ORÍGENES Y EVOLUCIÓN DEL NACIONALISMO BOLIVIANO (parte I)

Por: José Ortega - Orígenes y Evolución del Nacionalismo Boliviano.

GEOGRAFÍA

Bolivia inició su vida independiente con tres millones de kilómetros cuadrados y, después de la pérdida del litoral frente a Chile, la cesión del Acre a Brasil y la derrota en la guerra del Chaco, terminó con 1.110.000. La política económica de los países vecinos favoreció la táctica aislacionista que impidió la autonomía económica del país y la posible competencia comercial. 'La poca densidad, típica de todo país interior, fue amparada, en ciertos momentos históricos, por la política boliviana que consideraba la baja demo' grafía como útil instrumento para la automización de los movimientos reivindicacioncitas. A la baja densidad hay que añadir una irregular distribución de la población y un mal sistema de comunicaciones, factores que también obstaculizaron la integración del país, ya que la desigualdad demográfica determina diferentes políticas en una misma nación, y consecuentemente distintas formas de gobierno. La falta de comunicaciones provocó la descentralización y el consiguiente fragmentarismo de la autoridad, sistema poco práctico en naciones como Bolivia, que por hallarse en un rápido proceso de transformación social, necesitan una concentración del Poder.
Bolivia es un microcosmos donde se dan todo tipo de climas y terrenos {1), pero paradójicamente esta diversificación, aparentemente fraccionaria, tiene un carácter unitivo, sintético {2). De las tres regiones que pueden distinguirse en Bolivia —altiplano, yunga y valle, llanos y tierras bajas— la primera es la que histórica y económicamente ha jugado el papel más" importante en el destino del país.

VICISITUDES GEOPOLÍTICAS HASTA LA INDEPENDENCIA: EL ALTIPLANO Y EL LITORAL

El Altiplano fue la sede del Tiahuanaco, la más vieja civilización preincaica, cuya inaccesibilidad a los centros de autoridad determinó' su carácter:' independiente. El macizo andino-boliviano, del cual es parte el Tiahuanaco, ha sido considerado como el sustrato básico de la nacionalidad boliviana (3). La bolivianización, de acuerdo con esta teoría, ha de partir del Altiplano, es decir, esta zona ha de influir en el resto del país, y la nación, a su vez, ha de hacerse como el Altiplano. Paradójicamente la fuerza espiritual de esta área fue un obstáculo cuando se quiso llevar a cabo la verdadera nacionalización dé Bolivia con las reformas agrarias de i953, especialmente por la dificultad de trasplantar indios bolivianos del altiplano hacia otras tierras de cultivo, en particular hacia el Este. La movilización y diversificación del elemento humano, medida necesaria en la reforma agraria boliviana, rompió la unidad que el indio guardaba con su medio, y exigió una nueva aclimatación de éste con un horizonte distinto, lo cual significó un impedimento más en el proceso de la nacionalización.
Políticamente Bolivia, antes de la conquista española, constituía una de las cuatro ramas en que se dividía el Tahuantisuyo o Imperio Inca y estaba poblada por los indios quechua y aymara. El Kollasuyo (Bolivia) era la región más rebelde, como lo prueba el espíritu de insumisión que los kollas demostraron contra las invasiones como la del peruano Yahuar Huaca en el siglo XIII.
La rebelión de los indios kollas en 1780 contra el sistema político-económico español llevó a la famosa coalición de las fuerzas de Tomás Catan en el Kollasuyo y Tupaj Amaru en el Perú y aunque esta insurrección fracasó en sus objetivos inmediatos, mejoró la situación social del indio e influyó en los movimientos de emancipación del siglo XIX. El factor económico -—riqueza minera de Potosí-- produjo a fines del siglo XVIII movimientos de aspiración nacionalista por parte de los criollos y mestizos, los cuales formaron el partido de los vicuñas, en defensa de los intereses político-económicos contra los españoles peninsulares {4).
En 1780, por Decreto de la Corona española, se ordenó que del Virreinato del Perú se desglosara su parte sudoriental, Alto Perú, y pasara a depender del Virreinato de La Plata bajo el nombre de Charcas. Las últimas fuerzas opuestas a la liberación, dirigidas por el español Pedro Antonio de Olañeta, fueron destruidas en 1825. La burguesía criolla ejerció presión para la proclamación de la independencia de Bolivia, la cual se hizo oficial en el Congreso reunido en Chuquisaca, la actual Sucre, conocida también bajo los nombres de Charcas y La Plata. Bolívar siempre dudó de la madurez político-económica del nuevo país para una vida independiente, la cual rompía, según el Libertador, ciertas entidades geopolíticas cuya supervivencia constituía la base para un. futuro espíritu continental. Sucre tuvo que convencer a Bolívar de la poca viabilidad de la anexión de Bolivia a Perú o de su dependencia de Buenos Aires. Hasta el primer tercio del siglo XIX los ex realistas, representantes del espíritu colonial, alentaron desde el Perú una política antisucrista en la que se pedía la anexión de Bolivia a Lima. Las rebeliones del pueblo contra esta idea antinacionalista demuestra la vitalidad del espíritu de la bolivianidad.
La cuestión del litoral es uno de los factores que más carácter imprime al desarrollo nacionalista boliviano. Económicamente la falta, de salida al mar, es decir, la carencia de transporte fluvial, ha supuesto una seria dificultad en el vivir histórico de esta nación ya que la claustrofobia causó un sentimiento de frustración y humillación respecto H los países vecinos de quienes Bolivia todavía depende. El aislamiento se tradujo también en un ensimismamiento que ha llevado a una intensificación del espíritu territorial, es decir, de las 'energías materiales y espirituales del país.
En 1860 se descubrió guano y nitrato en Atacama, región de la costa boliviana, donde el capitalismo anglo chileno deseaba expandir su área de influencia económica, y cuando Bolivia estableció en 1879 un impuesto al nitrato exportado en ese sector Chile protestó' tomando Antofagasta. Dos años más tarde, después de la batalla de Tacna, Bolivia perdió toda la zona del litoral. En 1895 se pactó con Chile una salida al mar, pero el Tratado nunca se llevó a cabo y en i9o4 se firmó un acuerdo dándole a esta nación el derecho perpetuo a la zona costera. Bolivia recibió en compensación tres millones de libras esterlinas y un ferrocarril que comunicaría Anca y Antofagasta con las ciudades más importantes de Bolivia.
Otra nación con deseos expansionistas a costa de Bolivia fue Brasil país que a principios de siglo tuvo pretensiones sobre la región del Nordeste (Acre) rica en goma. En 1903 el Alto Acre fue cedido a Brasil a cambio de la construcción del ferrocarril Madera-Mamoré.
Tanto la pérdida del litoral frente a Chile, como la del Acre frente a Brasil fueron causa de la miopía económica, o sea, falta de interés nacional por parte de la oligarquía boliviana, la cual se preocupó sólo de sus intereses y el de sus aliados extranjeros, La crisis provocada por la pérdida de estas zonas, vitales a la unidad nacional, determinó la aparición del positivismo (5), doctrina de la que se esperaban soluciones realistas y prácticas. El Gobierno republicano, después de la primera guerra mundial, intentó recuperar la zona del litoral cedida a Chile, y en i92Ó, bajo el Gobierno de Siles, el secretario norteamericano Kellog pidió a Chile y Perú que devolviesen Tacna y Arica, puertas en el Pacífico perdidos por Bolivia en anteriores litigios, pero la petición boliviana no fue atendida.
En la dramática y accidentada historia boliviana hubo momentos en que no sólo el litoral, sino la nación entera estuvo en peligro de desaparecer. A la anécdota pertenece el incidente del embajador británico en Bolivia, el cual, en 1868, rehusó una invitación del entonces Presidente Melgarejo, quien le hizo pagar tal humillación haciéndole dar varias vueltas a la plaza mayor subido a un asno. La Reina Victoria, ante la imposibilidad de tomar represalias a tan larga distancia, decidió borrar Bolivia del mapa (6). En 1909 hubo otro intento, más serio esta vez, de eliminar a Bolivia como país autónomo incorporándolo a Chile, dicho proyecto fue negociado por el Presidente Montes (7).
La situación interna de Bolivia provocó un primer nacionalismo abstracto, nativista, basado en la defensa de los valores de la tierra y, especialmente, en la fuerza mítica del altiplano. Por otra parte, la política criolla estuvo controlada por la oligarquía, la cual defendía sus propios intereses con total despreocupación de las amputaciones territoriales sufridas por el país. A medida que avanza el siglo XX el nacionalismo adquirió un carácter más realista, socializante y sensitivo respecto a los problemas de Bolivia, es decir, en relación con el bienestar material de sus habitantes, los cuales se reducen prácticamente a la masa india en la que han de buscarse todos los problemas y soluciones a las cuestiones de la identidad nacional. El indio es expresión dramática- de los males socioeconómicos que aquejaron —y aquejan— a Bolivia y de la solución de éstos depende el nacionalismo dinamico, futurista orientado hacia la emancipación de esta clase, es decir, hacia su dignificación.

ESPAÑOLES E INDIOS DOS MENTALIDADES EN CONFLICTO

Tanto el objetivo económico —explotación de las riquezas americanas-— como el espiritual - cristianización del indio— resultaron incompatibles en su aplicación práctica. La aclimatación espiritual se llevó a cabo general' mente mediante la imposición o superposición —y no adaptación de ideologías o sistemas de pensamiento intelectualmente elaborados (conceptos escolástico-aristotélico-tomistas, centralismo político, etc.) a los valores del indio. La aspiración aglutinadora de la política imperialista española en América del Sur fracasó por haber querido subordinar el interés económico a todos los demás. La incompatibilidad mental que, desde un principio caracterizó el encuentro de estas dos razas —las cuales «se encontraron, pero no se penetraron» (8) - retardó la integración del indio a la vida nacional boliviana. El indio boliviano presenta dos formas étnicamente diferenciadas;- el aymara (bajo, poco social, pasivo, guerrero) y el quichua (alto, pacífico, disimulado). Morfológica y psicológicamente ambas ramas pueden considerarse parte del mismo tronco andino-boliviano.
El Imperio inca conoció un sistema de agricultura muy organizado. La población se dividía en comunidades o ayllus, y la distribución y explota' ción de la tierra se llevaba a cabo de una forma muy racional. De la porción de terreno recibido para cultivo, una se ofrecía al Sol, otra se desti' naba al Rey, y en la tercera participaba comunitariamente el ciudadano. La colectivización de la tierra obedecía a razones de economía rural, ya que la escasez de agua aconsejaba el cultivo fragmentario.
El colonialismo español a través del criollo impuso en Bolivia el sistema aristocrático-feudal basado en la propiedad de grandes extensiones otorgada por título real y en la que se incluían gran número de vasallos. La mita, la encomienda y el mandamiento sustituyen al sistema colectivista incaico. La excepción a esta política socio-económica fueron las misiones jesuíticas al oriente de Bolivia las cuales realizaron una fructífera labor entre los indios guaraníes creando importantes núcleos de trabajo.
Tanto el español como el criollo practicaron una sistemática política económica proteccionista {encomienda, latifundio, minifundio) basada en métodos que habían demostrado ser efectivos por mucho tiempo. El inmovilismo preveía cualquier acción emancipadora que algún día pudiese poner en peligro los intereses de la oligarquía. Al terrateniente criollo le faltó una visión burguesa y capitalista de la riqueza, y su ambición consistió en obtener del suelo —o del subsuelo cuando la tierra no rendía— el mayor provecho posible, en el plazo más breve, con el mínimo esfuerzo y utilizando la mano de obra más barata.
El pongueaje mantuvo al indio boliviano por largo tiempo —en realidad hasta 1952— como un ciudadano socialmente marginalizado. El colono o pongo indio trabajaba cuatro días a la semana para el patrono y un día tenía que hacer servicios personales, a cambio de lo cual, y en usufructo,, cultivaba un trozo de terreno suficiente para su mantenimiento. Esta institución retrogradó la emancipación socioeconómica de] indio (9).
El indígena se halla unido a la tierra por fuertes lazos materiales y espirituales. La venera y se cree fruto de ella (10). La Iglesia católica se aprovechó del conjunto de creencias teocráticas del indio para incorporar o eliminar, según los casos, lo que mejor servía a sus intereses político-economicos (11). La prédica católica sobre la sumisión y obediencia al poder civil emanado de Dios se equiparaba al pensamiento teocrático indio, y la idea de la futilidad de los bienes terrenos, encerrada en la doctrina «mi reino no es de este mundo» implicaba un fatalismo determinista que se adaptaba a la idea del pathos o resignación de la psicología del indio. La organización eclesiástica católica incorporó y preservó —nunca destruyó {12)— las creencias y prácticas indias que, sin oponerse a la ortodoxia católica, constituían la mejor garantía a la hegemonía material y espiritual de la Iglesia.
Una de las características del individualismo español es la resistencia que opone a todo lo nuevo por miedo a tener que salir de sí mismo (13). Esta actitud justifica, en parte, la falta de soluciones prácticas, o el retraso con que éstas fueron aplicadas, a las nuevas realidades que continuamente se le presentaron al español en América. El carácter introvertido del indio boliviano —la nota más acusada de su psicología {14)— contribuyó a la falta de entendimiento entre las dos razas.
La cristianización del indio fue llevada a la práctica siempre que no estuvo en desacuerdo con la política económica de la Corona. Los intereses económicos retardaron la emancipación social del indio y su consecuente incorporación a la vida nacional boliviana.

CAUSAS POLÍTICAS DEL FRAGMENTARISMO NACIONAL BOLIVIANO HASTA LA GUERRA DEL CHACO

En Bolivia, y en general en América del Sur, es difícil separar las funciones políticas de las socioeconómicas ya que las instituciones políticas están controladas por la minoría blanca-mestiza la cual monopoliza el patrimonio material y cultural. La falta de equilibrio entre función política y social se traduce en la exageración de la politización ya que los intereses parciales de núcleos no políticos (universitario, familia, sindicato) se sirve del poli' tico para solucionar sus problemas.
Los múltiples obstáculos que se opusieron al andar histórico de Bolivia —política, regionalismo, lengua, raza, sentimiento— determinaron un lento y penoso proceso en la formación de una nación en el concepto moderno del término, es decir, como colectividad de bolivianos que se sientan como tales, y que, además, tengan conciencia de que su país se ha incorporado al gran concierto de la familia americana.
Siendo los males de América del Sur eminentemente políticos es imperativo, para la comprensión de los problemas de Bolivia, algunas consideraciones sobre algunos de los sucesos políticos que imprimieron más carácter a la historia de Bolivia como nación.
Desde 1563 la Audiencia de las Charcas tuvo hegemonía sobre las provincias de Buenos Aires, Tucumán, Paraguay y Bolivia, como la conocemos hoy. En 1776 las Charcas, que se llamó Alto Perú hasta su independencia en 18215, perdió jurisdicción sobre estas regiones, excepto Bolivia.
El espíritu de bolivianidad empezó a fraguarse en las corrientes espirituales del siglo xviii, especialmente en Chuquisaca, capital de las Charcas, y en la Universidad de San Francisco Xavier y la Academia Carolina, centros intelectuales donde se filtraron y prosperaron las ideas liberales europeas fermento de futuras revoluciones.
La expulsión de los jesuítas en 1767 influyó en la transformación política de las colonias ya que éstos representaron la base de las relaciones entre Madrid y las colonias, y su salida significó el triunfo del relajado clero secular pro-criollo. El criollo preservó sus intereses constituyendo la oligarquía europeizante y antiboliviana, despreciadora del indio. El mestizo se solidarizó con la clase criolla por razones económicas y su actitud hacia el indio fue similar a la del criollo.
Hacia la mitad del siglo XIX se suceden en Bolivia una serie de dictaduras y regímenes de terror que durará hasta 1880. Este período se caracteriza por la lucha entre La Paz y Sucre. La primera se afirma como la gran ciudad criollo-mestiza, chola, mientras que Sucre representa la vieja aristocracia criolla blanca o pretendiente blanca. El poder, sin embargo, va pasando a La Paz.
Después de la guerra del Pacífico (1879-1884) Bolivia quedó aislada, mutilada y encerrada a causa de las pérdidas de la zona costera frente a Chile. Este incidente marcó el despertar del nuevo nacionalismo boliviano.
La gran novedad en la política de fin de siglo fue el juego y la alternancia de los partidos liberal y conservador. De i898 —caída del viejo partido conservador—• a i92o se sucede una época liberal caracterizada por la falta de intentos revolucionarios, hecho insólito en un país como Bolivia. Entre i9zo y 1930 Saavedra favoreció la tendencia nacionalista de reivindicación del mestizo, y aunque su partido se llamó republicano socialista no significó que hubiese socialismo, izquierdismo ni comunismo, excepto Tristán Marof, cónsul en París en i92O, y fundador del partido socialista a su vuelta a Bolivia en 1924. La inquietud social en todos los sectores del país es un hecho en la década de los veinte (15). Los intelectuales, no izquierdistas, sino representantes de los ideales civiles del siglo XIX, fueron bien acogidos en principio por la Administración de Siles (I926-I93O) y de ellos saldrían los futuros jefes políticos de los partidos de postguerra que tan importante papel iban a desempeñar en e! destino de Bolivia.
El Gobierno atravesó una crisis de i92O a i929 y tuvo que acudir al préstamo de compañías estadounidenses para hacer frente a la deuda interna y externa, mientras que la oligarquía depositaba sus divisas en bancos extranjeros. Esta dependencia financiera de EE. UU. imposibilitó la autonomía económico-política de Bolivia acrecentando los sentimientos de frustración de los nacionalistas.
Los ataques de Paraguay a la frontera boliviana desde 1928 despertaron y avivaron los sentimientos nacionalistas, especialmente los de los universitarios imbuidos de ideas marxistas.

CLASES SOCIALES E INSTITUCIONES

El nacionalismo auténtico ha de limar las diferencias clasistas, culturales y económicas que se han opuesto a la formación de una sola clase de boliviano. En esta ardua v lenta tarea las instituciones tradicionalmente nacionalistas —Iglesia, Ejército, oligarquía— han de desempeñar un papel fundamental.
La movilidad, fluctuación y constante transformación -de los distintos grupos sociales hace difícil cualquier intento orgánico de división, en las clases sociales sudamericanas. Por lo que respecta a Bolivia, país de preponderante población india, la división de castas es más socioeconómica que racial.
El criollo, descendiente peninsular, constituyó la oligarquía blanca y mantuvo la actitud mental y los privilegios de los españoles hacia otras clases. El cholo, inteligente, astuto, dinámico buscó su emancipación mezclándose con los estratos superiores acelerando de este modo el proceso de aculturación y nacionalización racial.
De tres millones de habitantes con que contaba Bolivia hacia i932 sólo doscientos mil participaban en la vida política del país. Dentro de esta mi' noria pueden distinguirse tres grupos: 1° La Rosca, círculo cerrado de los oligarcas y capitalistas, que comprendía a los grandes propietarios del suelo y del subsuelo. Cuando la explotación de los minerales sustituyó a la agricultura a principios de siglo, apareció la burguesía industrial, clase cuyos intereses estaban ligados al extranjero. Este nuevo latifundismo extremadamente exclusivista y diferente del nacionalismo chauvinista de la élite feudal colonial fue, una rémora para el proceso nacionalista. 2° Los sectores medios, grupo indeterminado y confuso, incluyen a los intelectuales, oficiales del Ejército, pequeños comerciantes, burócratas, etc. Esta nebulosa clase (16) unió sus intereses después-de la crisis del Chaco, y definió ideológicamente a los campesinos y proletarios. 3° El último grupo está compuesto del obrero minero y del cholo urbano. Esta clase, por su proximidad a la ciudad, está más politizada y es la primera en adquirir conciencia de clase convirtiéndose generalmente en el sector más auténticamente representativo de las aspiraciones nacionalistas.
A la oligarquía van unidos dos poderes en Sudamérica: el Ejército y la Iglesia; En Bolivia el Ejército es una institución de prestigio, una de cuyas funciones principales (17) es la de mantener y defender el honor nacional.
Los años precedentes a la contienda del Chaco ejemplifican la facultad y atribuciones del poder militar. Depuesto Siles del Gobierno en 1930, los militares se hicieron cargo del Gobierno hasta que la situación del país se estabilizó con la elección de Salamanca. Este, a causa de la crisis provocada por la guerra, rué obligado a dimitir por los militares en 1934, ^os cuales. Juzgaron inepto al Gobierno civil para dirigir los destinos de Bolivia. El socialismo militarista que se inauguró en 1936 representó la vuelta permanente del poder militar a la escena política {18). A partir de esta última fecha todos los Gobiernos en el poder buscaron el apoyo militar, incluso el M. N. R. en 1943, y fue el general Ortuño Barrientos el que llevó a cabo una rebelión en 196j que restauró' la hegemonía del Ejército en Bolivia.
La Iglesia católica apoyó desde la independencia a las clases conserva' doras y gozó de autoridad en el mantenimiento del equilibrio entre las distintas facciones en poder. La influencia de la iglesia empezó a decaer a finales del siglo XIX, y fue el Ejército el que recogió la perdida prerrogativa eclesiástica. Como dijimos anteriormente, la labor cristianizadora estuvo generalmente subordinada al interés económico, y por esta y otras complejas razones la labor de la Iglesia respecto al problema socioeconómico del indio fue muy limitada, siendo los jesuítas y dominicos los tínicos que realizaron una obra positiva respecto a la emancipación del indígena.
Ejemplo del desprestigio de la Iglesia en Bolivia en el campo social fue el fracaso de la Gran Cruzada Pro Indio de 1926, campaña que provocó una violenta reacción en los grupos de la oposición, los cuales vieron en esta Cruzada una justificación al desinterés que la Iglesia demostró por el indio por muchos años.
Los jalones que han ido definiendo la conciencia nacional boliviana hasta la guerra del Chaco fueron determinados por la peculiar geopolítica boliviana desde el desglosamiento de la que iba a ser moderna Bolivia, del Virreinato del Perú y dependencia del de La Plata hasta la prematura independencia, la cual rompió las unidades regionales, políticas y religiosas creadas por la Corona española. El carácter cerrado del país condujo a un nacionalismo interno basado principalmente en la vitalidad tradicional é histórica del altiplano.
Económicamente, la lucha de Bolivia con los países vecinos con una salida al mar y la pérdida de zonas costeras intensificaron el sentimiento de aislamiento del boliviano eliminando la posibilidad de un posible futuro nacionalismo continental. La riqueza natural de este pobre país explica, desde el siglo XVIII a nuestros días, la existencia de una oligarquía local y un capitalismo internacional ambos de naturaleza antinacional.
Socialmente ni las clases en el poder ni las instituciones se preocuparon de dotar al resto de la población de un concepto de identidad nacional. La clase media, que tradicionalmente es la que aporta la ideología nacionalista, estuvo alienada, ya por doctrinas foráneas, ya por intereses particulares. La marginalización del indio —base de la población boliviana—, su sistemática explotación y segregación de la colectividad boliviana retrasaron la formación de una conciencia nacional.
Hasta 1932 no existía conciencia de bolivianidad, es decir, falta de comprensión por parte del nacido en Bolivia de saberse perteneciente a una colectividad, ni dimensión histórica o sistema de valores en los que el boliviano pudiese basar su existencia.
El efecto revulsivo de la guerra del Chaco fue beneficioso, como lo prueban las ulteriores consecuencias —M. N. R. y revolución de 1952— que este conflicto tuvo sobre el país. En ciertos sectores de la clase media, es decir, lo que' queda suprimidos la Rosca u oligarquía y los trabajadores manuales, provocó un fuerte sentimiento nacionalista, que intentó ahondar en las raíces de las causas políticas de la crisis. La guerra puso en contacto por vez primera, bajo la misma bandera, a grupos humanos de distinta raza, lengua y costumbres, integrando a la vez a las tres regiones bolivianas (altiplano, valle y oriente) y uniendo a los combatientes en una lucha por una causa ambigua y por un país para la mayoría desconocido, que ahora se empezaba a llamar patria.
Antes de entrar en el estudio de la formación del verdadero nacionalismo boliviano como consecuencia de la guerra del Chaco es necesario hacer ciertas consideraciones generales sobre las corrientes ideológicas que señalaron el largo y penoso proceso seguido por las jóvenes Repúblicas sudamericanas en la búsqueda de una definición del carácter nacional.



Referencias
(1) «Cada zona del territorio mira hacia un punto diverso, se da la espalda, tiene otro ambiente físico y, por consiguiente, otros hábitos y otros intereses», TRISTAI* MAROF (seudónimo de GUSTAVO NAVARRO: La tragedia del Altiplano, Colección Cía' tiáad, Buenos Aires, 1934, pág. 115.
(2) «La heterogeneidad de. Bolivia, al parecer decisiva, es en realidad aglutinadora. La diversidad geográfica de la América meridional se convierte en unidad al llegar al sector central, y éste resulta síntesis de aquélla, a la vez que sirve de conjunción y remanso», ALBERTO OSTRIA GUTIÉRREZ: Una obra j» un destino: la política interna' - cional de Bolivia después de la. Guerra del Chaco, Editorial Ayacucho, Buenos Aires, 1946, pág. 357.
(3) Esta es la famosa tesis andinista de JAIME MENDOZA (El macizo boliviano, Imprenta Arrió, La Paz, 1935) que tantos seguidores ha tenido. MENDOZA defendió: el factor geográfico, el «espíritu territorial» de la montaña en el macizo de Charcas, como el núcleo básico de la nacionalidad boliviana. Esta función aglutinadora del macizo (si consideramos a éste en su totalidad de altiplano, valle y llano) podría servir como' vínculo entre los tres sistemas hidrográficos del Amazonas, Plata, Pacífico y las cinco' naciones vecinas.
(4) “No es probable que los "vicuñas" adquiriesen de golpe una clara conciencia. de libertad, pero es indudable que protagonizaron un movimiento nacional. Combatir los privilegios de los españoles de España, y exigir sus derechos en razón de ser ellos españoles de América, tiene, ciertamente, ese sentido nacionalista que más tarde se convertiría en el principio de la autonomía e independencia del Alto Perú», RUTH ARRIETA.  Bolivia, Casa de las Américas, La Habana, 1965, pág. 38.
(5) «... la derrota con Chile llevó la conciencia boliviana hacia la consideración de la realidad en una forma brutal y la preparó para la adopción de principios menos idealistas que los que el eclecticismo y el catolicismo habían venido enseñándole», GUILLERMO FRANCOVICH: I A filosofía en "Bolivia, Editorial Losada, Buenos Aires, 1945, página 120.
(6) HUMBERTO VÁZQUEZ MACHICAO : La leyenda negra boliviana, IM calumnia de la borradura del mapa, Editorial Universidad Mayor de San Andrés, La Paz, 1957.
(7) «En 1931 Bautista Saavedra, durante el gobierno de Montes, publicó en L<í República dos notas en las que el ministro boliviano en Chile, Alberto Gutiérrez, denun-- ciaba al canciller Sánchez Bustamante el cual había descubierto una proposición que importaba la desaparición de Bolivia como personalidad autóctona», AUGUSTO GsspE' DES: El dictador suicida, Editorial Universitaria, S. A., Chile, 1956, pág. 29. (8) «Between these two races no effective means of understanding, no moral basis of accomodation was ever found. They met but did not penétrate», FRANK T.ANNEN' BAUM: Ten Keys to Latin America, Vintage Books, Nueva York, 1966-, pág. 35->a República dos notas en las que el ministro boliviano en Chile, Alberto Gutiérrez, denunciaba al canciller Sánchez Bustamante el cual había descubierto una proposición que importaba la desaparición de Bolivia como personalidad autóctona», AUGUSTO CESPEDES, El dictador suicida, Editorial Universitaria, S. A., Chile, 1956, pág. 29.
(8) «Between these two races no effective means of understanding, no moral basis of accomodation was ever found. They met but did not penétrate», FRANK T.ANNEN' BAUM: Ten Keys to Latin America, Vintage Books, Nueva York, 1966-, pág. 35-
(9) RAFAEL REYEROS J lil pongueaje; la servidumbre personal de los indios nos, Empresa Editora Universo, La Paz, 1949. Este tratado sociológico tuvo una gran influencia en la cuestión del indio boliviano. Las leyes dictadas después de ^52 para la' abolición del pongueaje se basaron en este libro.
{10) «L'Indien se refuse á l'intégrstion nationale, lui oppose une résistance vegétale, celle de l'individu aggrippé á son sol, ses traditions, sa solitude ou sa misére», ROGER BASTIDE: «L'Amérique Latine dans le miroir de sa littérature», Annales, París, 1958, núm. 1, pág. 40.
(11) Dice UNAMUNO que la religión católica es «lazo social, y la unidad religiosa, forma suprema de lo social... y en cuanto institución (la religión católica) sirve para sustento de la máquina social y de la obediencia a la ley», En torno al casticismo, 4.a edición, Espasa-Calpe, S. A., Madrid, 1957, pág. 95.
(12) Los misioneros no impusieron el Evangelio; impusieron el culto, la liturgia, adecuándose a las costumbres indígenas. El paganismo aborigen subsistió bajo el culto católico... Este fenómeno no era exclusivo de la catequización del Tawantisuyu. La catolicidad se caracteriza por el mimetismo, con que en lo formal se ha amoldado siempre al medio», JOSÉ CARLOS MARIATEGUI: Siete ensayos de interpretación de la realidad peruana, 2.a ed., Editorial Librería Peruana, Lima, 1934, pág. 152.
(13) «Dejado en sí mismo, el hispano vive en sí, y espera confiado en su persona y en la Providencia benévola», AMÉRICO CASTRO: La realidad histórica de España, Editorial Pomía, Méjico, 1954, pág. 63.
(14) La fórmula sintética de la personalidad del indio boliviano está compuesta de: a), alma (voluntad de resistencia o introversión y voluntad de acción); b), vitalidad; c), espíritu. Esta es la tesis de GUSTAVO ADOLFO OTERO en Figura y carácter del indio, Barcelona, 1933, uno de los estudios más completos de las características antropológico-morfológicas del indio boliviano.
(15) «Desde 1920 brotó en las minas, entre los obreros, los estudiantes más inquietos, un germen de descontento que diaria y tenazmente ha ido creciendo hasta formar cierta conciencia proletaria», TRISTÁN MAROF: La tragedia del Altiplano', Colección Claridad, Buenos Aires, 1934, pág. 29.
(16) «Para definirlas (a las clases medias) hay que hacerlo por exclusión —porque no son proletarias o no son burguesas-- y su destinó, por tanto," es errabundo e incierto. Se dice por eso que la llamada clase media es una media clase, una" clase a medias, y para saber lo que son estas capas es menester enumerarlas o decir lo que no son», RENE ZAVALETA MERCADO: Bolivia el desarrollo de la conciencia ««tetona!, Editora Diálogo, S.'R. L., Montevideo, 1967, pág. 68.
(17) La intervención del militar en política sudamericana se debe a «class inte» rest, regional interests, perceptión on natiónal interest, the corporate self-interest óf the military, and the self interest of individual ofíicers», SAMUBI, E. FlNEUt Man att Hofsebach: Tfee Role of the Mtiitary in Pótitics, Praeger, Nueva York, 1962, página 36.
(18) «The era of military socialism, which bfegan in May» 1936, reptésented the re-emergence of the military into Bolivian politics for íhe fitst tíílié in ovér fifty years», HERBERT S. KLKIN: «David Toro and the Estabtishíflént tí£ "Military Socialisrh" in Bolivia», The Hispanic AnfeHcan Histórica! Review, vol. 45, 1965. Página 5.

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