En la fotografía los cañones Schneider utilizados en la batalla de Boquerón
"Los bolivianos pelearon con tal bravura y coraje… que
merecen nuestro respeto", afirmó en septiembre de 1932, el entonces
teniente coronel José Félix Estigarribia, tras admirar el temple de los
soldados bolivianos, quienes defendieron ese fortín, como si hubiese sido el
trofeo más preciado de la guerra.
Boquerón fue sinónimo de heroísmo admirado no solo por el
bando paraguayo, sino a nivel mundial se conoció la epopeya que protagonizó el
Ejército boliviano, pero que al final cayó no solo por su inferioridad
numérica, sino por los desaciertos entre los jefes militares, entre ellos,
Osorio, Quintanilla y otros que no supieron establecer una estrategia que
hubiese permitido a Bolivia, otra historia.
El gobierno paraguayo decidió la retoma del fortín Boquerón,
cuya incursión comenzó el 9 de septiembre, mientras que Bolivia planteó la
defensa y que no se debía ceder nada al Paraguay.
Bolivia tenía 448 hombres, 350 fusiles, 40 ametralladoras,
tres cañones y dos antiaéreos. Mientras que Estigarribia planteó un ataque
entre 9.000 a 11.000 hombres, según fuentes paraguayas, lo que le hizo pensar
que sería una victoria fácil. Sin embargo, el general Manuel Marzana junto a
sus hombres resistieron 20 días de intenso combate.
Los paraguayos se acercaron hasta una distancia de 50 metros
de las trincheras, pero siempre fueron repelidos por las fuerzas bolivianas.
Tras estar desmoralizados los paraguayos, el militar Tomás Manchego ingresó con
su tropa hasta Boquerón.
Los bolivianos estaban completamente rodeados, mermando la
alimentación, el armamento y el agua. Fue ahí que el capitán Víctor Ustáriz
rompió el cerco paraguayo e ingresó a Boquerón con solo 58 hombres. Pero su
intento de salir del fortín para buscar refuerzos, le costó la vida.
La aviación boliviana trataba de proveer de pertrechos,
alimentos y agua, pero estos debido a la altura que caían se destruían ó caían
en manos enemigas. El Alto Mando boliviano pedía aguantar, pero ya no habían
fuerzas ni pertrechos hasta que llegó el día 29 de septiembre y fue cuando
Marzana decidió pedir una tregua para una capitulación honrosa, levantó una
bandera blanca, los paraguayos pensaron que el Ejército boliviano se rendía.
Los bolivianos salían con sus pocos medios ante la sorpresa
de la fuerza paraguaya que creyó que había combatido con un ejército mucho
mayor en número.
Publicado en el periódico La Patria el 14 de junio de 2014
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