Por: O. Cordova.
Según algunos escritores, entre ellos Santivañez que hizo una buena biografía y
otra el historiador Alcibiades Guzmán; ambos coinciden que el Mariscal era muy
ostentoso en el vestir y que le gustaba lucir uniformes despampanantes en sus
paseos o cuando lo visitaban.
Sus uniformes importaban de Europa y tenía el Mariscal preferencia por uno que
era de color blanco e imitación del que usaba Napoleón Bonaparte. El
uniforme era suntuoso, bordado de oro y botones del mismo metal, colan ajustado
a los muslos y botas granaderas de charol; completando el boato de la figura,
al cinto la espada que le había obsequiado el Congreso con puño de oro cuajado
de brillantes y el pecho poblado totalmente de medallas y cordones dorados, y
tocándose la cabeza con un bicornio que remataba en un plumaje bicolor verde y
rojo.
Cierta ocasión, el Mariscal es invitado por una familia aristocrática de la
ciudad de Sucre, y cumple la visita luciendo el uniforme blanco. Así vestido,
deslumbrante como un sol, se presentó con su escolta a la casa de aquel
patricio chuquisaqueño.
El impacto que causo Ballivian en aquel hogar fue sorprendente, especialmente
en uno de los hijos que lo miraba como a un ser divino.
El niño corre y se le acerca a Ballivian y le pregunta
¿Y tú sabes comer?
Ballivian lo mira sonriso y una voz también infantil en tono susurrante, le
dice.
-Y también sabe cagar.
Era el negrito picarón, sirviente de la casa, que medio oculto entre los
cortinajes y haciendo brillar sus ojos blancos le había informado así a su
amito.
(_Anécdotas_ de Gobernantes y Gobernados - Antonio Paredes Candia)
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