Al menos 14 navíos operaban bajo bandera boliviana antes de
la contienda. Cuatro eran de la Armada y diez pertenecían o eran alquilados por
privados.
Hasta antes de la invasión chilena a Antofagasta, al menos
diez embarcaciones eran parte de la flota mercante boliviana, la cual se
encontraba en manos de empresarios privados, y otras cuatro pertenecían a la
Armada con la misión de realizar el control de las costas, sin embargo ninguna
de éstas llegó a ser empelada durante la Guerra del Pacífico.
La Razón revisó publicaciones de prensa de 1966 a 1971 en la
hemeroteca de la Vicepresidencia donde hay información de los navíos que
operaban bajo bandera boliviana antes de la contienda. De acuerdo con el portal
del archivo y biblioteca virtual de la Armada Boliviana, el país tenía una
Escuadra Naval constituida por el guardacostas “General Sucre”, vendido en
1875; el bergantín “María Luisa”, rematado en 1872 en subasta pública; el
cañonero el “Morro”, vapor de guerra, desmantelado antes de la conflagración;
el “Sorata”, desmantelado para 1879; y otros de la marina mercante sin
condiciones para el combate.
Según el historiador boliviano general Tomás Peña y Lillo,
el buque de guerra “General Sucre” era uno de los más importantes porque desde
1844 realizaba controles en la costa boliviana para evitar el contrabando y
robo de guano y salitre del Litoral boliviano. En tanto que las embarcaciones
comerciales eran alquiladas por empresarios locales, añade.
Una publicación del diario Antofagasta —edición especial de
1971 con motivo del Día del Mar— da cuenta de que los barcos mercantes “Juana”,
“Lastenia” y “Llama” eran de los hermanos Ramón y Anan Lemaitre y alquilados
para el comercio. En tanto que la “Chanchamocha”, del minero Faustino James, se
usaba para transportar minerales.
José María Artola, comerciante español, era dueño de “El
Potosí”, que estaba destinado al transporte de minerales y mercaderías desde
Cobija y Antofagasta a depósitos en Calama.
Los navíos “4 de Julio” y “Bolivia”, del empresario
Guillermo Weelwright, dieron origen a la compañía de vapores del mundo “The
Pacific Steam Navigation Company”. Las goletas “Elcira” y “la Elisa”, de
propiedad de la firma Doll y Cía., realizaban viajes entre Tocopilla y Cobija y
hasta Valparaíso (Chile).
El “Lopéz Gama” pertenecía al brasileño Pedro López Gama,
quien en 1873 firmó un contrato con el gobierno para la explotación de las
minas de plata de Caracoles. Por último el “Bolívar” estaba dedicado al
transporte de mercaderías.
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