21 DE MARZO 1980. CASO: LUIS ESPINAL CAMPS

Por: Patricia Nolasco Guillénn / La Razón - Comunicadora y activista por los derechos humanos.

Luis es una de las víctimas de los intereses ocultos en los dolorosos días de la dictadura, cuyo asesinato aún se encuentra bajo el manto de la impunidad. Alguien dio la orden para que se torture y se quite la vida de Espinal y esos hechos son delitos de lesa humanidad que no prescriben.
Las pruebas y testimonios han quedado en el abandono debido a los intereses.
La noche del 21 de marzo de 1980, Espinal regresaba a su casa después de ver una película en el cine cuando fue secuestrado por un grupo de paramilitares que lo llevaron al matadero de la zona Achachicala en La Paz, donde fue torturado por cinco horas con golpes, quemaduras de cigarrillo, picana eléctrica, fracturas de esternón y costillas y, por último, acribillado con 17 balazos. El 22 su cuerpo fue hallado por un campesino en el camino a Chacaltaya.
El 28 de marzo de ese año se presentó una denuncia preparada por el abogado Aníbal Aguilar Peñarrieta, que en sus partes salientes señalaba:
“El día 22 de marzo de este año apareció muerto el reverendo Padre Luis Espinal, víctima del más infame acto criminal que terminó con una vida humilde y fraternal con sus semejantes, crimen cometido sin piedad ni misericordia, aumentando toda culpa con actitudes tibias y malvadas amparándose para ello en privilegios y ventajas que en esta acción deben desaparecer”
El memorial continúa con un análisis sobre las causas del horrendo crimen y los preparativos de un golpe de Estado y continúa con su requerimiento:
“Por lo expuesto, presento querella criminal contra Luis Arce Gómez, Guido Benabides Alvizuri, Rafael Loayza, los agentes de la DOP y SIE conocidos por los anteriores bajo los nombres y seudónimos de: Nayo, Beto Chacón, Mister Atlas, Jorge Ramírez, el Tombo Gemio, el Gordo, Julio Torres, Melquiades Torres Vilela, Guillermo Moscoso, Goyo Ormachea, el Indio, Galo Sandoval, el Abuelo y otros de generales conocidas y desconocidas”.
A 34 años la acción no prosperó, los asesinos no han sido encarcelados por este crimen y la impunidad en este caso, como en tantos otros ha salido victoriosa.
¿Quién era Luis Espinal Camps?
Un luchador de la justicia y la verdad que gastó su vida en los demás y en sus ideales como el cine, el periodismo y la defensa de los derechos humanos, en una etapa de nuestra historia que permanece en la oscuridad.
Luis, nació en Barcelona, España, en 1932, estudió filosofía y teología. En 1964 estudió periodismo audiovisual, después de terminar sus estudios trabajó en Televisión Española en un ambiente de censura impuesto por el gobierno de Franco, hecho que le impulsó a renunciar.
El 6 de agosto de 1968 llegó a Bolivia para cumplir con sus votos sacerdotales e identificarse de manera profunda con las bolivianas y bolivianos, se nacionalizó en 1970. Sus conocimientos en comunicación, sumados a su calidad humana y social, fueron la base para impulsar un trabajo que reflejó su convicción de justicia social a través de sus programas de radio, cine, televisión y prensa, en los que se denunciaba la injusticia social, los abusos de la dictadura y del sistema, en vista de la lucha de los sectores sociales por espacios de libertad, igualdad y justicia.
Un testimonio de vida
Luis era un testimonio de todo lo que predicaba, por ejemplo, cuando trabajó en Radio Fides, en un editorial en 1973 se refirió a los nuevos cardenales como “el senado más viejo y decrépito del mundo...”, del cual no se retractó y renunció. También recibió una llamada de atención del Nuncio Apostólico de esa época.
En Televisión Boliviana, Canal 7, tuvo un programa llamado En carne viva, en una emisión realizó una entrevista con miembros del Ejército de Liberación Nacional (eln), hecho que no agradó a quienes ostentaban el poder.
Del matutino Presencia fue despedido por una crítica en su columna cinematográfica sobre que el cura protagonista de un filme estaba más cerca del poder que del pueblo. De catedrático en la Universidad Mayor de San Andrés transmitió no sólo conocimientos, sino su calidad humana; formó parte del grupo cinematográfico Ukamau, produjo varios cortometrajes, escribió una docena de libros con sus enseñanzas. 
El 17 de marzo de 1979 Espinal fundó el Semanario Aquí, un periódico que manifestaba la opinión de los diversos sectores sociales, sus páginas reflejaban en son de denuncia los bajos niveles económicos de las y los trabajadores; testimonios de hombres y mujeres que apagaban su vida poco a poco sin haber comido un buen plato o haber recibido atención médica, sin el privilegio de pisar una escuela ni haber aprendido a leer.
Cada semana, las páginas del Semanario Aquí denunciaban el abuso y corrupción del gobierno de turno y el mal manejo en la administración del Estado. “El periodista, ante todo, ha de ser los ojos y oídos del pueblo. Él investiga y comunica al pueblo las informaciones que éste necesita para la vida democrática…”, escribió en uno de sus editoriales.
Activista de derechos humanos
Luis fue activista de la Asamblea Permanente de los Derechos Humanos de Bolivia (apdhb) durante la última etapa de la dictadura de Hugo Banzer. En 1977 vivió la experiencia en el piquete de huelga de hambre en instalaciones del matutino Presencia, junto a cuatro mujeres mineras, Aurora de Lora, Luzmila de Pimentel, Nelly Paniagua y Angélica de Flores, para exigir amnistía general para los exiliados, vigencia de las organizaciones sindicales y el retiro del ejército de los centros mineros.
Esa ansia de justicia se extendió a más de 2 mil piquetes de huelga, 528 horas de lucha del pueblo de Boliviano que marcaron la vida política de Luis, quien, el 31 de diciembre de 1977, dijo: “Para enmarcar mi experiencia política, durante estos días, he de aclarar dos hechos: Primero, mi condición de intelectual pequeño burgués que de pronto se siente plenamente inmerso en una experiencia histórica, plenamente popular y revolucionaria. Tal vez, por primera vez, he sido útil para mi pueblo.
Segundo, mi condición de boliviano (siempre atacado por el gobierno como extranjero indeseable) y que se encuentra aceptado por el pueblo; morir por un pueblo puede dar más carta de ciudadanía que nacer en un pueblo”.
Palabras proféticas que se cumplirían el 22 de marzo de 1980 después de haber realizado denuncias a través del Semanario Aquí.

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