Narciso Campero. |
A continuación, transcribimos un fragmento de las memorias
del Cnel. Apodaca, donde se manifiesta como transcurrían los días previos a la
deposición del Gral. Daza, durante la guerra con Chile.
DIA 8 DE OCTUBRE DE 1879
El Dr. Alba ya es nuestro amigo, nos habló de las fallas del
Gobierno. de la falta de hombres competentes en estos momentos difíciles; al
mediodía esperamos al Coronel Morales para seguir la charla en la noche. Merendamos
ya con él, juntos con unas copas de vino cinteño y de nuevo el Dr. Alba
insistió en los errores del gobierno señalando además que en todo el país
existe una fuerte oposición al General Daza.
El coronel Ayoroa le preguntó y cuál sería la solución. El
Dr. Alba contestó: “que debería ser una solución política”, primero en
quién se piensa, volvió a preguntar el Coronel Ayoroa y de inmediato respondió,
el Dr. Alba, “todas las comunicaciones que nos llegan hablan uniformemente
de nuestro general Campero”.
En esto tercio el Coronel Morales preguntando: y las
comunicaciones ¿son por carta? o los que llegan dicen eso…? Sí… así he leído
respondió.
El coronel Villarpando dijo muy serio, “seguro que así
piensa también el doctor Aniceto Arce”.
“Sí, el Doctor Arce es un hombre muy importante, muy bien
vinculado y su opinión vale mucho no solo en Bolivia, sino en el extranjero”,
dijo el Dr. Alba, “pero yo solo les digo lo que escucho nada más, yo no
tengo mayor opinión”.
Como la hora era tarde nos despedimos en silencio todos,
pero luego volvimos a reunirnos sin el Dr. Alba, y acordarnos invitarlos mañana
para sacarle más sus pensamientos y saber qué tiene entre manos nuestro Comandante
de División.
DIA 9
Supimos que el Dr. Alba estuvo y almorzó con el general Campero
y conforme nuestro compromiso lo buscamos a las 4 de la tarde con un asadito
listo con bastante vino. Departimos muy cordialmente y todos deseamos que Alba
tome lo suficiente para que charle lo que sabe.
Vino acompañado con el practicante de medicina Julio Viaña,
el ayudante de cajero Macedonio Nogales. Quisieron estos despedirse al dejar al
Dr. Alba, pero yo les invité para que pasen estos muchachos. Apuramos el vino
lo que más pudimos, turnándonos para invitarles. Ellos muy pronto se vieron
trepados por el espíritu de las uvas, mientras nosotros con todo disimulo
tomábamos parcamente para no perder el control. Una y otra pregunta, broma y
ofrecimientos de amistad mayor vino primero de los más jóvenes y luego del Dr. Alba
estuvo listo, fue entonces que empezaron a cantar las cosas.
“la Revolución contra Daza va delante… están de acuerdo
el General Campero, Don Aniceto Arce y otros para tumbarlo. Daza ni sospecha de
lo que está ocurriendo”.
Don Aniceto Arce ha ofrecido la Presidencia al General Campero
y su cooperación en todo”. “Las cosas están ya arregladas en Tacna y en todo el
interior del país”. “No iremos a Calama
ni a Tarapacá ni a Pisagua, iremos a Oruro”.
Cuando vi esta última declaración, quedé atónito. Deseaba
estar ahora en mis con mis invitados y procure llevar al Dr. Alba y sus amigos
a sus aposentos. Así hicimos y de inmediato nos volvimos a reunir. Sería más de
medianoche Villarpando estaba furioso, Estenssoro sorprendido, Morales meditabundo.
Fui a buscar de inmediato al Coronel Chumacero, Narciso Guerrero,
Capitán Wenceslao Caballero, Subteniente José García, para que me busquen por
separado mañana a partir de las ocho.
DIA 9
A todos les hice sentir mis dudas de lo que pensábamos en
marchar, sin embargo, por no desalentar a los jefes, siempre trataba de argüir
y que fueron revelaciones de borrachos, sin mayor importancia, cosas de la
imaginación del vino.
Fui a buscar al Coronel Lino Morales, luego de saludarnos me
dijo a boca de jarro “Yo quiero que sepas que jamás me prestaré a trajines
políticos como los que tiene en mente el General Campero… Si algo hay que
ajustar en el Gobierno que sea después cuando ganemos la guerra antes nada
traería el caos a favor de Chile”.
Así es le dije y pasamos a recordar la conducta del General Campero
en tiempos de Melgarejo. Morales me dijo “este ambicioso no ha cambiado nada
ni con los años”.
En la noche hubo reunión. Asistimos todos, como si nada
supiéramos y, como todo estaba preparado desde el día antes. El Comandante de
la División comenzó ordenando que “Mañana mismo partiremos sin falta, rumbo
a Calama”.
Todos recibieron la orden en silencio y con el mayor respeto,
y con subordinación, asistieron a sabiendas de que las palabras del General no
eran verdaderas.
DIA 11
El General Narciso Campero despacha la tropa y se queda en
Cotagaita/ Llegamos a Chicoreo y los indios a la cabeza de Alfonso Alfaro nos
hicieron un buen recibimiento haciéndonos conocer su deseo de enrolarse. Los
despaché a lo del Coronel Morales y Villarpando para que tome a los más
robustos y vivos. De inmediato organizaron a los indios en una cantidad de 50. Aquí
había gente de otras regiones.
Luego llegó el comandante Campero justamente con el Dr.
Antonio Infante y el uruguayo Galabert para pasar al ingenio te los Aramayo
llamado que Quechisla.
Parte de la tropa con sus guías paso adelante juego de
dormir y nosotros llegamos al ingenio atocha el día 13.
DIA 14
El Sub-prefecto Higinio Michel se despide y vuelve a
Cotagaita.
Por el Dr. Alba, a quien llevamos la corriente, supimos de
nuevas ordenes conminatorias de Daza a Campero, en tono muy duro.
Dia 18
Llegamos a Pozo Cavado. Tuvimos nueve noticias. Tenemos
algunos enfermos i tuvimos la mayor pena. El general Campero nos contó el
hundimiento del Huáscar. Nos reunimos y rendimos el homenaje merecido a los
gloriosos peruanos nuestros aliados. La charla siguió hasta tarde, tomamos unas
copas a invitación de nuestro Comandante Campero, quien estaba muy serio.
Nos dijo que “El gobierno del Perú carecía de hombres
para conducir el gobierno y la guerra y que el General Daza, había cometido una
serie de grandes errores, que tenía una enorme oposición en todo Bolivia y que
el General Jofré era un intrigante y que los ministros de Daza, valían poco y
que el Serapio Reyes Ortiz era inservible, por todo lo cual la situación de Bolivia,
se tornaba penosa y la guerra con problemas, y que convenia en estos difíciles
momentos, por los supremos intereses de la Patria, era buscar una solución
política”.
Sobre la solución política el Dr. Manuel V. Alba, nos habló
muchas veces y nosotros dejamos que deslizara sus insinuaciones sin mayor
atajo.
Al terminar de hablar nuestro Comandante el General Narciso Campero,
hubo un profundo silencio que duró unos minutos, luego de lo cual el General,
nos dijo: “esta es la realidad, la triste realidad.”
Nos invitó a terminar nuestra copa, como amigos estimados y
sus mejores colaboradores que había encontrado en muchos años.
Aprovechando una pausa de nuestro comandante le pregunté: “qué
significaba o qué podría ser la solución política en vista de lo de lo que
expuso”.
El general Campero respondió: “llamar al gobierno a mejor
gente, por ejemplo, al Dr. Aniceto Arce, a Jorge Oblitas, al distinguido
estadista Mariano Donato Muñoz al Dr. Mariano Baptista y otros que el General Daza
los ha dejado a un lado.”
“Si las cosas siguen bajo la influencia de las actuales
gentes”, dijo el General Campero, “vamos mal”. “El tal Serapio Reyes
Ortiz, no sirve para nada, ni menos el iluso de Julio Méndez y ni qué para
pensar en el loco Agustín Aspiazu”.
El coronel Miguel Estenssoro que estaba sentado al lado del Coronel
Chumacero dijo: “Pero llamar a Donato Muñoz es llamar a los amigos de Chile…”
El General Campero dijo: “Creo que usted Coronel está
equivocado, el Dr. Mariano Donato Muñoz es un patriota esclarecido”.
El Coronel Ayoroa dijo: “pero el Dr. Oblitas es un
falsificador de la moneda”. Sería en su pasado contestó el General Campero “y
lo hizo por mandato del gobierno”.
El coronel Chumacero dijo: “Que si se pensara en alguna modificación
habría que hacerla con gente mejor y no con personas descalificadas…”
Añadió el Coronel Miguel Estenssoro: “Esa gente tiene una
larga tradición en el sexenio… en la época de Melgarejo”.
El General Campero dijo, en un tono de disgusto velado: “Pero
mi estimado Coronel Estenssoro, acaso usted mismo no tuvo que colaborar con ese
tiempo?”
El Coronel Estenssoro replicó que “sí, pero que él fue un
subalterno y que no tiene responsabilidad ni cargos”.
El ambiente se puso medio tenso. Terminó la reunión y
mientras la gente se iba, me contó Chumacero, que hicieron muchas críticas por
la mayoría, a los pensamientos del General Campero.
Yo me quedé charlando con el General, pero no me dijo nada,
solo recibí sus últimas órdenes en relación a nuestra marcha.
DIA 19
En la división hay protesta, la gente se ha enterado de las
alabanzas que hizo el General Narciso Campero a favor de los del sexenio. Hay
corrillos y la gente desea que se diga al Comandante las inconveniencias de travarse
en revoluciones.
El general Campero, tiene noticias de lo que está ocurriendo
en la División. Hay temor de amotinamiento me hizo llamar y me señalo: “que
había gente que soliviantaba las tropas contra su autoridad y que por ello
había órdenes de vigilancia”.
“Es su orden mi General”, le dije y me despedí con
respeto. Al salir me encontré con el Coronel Benavente, que me entregó una
orden de vigilancia.
Fuente: Memorias del Cnl. Ezequiel Apodaca Potosí –
Cotagaita – Camino a Canchas Blancas / 1879-1880 / Obra publicada por el
Ministerio de Defensa de Bolivia en 2017.
· * Transcripción fiel al original. Solamente fueron
cambiadas las letras “i” por la letra “y”.
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