LOS CHIRIGUANOS Y LA LUCHA CONTRA LAS ETNIAS ANDINAS



Fuente: Historia del pueblo chiriguano - Thierry Saignes / Isabelle Cornbès // Primera edición: abril de 2007 - Plural editores.

Los núcleos chiriguano, ubicados en los años 1530 en las primeras pendientes entre las cumbres fortificadas de Samaipata y de Incahuasi, empiezan una lenta progresión hacia el oeste y el sur. Debemos suponer que se efectúa primero según el modo de la escisi6n algunas familias dejando su maloca de origen para establecerse sobre nuevas cumbres. Pero la llegada de nuevos refuerzos guaraní en 1548 y en 1553 (como acompañantes de las expediciones de Irala) es la que permite, según Ruy Díaz de Guzmán, una ocupación en profundidad de esta frontera andina que los textos españoles pasan a llamar "Cordillera chiriguano".
Estos invasores hacen huir a las guarniciones inca: sabemos, por ejemplo, que hacia 1540 los moyo-moyo, después de violentas combates donde pierden a su jefe, abandonan los "valles de Payquito, Gualope y Sibaya [...] que se encuentran [...] a diez días de Tomina" para refugiarse más al sur en las fortalezas de Tarija. Otros mitimaes, entre ellos los churumata, se instalan en la zona de Tarabuco y Presto, a 50 6 60 ki16metros de la actual Sucre.
A mediados del siglo XVI, los chiriguano parecen haber alcanzado su expansión máxima hacia el oeste (corresponde a una longitud de 64° oeste a partir del meridiano de Paris). Al sur del Pilcomayo, la fecha de su infiltración es controvertida: la década de 1540-1550 según Lizárraga (1968 [1603-1609]: 92), o los años 1570 según Polo de Ondegardo (1574, en Mujia, 1914: t. 2, p. 96). Los moyo-moyo, otra vez victimas de sus ataques, deben refugiarse más hacia el interior, para finalmente ser "reducidos", coma los churumata, en los valles vecinos de La Plata (actual Sucre).
Pero más allá del territorio realmente ocupado por los chiriguano, incursiones armadas se multiplican contra los establecimientos fronterizos, tendiendo a crear una esfera de dominación indirecta. En virtud de Ulla especie de soberanía feudal, aldeas andinas son sometidas a un saqueo periódico que toma el aspecto de "visitas de tasacion" en favor de los dueños de la cordillera. Los chicha del sur andino -etnia, sin embargo, famosa por su tradición guerrera- experimentan de modo más apremiante aquellas contribuciones forzadas que duplican el tributo colonial.
Así, el hermano mercedario Diego de Porres cuenta coma los moradores de un pueblito del extremo sur son despojados de sus vestidos (hasta los que llevan puestos) tres veces al año: su miedo es "tan grande que [...] solo seis chiriguanos bastan para mantener en respeto a toda la población". El "cacique- gobernador" de los chicha confirma que sus sujetos "daban [a los chiriguano] vestidos de cumbi, platos de plata, hachas y anzuelos de hierro, y con todo eso no lograban contentarles". El resultado fue que muchos abandonaron las regiones mas expuestas a las incursiones. Otro testigo estima que la región situada entre el valle del rio San Juan de Oro y el Pilcomayo, donde "vio grandiosas fortalezas y populosas poblaciones" fue destruida y abandonada. Más al norte, toda la región de S. Lucas de Pahacollo, ocupada por mitimaes killaka y qara qara, está sometida periódicamente a los saqueos chiriguano.
Esas incursiones no eran siempre tan exitosas. Algunas veces, arcabuces españoles intervenían, otras veces las victimas usaban subterfugios. Toledo relata como unos chicha invitaron a sus enemigos a un banquete y después de emborracharles los degollaron. Tal vez a este mismo episodio se refiere otro testigo español, quien atribuye la iniciativa a Viltipuco, cacique de los omaguaca:
Cuando llegaron unos cuarenta indios chiriguano a tres leguas de Talina para percibir el tributo que estaban acostumbrados a dades los indios ganaderos en lana y rebaños, se encontraba en aquel momento [...] Viltipuco [...] quien los invita a beber; él, sus pastores y sus dos mujeres, los emborracharon y luego los mataron a. de Rodriguez, 1604, AGI Pat. 13 7 n° 1 r. 2: 96).
Un último aspecto de esta lucha contra los invasores de la Cordillera y sus inmediatos vecinos andinos concierne la ayuda que proporcionaron los últimos a la empresa militar del virrey Toledo, nuevo episodio de esa antigua hostilidad entre pueblos serranos y pueblos de las sabanas orientales. Esta contribución andina, hasta ahora desconocida por la historiografía colonial, consisti6 en proporcionar alimentos, llamas y soldados. Los "señores" killaka, qhara qhara y yampara acompañaron así a sus propias tropas, reanudando con la tradición guerrera de la confederaci6n charka. Pero estas tropas fueron las principales víctimas de la táctica de guerrilla que opuso el enemigo y casi quinientos a seiscientos de los suyos desaparecieron, muertos 0 capturados, durante la campana Gulio-septiembre de 1574),Lo que Toledo imputo a su indisciplina.
Posteriormente, el establecimiento de una red de asentamientos fronterizos rodeando la Cordillera chiriguano y "cerrando las puertas principales" disminuye notablemente las incursiones chiriguano contra las aldeas andinas periféricas. Las etnias meridionales así separadas de sus enemigos se encuentran protegidas. En cambio, los yanacona andinos que trabajan en las estancias fronterizas soportan ahora todo el peso. Durante el último cuarto del siglo XVI y el primer tercio del siglo XVII, son frecuentemente muertos 0 capturados para ser comidos 0 servir a sus nuevos amos en la Cordillera. No se trata ya de enfrentamiento colectivo oponiendo a etnias entre sí; esos destinos individuales no reflejan siempre la mera pasividad: muchos yanacona huyen por la Cordillera a ofrecer sus competencias a los "salvajes", algunos de ellos llegando a ser líderes muy apreciados.
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Foto-postal niños y hombre indígenas de la región del Chaco, 1904 aprox.

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