Por: Ramiro
Molina Alanes
Ha transcurrido seis décadas de uno de los hechos más
oprobiosos de nuestra historia, como es el desvío arbitrario e inconsulto del
río Lauca, agresión que no se pudo resolver bilateral ni multilateralmente. Con
la premisa de que las nuevas generaciones conozcan esta funesta etapa de
nuestra historia presentamos este nefasto tema.
La República de Chile, si bien cuenta con un litoral
marítimo sumamente extenso, una gran parte de su territorio es desértico,
carente casi en forma absoluta de agua dulce. Las ricas fuentes de
alimentación, pobres desde luego, están ubicadas en la vertiente occidental de
la cordillera de Los Andes, de la cual se abastece, no con fines de riego ni
electricidad, sino para su consumo de agua potable. De esta manera, concentró
sus ambiciones en las aguas de los ríos Lauca, Putani y Caquena, que desembocan
en territorio boliviano.
Aunque los proyectos serios para desviar el río Lauca datan
de 1921, el año 1939 el mandatario chileno Pedro Aguirre Cerda declaró en Arica
el propósito de iniciar los trabajos del río Lauca para regar el valle de
Azapa.
Ante esta situación, nuestra cancillería cursó la primera
reserva diplomática el 11 de julio de 1939; se habrían de cursar cinco reservas
más, que no incidieron en grado alguno en el propósito chileno, llegándose a
conformar únicamente, comisiones mixtas, para dictaminar el proyecto.
El 5 de agosto de 1949 se constituyó en Arica la Comisión
Mixta que expidió el correspondiente acta, pese a que la Delegación boliviana
hizo constar la insuficiencia de datos técnicos.
Inesperadamente, nuestra Cancillería recibió del Embajador
chileno la siguiente comunicación oficial: "Habiéndose cumplido el plazo
de tres meses para formular observaciones a la denuncia, conforme a la
declaración de Montevideo de 1933, el gobierno de Chile entiende que el
proyecto chileno no merece objeciones al gobierno de Bolivia y, que se
encuentra en condiciones de iniciar, sin pérdida de tiempo, las obras
proyectadas" .
Después de un incomprensible letargo diplomático boliviano de
trece años, se produjo la temida agresión geográfica; en un artículo de prensa
de 16 de junio de 1962, el Sr. Mario Montenegro, elocuentemente refiere:
"El 14 de abril, día de la hermandad americana, el presidente de Chile
ordenó desde la torre de control del aeropuerto internacional de Santiago la
apertura de las compuertas que hoy desvían las aguas del río Lauca de su curso
sucesivo internacional en su hoya natural, el altiplano boliviano, hacia el
Pacifico, para que las mismas -a razón de mas de 5.000 toneladas por día-
rieguen el árido desierto del valle de Azapa. El símbolo del gobierno chileno,
un carabinero, uno de los veintiún mil que tiene Chile, ejecutó la orden entre
las sombras de la media noche, hizo girar las llaves mientras la bandera de la estrella
solitaria era peinada por el delgado aire cordillerano a 4.700 metros de
altura. El agua en que se basaba la luz de la luna comenzó su fría e
inconsciente carrera desviacionista, mojando los flacos papeles internacionales
y borrando todo lo escrito en ellos" 2.
Bolivia, indefensa ante el atropello, interpuso su demanda
ante el Consejo de la Organización de Estados Americanos (OEA). Pese a que en
la Resolución aprobada el 24 de mayo de 1962, acogía por unanimidad el pedido
boliviano para pronunciarse ante ese hecho consumado, la hábil diplomacia
chilena, desde el banquillo de acusado maniobró las sesiones en las que se
perdía gran parte del precioso tiempo discutiendo y analizando el termino
"Agresión", que había utilizado nuestra Delegación para denunciar el
caso del Lauca.
Mientras Chile, con la intención de dilatar aun más el
problema, planteaba un arbitraje de derecho en la Corte Internacional de La
Haya, nuestro país recurriendo inclusive al Tratado Interamericano de
Asistencia Recíproca (TIAR), no obtuvo los resultados que esperaba de la OEA,
ya que dicho organismo sólo se concretó a servir de simple intermediario de los
alegatos de nuestro país y Chile; como protesta por la ineficiencia para hacer
sus propias resoluciones, Bolivia se retiraría del Consejo.
LA RAZÓN DE LA FUERZA
La sed de agua dulce boliviana que tenía Chile para aplacar
sus desesperantes y crecientes necesidades, no habría podido ser detenido, ni
por las acciones diplomáticas, ni mucho menos militares; desde el momento que
proyectó el desvío del río Lauca, ya lo tenía como hecho consumado.
LA FLAQUEZA DE NUESTRA DIPLOMACIA
El principal argumento que utilizó Chile para desligarse de
la objeción boliviana para llevarse impunemente las aguas del Lauca, fue que
después del Acta de la Comisión Mixta de 5 de agosto de 1949, nuestro país no
presentó observaciones oficiales en el plazo de los tres meses, conforme a lo
estipulado en la declaración de Montevideo de 1933. Las razones de esta
negligencia fueron:
LA GUERRA CIVIL DE 1949
Esta guerra fratricida, suscitada precisamente entre agosto
y septiembre de 1949 y sus largas secuelas políticas, sociales y económicas,
centraron más la atención del gobierno de Urriolagoitia, descuidando nuestros
derechos sobre el río Lauca.
LA NEGLIGENCIA DIPLOMÁTICA
En diciembre de 1961, ante los justificativos esgrimidos por
Chile, el Senador Mario Torres Calleja, requirió de nuestro Canciller la
siguiente información:
“Qué hay de verdad con relación a la respuesta chilena en
sentido de que Bolivia, conforme al tratado de Montevideo de 1933 no hubiera
formulado observaciones o denuncia en el término estipulado sobre los daños que
ocasionaría al país la desviación del río Lauca... Quiénes son los funcionarios
responsables de esta conducta negligente..." 3
En 1962, el que fuera Canciller boliviano en diciembre de
1949, con argumentos pueriles se desliga de la responsabilidad aduciendo:
"De decir que la nota Chilena de 3 de diciembre de 1949
la he conocido recientemente, en la fecha de recepción (1949) estaba planteada
la renuncia colectiva del gabinete ministerial...es entonces de suponer que el
señor Subsecretario Dr. Alvarado...frente a los continuos y a veces súbitos
cambios de ministros...haya considerado innecesario hacerla conocer al
Ministro, porque éste iba a dejar la cartera de Relaciones Exteriores, de un
día a otro" 4.
Ya el 28 de enero de 1962, en un artículo de prensa, el Cnl.
Zenón Oblitas Poblete, cuestiona a nuestros diplomáticos: "Mientras tan
ágilmente se maneja la diplomacia y la defensa de los intereses chilenos por
intermedio del personal muy competente; la tardía diplomacia boliviana tiene
trabada la lengua para decir esta boca es mía, tanto más para defender los
sagrados intereses de la Patria, por situarse en un ángulo de complejidad mediocre..."
5.
NOTAS
1 Nota No. 2325 de 3 de diciembre de 1949
2 Diario de 16 de junio de 1962
3 Recorte de periódico sin fecha ni nombre
4 El Diario 1962
5 El Diario, 28 de enero de 1962
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