¡10 DE NOVIEMBRE DE 1932!... DÍA DE LA GLORIA




GUERRA DEL CHACO

Las diminutas tropas de Bilbao, toman posición en la orilla norte del Km. 7 o Campo Candía, en improvisadas posiciones y comienza la defensa desde el día 5 de noviembre, hasta llegar al dia 10 de noviembre de 1932. Mientras los paraguayos arremeten con furia nuestras líneas, tratando de romper nuestro dispositivo; pero nuestras tropas siembran el pajonal de cadáveres. La mañana del 8 de noviembre las tropas paraguayas logran aproximarse hasta los 50 metros de nuestra línea, con la firme intención de asaltarnos previa una preparación intensa de hostigamiento; pero un hábil ardid del Cmdte. de Bat. del Campero, al ver la gravedad del momento, hace pasar en voz alta en toda la línea de defensa; ¡ALISTAR LAS GRANADAS DE MANO!… al escuchar estas órdenes los paraguayos comienzan a retroceder. Es cuando aprovechamos para batirlos, desde los árboles o chapapas a los que retrocedían, haciendo numerosas bajas en las filas enemigas. HASTA ESA FECHA, NO HABÍAMOS RECIBIDO ESTA ARMA, NO TENÍAMOS NI PIEDRAS, MENOS GRANADAS DE MANO PARA LANZAR… La lucha se hace tenaz, los paraguayos con fuertes efectivos arremeten desesperadamente nuestra ala izquierda, centro y el ala derecha respectivamente, con tropas frescas, embriagados con la caña con que son racionados para ser víctimas de nuestras armas. Pero el pequeño Destacamento Bilbao rechaza por donde incursionan, con pérdidas para las tropas de Estigarribia. 

Para el contraataque el 10 de noviembre, los defensores del Km. 7, fueron reforzados con pequeños efectivos del Reg. 50 Murguía,  Abaroa, Chichas, 25 de Infantería y el Destacamento "Z" alcanzando con los del Destacamento Bilbao, con los que se efectuó el contraataque. El Comando paraguayo había dispuesto para el 10 de noviembre un ataque a fondo, con sus mejores tropas frescas para romper nuestra línea a todo trance y cumpla el deseo de almorzar en Saavedra y comer en Muñoz. Fortines que quedaban a S. y O. del Km. 7 respectivamente, con un efectivo de 13.000 bien armados.  

¡10 de Noviembre de 1932!... Día de la gloria. 

Las tropas inician la marcha por el ala izquierda a la hora señalada en la orden, venciendo inauditas dificultades en lóbrega mañana, en un silencio aterrador, mientras las unidades del centro y ala derecha están en apronte, ¡listas para saltar de la trinchera ...! La tensión cerebral se traduce por el trágico silencio, los soldados y oficiales están con los uniformes raídos, las frazadas terciadas a la espalda, se ciñen los cinturones, el morral está con munición racionada, están con las carrilleras aseguradas al mentón, la visera de la gorra levantada en desafío, están los rostros crispados, pálidos y profundos, impacientes esperan la señal de la muerte y el furioso empellón con el enemigo; que nos cree derrotados e incapaces de reaccionar; se mojan las manos con la amarga saliva, para empuñar mejor y más fuerte el arma, que ya está con la bayoneta armada y fuera, que refleja rayos de luz, ante la linterna sorda… llega la hora... ! La voz firme de los Comandantes, aviva y despierta a esa tropa que oye…! ¡Al Asalto...!  es la orden que señala la muerte como un clarinazo de…  ¡¡¡Viva Bolivia…!!!, rasga el aire tibio en ese gran cañadón. Saltan de la trinchera en veloz carrera, con las bayonetas mantenidas horizontalmente, para atravesar a quien osara detener el furioso impulso. Y encuentran a los 60, 80 y 100 mts., a los paraguayos que, tendidos en el pajonal, no atinan a tomar las armas, ante la violenta avalancha. Es cuando comienza la lucha cuerpo a cuerpo, el cuchillo bayoneta entra y sale de esos cuerpos también famélicos, que, al oprimir la cola del disparador, se oye el sordo tronar de cajas toráxicas. Están embriagados de venganza en la acción, es mezcla de alegría en el torbellino del frenesí y de cólera a la vez, es la firmeza de eliminar con ira y rápidamente al enemigo. La batalla canta en la fiebre de la sangre que mana, el olor de la pólvora invade el ambiente y el borbollar de la roja sangre, aumenta la acción emocional, están envueltos en el estallido de granadas de artillería, morteros y ametralladoras y huyen bajo la espesa nube de polvo, ametralladoras por aviones que vuelan a ras del pajonal, bajo el sol opaco de la mañana: el inmenso cañadón está lleno de cadáveres paraguayos, los nuestros son mucho menores. La furia es tal, que el cansancio domina músculos y nervios: se ha ganado terreno, 5 largos kilómetros hasta las 4 de la tarde. Ninguna batalla tiene paralelo como la del 10 de Noviembre, fue tan furiosa, a pecho descubierto y en pleno pajonal, allí nos vimos cara a cara con el enemigo y se combatió a la bayoneta, a golpes de culata, con pala, pico, machete, a cuchillo, a puntapiés y a puñetazos, y tuvo la virtud de hacer cambiar el curso de la guerra. 

La mayor prueba de esta clara victoria, es la declaración del prestigioso militar paraguayo Mayor Antonio Gonzáles, cuando se refiere en su obra "La Guerra del Chaco". dice: "El contraataque del 10 de Noviembre, revela un acertado golpe de vista operativa en la conducción del Comando Boliviano, al mismo tiempo audacia y alto sentido de responsabilidad, al amparo de esta posición logró detener la progresión paraguaya, definitivamente, dando respiro a sus fatigadas tropas y reunir elementos para asumir la iniciativa operativa y estratégica. En cuanto a la moral del soldado boliviano demostró poseerla en alto grado y sus cualidades combativas brillaron muy alto el 10 de Noviembre y posteriormente". —LA BATALLA EN KILÓMETRO 7 EN LA GUERRA DEL CHACO 10 DE NOVIEMBRE DE 1932 – Cnel. Santiago Pol Barrenechea — #cortegosky

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