Por: J. L. Bernabe C. para Historias de Bolivia.
El levantamiento del 16 de julio en la ciudad de La Paz había sido controlado
por los realistas españoles, ahora llegaba la hora de castigar y escarmentar a
los levantados.
Llegó el fatídico día de martirio y crueldad, 29 de enero de 1810, la Plaza
Mayor frente a la capilla del Loreto presentaba las horcas y un tablado con
todos los preparativos necesarios para la ejecución de los patriotas paceños
Goyeneche, con total frialdad, sin inmutarse, presenciaría desde el balcón de
su tribuna en la plaza principal la ejecución de los sentenciados. El primero
en ser ejecutado fue Pedro Domingo Murillo. Después era el turno de Juan
Antonio Figueroa. Goyeneche lo había condenado a la horca, el patriota se
encontraba suspendido pero al momento de la ejecución se rompió la soga
arrastrando en su caída al verdugo, entonces fue sometido a la pena del
garrote. Golpe tras golpe cayó sobre el hombre, pero éste se levantó,
vacilante, ante el asombro de los espectadores. Aun así no murió entonces un
soldado se acercó para cortarle la cabeza. Juan Antonio Figueroa tristemente
sufrió triple martirio.
Cuando Figueroa finalmente dejó de existir, su cadáver fue sepultado en la
iglesia del Sagrario.
ESPAÑOL
Había nacido en España, más concretamente en Galicia, en el siglo XVIII. Su padre
lo llevó cuando aún era niño a Potosí (Bolivia). Ya en la edad adulta, militó
varios años en la Marina, después regreso a Potosí y ejerce allá su profesión
de sastre.
Tras el levantamiento del 16 de julio de 1809, al mando del patriota paceño
Pedro Domingo Murillo, fue nombrado teniente de artillería.
LOS OTROS PATRIOTAS AJUSTICIADOS
Después de la ejecución de Murillo y el degollamiento de Figueroa prosiguió el
colgamiento de Juan Basilio Catacora, Buenaventura Bueno, Melchor Jiménez,
Mariano Graneros y Apolinar Jaén.
Además con el suplicio del garrote (muerte lenta por asfixia en una máquina de
tortura rudimentaria) fueron ejecutados Gregorio García Lanza y Juan Bautista
Sagárnaga.
El cura José Antonio de Medina salvó su vida por su condición de prelado de la
Iglesia pero fue enviado a Lima con grilletes de hierro en los pies y una
cadena en la cintura.
Fuentes:
Foto: Ejecución de Murillo.
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de Bolivia.
la pena del garrote aplicada a Figueroa, García Lanza y Sagárnaga es la del "garrote vil", una maquina que, por compresion del cuello, producía la dislocación de la apófisis odontoides de la vértebra axis sobre el atlas en la columna cervical, es decir, en terminos simples, desnucaba al reo. En casos de usarse una maquina muy rudmentaria o improvisada, esta provocaba la muerte por asfixia, a menso que el verdugo fuera muy poco habil, o el reo tuviera una fortaleza extraordinaria.
ResponderEliminarFigueroa no pudo haber recibido "Golpe tras golpe". Lo mas probable, es que se usara una maquina demasiado rudimentaria, y la fortaleza de la musculatura del cuello del reo haya impedido que se disloque la vertebra correspondiente, o se haya producido la asfixia del mismo.