LA REVOLUCIÓN DEL ACRE DE JOSE MANUEL APONTE (Parte I)

 

(Imagen de referencia: Foto-postal coloreada, indios del Beni. )

A mis amigos y compañeros en la campaña del Acre.

Por vosotros se ha escrito este libro.

Marchásteis á lejanas regiones con el rifle al brazo á resguardar las fronteras septentrionales de la República, sustentar la soberanía boliviana é implantar el imperio de sus sábias leyes defendiéndolas con vuestras armas.

Teníais fé en el porvenir, valor en el corazón y energía en el espíritu para emprender tan magna obra. No fueron parte á quebrantar tan nobles propósitos ni el abandono de vuestros hogares, ni las distancias al término de la jornada, ni la insalubridad de aquellos climas ni el temor de rendir la vida entre las pavorosas selvas acreanas.

Vuestra disciplina y silenciosa abnegación para soportar resignadamente los mayores infortunios; vuestra heróica resistencia contra el enemigo en el campo de combate y contra todas las adversidades que pusieron á prueba el patriotismo, quizá no tienen ejemplos en los anales de nuestra historia.

Os cupo llenar el papel más difícil en aquel drama que encontrásteis principiado; y lo desempeñásteis con serenidad y entereza, durante la contienda.

La muerte habia reducido implacablemente vuestras filas y los sobrevivientes llevaban todavía en el rostro la señal del quebrantamiento de sus fuerzas.

Quedásteis reducidos á un puñado de valientes para afrontar luego vuestros pechos á los proyectiles enemigos.

Ni una queja exhalaron vuestros labios ni el desaliento se apoderó jamás de vuestros corazones.

Hay tambien heroismo en el soldado que lucha desesperadamente contra lo imposible y cae postrado en la pelea.

Sea vuestra mayor recompensa la conciencia del deber cumplido sin vacilaciones ni desfallecimientos.

 Y cuando en la tarde de la vida, volváis la vista al doloroso pasado para evocar la memoria de sucesos que el curso del tiempo vá borrando, encontraréis en estas páginas el recuerdo indeleble, vivo y palpitante, de aquellos acontecimientos para trasmitirlos cual una leyenda heroica á vuestros hijos.

Entonces, como las sombras de las montañas que crecen y se dilatan á la caída de la tarde, vuestra memoria crecerá en la justa admiración de las generaciones venideras.

El Autor

 

LA REVOLUCION DEL ACRE.

DATOS PARA LA HISTORIA

I

Antes que el transcurso del tiempo cubra con el velo del olvido los extraordinarios acontecimientos que ultimamente se han producido en el Acre, es oportuno dejar constancia de aquellos sucesos á fin de que Bolivia conozca el comportamiento abnegado y heroico de sus hijos en esos remotos confines de la República.

Laluz aun no se ha hecho por completo, y es preciso que ella brote en toda su intensidad, para que la Patria, por uno de esos errores que no son extraños en tratándose de sucesos y de comarcas lejanas, no incurra en tremendas injusticias para con sus servidores, matando así el estímulo para mayores y gloriosas proezas, de las generaciones que vienen siguiendo el camino de la vida.

La región del Acre todavía es desconocida para nosotros y permanece en vuelta entre las sombras de lo pavoroso y del misterio.

Rios profundos y caudalosos cuyas cabeceras son desconocidas; bosques jigantescos que se extienden sin fin por todas partes; los descendientes de la raza portuguesa mezclados y confundidos con la sangre aborigena y la africana, con su odio implacable á la raza, española; las costumbres de aquellos moradores, totalmente diversas de las nuestras; hacen de esa región una comarca que difiere en lo absoluto de nuestro modo de ser nacional.

Jamás contemplaron de buen grado los brasileños la ocupación que hizo Bolivia de aquel territorio, que lo consideran exclusivamente suyo por sus exploraciones y conquistas; por sus sacrificios individuales y pecuniarios; y por su incesante comercio con los mercados del Amazonas; y no quieren consentir en que están ocupando territorio boliviano ni saber nada de los Tratados preexistente- Hay en esto, refinada malicia, sugerida mas o menos solapadamente, desde las elevadas regiones oficiales del Estado de Amazonas.

Las insurrecciones que estallaron á raiz de la primera Delegación que constituyó el Gobierno de Bolivia en el Acre, encabezadas por Gálvez y posteriormente por Pedro Braga, fueron solo ensayos, reprimidos victoriosamente por nuestras armas.-Los ódios de raza quedaron refrenados, para surgir después en una insurrección general, con acopio de toda clase de elementos bélicos y con soldados, disciplinados y adiestrados de muchos meses, avista de todo el mundo, allá en la ciudad de Manaos, asiento inmediato y principal de esa fragua infernal.

Es á esta tercera revolución, en la que por grado ó por fuerza han tomado parte hasta nuestros antiguos amigos del Acre y los indiferentes, á la que nos ha cabido la suerte de presenciar desde sus comienzos; y agruparnos, un puñado de bolivianos, al rededor de nuestra bandera, como soldados defensores de la integridad de la Patria para luchar por ella y por sus sacrosantas leyes, hasta perder toda esperanza y caer abrumados por la desgracia.

II

Asuntos de carácter particular, determinaron me á efectuar un viage á principio del año 1,901 ,por el caudaloso río Mamoré visitar sus antes florecientes pueblos, contemplar esas inmensas pampas de Mojos, perdidas sin término en el horizonte y cruzar en frágiles batelones, las temibles cachuelas, de aquel rio, que constituyen el terror y la pesadilla de los viageros y comerciantes que á diario navegan por entre ese eterno hervidero de olas y de piedras.

Remontando después desde Villa Bella, el imponente rio Beni para contemplar de paso las cataratas de la Cachuela Esperanza, llegaba el 1º . de Julio de aquel año á Riberalta, aquella población del Beni, asentada en un elevado ribazo de la márgen derecha y dominando el curso del rio y la desembocadura del anchuroso Madre de Dios acaso no haya en Bolivia otra población que tenga como Riberalta una posición tan pintorezca.

En circunstancias de que un horroroso incendio acababa de reducir á cenizas varias casas y del temor de que se hallaban poseídos los habitantes de Riberalta, llegaba el 10 de Agosto el Batallón 3° de línea destinado à servir de guarnición en el Acre. Constaba de 250 plazas, al comando del Teniente Coronel Sr. Manuel Canseco.

Invitado por él y por el Delegado Nacional en el Madre de Dios, Dr. Rcdolfo Arauz, para pasar al Acre, accedí á ello, toda vez que se trataba de servir á la Patria, nó en medio de las comodidades y del confort de nuestros hogares, sino allá en lejanas regiones, donde se lucha contra la naturaleza y donde las fiebres palúdicas y el beri-beri, suelen concluir con las mejores intenciones. Era preciso llevar a esas comarcas las palpitaciones del pueblo boliviano; familiarizarnos con los brasileños del Acre, atraernos sus simpatías, para que desapareciera esa nube de recelos y desconfianzas; é implantar en fin, nuestra soberanía moral y material.

En consecuencia, el Delegado Nacional envióme el despacho de Auditor de Guerra; y el 15 de Agosto partiamos para el Acre:

III

Fué con este motivo que escribí el Diario de Viaje de Riberalta al Acre, sin ánimo de darlo jamás á la publicidad, pero que, circunstancias posteriores así lo han exigido. Simple cronista de los sucesos que se han desarrollado en el Noroeste, dejo á la penetración del lector las apreciaciones que le sugiera su entendimiento.

La narración de aquel viaje cuyo desenlace estabamos por entonces lejos de sospechar y que constituye una verdadera Odisea para los expedicionarios, no la considero demás por que da una idea de los lugares, generalmente des conocidos, por donde se hizo la travesía y por que, importa mucho para el cabal conocimiento, seguir con la vista á ese valiente cuerpo de línea, que andando el tiempo habia de desempeñar un papel importante, diezmadas ya sus filas y aniquiladas sus energías conjuntamente con el bizarro y también diezmado Batallón Cochabamba á órdenes del Teniente Coronel Sr. José Quintín Ruiz; é incorporados á estos, los ciudadanos civiles que nos organizamos en Escuadrón 6 de Agosto y nos aprestamos á la defensa, sin que haya habido entre estos uno solo que hubiese vicilado en el cumplimiento del deber, pues por el contrario, fueron muchcs los convalecientes que hallándose á distancia en distintas barracas, á donde habiendo ido en busca de mejor clima, se trasladaron inmediamente al Puerto á incorporarse á nuestras filas.

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La naturaleza del presente trabajo, exige su división en tres partes:

I De Riberalta al Acre.

2 Un año después.

3 La revolución.


(Continuará...)

 

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