la inteligencia paraguaya fueron los que alentaron
notablemente este tipo de acciones durante la guerra, vista hoy como parte de
la guerra total. Dadas las circunstancias, seguimos analizado otro documento del
cual se advierte cómo estaba germinando la idea entre los prisioneros devueltos
a Bolivia.
“Por otra parte, el Diputado Velilla, realizó personalmente el trabajo de
selección de los elementos orientales, cuyas apreciaciones refieren a
desvincular la unidad de los bolivianos. Al referirse del Cabo Fabián Vaca
Chávez, dijo: ‘…este muchacho es muy boliviano, ha tenido ya sus inconvenientes
en el camino, y procuren ustedes convencerlo por la independencia…’. Por
supuesto, debido a las condiciones físicas y sicológicas de los prisioneros,
muchos soldados fueron presa fácil para las maquinaciones paraguayas. El
Capitán Cortez Aguilera, al referirse del Soldado Honorio Terrazas, dice: ‘…es
muy partidario de la independencia, es pobre de espíritu, resulto el maniquí de
Velilla’. Por otra parte, sobre el desertor Modesto Saavedra, se dice: ‘…es más
que ferviente partidario de la defensa note que obraba por el gran odio que
tenía a sus superiores…tomaba el nombre de Santa Cruz como su bandera para la
venganza’” (AHM. Histórico Archivo Militar, citado por Simón Orellana Chávez,
“Intentos separatistas durante la Guerra del Chaco” En: Realidades de Nuestra
Historia, Nº2, La Paz, 2007, p.11.).
Respecto del tema que nos ocupa, el teniente Elías Belmonte Pabón, como prisionero
boliviano en ‘Cambio Grande’, refiere que el Suboficial Volad, proporcionaba la
salida extraordinaria de connacionales orientales, buscando ‘…influenciarlos
para provocar quizá el desquiciamiento entre los Oficiales de Cambio Grande y
acaso cultivar en el corazón de los orientales el sentimiento separatista’. Es
más, ‘…salió a la calle juntamente con el Tte. Saucedo, según se decía para la
Jura a la Bandera de la República de Santa Cruz’. Todo este escenario nos
muestra cómo se estaba preparando el escenario. La tarea separatista en un
inicio consistía persuadir a la tropa en los centro de operación y propagar el
sentimiento anexionista en la ciudad de Santa Cruz.
El accionar que había empleado el Paraguay con referencia a la fuga de
prisioneros había sido escueto. Se identificó primero a elementos cruceños
entre los cautivos, y se permitía afortunadas y casi exitosas fugas de
prisioneros cruceños que en reducidos grupos abandonaban los acantonamientos
del Paraguay. Salían en automóvil hasta Lambare, para cruzar de ahí el rio
Paraguayo, previo pago de una cierta suma de dinero. Estas fugas jamás han
sufrido trágicos tropiezos.
Analizando los casos de evadidos se observa claramente, la particular cuestión
de los cruceños, que no recibieron de sus familiares sumas de dinero suficiente
para pagar por su libertad. Sin embargo, los evadidos en su mayoría fueron
estudiantes o intelectuales de algún arraigo en su tierra. Cabe pues
preguntarse, ¿por qué otros prisioneros, de mayor posibilidad económica no pudieron
o no tuvieron la oportunidad de pagar por su libertad? Los prisioneros
pertenecientes del altiplano aun con posibilidades no accedían fácilmente a
estas evasiones consentidas por el gobierno paraguayo. Lo que demuestra el
interés que tenía el gobierno guaraní de germinar a través de los prisioneros
cruceños el postulado separatista.
A muchos prisioneros se les ofreció una aparente ventaja en el trato, aunque la
vigilancia y el trabajo forzado no disminuyeron, ni la alimentación mejoró,
pero, si encontraron un grupo de diez u ocho, que fue alojado en el local de
informaciones secretas, del servicio que dirige Benjamín Velilla, quien los
tomo a su cargo, mostrándoles como líderes de la tendencia separatista. En
realidad, estos muchachos premeditadamente aceptaron esa condición, para
vigilar de cerca los pasos del gobierno paraguayo, y con el deliberado
propósito de hacer espionaje a favor de la patria, que lo efectuaron
aprovechando las facilidades de estar ubicados en el centro de la labor privada
enemiga, haciendo llegar algunos partes incluso hasta el mismo Comando Superior
nacional. Gracias a este grupo de infiltrados se pudo conocer de cerca los
pasos que daban día a día en el exterior. (Expediente N°72, “Documentos
Reservado, mayo de 1935”, Carta de José Saavedra Suárez dirigida al Presidente
de la República José Luis Tejada Sorzano, de fecha 2 de octubre de 1935.).
El Cónsul Sr. Seburo desde el exterior informaba, que el principal elemento en
favor del separatismo cruceño eran estos prisioneros del Oriente liberados por
el Paraguay. Entre las maquinaciones en favor de geminar tendencias
separatistas testificaron ante las oficinas del consulado: el Capitán Cortes,
el teniente Benegas y el Cabo Julio C. Rivera, quienes fueron invitados por
paraguayos a beber en un bar público en Formosa (noviembre de 1935), luego en
su última noche en esa región, fueron festejados en casa del paraguayo: Sr.
Turnemine, donde asistieron entre otros paraguayos el secretario del Consulado
Paraguayo señor Maldonado, el Capitán Arguello, un oficial Ayala, a la que se
invitó también algunas señoritas (de no muy buena reputación), “en el
desarrollo de la fiesta, hubieron múltiples brindis por la INDEPENDENCIA
cruceña, grandes elogios para el Paraguay de amistad para el futuro, es decir
según ellos para cuando Santa Cruz logre su independencia o su separación de
Bolivia”. Por otra parte, se logró advertir también fueron enviados por correo
un buen número de libros, de propaganda en favor del separatismo. (ALP.FTS.
Expediente N°6, “Delegación en Buenos Aires”, Correspondencia (Copia) N°127 del
Consulado de Bolivia en Formosa, fechado el 11 de noviembre de 1935.).
Las principales conclusiones tras hablar con algunos prisioneros liberados por
el Paraguay en Argentina, fueron: “que llevan a Bolivia la idea de realizar una
vez allá, los planes proyectados en el Paraguay, es decir de tratar por todos
los medios conseguir la separación de Santa Cruz y el Beni de nuestra
nacionalidad, aunque ellos manifiestan que toda la propaganda que han hecho
contra Bolivia en el Paraguay”. En palabras del Cónsul de Bolivia, Sr. Seburo
expresaba denotadamente: “creo que el asunto de Santa Cruz, se pone día a día
más grave y que la llegada de los citados anteriormente puede agravarla aún
más” (ALP.FTS. Expediente N°6, “Delegación en Buenos Aires”, Correspondencia
(Copia) N°127 del Consulado de Bolivia en Formosa, fechado el 11 de noviembre
de 1935.).
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