Fragmento de la tesis de grado de María del Pilar Mendieta Parada, titulado De la alianza a la confrontación: Pablo Zárate Willka y la rebelión indígena de 1899 en Bolivia. 2007.
La vida cotidiana de las ciudades a mediados del siglo XIX era sin duda menos atractiva que en el periodo colonial ya que esta transcurría tranquila en medio de la chismografía entre vecinos que vivían pendientes de los avatares políticos o de las actividades de tal o cual caudillo. Los chismes, las especulaciones y la tranquilidad eran interrumpidas de cuando en cuando por las asonadas políticas y los golpes de Estado. En muchas ciudades, como las del oriente, las noticias llegaban más tarde debido a la lejanía y la falta de comunicación. A fines de siglo, la actividad de los caudillos fue cambiada por la efervescencia política causada por las actividades electorales que se constituían en los momentos más intensos de la vida cotidiana a partir de las tertulias o de la participación en las mismas.
Al igual que los pueblos, las ciudades cobraban vida durante las festividades. Las fiestas para tal o cual santo o patrón, el Corpus, el carnaval, año nuevo, Navidad y las fiestas patrias eran de importancia vital para los habitantes citadinos que esperaban con verdadera ansia su llegada. Amén de los cumpleaños, los matrimonios y los diferentes acontecimientos sociales que, como comenta el Aldeano (1830), estaban influenciados por el consumo de productos extranjeros y una visión del mundo que intentaba emular a lo europeo, en especial a lo francés:
“Pero el lujo que concierne al vestido es que puede llamarse escandaloso hasta la sala de baile es menester que este adornada al estilo europeo ya que ella misma no ha de ser europea…. “Tantos besamanos, tantos cumpleaños, tantas diversiones particulares y tantas otras que tienen por costumbre ¿cuantos caudales no consumirán?” (Ana Maria Lema, 1994, p. 39.)
Las fiestas por ejemplo, en la ciudad de La Paz, se desarrollaban en distintos ámbitos. Uno, el mestizo-indígena de las parroquias de indios convertidos paulatinamente en barrios de artesanos donde los distintos gremios competían por ser los mejores prestes y organizadores de la fiesta seguidos por los indígenas que ejecutaban sus danzas tradicionales. El otro ámbito acaecía
en los salones de las casas de los principales miembros de la élite. A pesar de ello, durante las fiestas era común que se trasgredieran los espacios ya que en muchas ocasiones los bailes y las comparsas de indígenas o mestizas tomaban el centro de la ciudad bajo la mirada escandalizada de los criollos afrancesados. A raíz del año nuevo de 1894 el periódico “El Industrial” comenta lo siguiente:
“Felizmente paso esta fiesta celebrada por todas las clases sociales sin novedad notable para deplorar. Solo los indígenas siguen fastidiando con sus cajas y sus flautas que lejos de alegrar siembran la tristeza en los corazones. Ojala la policía ordenase a sus patrullas la recolección de estos que no hacen otra cosa que embriagarse y durar las fiestas..”
Los miembros de la élite, emulando a lo extranjero, organizaban sus fiestas para bailar valses y minués de origen europeo. Sin embargo, al calor de la bebida, estas generalmente terminaban con bailecitos, cuecas, charangos y las quenas de carácter popular. Un caso interesante era la de la fiesta de La Cruz realizada el 3 de mayo. En esta celebración no solo la festejaban los indígenas y los mestizos sino también los criollos que se disfrazaban con indumentarias indígenas bailando y realizando sus rondas en torno a el llamado Calvario de la ciudad de La Paz.( Simón Cuba.Las fiestas religiosas en la ciudad de La Paz 1848-1900. La Paz, Tesis de Licenciatura inédita,UMSA, 2000.) La élite guardaba la compostura durante el día, pero en ocasiones festivas era común que se los encontrara compartiendo con mujeres mestizas o cholas el ambiente nocturno de las chicherias.( Humberto Solares. Sociedad oligárquica, chicha y cultura popular. Cochabamba, Editorial Serrano, 1990.) Al mismo tiempo que era una minoría que intentaba copiar ideas y comportamientos de Europa para diferenciarse de lo indio, lo mestizo o lo cholo, no podía desprenderse de la influencia de su cultura ya sea por la dependencia económica con estos sectores (haciendas, comercio etc.) y por su inevitable influencia numérica y cultural.
------------------
Comentario
Es curioso como la “clase alta” boliviana y en general la latinoamericana trata a lo largo de la historia de "europisarse", Creyendo que lo extranjero es mejor o más “civilizado” que lo propio. Existen muchísimos ejemplos, pero uno claro es lo que ocurre con el escandalo respiradores en nuestro país.
------------------
Foto: hombre quechua de Potosí / principios de siglo XX.
Historias de Bolivia.
No hay comentarios:
Publicar un comentario