Foto: Avión boliviano atacando posiciones paraguayas
Este artículo fue tomado de: iibrigada.blogspot.com
El Fortín Boquerón fue tomado por tropas bolivianas
el 31 de julio de 1932 con la cobertura aérea de una escuadrilla de
aviones bolivianos. La misma que después realizó frecuentes vuelos de
hostigamiento al ejército paraguayo, que en grandes masas convergían hacia
Boquerón con la resuelta intención de retomarlo (La defensa de Boquerón es
considerada como una de las acciones militares más heroicas de la historia de
la humanidad, junto a la batalla de las Termópilas y la batalla de Ðiên Biên
Phu, ya que por un lapso de 21 días, 600 soldados bolivianos rechazaron a
18.000 soldados paraguayos, sus repetidos intentos de retomar el Fortín).
Es así que, el 9 de septiembre de 1932 (día en que
el ejército paraguayo comenzó la retoma de Boquerón) se produjo el primer
contacto balístico entre los aviones de dos países en guerra de América, y
que en este caso fue más bien una “persecución” que un combate aéreo,
debido a que la aeronave paraguaya eran solo de bombardeo y no de caza, y lo
mas aconsejable para ellos era darse a la fuga mientras sus artilleros de cola,
respondían el ataque con sus ametralladoras. Además en esa época los bolivianos
poseían la mejor y mas capaz aviación de Sudamérica compuesta de
aproximadamente cuarenta aviones, que incluían aviones entrenadores, de
transporte y un gran numero de aeronaves de “caza” muy superiores al de su
enemigo. Paraguay solo tenía una flota más pequeña ayudados por los
argentinos con aeronaves y personal (El comandante del Cuerpo Aéreo Paraguayo
era un argentino, el Mayor Vicente Almonacid).
De esta manera, en este “contacto balístico” estuvieron
presentes tres aviones “Potez-25” paraguayos y tres aparatos Vickers
bolivianos que se encontraron en las inmediaciones del fortín Boquerón. El
avión paraguayo Potez 25 No. 6 al mando del Tte. Rocholl y su artillero de cola
Tte. García, tuvo que realizar un descenso vertiginoso a ras del monte y darse
a una precipitada y desordenada fuga, porque el Mayor Jorge Jordán de la
aviación boliviana, lo persiguió ametrallándolo hasta impactar en el fuselaje
con alrededor de 30 tiros y herir al aviador al mando en el brazo, obligando a
su observador y artillero, a tomar el control de la aeronave para conducirla a
su base en Isla Poi. Solo se salvaron porque el avión boliviano agotó su banda
de munición y tuvo que retornar a su base sin lograr su objetivo.
Primera Victoria Aérea de América
Meses después, al amanecer del día 4 de diciembre de
1932 la aeronave paraguaya Potez 25-A2, de fabricación francesa, despegó
de la Base Aérea Arce, tripulada por el Tte.1ro. Trifón Benítez Vera y el Cap.
Ramón Ávalos Sánchez, con la misión de realizar reconocimientos sobre los
caminos de Alihuatá, Saavedra y Muñoz. Cuando este se encontraba sobrevolando
el sector de Kilómetro Siete, fue avistada por los puestos de observación
bolivianos, quienes mediante telefonema, comunicaron la incursión a la Base
Aérea de Muñoz.
Inmediatamente despegó el Cap. Rafael Pabón abordo su
aeronave de “caza”, Vickers "Scout" No. 96 de fabricación británica,
al que le llamaba “el Leopardo Hanks”, para ir al encuentro de la aeronave
paraguaya, ubicandolo en el espacio aéreo cercano al Fortín Saavedra, a una
elevación de 1500 metros. En ese escenario y a las 11 de la mañana del día
domingo 4 de diciembre de 1932, comenzó el combate aéreo.
El espectáculo del enfrentamiento aéreo fue excepcional, los
contendientes hicieron un derroche extraordinario de pericia e intrepidez,
estremeciendo y emocionando vivamente a ambos ejércitos en sus trincheras,
quienes hicieron un alto al fuego no pactado, para contemplar absortos cada
detalle de la contienda.
En el combate, el boliviano Pabón, mediante espectaculares
maniobras acrobáticas, logra ubicarse en la cola del Potez paraguayo, y con una
ráfaga de sus dos ametralladoras, acaba con el “artillero de cola y observador”
paraguayo. Luego, en una nueva arremetida acribilla al aviador al mando, que ya
nada podía hacer ante la supremacía de su rival y de su moderno y veloz avión
de caza, haciendo que el aparato se precipite a tierra dando violentos tumbos
en el aire, desde una altura de 900 metros y a caer destrozado dentro
de las líneas bolivianas. Esta acción tuvo gran repercusión en el continente
americano, porque fue la primera vez que en un enfrentamiento aéreo, caía un
avión y producía bajas humanas, hecho que fue reflejado en muchos periódicos
Americanos de la época.
El Capitán Pabón, vencedor en la “Primera Victoria Aérea
de América”, voló a baja altura para constatar el sitio exacto de la
caída, para después lanzar el parte correspondiente al Fortín Saavedra
señalando “acabo de derribar un avión pila al S.O de Saavedra (al sudoeste
del Fortín Saavedra), con maniobras indicaré el lugar”.
En trincheras bolivianas se pronunciaron estruendosos
vítores y vivas al Cap. Pabón y a su patria Bolivia, mientras que en las líneas
paraguayas había una conmoción general. El aviador boliviano aterrizó en
Saavedra y después de recibir las efusivas felicitaciones de sus superiores y
camaradas, se dirigió en un vehículo al sitio de la aeronave paraguaya caída.
El sepelio de los dos aviadores paraguayos se realizó con
todos los Honores Militares en el fortín boliviano Muñoz, como era costumbre en
la I guerra mundial. El Cap. Pabón después de depositar una corona de flores
silvestres, hizo uso de la palabra indicando "Caballeros del aire,
víctimas de vuestro propio heroísmo, valientes de vuestro pueblo, habéis caído
en combate noble y valeroso, el destino me hizo vuestro vencedor,...pero ante
la muerte no hay vencedores ni vencidos. Vuestros restos descansarán en tierra
boliviana, aureolados del respeto y la admiración de vuestros
connacionales".
En el campo paraguayo, cuando tuvieron noticia de este acto
de honor en el sepelio de sus aviadores caídos, vibraron de emoción las almas
de sus combatientes, ante aquel rasgo de nobleza del Capitán Rafael Pabón
Cuevas vencedor en la “Primera Victoria Aérea de América”, honor que
les corresponde por justicia a los bolivianos.
En el Continente Americano, ocurrieron algunos combates
aéreos antes del 4 de diciembre de 1932, pero es en esta fecha donde se produjo
por primera vez, un combate aéreo entre dos aeronaves de países en guerra en el
que hubo el derribo de una aeronave y la pérdidas de vidas humanas, y del cual
salió victorioso, el boliviano Rafael Pabón Cuevas, en su avión de caza Vickers
"Scout" No. 96. Es por eso que el Estado Plurinacional de Bolivia y
su Fuerza Aérea Boliviana, tiene un lugar en la Historia de la Aviación Mundial
al ser “EL PRIMER PAÍS DE AMÉRICA EN DERRIBAR UN AVIÓN ENEMIGO” en una conflagración
de dos naciones en guerra.
La Guerra del Chaco fue un conflicto “sin odio” entre dos
estados y que además, sus combatientes ostentaron un elevado grado de honor,
prueba de ello es que al finalizar la guerra, sus dos ejércitos salieron de las
trincheras para darse la mano y abrazarse efusivamente en señal de respeto y
admiración, un abrazo donde hubo una verdadera hermandad en este acto; hecho
que nunca había ocurrido en la historia mundial, al cesar el fuego en una
contienda bélica.
Fuentes:
http://aces.safarikovi.org/victories/bolivia-gran_chaco.html
http://aces.safarikovi.org/victories/paraguay-gran_chaco.html
Pioneros de la Aviación Iberoamericana, Servicio Histórico y
Cultural del Ejercito del Aire, Madrid, Spain 1999.
Gleize, Jean-Paul: Aces, http://jpgleize.perso.neuf.fr/aces/homeaces.htm
Magnus,
Allan: Air Aces Home Page,
http://users.accesscomm.ca/magnusfamily/airaces1.htm.
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