Por: Monica Oblitas / Extracto de su blog:
monioblitas.blogspot.com / Abril de 2007.
Los vecinos de Santa Rosa Cinco Dedos están determinados a
que la leyenda del Zambo Salvito, el avezado ladrón convertido en mito que
aterrorizó a la ciudad de La Paz hace 136 años, no se olvide.
Aunque todavía algunas abuelas advierten a sus nietos de no
gustar de lo ajeno, “porque te puede pasar lo que al Zambo Salvito”, lo cierto
es que cada vez son menos quienes conocen la historia del hombre de origen
africano que llegó desde los Yungas cuando apenas tenía 7 años y , absorbido
por la miseria, se convirtió en el asesino más odiado, pero también admirado,
que forma parte de las leyendas urbanas de nuestro país.
Salvador Sea, alias el Zambo Salvito, murió fusilado a los
33 años. A los 15 cometió su primer asesinato y a partir de ahí, y teniendo
primero a la ciudad de La Paz como su centro de operaciones y luego una cueva
en un lugar clave de la carretera La Paz- Yungas, cometió docenas de crímenes,
violaciones y robos. Sin embargo, sólo atacaba a los blancos y a los mestizos y
era considerado como el benefactor de los indígenas aymaras y los esclavos de
ascendencia africana.
Recogiendo ese concepto, el año 1992 el entonces alcalde
paceño Julio Mantilla, inauguró un museo en lo que fuese la guarida del Zambo
Salvito.
En el lugar se exhibían varios objetos de esa época, algunos
pertenecientes al célebre personaje incluyendo una corona con la que le gustaba
ataviarse cuando celebraba sangrientas orgías o asesinatos, y una estatua hecha
por la artista Cristal Ostermann representándolo.
Sin embargo y aunque tuvo bastante éxito, el museo funcionó
sólo por un par de años y después fue abandonado. La Alcaldía recogió los
objetos en exhibición y despidió al portero. La cueva pronto se convirtió en un
lugar de reunión de antisociales, drogadictos y alcohólicos que hasta hoy
acechan la zona.
Los vecinos de Santa Rosa Cinco Dedos han presentado un
proyecto que incluye revitalizar el museo y crear un mirador turístico,
aprovechando la impresionante vista que se tiene de la ciudad de La Paz. El
Concejo Municipal, mediante la oficina de Gestión Institucional y
Administrativa, ha considerado factible el proyecto, siempre y cuando se
consiga el financiamiento necesario. El Oficial Mayor de Culturas de La Paz,
Walter Gómez, ha dicho que esta idea no es nueva, y que se viene manejando hace
más de cuatro años, “pero se necesita hacer una carpeta y elaborar el diseño
final”. Sin duda la realización de este proyecto puede convertirse en otro
atractivo turístico para la ciudad de La Paz, rodeado por el mito de un hombre
que en su momento sembró el terror con su crueldad, pero que se convirtió en el
paladín de los oprimidos.
El gran ladrón
Salvador Sea, nació en 1838 en Chicaloma y era hijo de
Zacarías y Rosa, dos esclavos de una hacienda yungueña. A los siete años,
Salvador fue testigo de cómo el capataz flagelaba hasta la muerte a su padre,
acusado de haber robado dos cestos de coca. Sin poder enterrar el cadáver del
esposo, Rosa decidió huir de la hacienda rumbo a la ciudad llevando de la mano
al pequeño Salvador. Cuando llegaron a La Paz, se instalaron en el tambo San
José de la Ch´appi Calle, conocida en esa época como zona de Chocota, actual
Calle Illampu. Rosa se empleó como ayudante de cocina de una vendedora de comida
y trabajaba duramente mientras Salvador crecía libre de todo control, haciendo
amistad con los niños aymaras, hijos de las vendedoras. El niño pronto se
aburrió de la escuela y, sin que su madre pudiera disciplinarlo, decidió
abandonarla.
Un día Salvador descubrió que en el tambo había otra mujer
de raza negra. Rosa, ansiosa por hacer amistad, se acercó a la habitación donde
la Negra Norma, como era conocida por todos, preparaba y vendía brujerías. La
mujer, que era tan aborrecida como temida, sintió simpatía por la desamparada
mujer y su hijo y le propuso un cobijo en su casa y un sueldo a cambio de ayuda
con la tienda y las labores de la casa. Rosa, que con su actual empleadora
tenía sólo la comida y el techo, aceptó gustosa.
Mientras tanto el hijo hacía travesuras por las calles y
plazas y estaba tan ambientado en la ciudad, que parecía haber nacido en
ella.
Rosa, para reforzar su magra economía, además de trabajar
con la Negra Norma, también lavaba ropa en algunas casas de la vecindad. El
trabajo duro terminó de minar su salud, y enferma de pulmonía, murió al poco
tiempo. Salvador quedó a cargo de la Negra Norma, quien le transmitió todo el
resentimiento que tenía para aquellos que no eran de su raza: “Hay que odiar a
estos mistis (mestizos)” le repetía, “hay que odiar a los blancos porque nos
han esclavizado, nunca olvides que el patrón de Chicaloma es blanco y ha matado
a tu padre a latigazos, igual que ese misti del capataz Pompeyo”. El niño
absorbía el odio como una esponja. Fue en esa época que la Negra Norma lo
bautizó como Salvito.
Cuando Salvito era adolescente, la madre adoptiva le buscó
un trabajo en la sastrería del barrio de Caja del Agua. El sastre era un buen
hombre, pero muy avaro. Su avaricia impresionó tanto al que por entonces ya era
apodado como Zambo Salvito, que éste resolvió tener dinero a cualquier precio.
La Negra Norma, cada vez más cansada, ganaba apenas unos centavos merced a la
competencia que se había abierto en su misma calle. Una noche Salvito la
escuchó quejarse de que no tenía hilos para remendar la ropa. Al día siguiente
llegó con hilos, dedales, agujas y botones. Cuando la madre le preguntó de
dónde los había sacado, Salvito le contestó “me he hallado mamá Norma”. “Qué
bien hijo, siempre que te halles algo vas a traer a esta que es tu casa”, le
respondió ella.
Al poco tiempo el Zambo Salvito nuevamente “se halló” dos
cortes de tela. Al darse cuenta de la pérdida, el sastre, seguro de que Salvito
era el ladrón, se propuso hacerle confesar a punta de quimsa charani (látigo
nativo). Cuando el hombre comenzó a latiguearlo, a la memoria del joven vino el
recuerdo de su padre y sin pensarlo, clavó unas tijeras en el vientre del
sastre, matándolo al instante. Junto al cadáver esperó la noche para llevarse
las cosas de valor. Al llegar a su casa le contó a la Negra Norma lo sucedido y
juntos planearon la coartada. Nadie sospechó del joven.
La Jalancha
A partir de allí, el Zambo Salvito se convirtió en un
avezado ladrón y en poco tiempo formó una cuadrilla de cinco personas convirtiendo
a la ciudad en el escenario de sus fechorías. De vender el producto de los
robos se encargaba la Negra Norma. Meses después, y teniendo a la Policía sobre
su pista, el Zambo y su banda decidieron trasladarse a la encrucijada del
camino a Yungas denominado La Jalancha, paso obligado de arrieros y viajeros
que transportaban mercaderías a los Yungas o traían a la ciudad café, coca,
naranjas, etc. Los bandidos acechaban a los viajeros que se trasladaban en
mulas y después de violar a las mujeres, las decapitaban junto a sus maridos y
robaban sus pertenencias.
La cueva estaba ubicada cerca de una laguna, el lugar ideal
para deshacerse de los cadáveres, cuya ausencia comenzó a construir toda una
leyenda en torno a la figura de Salvito. Se decía que era un brujo y un
asesino, pero también que era el vengador de los esclavos y el amante
apasionado de las mujeres del pueblo. Los rumores aseguraban que se enamoraban
de él al punto de ofrendarle la vida. El Zambo dejó una prole numerosa en
varias cholas que fueron sus amantes, pero nunca se casó. Audaz, decidido, duro
y cruel, no perdonaba al hombre blanco o mestizo que se cruzaba en su camino.
Dos años estuvo Salvito aterrorizando a quienes debían viajar a los Yungas;
pese a las denuncias, la Policía no podía llegar a su guarida porque la llamada
Cueva de los Cinco Dedos tenía la forma de un castillo medieval con cinco
torreones y era propicia para guarecer a los bandidos.
Cae el Zambo Salvito
Una noche de 1870, Joselito Umaña, uno de los miembros de la
banda, fue apresado. La Policía logró que delatara al Zambo, les relatara las
atrocidades que cometían y dónde se encontraban los cadáveres. Entre sus
testimonios llamó la atención aquel sucedido cuando la banda asaltó el Convento
de las Concepcionistas en la calle del Teatro Municipal, actual calle Jenaro
Sanjinés. Según Umaña, el “Tata” Mariano Melgarejo, entonces Presidente de
Bolivia, los había sorprendido pero en lugar de detenerlos les dijo: “Llévense
todo lo que puedan hijos, estas monjas tienen más plata que yo”. Así los
ladrones, en compañía de los soldados, trajinaron toda la noche en el convento
robando hasta el azúcar de las religiosas.
Delatados, fue fácil llegar a los bandidos quienes fueron
apresados y condenados al fusilamiento. El día de la ejecución casi toda la
ciudad caminaba rumbo a la plazoleta de Caja de Agua, en busca de encontrar un
buen sitio para ver el ajusticiamiento. Cusisiña Pata (Colina de la Alegría),
un cuadrilátero de terreno rodeado de casuchas de adobe y sembradíos de papa,
había sido escogido para el escenario del fusilamiento. A las 9:30 de la
mañana, los condenados se dirigían al sitio de ejecución cuando repentinamente
una mujer comenzó a gritar clamando por su hijo. Era la negra Norma, quien
anciana, se lamentaba por la suerte de Salvito.
Como último deseo, el reo pidió “decir un secreto al oído a
su madre”, que le fue concedido por el juez. “Acércate mamá Norma”, le dijo el
Zambo, así lo hizo la mujer cuando de pronto un grito de dolor estremeció el
ambiente, mientras ella se cubría el lado izquierdo de la cara del cual
chorreaba sangre. De los dientes del Zambo colgaba el pabellón de la oreja de
su madre adoptiva: “Por tu culpa voy a la muerte. Tú me enseñaste a robar. Tú
eres la culpable de mi desgracia Negra Norma y ya te he dado el castigo que
merecía tu maldad”, le gritó el Zambo. Pocos minutos después, él y sus
compinches caían fusilados. Así moría el ladrón y nacía la leyenda. (Con datos
de Antonio Paredes Candia, Alcaldía Municipal de La Paz y La Prensa).
La guarida, hoy
- La cueva está ubicada cerca de la avenida Periférica, que
colinda con Chapuma, justo al frente de la zona Alto Las Delicias. Está ubicada
en la calle Federal.
- En este sector viven 80 familias aproximadamente.
- En 1992, durante la gestión del alcalde Julio Mantilla, se
habilitó un museo donde se exhibían varios objetos pertenecientes al famoso
ladrón.
- La artista Cristal Ostermann construyó una estatua
rememorando al Zambo. De acuerdo a los vecinos, “alguien la hizo desaparecer”.
- El museo sólo funcionó durante dos años, convirtiéndose
luego en un refugio de antisociales y alcohólicos.
- Ahora los vecinos de la zona Santa Rosa han elaborado un
proyecto para la revitalización del museo.
- El proyecto propone, además, la readecuación del sector y
la construcción de un mirador.
- De acuerdo a la Alcaldía, la ejecución del proyecto
depende del financiamiento.
me encanta lo que lei del Zambo Salvito pero no ponen la fecha de cuando se lanzo el libro
ResponderEliminaro en que fecha
imbeciles de lo ajeno.
ResponderEliminarsos opa no
Eliminarsos opa no
EliminarMe gustó lo que lei fue muy interesante
ResponderEliminarInteresante iré por esos lugares a conocer
ResponderEliminarbuen artículo he.interesante iré a conocer esos lugares
ResponderEliminarcacarea
Eliminarbuen artículo he.interesante iré a conocer esos lugares
ResponderEliminarSe podría decir a Zambo Salvito con el Robin Hoot... hoy se necesita muchos Salvitos pero que los a asalte a los políticos...
ResponderEliminarTalvez no leíste bien la historia puesto que no era un Robin hoot sino más al contrario un delincuente
Eliminarmuy buenardas xdxd omegalul empieza el verano y mis manos en el ano
ResponderEliminarObra clásica que no debe faltar en la lectura de los estudiantes.
ResponderEliminarBuena información y complento a la obra literaria..
ultra mega buena me ayudó con mi tarea
ResponderEliminarOla
ResponderEliminarOla
EliminarComo encuentto resumido
ResponderEliminarMIS PROFESORES NO ME CONTABAN ESTA HISTORIA COMO ZAMBO SALVITO MAS AL CONTRARIO SOLO COMO UN NIÑO... FUE BUENO SABER LA VERDADERA HISTORIA
ResponderEliminarSi fuera de nuestro tiempo, sería Presidente o de la Suprema
ResponderEliminarMe gusto esta obra est buenisima
ResponderEliminarok
ResponderEliminarMuy interesante la historia por eso mi mamá ma decía que nunca robé porque me puede cortar la mano
ResponderEliminarQuiero orasiones
ResponderEliminarQuiero conocer la cueva de los 5 dedos donde que da exactamente
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