Las aguas del desviado río Lauca sirven para regar las
parcelas del Valle de Azapa, Arica.
El río Lauca fue boliviano en su integridad hasta la firma
del injusto Tratado del 20 de Octubre de 1904, con el cual Chile obtuvo el más
grande botín de guerra que se recuerda en la historia. Desde entonces, en
virtud del artículo 2º de ese instrumento bipartito que dispone su cruce a la
altura de la Vega de Macaya en el hito XX, dicho río se ha convertido en
internacional, con su curso superior en territorio chileno y el inferior en
territorio de Bolivia.
El río Lauca nace en las ciénagas y bofedales de Parinacota,
que reciben de las lagunas Chungara, Cotacotani de la Cueva, más o menos a los
18°10’ de latitud sud y a los 69°25’ de longitud oeste de Greenwich,
recorriendo territorio chileno con rumbo al sudoeste. Desde su nacimiento hasta
el límite fijado en la quebrada del hito XX, acrece su caudal con el aporte de
sus afluentes Blanco, Portales, Guallatiri. Cruza la frontera, aproximadamente
a los 18°35’ de latitud sud y 69°5’ de longitud oeste de Greenwich.
El río Lauca es una corriente de agua sucesiva y, por tanto,
su aprovechamiento está sujeto a terminantes disposiciones del Derecho
Internacional. Existe una limitación de soberanía en el uso y disfrute de aguas
sucesivas internacionales en razón del derecho de propiedad poseído por el
estado inmediato vecino sobre la porción de aguas que ingresan a su territorio.
Debido a esta limitación de soberanía el Estado del curso superior no puede
unilateralmente y por su sola voluntad hacer uso de las aguas o aprovechar
parte su caudal, sin el expreso consentimiento del estado del curso inferior.
Es necesario en todo caso la celebración de un acuerdo
bipartito para definir derechos y fijar compensaciones, como reiteradamente lo
ha solicitado Bolivia en su correspondencia con Chile desde el 11 de junio de
1939, pero pudo más el uso de la fuerza que la razón. Chile ha desconocido
todas las normas jurídicas que prohíben a un Estado cometer actos que ocasionen
daño y considerables efectos en otro Estado, como lo establecen las
declaraciones de Madrid de 1911 y de Montevideo de 1933; de nada valieron las
acciones diplomáticas bolivianas.
Así, el 14 de abril de 1962, paradójicamente fecha
consagrada a celebrar la cooperación y solidaridad de los pueblos reunidos en
el “Día de las Américas”, Chile ha desviado las aguas del río Lauca por orden
del presidente chileno Jorge Alessandri Rodríguez, instruyendo por radio desde
la torre del aeropuerto Los Cerrillos, para que se abriese las compuertas de
Chapiquiña, construidas para desviar las aguas del río Lauca, perteneciente a
la Cuenca del Altiplano desde su cota de más de 4.000 metros sobre el nivel del
mar hasta el valle de Azapa, Arica. Convirtiendo posteriormente a la quebrada
de Azapa en un vergel y amplificando a la provisión de luz y energía a las plantas
industriales del norte Chileno, porque captaron el caudal del Lauca con una
caída del 1.100 metros, de altura por un canal revestido de 30.5 kilómetros de
longitud; por un túnel de 3.5 kilómetros; por 80 kilómetros de lechos naturales
y, finalmente, por un tubo hasta la central hidroeléctrica de Chapiquiña.
El desvío del río Lauca afectó ostensiblemente a nuestro
hábitat natural en los aspectos ecológicos: el río Lauca pertenece al sistema
hidrográfico del altiplano central occidental boliviano y su coeficiente de
evaporación es un factor para la regulación climática y contribuye a la sequía,
provoca la desaparición de pastos nativos andinos; afloración de costras
salinas; aumento de la erosión eólica.
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