Por: Tomas Molina Céspedes // artículo publicado el 7 de octubre de 2014. // Foto: El argentino-cubano Guevara.
Conforme pasa el tiempo, los hechos ocurridos luego de la captura y fusilamiento del Che Guevara, el 8 y 9 de octubre de l967, se desdibujan y entran al campo de la legenda, generando anécdotas que entretienen y enriquecen el relato histórico. Uno de esos hechos es el referido a lo ocurrido con el reloj del Che, luego del combate en la quebrada del Churo.
Es un hecho cierto, que en vida el Che Guevara tenía un reloj fosforescente suizo, marca “ROLEX”, que marcaba no sólo la hora, sino también la ubicación, la altitud, la humedad, la temperatura y la fecha. A esto se debe que en su diario, antes de comenzar el resumen del día, señalaba con exactitud la altitud en la que se encontraba. Ese reloj acompañó al Che en todos los momentos culminantes de su vida.
El día que el Che cayó prisionero llevaba su famoso reloj. ¿Qué pasó con él? Aquí comienza la legenda. Por lo menos tres personas alegan tenerlo como botín de guerra: 1) El General Gary Prado Salmón, que comandó la captura del Che; 2) Un miembro del Comando de Ejército de entonces; 3) Uno de sus soldados y 4) Félix Rodríguez, el agente de la CIA, que interrogó al Che en la Higuera antes de su fusilamiento.
Las pertenencias de los hombres célebres siempre han suscitado interés y codicia. El distinguido historiador Edgar Oblitas Fernández, me decía que muchas personas, incluyendo un boliviano, aseguran tener el reloj auténtico del Libertador Simón Bolívar. Así fue y al parecer así siempre será mientras exista el ego y la ambición de las personas.
Pero ¿qué pasó con el reloj del Che? Primero conozcamos la versión de Gary Prado Salmón, el militar boliviano que capturó al Che, quién según su libro: “LA GUERRILLA INMOLADA”, sostuvo esta conversación con su prisionero, el 8 de octubre en la noche, en la escuelita de la Higuera: “...Comencé a hablar con él -- dice--. Me interesaba sobremanera conocerlo mejor.
¿Cómo se siente?
-Bien. El teniente me ha puesto una venda y aunque siento algo de dolor, no se puede evitar ¿no?.
-Lamento que no tengamos un médico con nosotros, pero de todas maneras mañana, a primera hora, vendrá el helicóptero y será llevado a Vallegrande donde podrá ser mejor atendido.
-Gracias, me imagino que deben estar ansiosos por verme allí.
-Seguramente, ¿Hay algo más que pueda hacer por usted?
-Sí, hay algo más Capitán, aunque no sé cómo decirlo.
-Dígalo, no tenga reparos.
-Se trata de esto. Tenía conmigo dos relojes, UNO MIO y otro de uno de mis compañeros que me fueron quitados por los soldados cuando veníamos aquí.
Reaccioné rápidamente. Yo no había autorizado aquello. Sabía quienes eran los soldados que lo habían acompañado en el trayecto desde el Churo, así que salí y los hice llamar de inmediato. Efectivamente, tenían los relojes Rolex Osteer Perpetual, de acero inoxidable idénticos. LOS RECUPERE y después de reprenderlos severamente, retorné a la escuela.
-Acá tiene sus relojes. Guárdelos. Nadie se los quitará.
-Me temo que son muy notorios para poder seguir teniéndolos. Preferiría que me los guarde usted hasta cuando pueda recuperarlos o para que los haga llegar a los míos cuando sea posible. ¿Me haría ese favor?
Vacilé un momento, pero luego decidí aceptar, porque seguramente en Vallegrande se los QUITARIAN nuevamente.
¿Cuál es el suyo?, pregunté.
-Lo marcaré, dijo. Tomó una piedrecilla del suelo trazando una “x” en la parte inferior del reloj (falso, porque el Che históricamente tenía las manos amarradas). Este es el mío, el otro de Tuma – explicó --, ENTREGÁNDOME ambos relojes, que guardé en uno de mis bolsillos...”
Esta versión contradice el inventario de las pertenencias del Che, que incluye dos relojes, dado a conocer por el Comando del Ejército en Vallegrande, el día 10 de octubre. Si el Che entregó el 8 de octubre a Gary Prado dos relojes y, éste se los guardó en el bolsillo, resulta inexplicable que ambos relojes aparezcan dos días después formando parte del inventario de prendas encontradas en el cuerpo del guerrillero. Al respecto “Pombo”, el sobreviviente cubano de la guerrilla, en sus memorias, dice: “En la tarde del día 10 escuchamos la noticia de la muerte de Che, no había dudas, daban la descripción de su persona y la forma como estaba vestido; hablaban del suéter que perteneció a Tuma y que él llevaba como recuerdo, DE LOS DOS RELOJES: el de él y el de Tuma, que conservaba para entregárselo al hijo de éste que no había conocido, las abarcas que le había hecho Ñato, los dos pares de medias (Che siempre usaba dos pares, pues tenía la piel muy fina y así la protegía)” (POMBO, Un hombre de la guerrilla del Che, Pag. 216). Según esta versión algún jefe militar de importancia del Ejército se apropió de los relojes en Vallegrande.
Por su parte, el agente de la CIA Félix Rodríguez, el único extranjero que conversó y fotografió al Che, la mañana del 9 de octubre de l967, en sus memorias, dice: “...El reloj Rolex, que el Che tenía en la muñeca izquierda, UN SOLDADO se la había quitado poco después de la captura. Vi que lo mostraba a los otros y le pedí que me lo diera para examinarlo y comprobar que no tenía microfilmes. Le prometí que se lo restituiría de inmediato. Me aparté y velozmente cambié la pulsera del Rolex del Che y de mi propio Rolex. Después le di al SOLDADO mi reloj con la pulsera del Che...Después de estrechar la mano a Guevara salí y MANDÉ a Terán que cumpliera la orden. Le dije que debía dispararle por debajo del cuello porque tenía que parecer muerto en combate. Terán pidió un fusil y entró en la habitación con un par de soldados. Después oí los disparos. Miré el reloj del Che y anoté en mi cuaderno: hora 13:10 del 9 de octubre de l967...” (El Guerrero de la Sombra)
Según esta versión, un soldado que participó en el operativo del Churo se quedó con un Rolex, lo que significa que a estos tres personajes –Prado, Rodríguez y algún jefe del Ejército --, que dicen haberse quedado con el reloj del Che, se agrega un cuarto que a estas horas también debe creer tener tan valioso botín en su poder.
¿Quién dice la verdad? Quién tiene el Rolex auténtico del Che. Tal vez nunca se sepa, porque la leyenda alcanza no sólo a la vida de los personajes célebres, sino también a cuanto les perteneció. Lo único cierto es que el Rólex del Che aún debe estar marcando la hora de uno de sus verdugos. (De mi libro “CHE, EL ÚLTIMO COMBATE”) Я посвящаю эту статью, чтобы моя дочь Татьяна и ее мать света, с любовью.
Otro caprichito caro del comunista humilde.
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