EL ALEMÁN CARLOS FRANCK, RICO EMPRESARIO DE LA GOMA, QUINA Y ORO


Por: Freddy Céspedes Espinoza. // FOTOS DE ALAN JAUREGUI SEGOVIA. - Fotos: Carlos Franck y su esposa. // Para más: Historias de Bolivia.

Alisté mochilas para viajar por la Cordillera de Apolobamba y bajar al valle de Pelechuco, fin del camino carretero en el Altiplano Norte.
Me encontraba nuevamente uno de los buses públicos que van hacia ese sector tan alejado.
Estos buses conocidos como los Coches Bomba, por la carga que normalmente llevan; desde garrafas de gas hasta dinamita y casi medio centenar de personas que se acomodan como mejor les viene en gana.
Este fue el inicio de una travesía de más de 14 horas cruzando pueblos altiplánicos, hermosas vistas del llamado Altiplano Alto a más de 4200 metros con miles de llamas, alpacas y la reserva de centenares de vicuñas que contrastan con hermosas montañas de nieves eternas del Parque Nacional.
Pero el motivo que me impulsó a ir a este sector no era turístico, estaba tras las huellas de un emigrante Alemán que vino a mediados del siglo pasado a Bolivia y que se asentó en Pelechuco. Más tarde llegó a ser uno de los más importantes millonarios de Bolivia gracias a la extracción de la goma, quina y oro del norte paceño.

TODO EMPEZÓ CON LOS AYMARAS

Según crónicas coloniales, esta parte del norte paceño desde épocas anteriores a los Incas fueron exploradas por los aymaras, posteriormente el Inca Yayuar Huakaj, a la cabeza de 15.000 guerreros se atrevió a franquear la Cordillera de Apolobamba y descender hasta el Rio Madre de Dios.
Posteriormente El Inca Yupanqui llegó hasta el margen izquierdan del rio Diabeni que en lengua Tacana significa río de los vientos; hoy río Beni.
Desde esas épocas ya se hablaba del Gran Paititi, lugar donde existían ciudades de oro; el misterioso Paititi, motivó posteriormente a los españoles a lanzarse a la aventura de encontrar ese reino siguiendo los caminos incaicos que todavía permanecen intactos desde Pelechuco hasta Apolo.
Si bien las misiones de Apolobamba durante la colonia fueron importantes en el aspecto de convertir a los “infieles chunchos “al catolicismo, su importancia económica repercutió en el sistema de vida mercantil de los españoles, pues las más ricas de oro se encontraban en esta zona.
Después de la independencia muchos extranjeros llegaron a Bolivia en busca de mejores días, no importando, si los lugares elegidos se hallaban en viejas minas de españoles a más de 4800 metros junto a glaciares o dentro el monte de Ixiamas Mapiri y Apolo, donde los naturales apuntaban sus puntas de flechas envenenadas contra los osados aventureros que ingresaban a sus dominios, tal cual reza en las expediciones hechas por el Ex presidente José Manuel Pando.

FRANCK ENCONTRÓ EL PAITITI Y LO CONVIRTIÓ EN LIBRAS ESTERLINAS

Carlos Franck, junto al padre de Germán Busch y los antepasados del presidente Hugo Banzer, según información recogida en el lugar, vinieron juntos a Bolivia, ellos encontraron tanto en el Beni, Santa Cruz y el Norte de la Paz sus nuevos hogares.
El Norte de La Paz conocida con el nombre de la gran Provincia de Caupolicán, abarcaba extensos territorios de Ixiamas, Apolo, los territorios del Acre cedidos al Brasil y la zona de Amarumayu al Perú donde claramente delimitados en los mapas de 1859 se hace referencia como: “Regiones no exploradas y poblada por salvajes”.
Carlos Franck, llegó a Pelechuco a mediados de 1860 sin imaginar que más tarde, esas tierras salvajes con ríos caudalosos y la presencia de grupos selvícolas, serían su fuente de trabajo para convertir la corteza de quina y el caucho en miles de libras esterlinas.
El árbol del caucho crecía en las orillas del Tuichi, Ixiamas, Rurrenabaque y lo que hoy llamamos el Alto Madidi en medio de pumas y pantanos infectados de caimanes y mortales enfermedades tropicales.
Gracias a su valentía de internarse a esas regiones Franck, logró tener extensas concesiones en estas regiones como producto de su tozudez germana y amistad con José Manuel Pando.
Cuando estalló la Guerra del Acre en los primeros años de 1900, Franck financió con su propio dinero al ejército boliviano que tardó más de dos meses en llegar al la zona de combate.
Por otra parte, la gran fiebre de la goma hizo que centenares de aventureros nacionales como extranjeros se enfrasquen en batallas personales y de empresas Gomeras como la Galvez Rubbers, Yuyotico de Federico Nielsen Reyes, San Carlos de Franck y otras.
Según refiere el escritor Nazario Pardo Valle, “” La existencia de varias empresas dedicadas a la misma explotación y la delimitación de las concesiones y linderos provocó innumerables problemas, reyertas, peleas, donde la ley del Winchester o la ley del Colt, eran la unica norma que regía. Era conocida la rivalidad del grupo familiar de Nielsen Reyes y Franck ambos alemanes, contra los hermanos Vidal de Apolo conocidos los tres, por su escosor en el dedo para apretar el gatillo.
Tanto dinero dio el caucho, la quina y el oro que explotaba en sus minas de Suches, Sorapata y Laje, que Franck llegó a transformar la apacible Pelechuco en una población próspera; para ello, ni se inmutaba para traer un completo circo europeo para que se distraigan sus doce hijos en el patio de su casa, que contaba con más de 5000 metros Cuadrados de extensión Y con capacidad para tener su propia pista de patinaje que hasta ahora existe.
Todavía pude ver los finos muebles europeos, el gigante piano que llegó aquí sobre lomo de bestia, cajas de música, adornos de marfil, cuadros impresionistas, un sistema de calefacción; además fue la única casa con sistema de alcantarillado; es decir lo más suntuoso y funcional que una persona rica europea podía poseer en su casa.
De Alemania le llegaba la ropa, los mejores vinos de Francia, los empapelados y las finas alfombras completaba el cuadro señorial de la casa con pasadizos secretos entre habitaciones y túneles que cruzan hasta la orilla opuesta del río de Pelechuco.
Químico de profesión Franck, aportó mucho al país como financiador de expediciones al norte de La Paz, buen constructor de puentes como el Amantala, que puede considerarse como uno de los puentes colgantes más fascinantes construidos en Bolivia.
Son famosos los caminos de herradura mandados a construir para unir Pelechuco – Apolo, demostrando una tenacidad para llegar a su sueño de potenciar el Norte paceño.
Franck logró consolidar su empresa a tal punto que exportaba directamente a Europa, dependían de él siringueros, cargadores, fleteros empleados y llegó a ser tan rico que el gobierno liberal de Pando lo nombró sub prefecto de la provincia, es decir tenía todas las facultades políticas para aplicar la ley a su modo. Tal fue el éxito económico de este lugar que inclusive, la República del Perú tenía un Consulado en Pelechuco.
Después de la primera Guerra Mundial, cayeron los precios de la Goma, todos sus hijos partieron fuera del país a educarse; la mayoría de los descendientes viven actualmente en Alemania; otros en Brasil y Argentina; quedando en Bolivia algunos que por suerte pude conocerlos.
Carlos Franck murió en 1922 y sus restos descansan en la iglesia de Santiago de Pelechuco junto a la de su esposa Boliviana Emilia Eyzaguirre Rivert.
Franck está muerto, pero nos dejó el camino para emprender nuevamente ese gran desafío, conquistar el norte de nuestro departamento y redescubrir el potencial económico que encierra.

BALAS POR DOQUIER

Al retorno de un viaje de Alemania, se encontró con la trágica noticia de que un grupo de forajidos, enemigos de Franck, asaltaron su casa robando la caja fuerte con miles de libras esterlinas y dando muerte a un hijo suyo y la empleada.
La noticia corrió como reguero de pólvora en toda la provincia, las investigaciones se centraron en odios políticos, otros consideraron como ajuste de cuentas como resultado de las frecuentes escaramuzas en el monte; sin embargo Franck esperó el momento oportuno para capturar a los asesinos y con la misma moneda pagó a los criminales, mandándolos a fusilar en plena plaza central, total Franck era uno de los hombres más ricos y por lo tanto, tenía el poder político en sus manos por ser sub prefecto de Caupolicán.
Su seguridad era tal que mandó a construir puestos de centinelas justo al frente del ingreso de su casa para protegerse de los enemigos.

UNA CASA CON PAREDES FALSAS Y PASADIZOS SECRETOS.

Cual un castillo medieval, la casa de Franck permanece sólida al paso del tiempo, cuenta con paredes de adobe con más de dos metros de espesor, en medio de éstas, existen pasadizos que conducen a habitaciones que ni siquiera se sospecha de su existencia.
Existen puertas camufladas sobre el piso para ingresar a habitaciones oscuras donde podía proteger a su familia en caso de verse en peligro.

FUENTES:
Entrevistas en Pelechuco a Alan Jauregui Segovia, bisnieto de Carlos Franck y Rossmary Ergueta descendiente de Frank.
HISTORIA DE APOLO: Machicado Augusto.

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