PARTICIPACIÓN DEL ORIENTE Y TARIJA EN LA GUERRA DEL PACÍFICO

Algunos integrantes del Escuadrón Velasco / Foto: Julio E. Osuna.


Por: Ricardo Aguilar Agramont / La Razón, 3 de marzo de 2013.

Si bien el trauma causado por la pérdida del Pacífico fue menos sentido en el oriente boliviano y Tarija que en el occidente, esto no significa que estas regiones no hayan participado de una u otra manera en el conflicto bélico de 1879, ni tampoco como anota el expresidente Carlos Mesa que estén en contra de la histórica demanda marítima.
La historiadora cruceña Paula Peña afirma que la guerra (1879-1880) afectó a todo el territorio. “Las municipalidades y las ciudades mandaron sus aportes en metálico y hombres”. El historiador y diplomático Ramiro Prudencio señala que existió, aunque poco numeroso, un regimiento procedente de Santa Cruz que fue a La Paz, donde fue recibido por un tiempo.
“Los muchachos querían ir, pese a que Hilarión Daza ya estaba en Tacna. Insistieron y fueron, aunque se les había pedido que no lo hagan. Participaron en la Batalla del Alto de la Alianza”, señala. Hubo otro “pequeño contingente” que llegó del Beni que “se unió en La Paz al grupo de cruceños. Si bien eran pocos, demostraron gran patriotismo”.
El libro Aclaraciones históricas sobre la Guerra del Pacífico, de Roberto Querejazu Calvo, relata: “De acuerdo con la separación de clases sociales que existía en la época, los llamados ‘jóvenes decentes’ o juventud de la clase blanca se alistaron en la ‘Legión Boliviana’ con sus propios caballos y con armas de su propiedad, quienes poseían rifles. Los de La Paz y Oruro integraron el batallón ‘Murillo’; los de Cochabamba, el ‘Vanguardia’; los de Sucre, Potosí y Camargo, el de los ‘Libres del Sur’; los de Santa Cruz y Trinidad, el escuadrón ‘Velasco’ y los de Tarija el escuadrón ‘Méndez’”.
De éstos últimos, Prudencio afirma que nunca llegaron a entrar en combate. Aunque Querejazu da más detalles: “Potosinos y tarijeños quedaron vagando durante meses en la altipampa a las órdenes del general Narciso Campero y sólo llegaron a la zona (a) principios del año siguiente (1880)”. Los cruceños y benianos (del destacamento “Velasco” llegaron al campo de operaciones) el 13 de octubre, señala.
De acuerdo con ese texto, la “clase mestiza de Santa Cruz y el Beni” no fue llamada. No obstante, la “juventud mestiza de las demás ciudades y capitales de provincias (en su mayoría artesanos, maestros, oficiales y aprendices)”, fueron a dar a los batallones de infantería: los del departamento de La Paz al “Victoria”, “Illimani 2”, “Paucarpata” e “Independencia”; los de Cochabamba al “Aroma”, “Viedma” y “Padilla”; aquéllos de Chuquisaca al “Olañeta”; los de Oruro al “Dalence”; los de Tarija y Potosí, al “Bustillo”, “Ayacucho”, “Tarija” y “Chorolque”.
Meses antes, cuando se fue esparciendo por el país la noticia de la invasión chilena —tardíamente a causa de la falta de telégrafo en Antofagasta— y llegó a Santa Cruz y Trinidad “hubo manifestaciones similares con profunda fe bolivianista. Desgraciadamente, la prensa no registró detalles para la historia”, afirma el estudio de Querejazu.
En cuanto a Tarija, señala que la información llegó el 1 de marzo de 1979. “En vista de las noticias llegadas de Tupiza, el pueblo marchó por las calles eufórico de patriotismo y suscribió un documento de adhesión al Gobierno y de ofrecimiento de servicios y personas hasta el sacrificio final”.
Ya en el combate, el beniano Daniel Velasco registra en su libro La Leyenda de Avaroa que el Gobierno habría enviado a un representante para responder negativamente a la rendición. En marzo de 1879, el elegido habría sido un cruceño, el comisionado Menacho, cuyo nombre se pierde en la historia. El enviado habría sido desaparecido por los chilenos.
También es rescatado el nombre de la enfermera de origen cruceño Ignacia Zeballos, quien fue, posiblemente, una de las pocas mujeres presentes en la batalla más importante de la Guerra del Pacífico: la batalla del Alto de la Alianza.
Destacaron de igual manera los médicos cruceños Bailón Mercado y Zenón Dalence. En el campo militar se menciona al coronel Castro Pinto, quien comandó la resistencia en los corredores de Tacna.
Perdida la guerra, 25 años después, poco antes de la firma del Tratado de Paz y Amistad, hubo una gran tensión entre los parlamentarios nacionales, cuenta la historiadora Peña. Entre ellos estaba el cruceño Pablo E. Roca, que se negó a firmar el tratado y “fue sujeto de un atentado posterior”. Parte de la opinión pública boliviana de esa época se opuso a la firma del mismo. “Desde el oriente se envió al Congreso el famoso Memorándum de 1904, en el que queda clara la posición de la región sobre ese desastre firmado por diputados y senadores”.
Sin embargo, si bien es rescatable la actitud de Roca en ese momento, su postura no fue aislada entre los parlamentarios de ese año. Así, Prudencio calcula que la diferencia en la votación fue muy escasa, “algo así como 30 diputados que votaron a favor de la firma contra 20 en contra, entre los que incluso había gente del partido oficialista, el Liberal. Nunca hubo simpatía por el Tratado, ni siquiera la tuvo el Gobierno, estaba presionado por todo lado, el Brasil, Paraguay y Perú”.
Así es cómo la historia registra la participación oriental y de Tarija en la Guerra del Pacífico, que si bien fue menor a la occidental no sólo a consecuencia de factores demográficos, sino también por las distancias en un país extenso no debe ser olvidada.


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