Recopilación: Pablo Amurrio (Texto y fotografías)
A MODO DE PROLOGO.
Ayer 12 de marzo del 2021, en horas de la mañana la edición
digital del Diario Correo del Sur, nos comunicaba el sensible fallecimiento de
la Sra. Angélica Ordoñez viuda de Colodro, digna dama que a los 23 años de edad
se vio envuelta en la vorágine de la Guerra del Chaco, ella participó
activamente como voluntaria de sanidad en el Sector de Carandayti, entre sus
recuerdos aún guardaba en su memoria esos duros momentos de la guerra,
recordaba la angustia de la ofensiva paraguaya de finales de 1934 y que ante la
inminente llegada de los “pilas” (así ella los llamaba) tuvo que evacuar de su
natal Carandayti junto a su pequeño hijo, durante 1935 asistió abnegadamente a
los soldados heridos que llegaban a los puesto de sanidad de retaguardia,
fungió como ayudante de sanidad cumpliendo con valentía y sacrificio un trabajo
voluntario, curando a los enfermos y heridos de la guerra y brindando apoyo
moral a los caídos.
No podemos dejar pasar este día sin rendir nuestro más
ferviente homenaje a la Sra. Angélica Ordoñez la última enfermera de la Guerra
del Chaco, su partida cierra una página del heroísmo de la mujer boliviana, hoy
junto a ella recordaremos a las valientes enfermeras bolivianas que no dudaron
en enlistarse en las filas de la Cruz Roja Boliviana y la Sanidad Militar del
Ejército Boliviano para partir hacia los Hospitales de Campaña, transcribiremos
relatos de los emocionantes momentos donde se muestra la grandeza y valentía de
nuestras mujeres.
(A continuación, texto transcrito del libro “90 años
sembrando humanitarismo – Historia de la Cruz Roja Boliviana 1917 – 2007”, por
Renán Estenssoro Valdez con la investigación de María Ana Cantuta Vela)
LA ORGANIZACIÓN Y EL LLAMAMIENTO DE VOLUNTARIAS.
Era el 20 julio de 1932, y a los pocos días de iniciarse el
conflicto armado, la presidenta de la Cruz Roja Boliviana, la Señora Bethsabé
Montes de Montes, puso esa institución a disposición del Centro de Propaganda y
Defensa Nacional. Para tal efecto, remitió la siguiente carta al presidente de
ese centro en la que informa: …“esta institución se ha puesto inmediatamente en
actividad con motivo de los recientes sucesos ocurridos en el Chaco, habiéndose
comenzado la organización del cuerpo de enfermeras que deberán partir a la
región del sudeste”…..
De esta manera, la Cruz Roja Boliviana comenzó a prepararse
para asistir a los combatientes bolivianos con enfermeras, víveres,
medicamentos, vituallas y la recolección de recursos económicos. En esta etapa
recibió un gran apoyo de las mujeres bolivianas.
En julio de 1932, la Dirección General de Sanidad instruyó a
sus dependencias de Sucre, La Paz, Potosí, Cochabamba, Oruro, Santa Cruz,
Tarija y Trinidad, la organización de “cursos rápidos de Cruz Roja” para
enfermeras, auxiliares y médicos titulados.
El 22 de julio de ese año, la Cruz Roja Boliviana convocó a
todas las mujeres bolivianas a enrolarse. El diario La Razón de esa fecha
publica el siguiente llamamiento:
“Habiéndose comenzado la organización del Cuerpo de
Enfermeras destinado a la atención de los heridos en la campaña del Chaco, se
hace un llamado a las señoras y señoritas que deseen formar parte de esta
institución. Enfermeras que deseen prestar sus servicios en la región del
sudeste. Se comenzarán los cursos instruyendo únicamente a aquellas personas
que, por sus condiciones de independencia, estén dispuestas a partir al Chaco a
la primera indicación, a cuyo fin deberán firmar un compromiso".
El llamamiento que hizo la Cruz Roja recibió infinidad de
respuestas. Decenas de mujeres acudieron para enrolarse como enfermeras o
voluntarias. En Oruro, se presentó el 25 de julio de 1932, un numeroso grupo de
señoritas las cuales solicitaron enrolarse al primer contingente sanitario como
enfermeras y partir al Chaco de manera inmediata.
El mismo día que se hacia el primer llamado de voluntarias,
partió un tren con dirección a Villazón y a los hospitales de campaña junto a
un contingente de médicos, militares, sanitarios y enfermeras. El Diario, en su
edición del 23 de julio, publicó la siguiente nota:
“El pueblo los vitoreó en la estación La Paz. La multitud
testimonió su admiración a las representantes del bello sexo que integran la
comisión.
La noticia extensamente difundida de que debían partir al
Chaco los médicos militares sanitarios conjuntamente con las enfermeras,
congregó ayer en la estación central de ferrocarriles numerosísimo público que
desbordaba en los andenes.
Se escucharon vítores a la patria, al Chaco boliviano y a
los abnegados profesionales cuyo deber está en el territorio que nos disputan
los paraguayos, y que abandonan sus comodidades y conveniencias particulares
para acudir al llamado de la patria.
En cuanto a las enfermeras, no hay que decir que el público
femenino las rodeó en medio de sus más fervientes admiraciones. Todas las
mujeres que no alcanzaron el privilegio de ir a los hospitales del Chaco, se
hicieron el propósito de completar su aprendizaje en la Cruz Roja a fin de
alcanzar igual galardón.
No cabe duda que, en esta hora sublime, en que el
patriotismo palpita al unísono, nadie quiere sustraerse al deber patriótico de
acudir con todo entusiasmo al sitio de preferencia, que no es sino el Chaco,
donde tiene que afirmarse la soberanía nacional.
Cuando se puso en marcha el tren, se agitaron vivamente los
pañuelos y los sombreros, despidiendo a la misión sanitaria, en la que marchan
los médicos más conspicuos por sus conocimientos y por su abnegación. Con esos
elementos se puede asegurar que estará bien resguardada la salud de nuestros
soldados y que tendrán el amparo que necesitan cuando por desgracia caigan en
la refriega”.
El Diario del 19 de agosto de 1932, informa sobre las
actividades de la Cruz Roja en Cochabamba y señala que las mujeres que la
integran confeccionan mosquiteros y otras prendas para la atención de los
heridos. Según el reporte, esa filial entregó 546 mosquiteros, 546 paquetes
sanitarios individuales, 507 toallas, 240 morrales sanitarios para camilleros
(cada morral con una botella de tónico cardíaco, ocho paquetes sanitarios, una
pinza, una tijera, dos paquetes de algodón, dos paquetes de gasa, un tirabuzón,
dos docenas de ganchos, doce tablillas para fracturas, un tarro de pomada para
contusiones y un frasco de tintura de yodo).
LAS ENFERMERAS DE LA CRUZ ROJA: VALENTÍA Y MUERTE EN
SERVICIO.
Varias decenas de enfermeras y voluntarias de la Cruz Roja
prestaron sus servicios en los hospitales de retaguardia durante el conflicto
armado. Sin embargo, cabe recordar la labor que realizó la agrupación de
enfermeras de La Paz que, en un número de 40, se incorporaron a la Cruz Roja Boliviana
bajo la presidencia de María Julia Granier, quien prestó su ayuda en el
hospital de Villamontes.
Algunas de las enfermeras que acudieron a la guerra murieron
en el cumplimiento del deber, otras cayeron enfermas, víctimas del ardiente y
malsano clima de la región.
Una de las víctimas fue Lola Ramos, quien murió en el
hospital de Fortín Muñoz. El 29 de marzo de 1933, La Razón daba cuenta de su
fallecimiento:
“La señorita Ramos, natural de Oruro, se alistó al poco
tiempo de iniciadas las hostilidades en la Sanidad Militar, habiendo
desempeñado sus eficientes servicios en los hospitales de Villamontes,
Ballivián y últimamente en Muñoz. Mereció ser ascendida al grado de suboficial
por sus relevantes méritos en el desempeño de su humanitaria misión.
El Comando del Ejército ha enviado una nota de pésame a la
madre de la extinta, señora Rosario Callo de Ramos, manifestándole que su
señorita hija ha sido enterrada con los honores que tributan los oficiales y
que ella ha muerto en el cumplimiento del deber, quedándole la Patria
agradecida”.
María Jesús Bellot fue otra de esas valientes enfermeras que
cumplió su misión en el hospital de Macharetí. El Diario, en su edición del 10
de enero de 1935, titulaba: “Una digna enfermera” y más adelante señalaba, “se
encuentra en el hospital de Miraflores la señorita María Jesús Bellot, que
permaneció en el hospital de Macharetí. Adolece de una enfermedad contraída en
servicio. La Cruz Roja la atiende”.
En el 2002, el periodista boliviano Mauricio Carrasco
recibió el Premio de Periodismo Humanitario “Henry Dunant”, que otorga el CICR
para Latinoamérica, con el reportaje titulado “Héroes olvidados: El recuerdo de
una voluntaria de la Cruz Roja en la Guerra del Chaco”. En el mismo, Carrasco
relata la historia de Juana Mendoza Pedraza, una mujer de Roboré (Santa Cruz)
que se enroló junto a sus amigas Pablita, Estefanía y Margarita como enfermeras
en la contienda del Chaco.
“Llegamos al fortín Ravelo, un fortín militar”, relata Juana
a tiempo de señalar que a los pocos días comenzaron a llegar los heridos. “… Y
vimos cabezas, piernas y brazos desprendidos de sus cuerpos, entre hombres que
agonizaban y gemían de dolor”.
A los seis meses, las cuatro enfermeras fueron trasladadas
al fortín Pozo del Tigre y allí realizaron su labor en pleno frente de batalla,
recogiendo a los heridos con los camilleros sin “importarles los disparos”.
El reportaje de Carrasco recoge también el testimonio de un
ex combatiente, Max Selaez Ortiz: “Ellas salvaron mi vida y la de muchos
soldados. Estuvieron con nosotros auxiliándonos después de cada batalla. Fueron
muy valientes, se comportaron como héroes”, dijo a tiempo de afirmar que
“fueron las trabajadoras de la Cruz Roja, la fuerza del herido, el milagro
patente de que Dios está ahí, oculto en cada ser humano”.
A MODO DE EPILOGO.
Con esta breve pero emotiva recopilación histórica, hoy
despedimos a la Sra. Angélica Ordoñez, que el ejemplo de ella y el de todas las
enfermeras que sirvieron a la patria en los hospitales de campaña y puestos de
la sanidad militar del Chaco, sirva a todas las bolivianas y bolivianos, hoy
partió a la inmortalidad la última enfermera de la guerra del chaco, pero nos
deja un legado de abnegación por Bolivia que no debemos olvidar.
¡Honor y gloria a las valientes enfermeras bolivianas del
Chaco!
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