«CUANDO LOS AVIADORES BOLIVIANOS SOBREVOLABAN LAS SERRANÍAS, REPETÍAN ¡DE AQUÍ NO SE PASA!»
LA AVIACIÓN EN LAS BATALLAS DE VILLA MONTES, CAMATINDI, COPERE, CARANDAITI-MOSA, LA PENCA BOYUIBE Y CAMBEITI
(enero - junio de 1935) — Guerra del Chaco.
En la batalla de Villamontes, una de las actividades importantes que cumplieron fue en favor de la artillería, identificando los movimientos y emplazamientos de los cañones enemigos. Estas tareas han sido apreciadas por los mismos artilleros que reconocieron la precisión de los datos que se les suministraba, cuando comunicaban a sus propias baterías los preparativos de ataques enemigos, dando lugar a que se pudiese mejorar el emplazamiento de las piezas y el reglaje de sus tiros.
Con el precioso auxilio de los aeroplanos bolivianos, la artillería, en la defensa de Villa Montes, pudo contener a los atacantes, bombardeando sus posiciones con la precisión necesaria. Nuestra artillería, disparaba sus Shapnels rozando nuestros aviones cuando volábamos muy cerca de las adelantadas trincheras, e identificábamos los fogonazos y las explosiones de los impactos.
Nuestros aviadores operaban sin descanso delante y detrás de las líneas enemigas. Sus acciones fueron anónimas, numerosas y decisivas en la batalla de Higüirarú y en la ocupación del pueblo de Tarairí.
En una memorable reunión de pilotos, el 24 de enero de 1935, el Tcnl Jorge Jordán nos manifestó: "Todos nuestros medios aéreos participarán con la máxima intensidad en la defensa de Villamontes...". Los aviadores volaban dirigiendo su fuego contra las posiciones, las concentraciones de tropas, convoyes de camiones y puestos de comando enemigo. Sus ataques con sus ametralladoras de a bordo y con sus bombas de fragmentación sistemática, diezmaron las tropas paraguayas. Partiendo de las aeropistas de Cuevo y Charagua las acciones de los aeroplanos del Grupo Aéreo My. Ernst se desencadenaban sobre los campos de aviación enemigos, especialmente contra los aviones de combate y de transporte desplegados en Ibamirantí, aeropista paraguaya en la cual se había observado intenso tráfico aéreo.
La interdicción de bombardeo y ametrallamiento permitió averiar y poner fuera de combate algunos aviones adversarios y es ante nuestra presión aérea constante que las tropas enemigas aumentaron los emplazamientos de sus armas antiaéreas en la pista de Ibamirantí, en Puesto Central, Ñahuapua y Capirenda.
Nuestros aeroplanos, en todas las horas del día y a veces hasta en las noches, operaban desde los campos de aviación situados detrás y delante de las serranías de Aguaragüe, Tarimacua y Charagua, a alturas relativamente bajas, dominando los llanos de Cambeiti, el boquete de Yoay y el paso del Itiyuro, para cumplir el servicio de crucero de vigilancia. Todos los aviones Osprey despegaban en grupo, escoltados por los cazas Hawk. Las formaciones estaban constituidas por seis a nueve aviones de reconocimiento Osprey y entre seis a nueve aviones de caza Hawk. Cuando los aviadores bolivianos sobrevolaban las serranías repetían ¡DE AQUI NO SE PASA!. La aviación rindió los más importantes servicios a las otras armas combatientes, especialmente a la heroica y sacrificada infantería. Poco a poco los aviadores bolivianos se convirtieron en dueños del espacio geográfico.(Conducción de la Fuerza Aérea Boliviana en la Guerra del Chaco - Gral. de Div. Ae. (SP) Alberto Paz Soldan Pol.)
«CUANDO LOS AVIADORES BOLIVIANOS SOBREVOLABAN LAS SERRANÍAS, REPETÍAN ¡DE AQUÍ NO SE PASA!» LA AVIACIÓN EN LAS...
Publicada por Historias de Bolivia en Domingo, 21 de febrero de 2021
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